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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 15 de noviembre de 2009

EL REINO DE DIOS: EL MENSAJE SIMPLE QUE HA SIDO OPACADO POR LOS GRIEGOS


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Sin duda alguna, el mensaje del reino es muy simple y claro si abrimos nuestros corazones. Y es tan claro que hasta un niño puede entenderlo y participar de él. Jesús dijo que de los niños es el reino de Dios, lo que sugiere que los niños muy bien lo pueden entender sin muchas explicaciones o elucubraciones.

Lo que sucede es que la mayoría de la personas les parece imposible que el reino de Dios sea el gobierno literal de Dios en el mundo a través de Cristo. No les entra en la cabeza que Cristo pueda estar en persona nuevamente entre los hombres, y no sobre los hombres. La Biblia es clara cuando enseña que habrá un justo que gobierne ENTRE (no sobre) los hombres en el temor de Dios, en justicia y en rectitud (Vea 2 Sam. 23:3). Para ellos es una degradación ver al Señor nuevamente como un humano (aunque inmortal) en la tierra, pues se les ha enseñado que él es Dios, y Dios no puede permanecer siendo un humano, por más inmortal que sea. Les parece una herejía imperdonable. Es el pensamiento gnóstico de que la materia (sarx, soma) es intrínsecamente mala y corrupta lo que los lleva a pensar así. Años de pensamiento Griego han opacado la esperanza verdadera del reino de Cristo en la tierra por otra esperanza que se resume como ”la partida al cielo de las almas benditas”.

Es hora de que los cristianos entiendan que habrá una RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS (Hechos 3:19-21) y esto implica esta misma tierra que habitamos, a los hombres, y a nuestra flora y fauna.

Restauración es poner las cosas como eran al principio, y no destruir lo que Dios hizo en un comienzo. Si éste fuera el caso, entonces no queda otra cosa que pensar que Dios creó una tierra y una humanidad imperfectas. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que todo lo Dios creó era bueno en gran manera, por lo que no se justificaría ninguna destrucción de lo que al principio se hizo, sólo una regeneración o renovación.

La Biblia ciertamente nos habla de “nuevos cielos y una nueva tierra” como también de “un nuevo hombre”, aunque por cierto más en lo espiritual que en lo físico. El hombre es ya un “nuevo hombre” cuando se vuelve a Cristo y “nace de nuevo” por la palabra, aunque padecerá de dolencias y experimentará finalmente la muerte. Esta imperfección debida al pecado será corregida cuando vuelva Jesús y transforme a los suyos en humanos inmortales, hechos a su propia imagen.

Creemos que el reino de Dios no significa una mudanza hacia otro lugar lejano de la tierra, en dirección al cielo, sino una nueva existencia en la tierra, donde el mal y los pecadores hayan dejado de existir, y los hombre vuelvan a vivir en armonía con Dios y su medio ambiente renovado…un verdadero retorno al paraíso terrenal, sin contaminación y sin una flora y fauna degradadas.

El reino de Dios es una propuesta de un mundo ideal, utópico, paradiasíaco, donde la humanidad sentirá los beneficios del reinado de la justicia, donde no habrá finalmente violencia, injusticias, guerras, miserias, taras genéticas, desiertos extremadamente áridos, enfermedades incurables, desempleo, y otros males que aquejan a la humanidad en el presente. Será el reinado del mismo Hijo de Dios y sus santos sobre toda la humanidad por espacio de diez siglos, y luego seguirá el reino eterno del Padre.

Estas son buenas noticias en verdad, y no esa absurda y extraña creencia de una partida al cielo a través de nuestras supuestas “almas inmortales” para estar con Dios y Cristo tocando un arpa o lira dorada por toda una eternidad. Una vida de ocio en el cielo resultaría monótona y absurda, sin duda. Dios trabaja hasta hoy, y ciertamente su Hijo, y Dios puso igualmente al hombre en la tierra para que trabajara en ella, tal como Él trabaja desde los cielos. En el reino de Cristo, los salvos trabajarán, ya no con el sudor de la frente, sino como algo muy natural, sin agotarse y sin frustarse por los fracasos. Será una vida de permanente actividad para todos, pero con felicidad, y sin amarguras. La tierra realmente será restaurada como al principio, antes de la caída de los primeros padres, y los hombres comerán de los frutos que la nueva tierra les prodigará, de sus viñas, de sus campos, es decir, de sus propias cosechas, las cuales, seguramente, no serán destruidas por las plagas y la malas hierbas como sucede hoy. No habrá ya necesidad de insecticidades que puedan provocar el cáncer y la muerte a los hombres. Todo será bendito, pues será un mundo nuevo, regenerado, y restaurado como en el principio, antes de la caída de los primeros padres. Esto no es dificíl de creer, pues nada es imposible para Dios. El dio la tierra a los hombres, y no en vano la creó, sino para ser habitada la diseñó.

El mensaje de Cristo es precisamente éste, que el hombre puede ser restaurado en su habitat original sin las maldiciones que se traducen en el sufrimiento y la muerte de todo ser vivo.

El tema del reino es fundamental en la prédica de Jesús, y es la razón de ser de su venida (Lc. 4:43). El se esmeró en que la gente creyera en este mensaje esperanzador, y que a través de la fe, los hombres puedan entrar nuevamente en ese mundo ideal y maravilloso.

Este nuevo mundo significará la salvación de los hombres, un mundo donde la humanidad tendrá finalmente el don de la inmortalidad, cuando sus cuerpos sean cambiados por su Majestad, el Señor Jesucristo, el Segundo Adán que regresa a gobernar en el paraíso restaurado para convertirse en el ”padre eterno” (es decir, “el padre de la era venidera”) de los salvos. ¿Le cuesta a usted mucho creer en este mensaje? ¡A mí no!

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www.elevangeliodelreino.org

EL LENGUAJE DEL REINO DEL SIGLO II


“Los apóstoles salieron con la seguridad del Espíritu Santo, predicando la buena noticia de que el reino de Dios va a venir” (1 Clem 42:3).

“Los que se han perfeccionado en el amor, según la gracia de Dios tienen un lugar entre los piadosos que se manifiesta en la visita del reino de Cristo” (1 Clem. 50:3).

“La promesa de Cristo es grande y maravillosa y es el descanso de la venida del reino y de la vida eterna” (2 Clem 5:5).

“Si no mantenemos nuestro bautismo puro y sin mácula, con qué confianza vamos a entrar en la casa real [reino] de Dios?” (2 Clem 6:9).

“Vamos a amarnos unos a otros para que todos podamos entrar en el reino de Dios” (2 Clem 9:6).

“Si hacemos justicia delante de Dios, vamos a entrar en su reino y recibir las promesas”, que ni oído oyó ni ojo vio, ni entró en el corazón del hombre” (2 Clem 11:7).

“[Papías] dice que habrá un milenio después de la resurrección de los muertos, cuando el reino de Cristo sea establecido en forma material en la tierra” (Eusebio, Historia de la Iglesia 3.39.12).

“Cerinto… dice que después de la resurrección, la casa real de Cristo estará en la tierra” (Gayo de Roma de Historia de la Iglesia de Eusebio 3.28.2).

“Trifón dijo, “Estas y semejantes escrituras, señor, nos obligan a esperar por él, que como Hijo del hombre recibe del Anciano de días el reino eterno”. Justin Diálogo 32. ”Trifón respondió…” que el Cristo vendrá de nuevo con gloria y para recibir el reino eterno de todas las naciones cuando todo reino sea sometido a él está suficientemente demostrado por las escrituras contadas por vosotros “ (Diálogo 39). “Se levantará a todos los hombres de entre los muertos y nombrará a algunos para ser incorruptibles, inmortales, y libres de la pena en el reino eterno e imperecedero…” (Diálogo 117).

“[Los nietos de Judas, el hermano de Jesús según la carne] fue preguntado [por las autoridades] en relación con el Cristo y su reino, su naturaleza, origen y tiempo de aparición, y explicó que no era ni del mundo, ni terrenal, sino celestial y angélico, y sería el fin del mundo, cuando él venga en gloria para juzgar a los vivos y los muertos” (Hegesipo de Eusebio, Historia de la Iglesia 3.20.4).

“Dile a mi pueblo que yo les daré a ellos el reino de Jerusalén … El reino está ya preparado para ustedes: vean!” (4 Esdras 2:10-13).

Cristo ha recibido de su Padre el reino eterno en Israel (Contra las Herejías 3.12.13).

“Aquellos que tienen la idea de otro Dios fuera de él que hizo la promesa a Abraham se encuentran fuera del reino de Dios … blasfemando a Dios, quien introduce a través de Jesucristo a Abraham el reino de los cielos” (Contra las Herejías 4.8.1).

“Abraham creyó en las cosas futuras como si estuvieran ya realizadas, debido a la promesa de Dios; y de igual manera lo hacemos nosotros también, por la promesa de Dios, abrigando por la fe esa herencia en el reino” (Contra las Herejías 4.21.1).

“El primero despertará de su sueño en su segunda venida a todos los [justos], así como el resto, que serán juzgados, y les dará un lugar en su reino” (Contra las Herejías 4.22.2).

Salomón “prefiguró el reino de Cristo.” “Deberíamos temer no sea que… no obtengamos ningún perdón adicional de pecados, sino ser excluidos de su reino” (Contra Herejías 4.27.1,2, citando un “cierto presbitero.”).

“Llevar a los justos en los tiempos del reino, que es el descanso, el séptimo día santificado, y la restauración de la herencia prometida a Abraham [El Reino]“, (Contra las Herejías 5.30.4).

“La bendición predicha, por lo tanto, pertenece incuestionablemente a los tiempos del reino, cuando los justos se enseñorearán después de que resucitan” (Contra Herejías 5.33.3).

“Los justos reinarán en la tierra… y deberán acostumbrarse a compartir la gloria de Dios Padre, y gozarán en el reino de la asociación y la comunión con los santos ángeles” (Contra las Herejías 5.35.1; llama “los tiempos del reino” en 5.35.3).

“Porque en los tiempos del reino del hombre justo, que está sobre la tierra entonces se olvidarán de morir” (Contra las Herejías 5.36.2).

“Juan previó la primera resurrección de los justos y la herencia en el reino de la tierra. … Porque el Señor también enseñó estas cosas, cuando prometió que iba a tener la nueva copa compartida con sus discípulos en el reino… El mismo Dios el Padre… cumple en la resurrección de los justos las promesas para el reino de su Hijo” (Contra las Herejías 5.36.3).

“Porque dos venidas de él son anunciadas: una en la humillación, que ha cumplido, y la otra en la gloria, que se espera se cumpla, cuando él vendrá a dar el reino a los que creen en él y que guardan todas las cosas que Él ha mandado…” (Salmo Clemente, Reconocimientos 1,69).

Apologista del Siglo XXI

“Cristo mandó a su iglesia a predicar el evangelio del reino a todas las naciones y entonces vendrá el fin. Por lo tanto, él no volverá a la tierra hasta que este mandato no lo haya cumplido cabalmente su iglesia fiel” (Apologista Sociniano, “Proclamando el Reino”, Apología MDL, inciso IV, cuarteto viii)

EL NEGOCIO DEL PURGATORIO


Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)
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La Doctrina del Purgatorio, que trata de la purificación de las almas para que puedan ser llevadas al cielo después de la muerte, a un ignoto lugar, no nació con la apóstata iglesia romanista. Viene de tiempo atrás, desde la cultura babilónica con Nimrod, donde nació, y de allí, pasó a las naciones y más tarde el catolicismo la apropió. Esta doctrina es una herejía en contra de Dios: es antibíblica y su fin son las riquezas frondosas. Los ritos al dios Moloch, tienen una interconexión considerable, una influencia determinante con la doctrina del Purgatorio romanista. Los antiguos paganos, siempre creyeron en la purificación del hombre a través de fuego. Moloch, dios del fuego, era otro nombre con el que se conocía a Nimrod. La adoración a Moloch fue aprobada por el pueblo israelita. Las costumbres idolátricas del pueblo israelita son evidentes en la Biblia. Desde su salida de la tierra de Egipto, mostraron inclinación a la adoración de imágenes de fundición como lo podemos ver en Génesis cap. 32.
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A pesar de que el pueblo de Israel tuvo el grande privilegio de observar la majestuosas gloria divina en el monte Santo del Dios verdadero, manifestada en su cumbre, su inclinación por la adoración de ídolos ya era un problema bien arraigado que fue tomado en la cautividad egipcia; un poco más de cuatrocientos años de esclavitud en la tierra de Cam fue importante factor para formar una poderosa cadena tradicionalista idolátrica en los corazones del pueblo de Israel.
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Israel sacrifico sus hijos a Moloch. Los sacrificios de niños eran violentos. La madre entregaba al hijo al sacerdote, arrojándolo a la figura feamente monstruosa que se encontraba con los brazos y las manos tendidas. El ídolo gigantesco era puesto a arder en fuego y la inocente criaturita era consumida por las altas temperaturas en las manos o en el vientre de la parafernalia metálica e inmunda. La purificación, era consumada, y todos, satisfechos de que hubiese sido así. Dios abominó está práctica demente y satánica, como lo vemos en Lev.18:21, Jer.32:35, y en 2.de R. 23:10.
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El zoroastrismo persa, creía que las almas de los muertos eran llevados a doce estados diferentes para que fueran purificadas para poder entrar finalmente al cielo o paraíso. Los estoicos también creyeron que había un lugar de purificación con fuego para las almas de las personas difuntas, y le llamaron Empurosis.
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Los musulmanes aún enseñan la doctrina de un purgatorio. Dicen que el ángel Munnker y Neiker cuestionan a las personas fallecida. Se les pregunta si ellos conocieron al profeta Mahoma. Si la respuesta es no, van al Purgatorio Purificador. Pero el consuelo para las familias de sus difuntos purgados, es que existen sacerdotes musulmanes que cobran sumas de dinero por sus servicios para poder sacar a sus seres queridos de pavoroso lugar nada exquisito y de muy elvada temperatura .
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Los budistas también tienen su purgatorio purificador. Cuenta la historia que hubo un tiempo en que muchos budistas chinos compraron indulgencias para escapar del Purgatorio. En la Biblia se establece que «no debe darse dinero por los muertos» (Dt.26:14). El apóstol Pedro reprendió a Simón el mago, por creer que el favor de Dios se ganaba con dinero (Hch.8:20).
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La Doctrina del Purgatorio es aceptada como dogma en el Concilio de Florencia, en el año de 1459 por la iglesia romanista. Su confirmación viene a darse noventa años después, en el Concilio de Trento, con severas maldiciones para los individuos que la refutaran. La venta de indulgencias, que no sólo «funcionaba» para la evacuación de almas penitentes del Purgatorio, sino también para el perdón de los pecados. En 1450, Gascoigne, rector de la Universidad de Oxford, «pegó el grito en el cielo» debido a los abusos de los vendedores de indulgencias. Según un autor, se recibían por ellas pagos hasta de dos peniques, increíblemente con vasos de cerveza, hasta se pagaba con complacencia sexual a través de prostitutas. ¡Qué descaro tan ruin e inmundo, mis finos y fieles hermanos y amigos que leen cada letra del presente escrito!
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Admirablemente, Lutero se dio el valor para escribir sus 95 declaraciones (como la 72) que denigraban justamente las indulgencias del papado. Juan Teztel, era un conocido charlatán alemán, que casi le cuesta la vida por sus vicios horriblemente extremos, pero fue perdonado por la intervención del elector Federico, cuando el emperador Maximiliano lo había condenado ya a una muerte segura. Hábil en los manejos torcido, es usado por el Papa para el logro de riquezas a expensas del pueblo ignorante y temeroso. La historia comenta que Teztel, al llegar a un lugar determinado, exclamaba así: «Tan pronto como su dinero canta, el alma del purgatorio, salta». Se cuenta que para infundir miedo, llevaba una pintura donde el diablo martirizaba con tormentos a las almas penitentes en el Purgatorio.
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Hoy en día, se cobran altas sumas por misas católicas para que las almas que «sufren» en el Purgatorio puedan ir al cielo.Una misa mayor cuesta mil dólares, o un poco más. Una misa menor, tiene un precio menos caro. En Irlanda tienen un famoso dicho que dice: «Dinero mayor, misa mayor, dinero menor, misa menor, no dinero, no misa». Hasta hay una «Sociedad Purgatoria», que surgió en 1856, donde se exige una cantidad monetaria cada año para asegurar la salida de sus seres queridos del «quemante e infame Purgatorio».

La Biblia nunca refiere que el dinero sea un medio para ser rescatados de un lugar ardiente determinado, pero si dice que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado para ser perdonados y salvados del la Muerte Segunda (1 Jn.1:7; Ap.20:6). La Biblia nunca menciona, absolutamente, la existencia de un «Purgatorio», pero si dice que un «Lago de Fuego que arde con Azufre» recibirá a los que serán juzgados delante del Gran Trono Blanco para ser luego destruidos para siempre (Ap. 20:14, 15).
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Cristo pagó una vez por los pecados; otra cosa que lo intente con similitud, sale sobrando indiscutiblemente. La venta de indulgencias condenan porque las personas han depositado en ellas la confianza para salvación, y no en el Hijo del Altísimo, que es el funcional Salvador del Mundo (Jn. 1:1, 2; Jn.3:16).
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Por último, la salvación no es por obras de ninguna índole. No es por negocios financieros, ni por esfuerzos humanos, ni por sacrificios paganos, ni por ritos pomposos, ni por medio de promesas condicionantes del hombre para con Dios. Las obras terrenales son inútiles para este caso.
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A Dios, es imposible sobornarlo. Él ha establecido todas las cosas, que se cumplirán a su debido tiempo. No necesita de nada, ni de nadie para cumplir los propósitos que han salido de su soberana voluntad, que es irresistible (Ro.9:19).
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Amigo que lees el escrito: si eres romanista católico, medita en lo escrito, ya que su verdad suena fuertemente, como «moneda arrojada en cofre de hierro con violencia».
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La gracia, es un don de Dios. Y sin ella, la salvación no dejará de ser sólo un cuento de hadas inventado por la mente perversa que caracteriza a los seres humanos que son caídos.
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«Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef.2:8-9).

UNA REFLEXION DE JUAN 3:13


“El Hijo del Hombre ”bajó del cielo” Juan 3:13

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“… Ningún hombre ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo [es decir, tiene su origen en Dios], el Hijo del hombre [que está en el cielo RV]. “


Es sólo una lectura superficial o precipitada de este verso que parece sugerir la literal pre-existencia de Jesús.


EL CONTEXTO:


Jesús hablaba de “nacer de nuevo” en sentido figurado a Nicodemo, pero fue malinterpretado como que se debe nacer de nuevo literalmente. Esto, por lo tanto, indica claramente que las palabras de Jesús en el versículo 13 también son figurativas. La frase “ha subido” implica que el Hijo del hombre está, en ese momento, en el cielo. Esto no puede ser literalmente así, ya que Jesús estaba con Nicodemo en la tierra. Además, Jesús no había, en ese momento, literalmente ascendido al cielo, como se lo dijo a María (Juan 20:17). Una situación similar encontramos en las Escrituras, donde a los creyentes se les describe como que están en el cielo, aunque en realidad todavía están de pie sobre la tierra. Esto se describe en Efesios 2:6. Aquí se dice que los creyentes, en el momento que Pablo escribe este pasaje, están, en sentido figurado, “sentados en lugares celestiales”, aunque en realidad siguen estando aquí en la tierra.


El título “Hijo de hombre” es la persona totalmente humana y no la encarnación de un ser espiritual. Por lo tanto, no era el caso de que un humano, literalmente, vino del cielo.

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Las referencias a Juan 3:13 en la NASB es Deuteronomio 30:12 y Proverbios 30:3, 4 que dan un uso similar del lenguaje figurado de subir / bajar:

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“No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? … Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.” (Deuteronomio 30:12, 14).

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¡Ningún ser humano ordinario ha ascendido al cielo de manera que pueda traer ese conocimiento hacia abajo!


El significado de Juan 3:13


El Comentario de Adam Clarke dice con respecto a Juan 3:13: “Esta parece una expresión figurativa de que ” Nadie ha conocido los misterios del reino de Dios “.”


En Juan 3 Jesús observa que Nicodemo no entiende “cosas de la tierra” y luego le dice: “¿cómo creeréis si os digo cosas del cielo?” Jesús se elabora, al mostrar que actúa entre el cielo y la tierra para bajar “las cosas celestiales”. “Estas “cosas celestiales” son “los misterios del reino de Dios”, que se comunican a Jesús. Él, por lo tanto, en sentido figurado, asciende para estar en el cielo en la comunicación con su Padre y luego desciende, en sentido figurado, para proporcionar este conocimiento a otros.