Por Ingº Mario A Olcese
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“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).
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“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).
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Estimados amigos, algunos de ustedes me preguntan con inquietud, lo siguiente: ¿por qué gastas mucho tiempo precioso hablando del reino de Dios en tu blog, habiendo tantos otros temas interesantes e importantes que se pueden tratar? Y yo les respondo: ¡Porque este mensaje del reino es salvador para todo aquel que lo recibe y lo cree con fe! Sin embargo, es de reconocimiento general de que este blog trata de muy diversos temas, siendo el principal, el evangelio del reino de Dios. Hasta el momento tenemos publicados un montón de temas surtidos que ya casi llegan a los 4,800…¡y siguen en aumento!, pero siempre hacemos hincapié en el evangelio del reino, porque éste es precisamente el mensaje que Jesús espera que sus verdaderos seguidores difundan y que los perdidos crean para su salvación eterna (Mateo 24:14; Lucas 9:60-62; Mateo 6:33).
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Creemos que muchas noticias nos pueden traer alegrías, como el nacimiento de nuestro primogénito, un buen aumento de sueldo, un bonito regalo anhelado, la recuperación de la salud de un ser querido, un premio a la excelencia, etc. Sin embargo, la noticia más extraordinaria que uno puede recibir es aquella que propone que uno puede volver a vivir, ser inmortal, y encontrarse personalmente con el Señor Jesucristo y ser un gobernante de su reino en un mundo justo y recto donde todo será armonía y felicidad. Estas sí son, en realidad, muy buenas noticias…¡las mejores que uno pueda escuchar, y que producen un genuino gozo duradero en esta vida pasajera!
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Creemos que muchas noticias nos pueden traer alegrías, como el nacimiento de nuestro primogénito, un buen aumento de sueldo, un bonito regalo anhelado, la recuperación de la salud de un ser querido, un premio a la excelencia, etc. Sin embargo, la noticia más extraordinaria que uno puede recibir es aquella que propone que uno puede volver a vivir, ser inmortal, y encontrarse personalmente con el Señor Jesucristo y ser un gobernante de su reino en un mundo justo y recto donde todo será armonía y felicidad. Estas sí son, en realidad, muy buenas noticias…¡las mejores que uno pueda escuchar, y que producen un genuino gozo duradero en esta vida pasajera!
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Desgraciadamente, muchos aún piensan que nosotros somos muy literales cuando tomamos las promesas del reino de Jesús como un asunto de gobierno, de regir el mundo, de tener autoridad sobre las naciones. Estas personas prefieren tomar de una manera alegórica el mensaje del reino, como que si éste se tratase de un “reinado de Cristo en el corazón de cada creyente”. Esto último suena muy bonito y romántico para la mayoría de los cristianos, y por esto ellos se sienten inclinados a aceptar este tipo de interpretación del reino que sabe más “espiritual” o “celestial”. Para estos cristianos el reino que propugnamos con mucho entusiasmo sabe a Antiguo Testamento, a promesas judías, y por tanto, supuestamente obsoletas para la iglesia. Ellos suponen que el Nuevo Testamento presenta otro enfoque del reino que los Judíos no entendieron y rechazaron, y que motivó que Dios los descartara de sus pactos. Esta creencia, no obstante, es injustificable y sin asidero bíblico, puesto que Pablo escribió que Jesús vino a los suyos para confirmar las promesas hechas a los padres (Abraham, Isaac y Jacob…) Romanos 15:8.
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Ahora bien, es cierto que el mundo se va derrumbando de a pedazos por el caos reinante, y es comprensible que por el desconcierto generalizado, sumado al temor y la inseguridad que éste revoltijo está ocasionando en la gente, los impela a buscar “escapar” a otro mundo o esfera para así evadir las atroces calamidades que se nos avecinan. ¿Y qué mejor propuesta que aquella que nos pueda ofrecer “volar al cielo” o a “otra dimensión” para estar con Dios, si somos “buenos”? Por eso, cuando les predicamos a nuestras visitas que los “mansos heredarán la tierra”(Mateo 5:5), ellas casi inmediatamente se sienten muy poco animadas a escucharnos o a creernos, porque sencillamente ya no sienten gusto o deseos de residir en una tierra como ésta. Sí, es comprensible, pero si les proponemos una tierra nueva donde sólo morará la justicia, el punto de vista puede cambiar radicalmente. En realidad la tierra es muy hermosa y Dios la diseñó y preparó para que la habitemos con alegría, salud, prosperidad y longevidad. De hecho, después de que Dios terminó de hacerla, vio que todo era bueno en gran manera (Génesis 1:31).
Ahora bien, es cierto que el mundo se va derrumbando de a pedazos por el caos reinante, y es comprensible que por el desconcierto generalizado, sumado al temor y la inseguridad que éste revoltijo está ocasionando en la gente, los impela a buscar “escapar” a otro mundo o esfera para así evadir las atroces calamidades que se nos avecinan. ¿Y qué mejor propuesta que aquella que nos pueda ofrecer “volar al cielo” o a “otra dimensión” para estar con Dios, si somos “buenos”? Por eso, cuando les predicamos a nuestras visitas que los “mansos heredarán la tierra”(Mateo 5:5), ellas casi inmediatamente se sienten muy poco animadas a escucharnos o a creernos, porque sencillamente ya no sienten gusto o deseos de residir en una tierra como ésta. Sí, es comprensible, pero si les proponemos una tierra nueva donde sólo morará la justicia, el punto de vista puede cambiar radicalmente. En realidad la tierra es muy hermosa y Dios la diseñó y preparó para que la habitemos con alegría, salud, prosperidad y longevidad. De hecho, después de que Dios terminó de hacerla, vio que todo era bueno en gran manera (Génesis 1:31).
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Así que si Dios creó la tierra para ser habitada por los hombres, y que para ello hizo todo bueno en gran manera, ¿podría ahora Él darse por vencido y trasladar a los hombres justos al cielo, o a otra dimensión, sólo porque malos hombres la están destruyendo? ¿No sería más sabio sacar a los que la destruyen para así restaurar todas las cosas como al comienzo? ¡Creo que sí! De hecho, en Apocalipsis 11:18 se nos dice que el Señor destruirá a todos aquellos que están destruyendo su creación, para hacer nuevas todas las cosas (Hechos 3:19-21; Apo. 21:5).
Así que si Dios creó la tierra para ser habitada por los hombres, y que para ello hizo todo bueno en gran manera, ¿podría ahora Él darse por vencido y trasladar a los hombres justos al cielo, o a otra dimensión, sólo porque malos hombres la están destruyendo? ¿No sería más sabio sacar a los que la destruyen para así restaurar todas las cosas como al comienzo? ¡Creo que sí! De hecho, en Apocalipsis 11:18 se nos dice que el Señor destruirá a todos aquellos que están destruyendo su creación, para hacer nuevas todas las cosas (Hechos 3:19-21; Apo. 21:5).
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Estas si son buenas noticias para la humanidad, el evangelio de Dios proclamado por Su Hijo Jesucristo al mundo (Lucas 4:43) y extendido después por sus seguidores verdaderos y obedientes (Lucas 8:1,2; 9:1,2; Hechos 8:12; Hechos 19:5; Hechos 20:25; 28:23,30,31; Mateo 24:14). Este es el único evangelio salvador…¡no hay otro! (Romanos 1:16; Gál 1:6.9). Es por eso mi insistencia por darlo a conocer a medio mundo, por decirlo de alguna manera, pues sé que la fe en Cristo y en su reino venidero de justicia, no sólo le puede dar esperanza a la humanidad, sino también la salvación (Lea con cuidado Mateo 19:16-25). Sí, el mundo tiene esperanza con el evangelio del reino…¡pero no algún otro que es fraudulento y que conduce a la perdición! Sinceramente espero haberme explicado con meridiana claridad.
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Estas si son buenas noticias para la humanidad, el evangelio de Dios proclamado por Su Hijo Jesucristo al mundo (Lucas 4:43) y extendido después por sus seguidores verdaderos y obedientes (Lucas 8:1,2; 9:1,2; Hechos 8:12; Hechos 19:5; Hechos 20:25; 28:23,30,31; Mateo 24:14). Este es el único evangelio salvador…¡no hay otro! (Romanos 1:16; Gál 1:6.9). Es por eso mi insistencia por darlo a conocer a medio mundo, por decirlo de alguna manera, pues sé que la fe en Cristo y en su reino venidero de justicia, no sólo le puede dar esperanza a la humanidad, sino también la salvación (Lea con cuidado Mateo 19:16-25). Sí, el mundo tiene esperanza con el evangelio del reino…¡pero no algún otro que es fraudulento y que conduce a la perdición! Sinceramente espero haberme explicado con meridiana claridad.
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Finalmente: ¿aceptará el evangelio original del reino de Dios, o se quedará con algún otro que escuchó por allí en alguna iglesia “cristiana”? ¡Usted decide finalmente!