Este singular blog proclama las verdades básicas de la Biblia
Datos personales
- Javier Rivas Martínez
- Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.
miércoles, 26 de enero de 2011
FUE JUAN EL BAUTISTA EXCLUIDO DEL PODER DEL REINO VENIDERO SEGUN MATEO 11:11?
“En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él.” (Mat. 11:11).
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Algunos predicadores se remontan a los dicho por Jesús en Mateo 11:11 para afirmar que los profetas Judíos que vivieron en el Antiguo Pacto no tendrán una participación ejecutiva o de gobernantes en el reino de Cristo, sino sólo como súbditos o vasallos.
Y es que en este verso en cuestión Jesús dice algo tan misterioso sobre su precursor que a muchos estudiosos aún se les hace muy difícil interpretar con lucidez la enseñanza que se esconde en éste . Estos intérpretes sólo pueden concluir que Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas que han existido, y que anunció al Mesías y su inminente venida y que lo vio personalmente, quedará fuera del reino, porque sencillamente el menor en el reino es mayor que él. Pero si somos realmente justos en nuestra exegesis bíblica, tendríamos que concluir que Juan el Bautista no sólo NO sería un ejecutivo o un gobernante del reino mesiánico, sino que tampoco sería un súbdito, ya que el menor en el reino es mayor que él. ¿Pero podría alguno pensar que Juan el Bautista quedaría fuera del reino, como ciertamente quedarán los impíos, porque supuestamente es menor o menos que el menos regio de los que heredan el reino? No me parece!
Si tomamos literalmente lo dicho por Jesús de que Juan el Bautista es menor que el último de los que heredan el reino, entonces Juan el Bautista quedará excluido del reino de Cristo indefectiblemente. No podrá ser ni gobernante ni súbdito, pues aquí Jesús no está diciendo que Juan es menor de los menores que gobiernan el reino, sino que claramente dice que es menor o menos de los menores en el reino. Si Jesús hubiera dicho con claridad que Juan el Bautista es menor o más pequeño de los que gobiernan, entonces él no podría ser gobernante, pero sí súbdito. Pero acá Jesús no habla de gobernantes, sino del reino en su conjunto. El menor de los que están en el reino es más que Juan el Bautista, lo que dejaría a Juan el Bautista fuera del reino como un impío. ¡Y esto no lo veo razonable!
El profeta David: ¿Rey o súbdito del reino mesiánico?
Las Escrituras nos presentan a Juan el Bautista como el más grande profeta nacido de mujer. Esto quiere decir que Juan el Bautista fue, a la vista de Cristo, el más grande profeta, y más aún que el mismo rey David, quien también era profeta de Dios. Dice así Pedro: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca DAVID, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero SIENDO PROFETA, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono”. Así que David era profeta, ¡pero menor que Juan el Bautista!…¡y esto no lo digo yo, sino el propio Jesucristo!
Pues bien, ¿creerá alguno que David, que por ser un profeta nacido de mujer, y muy anterior a Juan, y menor que éste, es indigno de ser co-gobernante con su hijo (el Mesías Cristo) en su propio reino davídico restaurado? Es decir, ¿estará David en su reino restaurado simplemente como un vasallo, o en el peor de los casos, totalmente excluido de él porque es menor que el mismo profeta Juan el Bautista, que a su vez es menor de los menores de los que entran en el reino?¿Realmente cree usted que el reino davídico será restaurado con más gloria aún, pero teniendo a su primer rey ungido como un mero súbdito del mismo? ¡Vamos, amigos, debemos ser consecuentes con todas las promesas bíblicas, y no ser parciales! Sinceramente no creo que al propio rey Jesús le gustaría ver a su propio noble padre como un vasallo de su propio reino, como si estuviera derrocado por su hijo. Definitivamente algo distinto tuvo que significar lo dicho por Jesús en Mateo 11:11.
Los profetas sentados en la mesa mesiánica con Cristo
Jesús se sintió orgulloso de su linaje davídico, cuando dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de DAVID, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apo. 22:16). Con esto Jesús da importancia al hecho de que su padre es el otrora rey David, y así lo recalca Mateo al empezar su evangelio (Mateo 1:1). El rey y profeta David es el padre de Jesús, una declaración solemne y crucial que hace de David un personaje de primera importancia que nos recuerda la realeza de su hijo, Jesucristo. Jesús es el Rey del reino, y David, su padre, es parte de esa nobleza que regirá el mundo venidero de justicia. Dicen Oseas y Jeremías, así: “Sino que servirán a Jehová su Dios y a DAVID SU REY, a quien yo les levantaré” (Jer. 30:9). Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a DAVID SU REY; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días (Oseas 3:5). Si bien este “David su rey” es una referencia a Jesús, el Cristo, también incluye al mismo antiguo rey David, quien estará en el reino como monarca coregente.
Jesús anunció que los profetas, incluyendo a su padre en la carne, el legendario rey David, estarán en su mesa en el reino, cuando dijo: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a TODOS LOS PROFETAS (¡David era profeta!) en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28). Nótese que aquí se habla de TODOS los profetas, y no sólo de algunos, los cuales estarán en el reino de Dios, y entre ellos David y Juan el Bautista, de quien se dice es el menor de los menores que entran en el reino. Estos se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac, Jacob, y los demás profetas. En Lucas 13:29 se dice que los que vengan del oriente y del occidente se sentarán en la mesa en el reino de Dios. “Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán A LA MESA en el reino de Dios”. En Mateo 8:11 Jesús dice: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”. De modo que si comparamos ambos textos con la debida atención, veremos que Abraham, Isaac, y Jacob estarán sentados a la mesa mesiánica, y no sólo ellos, sino también TODOS los profetas (ver Lucas 13:28).
Así que David, Juan el bautista, y los demás profetas y patriarcas estarán sentados a la mesa con el Rey, y esto tiene un significado singular: el de gozar de un status de privilegio y honor con Su Majestad, el rey. Recordemos que la madre de los hijos de Zebedeo buscaba para sus hijos un lugar de honor en la mesa del reino mesiánico, al pedirle a Jesús que uno de sus hijos se siente con él a su derecha y el otro a su izquierda (Mateo 20:20,21).
Pero hay algunos hermanitos tercos y recalcitrantes detractores que creen que sentarse a la mesa mesiánica tiene un significado general de ingresar al reino, ya sea como gobernante o como vasallo. Pero amigos, ¿a qué necio se le ocurriría afirmar tal cosa? ¡Pues sólo a los tercos y fanáticos que no quieren entrar en razón! ¡…y yo conozco a algunos que se creen iluminados y no quieren entender esta simple verdad!
¿Qué puede significar entonces Mateo 11:11?
El evangelista Michael Pedrin comenta este pasaje, así:
El propio Señor Jesús declara que Juan el Bautista era la persona más grande de nacer de mujer hasta ese período de tiempo. No sólo era un profeta importante, sino, “Más que un profeta” (Mateo 11:9).
Todos los profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre la futura venida del Mesías. Jesús mismo declaró: Escudriñad las Escrituras, porque en ellas tenéis que tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39) Y comenzando desde Moisés y siguiendo por los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de sí mismo (Lucas 24:27).
Jesús compara a Juan el Bautista con los otros profetas del Antiguo Testamento, y dice: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan” (Mateo 11:13). Juan fue el último de los profetas antes de la venida del Mesías, y fue mayor que los otros profetas en el sentido de que no sólo profetizó la venida del Mesías, sino que también lo introdujo en el mundo!
Juan le dijo al público acerca de la pronta venida de Cristo: “Respondió Juan, diciendo a todos, Yo os bautizo con agua, pero el que viene es más poderoso yo, cuya correa de sus zapatos no soy digno de desatar: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).
Sólo un poco más tarde, el Mesías vino! Y Juan no profetizó más, sino que lo presenta a la multitud que contemplaba: “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un hombre que es antes de mí: porque era primero que yo” (Juan 1:29, 30).
Aunque Juan era el más grande de todos los que vivieron antes de la venida de Jesús, él no llegó a ver la obra, la vida, la muerte y la resurrección del Cordero de Dios. La gente común pudo ver todo esto, y por lo tanto eran más privilegiados que Juan el Bautista. Jesús claramente dijo a sus discípulos humildes y seguidores: “¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:16, 17).
Por lo tanto, sólo esa generación de gente que vio a Jesús personalmente en carne de hombre fue la más privilegiada de todas antes de su venida y después de la ascensión.
Aunque la mayoría de ellos eran simples pescadores de origen humilde, ellos fueron los más especiales de todos los que vieron lo que todos los profetas y justos desearon ver, pero no lo lograron. Estos eran más grandes que Juan el Bautista, el profeta más grande, porque vieron poderosos actos de Jesús, de primera mano, y le oyeron pronunciar las palabras de vida, y se asociaron a él. Esa es la razón Jesús dijo:
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista: a pesar de que el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él” (Mateo 11:11).
En resumen:
Esos primeros cristianos que fueron testigos oculares o presenciales del Cristo, y que dieron testimonio de lo que vieron y oyeron por todos lados del mundo de entonces, degustaron algunas de las futuras bondades del reino venidero en sus tiempos, específicamente en sus obras de liberación demoníaca, sanación de enfermos, y resurrección de muertos. Estos habían sido trasladados por fe al reino del amado Hijo y eran obviamente más grandes que los profetas de antaño que no llegaron a ver lo que ellos vieron del Mesías durante sus 3 y medio año de ministerio público entre los suyos. Esto, sin embargo, no significa que los fieles del Antiguo Testamento no tendrán el privilegio de reinar con Cristo, pues ya hemos visto que los profetas del AT se sentarán en la mesa mesiánica con Cristo y todos los patriarcas reverenciados por Israel.
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Algunos predicadores se remontan a los dicho por Jesús en Mateo 11:11 para afirmar que los profetas Judíos que vivieron en el Antiguo Pacto no tendrán una participación ejecutiva o de gobernantes en el reino de Cristo, sino sólo como súbditos o vasallos.
Y es que en este verso en cuestión Jesús dice algo tan misterioso sobre su precursor que a muchos estudiosos aún se les hace muy difícil interpretar con lucidez la enseñanza que se esconde en éste . Estos intérpretes sólo pueden concluir que Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas que han existido, y que anunció al Mesías y su inminente venida y que lo vio personalmente, quedará fuera del reino, porque sencillamente el menor en el reino es mayor que él. Pero si somos realmente justos en nuestra exegesis bíblica, tendríamos que concluir que Juan el Bautista no sólo NO sería un ejecutivo o un gobernante del reino mesiánico, sino que tampoco sería un súbdito, ya que el menor en el reino es mayor que él. ¿Pero podría alguno pensar que Juan el Bautista quedaría fuera del reino, como ciertamente quedarán los impíos, porque supuestamente es menor o menos que el menos regio de los que heredan el reino? No me parece!
Si tomamos literalmente lo dicho por Jesús de que Juan el Bautista es menor que el último de los que heredan el reino, entonces Juan el Bautista quedará excluido del reino de Cristo indefectiblemente. No podrá ser ni gobernante ni súbdito, pues aquí Jesús no está diciendo que Juan es menor de los menores que gobiernan el reino, sino que claramente dice que es menor o menos de los menores en el reino. Si Jesús hubiera dicho con claridad que Juan el Bautista es menor o más pequeño de los que gobiernan, entonces él no podría ser gobernante, pero sí súbdito. Pero acá Jesús no habla de gobernantes, sino del reino en su conjunto. El menor de los que están en el reino es más que Juan el Bautista, lo que dejaría a Juan el Bautista fuera del reino como un impío. ¡Y esto no lo veo razonable!
El profeta David: ¿Rey o súbdito del reino mesiánico?
Las Escrituras nos presentan a Juan el Bautista como el más grande profeta nacido de mujer. Esto quiere decir que Juan el Bautista fue, a la vista de Cristo, el más grande profeta, y más aún que el mismo rey David, quien también era profeta de Dios. Dice así Pedro: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca DAVID, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero SIENDO PROFETA, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono”. Así que David era profeta, ¡pero menor que Juan el Bautista!…¡y esto no lo digo yo, sino el propio Jesucristo!
Pues bien, ¿creerá alguno que David, que por ser un profeta nacido de mujer, y muy anterior a Juan, y menor que éste, es indigno de ser co-gobernante con su hijo (el Mesías Cristo) en su propio reino davídico restaurado? Es decir, ¿estará David en su reino restaurado simplemente como un vasallo, o en el peor de los casos, totalmente excluido de él porque es menor que el mismo profeta Juan el Bautista, que a su vez es menor de los menores de los que entran en el reino?¿Realmente cree usted que el reino davídico será restaurado con más gloria aún, pero teniendo a su primer rey ungido como un mero súbdito del mismo? ¡Vamos, amigos, debemos ser consecuentes con todas las promesas bíblicas, y no ser parciales! Sinceramente no creo que al propio rey Jesús le gustaría ver a su propio noble padre como un vasallo de su propio reino, como si estuviera derrocado por su hijo. Definitivamente algo distinto tuvo que significar lo dicho por Jesús en Mateo 11:11.
Los profetas sentados en la mesa mesiánica con Cristo
Jesús se sintió orgulloso de su linaje davídico, cuando dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de DAVID, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apo. 22:16). Con esto Jesús da importancia al hecho de que su padre es el otrora rey David, y así lo recalca Mateo al empezar su evangelio (Mateo 1:1). El rey y profeta David es el padre de Jesús, una declaración solemne y crucial que hace de David un personaje de primera importancia que nos recuerda la realeza de su hijo, Jesucristo. Jesús es el Rey del reino, y David, su padre, es parte de esa nobleza que regirá el mundo venidero de justicia. Dicen Oseas y Jeremías, así: “Sino que servirán a Jehová su Dios y a DAVID SU REY, a quien yo les levantaré” (Jer. 30:9). Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a DAVID SU REY; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días (Oseas 3:5). Si bien este “David su rey” es una referencia a Jesús, el Cristo, también incluye al mismo antiguo rey David, quien estará en el reino como monarca coregente.
Jesús anunció que los profetas, incluyendo a su padre en la carne, el legendario rey David, estarán en su mesa en el reino, cuando dijo: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a TODOS LOS PROFETAS (¡David era profeta!) en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28). Nótese que aquí se habla de TODOS los profetas, y no sólo de algunos, los cuales estarán en el reino de Dios, y entre ellos David y Juan el Bautista, de quien se dice es el menor de los menores que entran en el reino. Estos se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac, Jacob, y los demás profetas. En Lucas 13:29 se dice que los que vengan del oriente y del occidente se sentarán en la mesa en el reino de Dios. “Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán A LA MESA en el reino de Dios”. En Mateo 8:11 Jesús dice: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”. De modo que si comparamos ambos textos con la debida atención, veremos que Abraham, Isaac, y Jacob estarán sentados a la mesa mesiánica, y no sólo ellos, sino también TODOS los profetas (ver Lucas 13:28).
Así que David, Juan el bautista, y los demás profetas y patriarcas estarán sentados a la mesa con el Rey, y esto tiene un significado singular: el de gozar de un status de privilegio y honor con Su Majestad, el rey. Recordemos que la madre de los hijos de Zebedeo buscaba para sus hijos un lugar de honor en la mesa del reino mesiánico, al pedirle a Jesús que uno de sus hijos se siente con él a su derecha y el otro a su izquierda (Mateo 20:20,21).
Pero hay algunos hermanitos tercos y recalcitrantes detractores que creen que sentarse a la mesa mesiánica tiene un significado general de ingresar al reino, ya sea como gobernante o como vasallo. Pero amigos, ¿a qué necio se le ocurriría afirmar tal cosa? ¡Pues sólo a los tercos y fanáticos que no quieren entrar en razón! ¡…y yo conozco a algunos que se creen iluminados y no quieren entender esta simple verdad!
¿Qué puede significar entonces Mateo 11:11?
El evangelista Michael Pedrin comenta este pasaje, así:
El propio Señor Jesús declara que Juan el Bautista era la persona más grande de nacer de mujer hasta ese período de tiempo. No sólo era un profeta importante, sino, “Más que un profeta” (Mateo 11:9).
Todos los profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre la futura venida del Mesías. Jesús mismo declaró: Escudriñad las Escrituras, porque en ellas tenéis que tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39) Y comenzando desde Moisés y siguiendo por los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de sí mismo (Lucas 24:27).
Jesús compara a Juan el Bautista con los otros profetas del Antiguo Testamento, y dice: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan” (Mateo 11:13). Juan fue el último de los profetas antes de la venida del Mesías, y fue mayor que los otros profetas en el sentido de que no sólo profetizó la venida del Mesías, sino que también lo introdujo en el mundo!
Juan le dijo al público acerca de la pronta venida de Cristo: “Respondió Juan, diciendo a todos, Yo os bautizo con agua, pero el que viene es más poderoso yo, cuya correa de sus zapatos no soy digno de desatar: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).
Sólo un poco más tarde, el Mesías vino! Y Juan no profetizó más, sino que lo presenta a la multitud que contemplaba: “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un hombre que es antes de mí: porque era primero que yo” (Juan 1:29, 30).
Aunque Juan era el más grande de todos los que vivieron antes de la venida de Jesús, él no llegó a ver la obra, la vida, la muerte y la resurrección del Cordero de Dios. La gente común pudo ver todo esto, y por lo tanto eran más privilegiados que Juan el Bautista. Jesús claramente dijo a sus discípulos humildes y seguidores: “¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:16, 17).
Por lo tanto, sólo esa generación de gente que vio a Jesús personalmente en carne de hombre fue la más privilegiada de todas antes de su venida y después de la ascensión.
Aunque la mayoría de ellos eran simples pescadores de origen humilde, ellos fueron los más especiales de todos los que vieron lo que todos los profetas y justos desearon ver, pero no lo lograron. Estos eran más grandes que Juan el Bautista, el profeta más grande, porque vieron poderosos actos de Jesús, de primera mano, y le oyeron pronunciar las palabras de vida, y se asociaron a él. Esa es la razón Jesús dijo:
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista: a pesar de que el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él” (Mateo 11:11).
En resumen:
Esos primeros cristianos que fueron testigos oculares o presenciales del Cristo, y que dieron testimonio de lo que vieron y oyeron por todos lados del mundo de entonces, degustaron algunas de las futuras bondades del reino venidero en sus tiempos, específicamente en sus obras de liberación demoníaca, sanación de enfermos, y resurrección de muertos. Estos habían sido trasladados por fe al reino del amado Hijo y eran obviamente más grandes que los profetas de antaño que no llegaron a ver lo que ellos vieron del Mesías durante sus 3 y medio año de ministerio público entre los suyos. Esto, sin embargo, no significa que los fieles del Antiguo Testamento no tendrán el privilegio de reinar con Cristo, pues ya hemos visto que los profetas del AT se sentarán en la mesa mesiánica con Cristo y todos los patriarcas reverenciados por Israel.
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