“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
En el texto de apocalipsis 1:7 se revela que el Señor vuelve con las nubes, y que todo ojo le verá, incluso los que le traspasaron, y todos los linajes harán lamentación por él. ¿Pero es esta venida “con las nubes” literal? Después de todo, Yahweh también “descendió en una nube” y estuvo con Moisés en el desierto (Éxodo 34:5), y todos sabemos que en realidad no fue una venida literal y personal de Yahweh, pues nadie puede ver a Yahweh y vivir (Éxodo 33:20). También en Isaías 19:1,4 el profeta dice que Yahweh monta sobre una nube para entrar en Egipto y luego castigarla a través del rey de Asiria (Sargón). Sin embargo, jamás Yahweh se hizo visible en una nube, literalmente hablando, para entrar en Egipto, sino que su venida fue una simbólica en juicio y venganza contra una nación impía e idólatra.
La venida de Cristo en las nubes: ¿Literal o simbólica?
En primer lugar, nuestro Señor fue resucitado y ascendió en presencia de sus discípulos más cercanos, pasando por las nubes de nuestra atmósfera en dirección al tercer cielo. Dice así en Hechos 1, 9: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Este hecho fue un evento literal del cual quinientos testigos vieron y dieron testimonio. Si duda los discípulos vieron el ascenso real de nuestro Señor Jesucristo hasta que una nube literal le ocultó de sus ojos. No fueron ojos simbólicos, ni una visión extática, sino una experiencia real con los ojos literales que Dios nos dio para ver lo que nos rodea. De no haber sido así, ellos no hubieran podido ser auténticos testigos oculares de un evento tan extraordinario y fundamental de la fe cristiana.
Ahora bien, en Hechos 1:11 los ángeles les revelan a estos testigos oculares de la ascensión de Jesús un estupendo evento futuro, con estas palabras textuales: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. En el versículo once está la clave que nos asegura que la venida de Jesús con las nubes es literal porque debe coincidir con la forma de su partida, la cual tuvo que ser a todas luces literal, tal como ya lo hemos explicado arriba. Aquí los ángeles dicen que ESTE MISMO JESÚS (el humano glorificado) vendrá de la misma forma en que se fue, pero en reversa, del cielo a las nubes, y de las nubes a la tierra. No es una venida espiritual o secreta, pues ¿cómo podrían lamentarse los pueblos impíos por una venida oculta o secreta de un Cristo que desconocen o que han desechado?
La señal de su venida: ¿secreta o visible?
En Mateo 24:3 los discípulos le piden a Jesús UNA SEÑAL que les ayude a saber que él está viniendo. Dice así el pasaje: “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Así que los discípulos querían saber una señal, la cual Jesús no tardará en dárselas sin reservas en el verso 30: “Entonces aparecerá la señal (singular, única) del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Ahora observen que Jesús les da a sus discípulos la señal que le pidieron—¿cuál?— su propia venida personal desde el tercer cielo a las nubes del cielo como el Hijo del Hombre (no ‘el Hijo de Dios’), indicando con esto una venida personal y visible del hombre Cristo Jesús con poder y gran gloria. Si la venida de Jesús en las nubes habría de ser una de naturaleza invisible, ¿podría ésta acaso ser una verdadera señal? Si yo le digo a un camionero que siga la señal de un letrero invisible, ¿podría ser realmente una señal que le ayude al conductor a llegar a su destino? Ninguna señal que no percibamos con los ojos naturales no podría servirnos de mucho. Y en cuanto a las llamadas “señales” del fin como terremotos, hambres, pestes, anticristos, falsos profetas, etc, nadie las tomaría de manera simbólica, pues de hacerlo así, éstas no serían de mucha ayuda para alguno.
Resurrección y encuentro con el novio, Jesucristo
Por otro lado, si la venida de Cristo es invisible o simbólica, ¿cómo podría haber una resurrección física y un encuentro literal de la iglesia visible con un Jesús invisible en el aire? Pero Pablo es del todo claro al explicar este evento de la resurrección y el encuentro con el Señor que regresa del cielo, con estas palabras: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Así que la única forma para que la iglesia visible y gloriosa pueda RECIBIR a Jesús es que él vuelva como se fue, visiblemente y con su cuerpo de ‘Hijo de Hombre’. ¿Se imagina alguno una boda donde el novio es invisible y la novia visible? Yo, no!