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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 7 de marzo de 2010

EL REINADO DE CRISTO Y EL METODO HERMENEUTICO NATURAL E HISTORICO DE INTERPRETACION

Por el Dr. Javier Rivas Martinez (MD)

El capítulo 20 de Apocalipsis ha sido considerado como uno de los más importantes encontrados en la Biblia por su carácter escatólogico. De mucha polémica a través de los siglos, sobre todo en el asunto de, si el Reinado de Cristo es una cuestión literal o un simbolismo tan sólo. La locución «mil años» aparece por lo menos seis veces y es en los textos 2-7 de dicho capítulo. Muchos creen que esta locución indica como una alegoría un tiempo indeterminado, y no precisamente mil años o un milenio en el sentido derecho de la expresión; tiempo indefinido, según los que abrigan el dogma amilenario, que abarca entre la primera venida de Cristo y su manifestación gloriosa y visible en el mundo denominada como Parusía.

A parte de cualquier otro método de interpretación utilizado, parcece ser que el método más congruente para entender la correcta interpretación de los mil años referidos en el capítulo 20 del libro de Apocalipsis es el método hermenéutico histórico, literal, natural y gramatical, utilizado además por el gran unitario Miguel Serveto. Este método mencionado, nos lleva a concebir la razonable idea de un Gobierno Teocrático, no espiritual, sino palpable, y que será instalado en el mundo en el futuro, después de que el digno vicegerente de Dios, Jesucristo, haya juzgado a todas las naciones de la tierra (ver cap. 25 de Mt.).

Los que creemos en el Reinado milenario literal de Cristo, no hemos olvidado la importancia que tienen los símbolos y las figuras de dicción para una acertada interpretación de ciertos pasajes bíblicos, en este caso, de los apocalípticos. Pero tampoco olvidamos aplicar una hermenéutica natural, literal, histórica y gramatical para interpretar de manera efectiva y cierta los textos que están involucrados en situaciones escatológicas como es la del Reinado de Cristo sobre la tierra. No podemos permitir concebir que las profecías bíblicas se interpreten de manera alegórica o que se espiritualizen, debido a qué cada una de ellas posee un cumplimiento literal sin dudas. Sabemos que el método de alegorización emergió como un veneno herético de la escuela supuestamente cristiana de Alejandría, la cual estaba saturada de los dogmas filosóficos helénicos. ¿Qué podría esperarse entonces dentro del cristianismo del legado dejado por esta escuela para las generaciones posteriores, sabiéndose de antemano qué sus promulgaciones no eran más qué un puño de sincretismos chocantes con los dogmas inmaculados de las Escrituras Divinas ? Lógico, nada bueno para el creyente que busca con interés la verdad bíblica.

La Iglesia prístina admitió los símbolos apocalípticos pero jámas los interpretó en forma alegórica. En el libro de Apocalipsis, sus situaciones presentadas son por conclusión históricas y literalmente proféticas. El método alegórico destruye, echa por el suelo el concepto histórico legítimo del libro de Apocalipisis, del Reino de Dios en la «tercera dimensión». Y por si fuese esto poco, el mejor sentido y rumbo que toma el libro de Apocalipsis es bajo la dirección del método histórico y natural de interpretación. Lo demás, es basura entera, bazofia incalculable.

Es en el período milenario y terrenal, el de la próxima teocracia de Cristo, de acuerdo al método literal de interpretación tratado en este escrito, donde habrán de materializarse las maravillosas promesas proclamadas por los profetas del Antiguo Testamento, otorgadas a Abraham en un principio por el mismo Dios Creador. En esta época de gloriosa dicha y duradero esplendor, las bendiciones más espléndidas y extraordinarias les serán otorgadas a los que vencieron en Cristo en el Siglo Malo, y que reinarán junto a su lado por ser coherederos de la promesa ( Mt. 5:5; Ro.8:17; Ap.2:26-27).

Los «mil años» no es un tiempo indfinido como sostienen sin razón lo amilenaristas. La Biblia alude con transparente claridad que el Gobierno milenario dará fin cuando Cristo entregue el poder reinante al Dios Padre. No se cierra con el regreso de Cristo al mundo por segunda vez, señores y defensores del amilenarismo. Esta idea queda descartada así, con palabras del apóstol Pablo:

«Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre (Cristo), cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies» (1 Co. 15:24-25).

Los dejo con un comentario muy acertado de un expositor bíblico con respecto a lo que hemos habado:

«Una herméneutica histórico-gramatical, natural y contextual que toma en cuenta el uso de las figuras de dicción y del lenguaje apocalíptico del libro resulta en una afirmación de la fe premilenarista. O sea que el Mesías vendrá a inaugurar su reino de paz y de justicia en el cumplimiento de las promesas de Dios en los pactos abrahámico, davídico y nuevo. Sólo mediante la alegorización de las profecías se puede llegar a otra conclusión» (Pag. 418, «Apocalipsis: La Consumación del Plan Eterno de Dios». De Evis. L. Carballosa).
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Dios les bendiga siempre, hermanos y amigos de un servidor.



VIGILANTE DEL CIELO


«...y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» (Mt.24:12).
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Un ojo en el éter parece la luna
Que mira en congoja la esfera en penumbra,
Su pálido rayo no cubre las nieblas
Que envuelven la esfera de grandes dilemas.

Aprecia la joya que pende del cielo
La esfera irrogante de impuros encuentros,
De muerte y desdicha y falta de acierto
Que lleva su gloria a oscuros momentos.

Por tiempos y tiempos observa la luna
La esfera que gira en nubes y bruma,
Que mira los hombres de necia locura,
Negantes de Cristo que salva sin duda.

Ojo de antaño, ajorca que va
En lo alto del orbe y de poco alumbrar,
Fiel en su viaje de nunca parar,
Mira en zozobra la esfera sin paz.

Javier Rivas Martínez.

LOS TRINITARIOS CUENTAN CON DOS VERSOS BIBLICOS PARA MOSTRAR LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO, Y AUN ASI, ESTOS NO ESTAN DEL TODO CLAROS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Los Trinitarios sólo pueden apoyarse en un par de versos para probar la “deidad” del Espíritu Santo, y esos versos estan en Hechos 5:3,4, que dicen: Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”.

Con este pasaje los Trinitarios creen haber encontrado la única prueba de que el Espíritu Santo es Dios, porque aquí se dice que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. Sí, mis amigos, y aunque parezca mentira, este es el único pasaje que pueden esgrimir los Trinitarios para “probar” la Deidad del Espíritu Santo, y no tienen otro, ningún otro más que mostrar. Esto es curioso para una Persona que es supuestamente considerada por los “Trinotercos” como “Dios” mismo, o la Tercera Persona Divina de la Trinidad.

¿Pero qué leemos en esos dos versos en realidad? ¿Acaso que el Espíritu Santo es Dios? No. Simplemente se está diciendo que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. Ahora bien, Jesús dijo en una ocasión: “El que CREE en mí, no CREE en mí, sino en el que me envió” (Juan 5:3,4). Aquí Jesús dice que aquel que cree en él, en realidad no está creyendo en él, sino en el que le envió (Su Padre). ¿Estaba aquí Jesús diciendo que él era el Padre, el único Dios verdadero? Pues no! De igual modo, ¿estaba Pedro diciéndole a Ananías que el Espíritu Santo era la Tercera Persona de la Deidad, o que era Dios mismo? No lo creo! Creo que podemos decir también aquí que el que miente al Espíritu Santo, no miente al Espíritu Santo en sí, sino al que le envió, que es el Padre. Y es que todos sabemos que el Espíritu Santo es DE DIOS EL PADRE, y Dios el Padre habla a través de Su Espíritu. Así que si alguien rechaza el Espíritu que proviene de Dios, lógicamente está rechazando al mismo Dios que lo envió o dio.

Finalmente, reto a cualquiera que me muestre otro pasaje fuera de Hechos 5:3,4 que sirva para probar la Deidad del Espíritu Santo. No es posible que los “Trinotercos” afirmen la supuesta “deidad” del Espíritu Santo por medio de interpretar de manera antojadiza un par de versos que sólo sirven para INFERIR la Deidad del Espíritu santo.

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