Por Pablo Santomauro
Pretendiendo satirizar la doctrina de la Trinidad, el apologista de la herejía sociniana Mario Olcese escribió un artículo donde no sólo mal representa la posición trinitaria sino también llama “mensos” a los que creemos en la Trinidad. “Menso” es un regionalismo centroamericano que significa “tonto, falto de entendimiento o razón”. En su trabajo, escrito en forma de diálogo entre un padre de pocas luces y un hijo supuestamente inteligentísimo, leemos:
“…sí, papi, ¿en qué te puedo convencer…perdón…servir? Bueno Jaimito, mi pastor predicó hoy un sermón sobre la Trinidad y para probar la supuesta veracidad de esta doctrina me mostró el pasaje de 2 Corintios 13:14, que dice: La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con vosotros todos. Amén”…. Ajá, ¿y dónde está la prueba de la Trinidad en ese pasaje, papi?…Bueno, ¿no ves, hijito mío, que Pablo menciona a las TRES personas de la Trinidad aquí: a Jesucristo, al Padre, y al Espíritu Santo en el cierre de su carta?…¿Qué me dices ahora, hijito?…Bueno papi, dile al menso de tu pastor que no sea paporretero y que no saque conclusiones falsas de un pasaje que nada dice de una Trinidad…¿y por qué dices eso, Jaimito?…facilito pues viejo…Toma nota que sólo de uno se dice que es Dios…y ése es el Padre…léelo tú mismo: La gracia del Señor Jesucristo (de éste no se dice que es Dios), la participación del Espíritu Santo (de éste tampoco se dice que es Dios)…y finalmente tenemos “el amor de Dios” (con referencia al Padre). Es decir, el Padre es el único a quien Pablo llama ‘Dios’…y no podía ser de otro modo, pues Pablo ya había dicho antes a los corintios que sólo hay un Dios, el Padre (1 Corintios 8:4-6). Ah, y de igual parecer es Judas en Judas 1:1 y Pedro en 1 Pedro 1:2…” [1]
En este párrafo, Olcese comete dos errores dignos de ser destacados:
La Falacia del Straw Man (Del Monigote de Paja)
Esta falacia se comete cuando el escritor mal representa o debilita la posición contraria, y luego pasa a refutar esa versión deformada o débil, lo que obviamente es más fácil de hacer. Se le llama monigote de paja porque es más fácil de derribar que un hombre bien plantado. Podríamos extender la definición a los casos en los que el escritor tergiversa o falsifica la aproximación de los trinitarios a ciertos versículos bíblicos. Este es el caso con Olcese. Nuestro amigo da a entender que los trinitarios citamos 2 Corintios 13:14 como texto prueba de la Trinidad. Esto no es cierto. Ningún trinitario doctrinalmente preparado basa sus deducciones en un solo verso, sino en el peso acumulativo de todos los pasajes bíblicos concernientes al tópico. En segundo lugar, 2 Corintios 13:14 jamás es presentado para probar la Trinidad sino que se usa como un peldaño para mostrar la personalidad del Espíritu Santo. Como el verso es perjudicial para los sectarios, es natural que sea atacado con saña por ellos. Pasemos a estudiarlo:
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”.
Si tomaramos esta bendición totalmente aislada del contexto bíblico, es obvio que las mismas palabras que infieren la personalidad del Padre y del Hijo, son usadas también para inferir la personalidad del Espíritu Santo. En 1 Juan 1:3 nosotros tenemos comunión con el Padre y el Hijo, y aquí en 2 Corintios 13:14 se usan exactamente las mismas palabras para indicar que tenemos comunión con el Espíritu Santo. ¿Pueden las palabras ser más claras? Para poder tener comunión con el Padre y el Hijo es imperativo que éstos sean personas, y lo mismo se requiere para tener una verdadera comunión con el Espíritu Santo. Comunión es algo mutuo en donde intervienen como mínimo dos personas.
El verso termina con estas palabras: “sean con todos vosotros”. ¿Qué cosas? La gracia de Cristo, el amor de Dios, y la comunión/compañerismo/koinonia del Espíritu Santo. Esta última parte se corresponde con la promesa del “Consolador” en Juan 14:16-17, “Y yo [Jesús] rogaré al Padre, y os dará otro [Gr. Allos: de la misma clase que Jesús] Consolador, para que [él] esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque [él] mora con vosotros, y estará en vosotros”. El deseo de Pablo de que los cristianos tengan comunión con el Espíritu Santo es EXACTAMENTE lo que Jesús prometió en Juan 14:17: porque [él] mora con vosotros, y estará en vosotros.
Versos de apoyo usados por Olcese
Olcese finaliza su “poderoso” argumento con tres versos que según él “prueban” que Jesucristo no es Dios. Olcese dice: “… pues Pablo ya había dicho antes a los corintios que sólo hay un Dios, el Padre (1 Corintios 8:4-6). Ah, y de igual parecer es Judas en Judas 1:1 y Pedro en 1 Pedro 1:2…” Lamentablemente, estos versos están muy lejos de confirmar sus ilusiones. Veamos el primero. Sobre 1 Corintios 8:4-6, Olcese escribe en un escrito previo:
“Pablo sí revela quién es el único y verdadero Dios. El texto clave de Pablo está en 1 Corintios 8:6, que dice: “Para nosotros (los apóstoles y creyentes en general), sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” Observemos que para Pablo, sólo uno es Dios, el Padre. También añade que uno es nuestro Señor o Mesías rey, el Señor Jesucristo. Es clarísimo que para Pablo, Cristo no es el único Dios; es, más bien, el único Señor o Jefe de los hombres que se convierten a él.” (énfasis en el original) [2]
A primera vista, Olcese parece estar en lo cierto, pero a la luz de la Biblia y la lógica, el argumento es inválido. Es completamente erróneo concluir que Jesús no es Dios porque 1 Corintios 8:6 diga que hay un Dios, el Padre, y un Señor, Jesucristo.
Hay muchos lugares en la Biblia donde el Padre es llamado Señor y el Hijo es llamado Dios. Cuando el cristiano se encuentra con este argumento, debe forzar al sectario a seguir su propia lógica hasta el final del camino.
Si la referencia al Padre como “un Dios” prueba que Jesús no es Dios, siguiendo el mismo razonamiento debemos concluir que la referencia a Cristo como “un Señor” significa que el Padre no es Señor.
Encierre al sectario en este dilema, no le permita salirse por la tangente. El punto que el cristiano debe machacar es que NO se puede interpretar la primera parte del versículo de una manera y la segunda de otra.
La falacia lógica del sectario consiste en suponer que el uso de un título para una persona en cierto contexto, automáticamente descalifica su aplicación para otra persona en otro contexto.
Lo propio de hacer es consultar TODA la Escritura y ver qué dice acerca del Padre y de Jesucristo, y luego llegar a una conclusión.
La Escritura enseña que el Padre es llamado Dios (1 P. 1:2) y Señor (Mt. 11:25). Sabemos también que Jesucristo es llamado Dios (Jn. 20:28; He. 1:8) y Señor (Ro. 10:9).
Cuando dejamos a la Escritura interpretar la Escritura, es obvio que el argumento antitrinitario se desmorona como un castillo de naipes. La designación del Padre como Dios en este verso no tiene la intención de excluir a Jesús ni al Espíritu Santo. De la misma forma, la identificación de Jesús como “Dios y Salvador” en Tito 2:13, no excluye al Padre ni al Espíritu Santo. En Hechos 5:4 el Espíritu Santo es llamado Dios, pero ello no excluye al Padre ni a Jesús. (ver When Cultists Ask p.228, Geisler/Rhodes)
Los otros dos versos que propone Olcese (Jud. 1:1 y 1 P. 1:2), en ninguna manera dicen que Jesucristo no es Dios. El lector objetivo que lee los pasajes jamás llegaría a esa conclusión.
Respuesta de Apologista:
Antes que nada debo decir que estoy muy feliz de que el Sr. Pablo Santomauro, un fiel adalid ”evangelicatólico”, esté muy pendiente de todos mis estudios sobre la Trinidad, porque evidentemente está muy dedicado intentando refutarlos de alguna manera posible, y de a pocos.
El Sr Pablito Santomauro pasa a decirme que los Trinitarios no usan el pasaje de 2 Corintios 13:14 como texto de prueba de la Trinidad. Y luego Santomauro añade lo siguiente: “Ningún trinitario doctrinalmente preparado basa sus deducciones en un solo verso, sino en el peso acumulativo de todos los pasajes bíblicos concernientes al tópico. En segundo lugar, 2 Corintios 13:14 jamás es presentado para probar la Trinidad sino que se usa como un peldaño para mostrar la personalidad del Espíritu Santo. Lastimosamente el Santomauro comete un error garrafal cuando dice que para poder tener comunión con el Padre y el Hijo es imperativo que éstos sean personas, y lo mismo se requiere para tener una verdadera comunión con el Espíritu Santo”. Esto es falso Sr. Santomauro, pues si usted lee 1 Corintios 10:16, encontrará que uno puede tener comunión con la sangre de Cristo. Dice el texto, así: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” La NVI lo vierte así: “Esa copa de bendición por la cual damos gracias,¿no significa que entramos en comunión CON la sangre de Cristo?…”. Luego le pregunto, Sr. Santomauro: ¿es una persona la sangre de Cristo porque comulgamos con ella? Pues, no! ¿Se puede, entonces, tener comunión con cosas impersonales como el Espíritu Santo? Pues, sí, si nos atenemos a lo que dice 1 Cor. 10:16 que acabamos de anotar! Por otro lado, lo que usted dice, en el sentido de que ningún trinitario usaría 2 Cor. 13:14 aisladamente para probar la Trinidad, yo le respondo que se equivoca nuevamente, pues muchos “trinotercos” me citan ese pasaje paulino en un intento desesperado para probar la Trinidad. Lo que ellos (los trinitarios) creen encontrar en ese texto es al Dios Trino cuando en realidad sólo al Padre se le llama “Dios” y a ninguno más. Esto demuestra, por sí solo, la falacia del argumento de los trinitarios. En segundo lugar, cuando Pablo habla en 1 Cor. 8:4-6 de que sólo hay un Dios, el Padre, y un Señor Jesucristo, lo que él está diciendo es que sólo hay un Dios verdadero que es el Padre, y un sólo Señor Mesías (nótese que Señor antecede al nombre/título “Jesucristo”, o Jesús el Cristo o Jesús el Mesías. Entonces el título “Señor” para Jesús es exclusivamente mesiánico, y eso se ve en declaraciones como “Cristo, el Señor” o “Señor Jesucristo” (Hechos 2:36; 15:26). En cambio, el Señorío de Dios el Padre está relacionado con su Deidad y Soberanía sobre todas sus criaturas, e incluso, sobre su Hijo Unigénito (Sal. 103:22). Y es cierto, además, que Pablo admite que hay los llamados “dioses” en el cielo y en la tierra, cuando dice: “Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros sólo hay un Dios, el Padre”. Así que Pablo llama a los seres que habitan en el cielo (fuera del Padre) como “dioses”, y esto incluye a Jesús, quien ya estaba en el cielo para cuando Pablo escribió esta epístola. Así que yo concuerdo con usted en que Cristo es “Dios” pero no es el “Único Dios verdadero”, el eterno, y el auto subsistente.
Resumiendo:
Cristo es Dios, como lo son también los ángeles que están en el cielo (en calidad de mensajeros y representantes de Dios) y es también Señor, en el sentido que es el Mesías elegido para gobernar el mundo de mañana, el reino de Dios. En cuanto al Padre, el es el Absoluto DIOS, el DIOS ÚNICO y es también SEÑOR porque es el SOBERANO ABSOLUTO Y UNIVERSAL DE TODO LO QUE EXISTE, EL DIOS DE DIOSES, que vive y subsiste por sí mismo, El Todopoderoso, la fuente y el origen de TODO lo que ES, tanto de seres vivos, como de cosas. Es decir, “Un Dios Puro, Supremo y autosuficiente, que no necesita de nada ni de nadie para existir. Es Eterno, no engendrado, omnisciente y Omnipresente. Es el Padre de Jesucristo, de los ángeles, y nuestro. Así que cuando Pablo dice que hay Un Dios (ojo que Pablo no excluye a Jesús en su calidad de “Dios”, pero en un aspecto muy distinto, es decir, como el agente del Dios verdadero y único) él se refiere al único Dios que es eterno y es Padre. Y cuando Pablo dice que hay un Señor (ojo aquí también, puesto que esto no quiere decir que el Padre no sea “Señor”, pero en otro ámbito), se refiere a Jesús como Mesías, el soberano de los reyes de la tierra venidera, en el reino del Padre.