En el mundo y también en nuestro país cada cierto tiempo oímos hablar de grupos sectarios involucrados en diversas situaciones de índole delictiva, tales como prostitución, abusos sexuales, problemas financieros, asesinatos, etc. Hace unos años atrás una investigación del Parlamento Europeo, arrojó como resultado 20.000 nuevas agrupaciones en los últimos 30 años, aparecidas en el mundo, de diversa índole ya sea religiosa, filosófico, cultural, esotéricas, educacional, etc. Se cree que en nuestro país existen alrededor de 400 sectas operando a lo largo del territorio nacional. Son un mal de nuestra sociedad, que se aprovechan de la libertad de credos y de que muchas organizaciones tanto políticas como económicas encubiertamente apoyan sus postulados, con motivo de que éstas reciben ciertas regalías económicas y serían mal vistas si lo proclamarán abiertamente. Pero en las decisiones de la alta esfera ahí defienden sus derechos garantizados por la constitución, siempre a puertas cerradas. Para dejar tranquilos a muchos grupos que se sienten atacados con este concepto genérico y poder definir más correctamente el concepto de Secta Destructiva, nos basaremos en la definición de Pepe Rodríguez, español, periodista y asesor de sectas de varios países europeos, que nos indica que una secta será destructiva cuando un grupo en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien la destrucción de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente, independientemente de la ideología que persiga dicha agrupación. Estos grupos se diferencian de aquellos que se encuadran en las definiciones teológicas o de uso cultural, pero que no muestran una conducta antisocial o peligrosa, de aquellas organizaciones que sí lo hacen.
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Es necesario prevenir y alertar responsablemente a la sociedad acerca de la existencia de esta innegable realidad con la que convivimos y no estamos ajenos a vernos involucrados con ellos de una u otra manera. Cada cierto tiempo nos encontramos que están llegando a Chile doctrinas foráneas, todo esto gracias al auge económico que ha tenido nuestro país y la libertad que se les entrega en difundir sus ideales mesiánicos, no importando quienes sean ni de donde provengan. Estos grupos se esconden en el concepto denominado de Nuevas Religiones, con objeto de no ser prejuzgados a priori, aprovechando el progresismo liberal que está imperando en el mundo por diversas organizaciones defensoras de los derechos civiles individuales de las personas, esto les ha permitido aumentar su difusión en forma abierta y crecer en la captación de miembros y como resultado, también han crecido económicamente.
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No es raro encontrar que estas agrupaciones son verdaderas corporaciones que cuentan con empresas de las más variadas áreas de la economía y su resultado es muy exitoso. Estas agrupaciones tienen una jerarquía piramidal muy rígida, es impuesta por el jefe y un grupo de líderes, pero bajo ciertos criterios prefijados por la misma jefatura, es decir, no hay opción posible de elección voluntaria de los miembros.
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La dependencia organizacional es poco conocida, no es permitido a sus adeptos hacer preguntas de su gestión y aportar ideas de que hacer con los dineros recaudados y menos pensar cuestionar las doctrinas impuestas por la secta a todos sus fieles, que a veces cambia dependiendo de lo que desee el líder del grupo, instrumentalizando a los adeptos a los fines de la organización. Nuestra juventud, tan llena de ideales y con un mundo que no los acoge como ellos quisieran, es el ideal para estas organizaciones que prometen darle un espacio en esta lucha salvadora de la humanidad. Se les hace sentir ser parte de un grupo especial, con una misión única y en donde ellos son pieza fundamental en los cambios que la sociedad necesita. De esta manera desde dentro pueden cooperar hacia los objetivos trazados por los líderes y todos aquellos que están fuera, son la piedra de tropiezo del ideal terrenal. Esto los hace ser más comprometidos con el grupo y comienzan a dejar de lado las relaciones anteriores, sean estas familiares, laborales, amigas, etc.
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Las sectas en general buscan personas respetables y honorables que puedan ser influenciables por diversas razones, como por ejemplo: trabajo, económica, emocional, familiar, sufren de problemas emocionales, etc. De esta manera logran obtener poder económico, influencia en las altas esferas gubernamentales y credibilidad dentro de la comunidad, para hacer su proselitismo doctrinario en forma abierta y conocida. Pero esto no es signo de claridad y transparencia en sus objetivos, sino que es la manera de operar como imagen pública, la verdadera doctrina es reservada a los líderes de la agrupación, que es un grupo mucho menor y selectivo; el resto de los miembros ni siquiera piensan ni imaginan los verdaderos principios que sustentan la secta.
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Para llegar a conocer los verdaderos objetivos de la organización es necesario pasar por variadas pruebas de fidelidad a la secta, en muchos casos, estas pruebas no son reconocidas abiertamente y les incomoda hablar de los actos realizados. Esto a su vez lo compromete y comienza a depender cada vez más de la jefatura de la secta, en otras palabras, comienzan a manejar su vida. Los líderes prestan “ayuda moral”, con argumentos de saber si están preparados para conocer las verdades que van a recibir, es en la mente del adepto en donde comienzan a formar sus nuevos patrones de conducta.Todos en el sueño idealista tratamos de trascender en el tiempo y estos grupos le dan una razón suprema para hacerlo, su vida ahora es luchar por conseguir los objetivos que se le indican. En muchas de estas sectas, el resultado es finalmente el mismo, separaciones, hijos que se van de sus casas, peleas familiares, la personalidad cambia, desconfianza de todos, dependencia al grupo, incapacidad para tomar sus propias decisiones, etc.Hay muchas sectas encubiertas en un manto de honorabilidad y respetabilidad por parte de la sociedad, pero que en el fondo tienen objetivos perversos, darlas a conocer es muy peligroso, pues la misma ciudadanía, con desconocimiento obviamente, apoya a estas agrupaciones; que han tratado de “abrirse a la comunidad”, para lograr una aceptación de ciertos principios conocidos como progresistas o liberales, incluso alzando la voz en su defensa. Pero detrás de cada “lucha valórica”, se desconoce el motivo real y verdadero que persiguen, sus jefes aparecen sólo cuando es necesario hacerlo, sino dejan que otros de menor rango defiendan sus postulados.Creo que estas sectas destructivas son las más peligrosas, pues se esconden y actúan en secreto, no dan a conocer sus objetivos finales, sino que presentan una suerte de declaración de principios vagos que cualquier organización desde niños exploradores hasta grandes organizaciones sociales los compartiría, pero la letra chica de su doctrina, ni aún sus miembros la conocen totalmente, porque según dicen, no todos se encuentran aptos para conocer tan maravillosa verdad.Sobre esto persisten muchas inquietudes, ¿quiénes son los verdaderos líderes y qué objetivos persiguen realmente? Esta situación provocada por las mismas agrupaciones cuestionadas, ha dado paso a una gran cantidad de conjeturas posibles, ¿existe el famoso poder oculto mundial? ¿un poder decidido a conspirar para hacerse del control del planeta? Hemos escuchado de esto a lo largo de toda la historia de la humanidad, cada vez que ocurren acontecimientos de dudosa procedencia y resultado fatales para la humanidad. Hay diversas organizaciones que en el transcurso de la historia han sido señaladas como causantes de las grandes catástrofes de la humanidad, tales como revoluciones, asesinatos de líderes mundiales, secuestros, etc. Las sectas más preocupantes son aquellas con ritos secretos y reservados sólo a algunos “privilegiados” y que tienen intereses mucho más profundos que simples buenas obras para sus semejantes. Son verdaderas transnacionales políticas y económicas que difunden sus ideales a través de sus posiciones influyentes en la sociedad.
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En muchos países están preocupados del aumento de estos grupos y de la peligrosidad que representa para los pilares de la sociedad; es una lucha subterránea sin cuartel, porque estas sectas se esconden bajo grandes paraguas protectores; es necesario informar a la ciudadanía y en especial a la juventud de cómo reconocer las sectas y que se debe hacer si algún familiar ha caído en sus manos. Para reconocer estos grupos se recomienda algunos pasos de simple aplicación investigativa, revisar su historia, origen de la doctrina, líderes, si solicitan dinero ya es síntoma de tener cuidado, si además nadie sabe que se hace con los fondos recaudados, peor aún; existe en otros países, han tenido problemas legales en su funcionamiento, es conveniente localizar personas que se hallan salido del grupo y conocer sus razones, también es recomendable hablar con miembros y escuchar las razones de su doctrina y si era necesario apartarse para defender esos postulados. Una vez realizada esta simple investigación, podrá saber si esa organización le merece la confianza necesaria para pertenecer a ella, o en su defecto, es mejor apartarse a tiempo si le han quedado dudas.
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Preocupémonos de quienes nos rodean y todavía es tiempo de desenmascarar a esas mentes enfermizas poseedoras de la única verdad secreta que les sirve de pantalla para enriquecerse a costa de ingenuos hombres en busca de ideales que le ayudarían a trascender más allá de esta vida.