Por Dr. David R. Reagan
Sería fácil obtener esta impresión porque el mismo primer versículo habla de “las cosas que deben ocurrir pronto” (Ap. 1:1). También, el texto declara dos veces que “el tiempo está cerca” para el cumplimiento de las profecías (Ap. 1:3 y 22:10).
Pero en vista del hecho que las profecías no han sido cumplidas literalmente en la historia, parece que estas declaraciones apuntan a la inminencia en lugar de a la cercanía en el tiempo. La inminencia es el concepto que un evento puede ocurrir en cualquier momento, y la creación de ese sentido parece ser el propósito de estas declaraciones.
El principio es uno que Jesús enfatizó en Sus enseñanzas acerca de los tiempos del fin. Una y otra vez El les dijo a Sus discípulos que estuvieran listos para Su regreso en cualquier momento. “Estad preparados”, les advirtió, “porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mt. 24:44). Jesús usó la parábola de las diez vírgenes para ilustrar Su punto. Cinco no estaban preparadas cuando el novio llegó y fueron así dejadas atrás. “Velad, pues”, les advirtió Jesús, “porque no sabéis el día ni la hora” (Mt. 25:1-13). En otra ocasión, lo puso de esta manera: “Estén ceñidos vuestros lomos y vuestras lámparas encendidas… porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (Lc. 12:35, 40).
Los escritores apostólicos aclaran que vivir en un estado de suspenso, aguardando que el Señor regrese pronto, en cualquier momento, tendrá un efecto purificador, porque motivará la santidad. Pablo nos impulsa a “renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:12-13). Pedro nos dice a cada uno de nosotros “sed sobrios” y dice que la forma de hacerlo es “esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 P. 1:13). Juan dice que debemos enfocarnos en el regreso del Señor porque “todo aquel que tiene esta esperanza en El, se purifica a sí mismo así como El es puro” (1 Jn. 3:3).
Las palabras se deben interpretar siempre en términos de contexto y el contexto es a menudo formado por el escenario histórico. En el escenario del Primer Siglo, las referencias a “cerca”, “pronto” y “cercano” parecieron indicar un cumplimiento rápido. Pero mientras el tiempo ha pasado sin ningún cumplimiento literal, la historia ha formado el contexto para indicar inminencia – esto es, los eventos profetizados pueden ocurrir en cualquier momento.
Un fenómeno similar pueden encontrarse en declaraciones usadas en otras porciones de las Escrituras. Por ejemplo, Santiago escribió que debemos ser pacientes hasta la venida del Señor, y luego declaró “la venida del Señor se acerca… he aquí, el Juez está delante de la puerta” (Stg. 5:7-9). De forma similar, Pedro escribió “el fin de todas las cosas se acerca” (1 P. 4:7). La cuestión del hecho es que hemos estado viviendo en los tiempos del fin desde el Día de Pentecostés cuando el Evangelio se predicó por primera vez y los tiempos del fin pueden ser consumados en cualquier momento con el cumplimiento de las profecías de Apocalipsis.
Las referencias generalizadas de tiempo en el Apocalipsis no son indicadores de cercanía en el tiempo. En cambio, son advertencias de inminencia – que los eventos profetizados pueden empezar a desenvolverse en cualquier momento.
Lea más: En Defensa de la Fe: El Asunto del Preterismo http://www.endefensadelafe.org/2009/06/el-asunto-del-preterismo.html#ixzz1WfGYGiLF
Under Creative Commons License: Attribution Non-Commercial Share Alike