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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 26 de octubre de 2008

LA PROFECÍA COMO ANTORCHA PARA EL CREYENTE

Tenemos también la palabra profética más permanente, á la cual hacéis bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 Pedro 1:19)

Breve mensaje de Apologista

Amigos, muchas personas se oponen a los llamados “profetas del fin del mundo” que se atreven a hacer pronósticos apocalípticos para nuestro mundo, guiados por la antorcha de la palabra bíblica-profética. Sin embargo, para los cristianos que esperan la venida de Cristo y la restauración de su reino en la tierra, las profecías son una magnífica herramienta que disponen para orientarse en este mundo oscuro e incierto y así encontrarle sentido y propósito a la existencia humana, al mismo tiempo que avivan su fe y esperanza por un mundo nuevo y mejor.

Si un navegante perdiera su brújula o su mapa de travesía que lo orienta hacia su destino seguro y feliz, podría sentirse angustiado y probablemente perdido y sin esperanza. ¡Cuánto más aquellos que no creen en la guía de la Palabra profética de Dios para entender los eventos finales previos a la venida del Redentor!

El Sabio Salomón escribió: “Sin profecía el pueblo se desenfrena”, o como dice la Versión Biblia de Jerusalén: “Sin profecía el pueblo se relaja” (Prov. 29:18). Es decir, sin la profecía las personas se pierden, se descontrolan, se desorientan, porque no pueden entender las cosas que suceden. De allí el incremento de sucidios en estos tiempos críticos de mucha gente que ha perdido la esperanza y la razón de vivir.

Hay ciertos cristianos que son de la escatología realizada o preterista extrema que suponen que todas las profecías de las Santas Escrituras son historia, hechos cumplidos hace ya mucho tiempo. Entonces nos preguntamos, ¿no corren estos señores el riesgo de desenfrenarse o relajarse pensando que el futuro es ignoto? ¡Necesitamos entender los sucesos mundiales para avivar nuestra esperanza por un mundo renovado y justo, y así mantenernos atentos y en guardia para que el día del Señor no nos tome por sorpresa, durmiendo en nuestros laureles!

Hacemos pues eco de las palabras de Pedro cuando escribió:
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“Tenemos también la palabra profética más permanente, á la cual hacéis bien de estar atentos como á una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19).

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