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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 1 de enero de 2010

LA SEPSIS Y EL JUICIO DE DIOS


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«. . . y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras» (Ap.16:11).

La Peste Bubónica llegó a Europa en el Siglo XIV por medio de doce galeras genovesas infectadas por la mortal bacteria denominada hogaño como Yersinia Pestis, un bacilo aerobio Gram Negativo, facultativo y extremadamente patógeno. Esta terrible enfermedad es una zoonosis, significa que los animales afectados pueden trasmitirla a los seres humanos en condiciones naturales. La OMS informa un número de 1000 a 3000 caso documentados por año de Peste Bubónica. El reservorio natural del germen se encuentra en roedores y carnívoros salvajes, en conejos, en liebres, y en gatos domésticos.

El período de incubación varía de 2 a 8 días. El cuadro clínico empieza con fiebre, cefalea (dolor de cabeza), escalofríos, ataque al estado general y postración. Posteriormente se forman grandes úlceras o carbuncos y los ganglios linfáticos crecen por la respuesta inmunológica inflamatoria a la agresión bacteriana. Estos ganglios sufren una disgregación histológica que da paso a la aparición de bubones que son tumores purulentos grandes. Esta es la forma más frecuente de presentación clínica, pero hay otra de afección pulmonar, manifestada como neumonía de esputos sanguinolentos y sepsis grave. Existe una tercera forma de ataque, la septicémica (Septicemia significa «envenenamiento de la sangre»), causada por las toxinas que produce el bacilo de la Peste). Los bacilos invaden el torrente sanguíneo provocando hemorragias difusas en la piel. En las mucosas las lesiones son de un tono negro o azulado (de allí provienen el nombre de Muerte Negra). Después de un agónico suplicio, sobreviene la muerte del paciente. La Peste Bubónica no es trasmitida de un ser humano a otro, el causante de la transmisión es una Pulga de Oriente que vive en las ratas.

El punto geográfico inicial de distribución de la Peste Bubónica en Europa fue en el puerto de Mesina, en Sicilia. La tripulación se había contagiado en Kaffa, lugar que corresponde actualmente a Fedosija, en el suroeste de Crimea. La epidemia llega al puerto de Mesina, en Italia. Las ratas trasmisoras se encargan de diseminar la enfermedad por todos lados. Se piensa que la pandemia comenzó en 1333 en China, después, es alcanzada la India para extenderse a las costas del Mar Negro. Ya en 1352 alrededor de 25 millones de personas habían fallecido por la letal plaga pestilente. Este número colosal correspondió en aquel entonces al tercio de la población total Europea. La primera epidemia Europea conocida en la historia, la Justiniana, apareció en los años 531 y 580 d.C. Se reportaron 1000 muertes diarias en Constantinopla en el año 542 d. C. La última epidemia arrasadora apareció en Londres, matando entre 70 000 a 100 000 personas. Un tercio de la población de individuos en Londres escapa de la Muerte Negra. En las mediaciones del Siglo XIV, tiempo de mayor asolamiento de la Peste Negra en la historia de Europa, muchos pensaron que el juicio final divino había caído sobre la Tierra. La repentina aparición de la Peste y sus estragos dentro de la población, obligaron a considerar sin ninguna duda un evento apocalíptico que anunciaba el fin de todas las cosas. El caos y la confusión general indujeron un fanatismo religioso irracional y la violencia se hace notar marcadamente en una Europa ya mermada por la pandemia. Surgen los autos flagelantes para expiar la maldad del mundo, desplazando a un lado la confesión sacramental ritualista católica. El Tarantismo se manifiesta en una parte de la población como un éxtasis histérica y epidémica por los horrores de la Peste Negra, emanado a causa del miedo y la desesperación: Las personas danzan semidesnudas en grupos, y al cabo de mucho tiempo, algunas caen exhaustas por el cansancio físico desmedido. Se culpa a los judíos de haber envenenado las aguas potables iniciándose una persecución contra ellos para propinarles crueles castigos; son frecuentes los asesinatos de judíos en masa por confesiones falsas obligadas. El siglo XX no pasa desapercibido del tétrico abrazó de la Peste Negra: Países como Manchurria, Mongolia e Indochina, probaron su nefasto asolamiento. Hoy en día, la Muerte Negra aparece en casos aislados, en áreas limitadas, gracias a las técnicas modernas de prevención y por el surgimiento de antimicrobianos eficaces contra ella. . . Pero esto, no es todo:

«Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con «mortandad», y con las fieras de la tierra» (Ap.6:7.8).

En el griego, la palabra «mortandad» es «en thanátoi» y tienen un significado directo con la palabra «pestilencia».
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El vocablo griego usado en el texto es «thánatos» (muerte). Un autor comenta que el vocablo es puesto por metonimia: «. . . como el efecto de la causa que la produce, la cual es la pestilencia». La palabra pestilencia en el libro de Apocalipsis tiene relación con procesos infecciosos destructivos para la Humanidad, como son las epidemias y las pandemias. Las guerras (Ap.6:4), las hambrunas (Ap.6: 5), traerán como resultado la aparición de brotes epidémicos extensos y mortales en la Gran Tribulación Final que serán difíciles de erradicar por las condiciones precarias en el mundo en ese tiempo de hórridas calamidades. Hay un poco menos de siete mil millones (7.000.000.000) de personas en el mundo hoy por hoy. La Peste Bubónica que apareció en el siglo XIV, cuya duración fue de cinco años, terminó con la vida de 25 millones de personas de la población de Europa aproximadamente, quedando establecido, a decir verdad, una cantidad numérica asombrosamente exorbitante de individuos fallecidos.
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Considerando la cantidad total aproximada de personas que hay en el mundo en la presente era (lógicamente el número de ellas será muchísimo mayor en el tiempo de la Gran Tribulación Final), Uno puede imaginar con asombro el enorme número de individuos que perecerán por epidemias infecciosas (entre otras cosas) en la Gran Tribulación Final, teniendo en cuenta la cuarta parte de la población mundial futura afectada en un inicio de esa época y que la Biblia menciona.
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Conforme los juicios avancen en ella, el alcance destructivo será mayor. Las peores pandemias que el mundo ha sufrido, serán solamente un juego de niños comparadas con las que surgirán en la Gran Tribulación Final.

«Fue el primero, y derramó una copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen» (Ap.16:2).

Podemos ver en el texto que la úlcera maligna que aparece en los adoradores de la bestia, no es por causa del hombre, sino por voluntad de Dios. Dios tiene el poder de manifestar sobrenaturalmente cualquier cosa que sea, ejemplo claro está en el AT., con las plagas de Egipto (Ex. caps. 7-12). El texto apocalíptico dice que la úlcera es maligna y alude la severidad y el daño que provoca. Dice también que es pestilente, es decir, posee una característica muy fiel de las lesiones necróticas infectadas que son fétidas o de olor notablemente nauseabundo, regularmente provocadas por bacterias que son estrictamente anaeróbicas (que viven sin oxigeno), que son anaeróbicas facultativas (que pueden vivir con oxígeno o sin él), o que son microaerofílicas (que viven con poco oxígeno), dónde la transferencia normal de oxígeno a los tejidos no sirve absolutamente para nada: ¡Qué terrible daño a la economía humana hermanos y amigos que nos visitan! El texto muestra de manera proléptica que los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen son los únicos enjuiciados para padecer semejante y tormentosa dermo infección. No se menciona otra clase de personas que la padezcan, como son los salvos por ejemplo. Como la adoración de la bestia y la aceptación de su marca alcanzará todo el mundo (Ap. cap.13, leer por favor, y entiéndase), es razonable pensar que esta úlcera pestilente tendrá un carácter pandémico. Dios sabe perfectamente bien en que parte golpeará a los pecadores altivos, profanos e incrédulos en la Gran Tribulación Final para que se vuelvan a Él.
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Hermano y amigo que nos visitan, esta es una de las pocas formas que Dios tratará con la Humanidad en la época antes mencionada y que pronto ya se acerca. Sólo los necios y arrogantes seguirán en el error fatal de no arrepentirse de sus pecados para darle gloria al Dios del cielo en este período de suma iniquidad (Ap.16:9).

Continuarán adorando a los demonios, a las imágenes; continuarán en sus homicidios, en sus hechicerías, en su fornicación y en sus hurtos (Ap. 9:20-21). La paga por su pecado, será la muerte eterna (Ro.6:23).

Dios bendiga a mis hermanos y amigos que nos visitan.

LOS METEOROS APORTAN PRUEBAS DE UNA TIERRA JOVEN


Mientras yo estaba viendo la lluvia de meteoritos la otra noche me preguntaba cómo encajan los meteoros con el plan de Dios y la Biblia. ¿De dónde vienen y por qué la Biblia los menciona?

También estuve viendo meteoros a las 5 a.m. en la mañana del domingo con mi familia en el patio trasero. Gritando en voz baja: “Allí hay uno!” alrededor de 150 veces contamos alrededor de tres por minuto, hasta que mi cuello no pudo soportar la tensión de buscar por más tiempo. Fue como ver fuegos artificiales, pero fue la naturaleza (bajo la supervisión de Dios) que estaba proporcionando la pirotecnia en este evento raro.

Dos formas cómo los meteoros nos ayudan a comprender a Dios y Su palabra son evidentes. En primer lugar, confirman la edad bíblica de la Tierra. Un examen de los meteoros, meteoritos y cometas proporciona una buena evidencia de la edad de la Tierra – es decir, una edad en miles de años y no en millones de años.

Los meteoros, también llamado “Estrellas fugaces”, no son estrellas del todo. La mayoría de los meteoritos son sólo del tamaño de guijarros o granos de sal y se queman rápidamente por fricción en la atmósfera superior de la tierra, lo que produce el rayo de luz que vemos. La basura espacial puede venir de la desintegración de cometas, las colisiones entre el material del espacio y de la luna o los planetas cercanos o podría ser el material que ha escapado del cinturón de asteroides. En este caso, los meteoros provenían de polvo cósmico y los escombros dejados por el cometa Tempel-Tuttle. Cada año entre el 16 y 18 de noviembre, la órbita de la Tierra lo toma a través del polvo y el rastro de escombros de este cometa. Debido a que estos meteoros parecen provenir de la misma parte del cielo como la constelación de Leo es que se llama “Lluvia de meteoros Leónidas.” El cometa Tempel-Tuttle orbita la Tierra cada 33,25 años.

Cada vez que los cometas (incluyendo Tempel-Tuttle) pasa cerca del Sol se hacen más pequeñas, porque la superficie se derrite y arroja más polvo y escombros. Así, la vida útil de los cometas es relativamente corta. El Dr. Fred Whipple, una de las autoridades más respetadas en los cometas, estima que un cometa sólo puede orbitar alrededor del Sol unas 200 veces antes de que se queme. El cometa Halley, por ejemplo, tiene una órbita de 76 años en promedio, lo que significa que debe ser, como máximo, 15.000 años de antigüedad o menos. La corta vida útil de los cometas proporciona un problema para aquellos que quieren creer que la tierra tiene 4,6 mil millones años de edad. Esta vida útil corta es exactamente lo que el modelo de creación del origen perfilado en la Biblia predice.

La existencia de los meteoros y meteoritos (los meteoros de gran tamaño que han sobrevivido el paso por la atmósfera de la Tierra) también causa un gran problema para los evolucionistas. Óxidos dejados de meteoros quemados forman un polvo que finalmente se asienta en la Tierra. Aunque es un evento raro que un meteorito llegue a la Tierra, esperaríamos encontrar mucho polvo dado a los millones de años que se atribuyen a la edad de la Tierra. Además, polvo de los meteoritos y meteoros deberían encontrarse a lo largo de la capa de rocas sedimentarias en la “columna geológica”. En cambio, Ian Taylor en su libro “En la mente de los hombres” informa, “nunca un meteorito único y verdadero se ha encontrado en la capa de rocas sedimentarias.” La cantidad de polvo de meteoritos asentados en la Tierra cada año, multiplicado por cinco mil millones años llevó incluso a Isaac Asimov admitir que, el polvo causaría una capa de cincuenta cuatro pies de profundidad en toda la superficie de la Tierra. Ni rastro de la capa de ese tipo existe. Una vez más, la evidencia en la naturaleza confirma que la Tierra no puede ser tan vieja como muchos nos quieren hacer creer.

Una segunda observación que podemos hacer de estas rocas extraterrestres es que, mientras que demuestran el poder de Dios, son también el resultado del pecado en la creación. La naturaleza destructiva de estos objetos no era ciertamente una parte del plan original de Dios. Además, el miedo a los cometas y meteoritos en el pasado remoto se puede entender de lo que hoy conocemos: los cometas se están desintegrando, por lo que habrían sido más grandes que los meteoros y también habrían sido probablemente más grandes en el pasado. Este temor podría también haber llevado a algunos a adorarlas. Tal vez eso es lo que se ve con la imagen “que cayó del cielo” en Hechos 19:35. En lugar de adoración y miedo de estos objetos y luces en el cielo, ellos nos deben recordar el poder de Dios y el gemido de la creación (Romanos 8:22) en espera de ser restaurada a su estado original de la perfección.

En resumen, los meteoros, debido a su naturaleza destructiva, no eran parte del plan original de Dios. Aún así, nos pueden mostrar el poder de Dios. Además, si nos fijamos en el reloj del “meteorito” en la geología y la ausencia de meteoritos en las rocas sedimentarias, eso confirma la edad de la Tierra dada en la Biblia. Por último, la corta vida de los cometas confirma la temprana edad de la Tierra.

Fuente:

http://www.creationdefense.org/90.htm

www.apologista.blogdiario.com

www.elevangeliodelreino.org

www.yeshuahamashiaj.org