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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 28 de mayo de 2010

LA AMISTAD CON EL MUNDO


Por Greg Laurie


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2


Cuando nos encontramos con el término “mundo” en la Biblia, éste no necesariamente habla de la Tierra, en sí. Mejor dicho, éste a menudo habla de un sistema, una mentalidad, o un modo de pensar. Este sistema, esta mentalidad, es controlado por el “dios de este mundo,” también conocido como Satanás.


Un enemigo serio que enfrenta los cristianos hoy es el mundo. La Biblia advierte, “¡Adúlteros y adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Quienquiera por lo tanto que quiere ser un amigo del mundo se hace un enemigo de Dios” (Santiago 4:4). En la lengua original, el término “amistad” en este verso aparece sólo en el Nuevo Testamento y habla de un fuerte apego emocional, amar, tener un afecto, o hasta besarse.


El Cristiano que se vuelve de Cristo y Su iglesia para buscar el placer y la satisfacción de este mundo ha puesto a otros dioses en Su lugar. Es el mensaje que Dios dio a Jeremías para Su pueblo obstinado: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13).


Una cisterna es un gran pozo o piscina tallada en una roca. Una cisterna rota tiene un agujero y no puede retener el agua. Dios dice, ‘Si usted va ahí al mundo y bebe de aquel pozo, no le va a satisfacer.’


Así qué, ¿qué vamos hacer cuándo seamos rodeados por esta mentalidad, este sistema mundial que es tan contrario de lo que la Palabra de Dios enseña? El único modo de contrariar este mensaje del mundo es saturarnos con las cosas de Dios.