Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Este estudio está dirigido para las personas que en verdad buscan con interés y seriedad crecer espiritualmente sobre el conocimiento de Dios. No tiene el más mínimo propósito de persuadir a quienes piensen lo contrario, ya qué muchos, ni viendo la verdad, creerán en ella.
No sólo la ignorancia, sino una desviada información teológica ha venido a dar como resultado el absurdo desatino de una “resurrección universal” que es pregonado principalmente por la corriente amilenarista, y cabe decir, por su novedad, en una página en la Internet y que pertenece a unos señores que se hacen llamar como Armando y Manolo, la cual han intitulado: “Reflexiones acerca de las Escrituras, labiblianodiceesto.blogspot.com, cuya “lógica y sentido común”, como éstos dicen, no tiene, a decir verdad, nada de “lógica y sentido común” cuando es pasada por el ojo escrutador de la infalible Biblia, sin olvidarme de recordarles a estas dos personas y dueñas de la mencionada página que espero sus respuestas a las «preguntas» hechas por un servidor. Tómense su tiempo que los aguardo con mucha paciencia (¿Serán, quizás, “Testigos de Jehová” enmascarados de piedad?)
Yo invito a mis queridos visitantes a comparar mi estudio con un escrito de una de estas personas (labiblianodiceestoblogs.pot.com) y que trata, como el presente, de «la resurrección de los muertos». Es el mejor de mis deseos que determinen, con cabal juicio bíblico, la más ecuánime y reflexiva de las conclusiones.
La Biblia revela indiscutiblemente que habrá «dos resurrecciones»:
La primera: llamada «resurrección para vida».
La segunda: llamada «resurrección de juicio», «de condenación».
Empecemos nuestro estudio:
1). «La resurrección de vida».
Conocida también como «la resurrección de los justos» (Lc. 14:13-14), «la resurrección de entre los muertos» (Fil. 3:10-11), «una mejor resurrección» (He. 11:35), como habíamos dicho al principio: «la resurrección de vida» (Jn. 5:28-29), «la primera resurrección» (Ap. 20:6).
El contexto de cada frase indica una notoria división: Unos que «están muertos» pero que no experimentan ningún cambio, y otros que «sufren un trasformación al ser resucitados» (1 Ts. 4:16; 1 Co. 15:51-52).
No es difícil entender que si el Señor Jesucristo viene a levantar a los suyos, a resucitar a los fieles para a que reinen con él mil años, antes que los rebeldes inconversos, es lógico llamar a esta «resurrección» como «la primera», o la «de entre los muertos», ya que el «resto de los muertos» no sufren ninguna modificación; “continúan aletargados en el sueño de la muerte”. Para comprender la diferencia entre una y otra, depende de las palabras griegas «ek nekron» que se traducen como «de», o «de entre los muertos». Atención:
«Ek nekron», «de ente los muertos», nunca se aplica a los malvados. Estas palabras son utilizadas 49 veces en el Nuevo Testamento. 34 de ellas para señalar «la resurrección de Cristo», quien fue levantado «de entre los muertos»; 3 veces para indicar la presunta resurrección de Juan el Bautista (según la temerosa opinión de Herodes); 3 veces para mostrar la resurrección de Lázaro, qué como Cristo, fue levantado «de entre los muertos», pero sin ser glorificado; se usa 3 veces metafóricamente para indicar vida espiritual «de entre los muertos» por causa del pecado (véase Ro. 6:13; 11:15; Ef. 5:14). En utilizada en Lc. 16:31: “aun cuando alguno se levantare «de entre los muertos»”. En Heb. 11:19, la fe del patriarca Abraham consistía en que Dios podía levantar a Isaac aun «de entre los muertos».
Las últimas 4 se aplican a la resurrección futura «de entre los muertos». Marcos 12:25 dice para este caso «…cuando resucitaren de entre los muertos…»; Lc. 20:35-36: «…la resurrección de entre los muertos…»; y Hech. 4:1-2: «…la resurrección de entre los muertos».
Los pasajes nos enseñan que se llevará a cabo una resurrección «de entre los muertos»; esto significa que una parte de los muertos serán resucitados antes de que «todos» lo sean.
«La resurrección de entre los muertos», es la que comúnmente nombramos como «la primera resurrección», o «la resurrección de vida» (Jn. 5:29); únicamente engloba a los que serán levantados de la muerte para «vida eterna».
2). «La resurrección de condenación».
La Biblia profetiza otra «resurrección» como parte del programa de Dios para «los no salvos», y es la llamada «segunda resurrección», o «resurrección de condenación».
Esta parte se muestra así en las Escrituras:
«…mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Jn. 5:29).
Es bien clara aquí:
«Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años» (Ap. 20:5).
Más adelante:
«Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en el; de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios...».
«Y el mar entregó los muertos que había en el; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos…» (Ap. 20:11-13).
Tomando en cuenta que «la primera resurrección» aconteció antes de la inauguración del Reino Milenario, los «muertos» señalados en Ap. 20:11, 12 son tan sólo los que no sufrieron ningún cambio en el trascurso de la resurrección «de entre los muertos.» Estos son los muertos resucitados para «condenación eterna».
Hay varios pasajes bíblicos que se han empleado mal para tratar de acreditar el errado y engañoso dogma de una “resurrección general”. Los primeros de estos pasajes son el 2 y 3 del capítulo 12 del libro del profeta Daniel. Analicemos esto:
«Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad».
Parece ser que en estos textos “no existe ninguna distinción” entre una resurrección y otra, pero despejaremos de inmediato la “interesante” duda. Es importante estar atentos a los detalles para comprender bien nuestro escrito:
En la Biblia Versión Autorizada en Inglés se traduce dos veces la palabra «algunos» («unos» para vida eterna y «otros» para vergüenza y confusión perpetua). Jamás se vuelve a repetir en otra parte de la Biblia Hebrea, «en el sentido de tomar distributivamente cualquier clase general que haya sido previamente mencionada». Es por eso que no hay error en utilizar la palabra traducida «algunos» la primera vez en “aquellos” que «despiertan», y la segunda vez en “aquellos” que «duermen», a los que no han «despertado». Es evidente que los textos presentados nunca sugieren una “resurrección universal”. La expresión «muchos de entre», invalida precisamente esta última posibilidad.
La explicación de los textos bíblicos anteriores, no es el producto de un pensamiento incoherente. En este estudio, armonizamos con muchos comentaristas y estudiosos judíos en sus puntos de vista que están vinculados en una invaluable enseñanza gramatical y lexicográfica de expresiones, de palabras y de oraciones.
Por lo tanto, la traducción más aceptable quedaría de esta manera, de acuerdo a la interpretación tomada del reconocido rabino y erudito Aben Ezra del Siglo XII (que no fue como los teólogos improvisados de la Watchtower que han confundido a sus miembros con tantas ideas religiosas delirantes. Para Armando y Manolo):
«…“aquellos” que despierten serán para vida eterna, y “aquellos” que no despierten serán para vergüenza y confusión perpetua…».
Otros pasajes manipulado para aducir “sin ton ni son” el embuste de la “resurrección general” son Jn. 5:28-29:
«No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación».
La palabra «hora» pudiera mostrar, en cierto modo, una “resurrección general”, debido que supone “una expansión prolongada de tiempo”. Sin embargo, “no todo lo que brilla es oro”. Este pasaje en ningún instante demuestra una resucitación simultánea de justos e injustos. El Señor Jesucristo se expresaba en estos versos a la usanza de los profetas del Antiguo Testamento que conjuntaban sin hacer diferencia de tiempo los sucesos proféticos de cercano y lejano alcance (véase también Jn. 4:21, 23). Se observa además la misma tendencia profética en las disertaciones públicas de Cristo en los Evangelios. Por ejemplo, la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. y la descripción de la Gran Tribulación Escatológica se advierten a la vez en los mismos pasajes bíblicos («Profecías de corto y largo plazo»).
Otro ejemplo, por si fuera poco, lo encontramos en el Antiguo Testamento, con el profeta Isaías, en Is. 61:1-4. La primera parte de estas profecías se cumplió con Cristo durante su ministerio terrenal (véase Is. 61: 1-2a, compárese con Lc.4:16-21: «hoy se ha cumplido esta profecía»), pero los pasajes subsiguientes encierran dos cumplimientos proféticos mucho más futuros aun: el primero, llamado «el día de venganza del Dios nuestro», y será cuando Cristo juzgue las naciones del mundo al concluir la Gran Tribulación Final (véase Is. 61:2b), y el segundo, se refiere al período del «gobierno milenario de Cristo» (véase Is. 61:2c, 3-7). Todo esto profetizado en una evidente y cercana continuidad.
Los siguientes textos bíblicos son los que mejor nos descifran las dos partes del programa de Dios en la resurrección:
Este estudio está dirigido para las personas que en verdad buscan con interés y seriedad crecer espiritualmente sobre el conocimiento de Dios. No tiene el más mínimo propósito de persuadir a quienes piensen lo contrario, ya qué muchos, ni viendo la verdad, creerán en ella.
No sólo la ignorancia, sino una desviada información teológica ha venido a dar como resultado el absurdo desatino de una “resurrección universal” que es pregonado principalmente por la corriente amilenarista, y cabe decir, por su novedad, en una página en la Internet y que pertenece a unos señores que se hacen llamar como Armando y Manolo, la cual han intitulado: “Reflexiones acerca de las Escrituras, labiblianodiceesto.blogspot.com, cuya “lógica y sentido común”, como éstos dicen, no tiene, a decir verdad, nada de “lógica y sentido común” cuando es pasada por el ojo escrutador de la infalible Biblia, sin olvidarme de recordarles a estas dos personas y dueñas de la mencionada página que espero sus respuestas a las «preguntas» hechas por un servidor. Tómense su tiempo que los aguardo con mucha paciencia (¿Serán, quizás, “Testigos de Jehová” enmascarados de piedad?)
Yo invito a mis queridos visitantes a comparar mi estudio con un escrito de una de estas personas (labiblianodiceestoblogs.pot.com) y que trata, como el presente, de «la resurrección de los muertos». Es el mejor de mis deseos que determinen, con cabal juicio bíblico, la más ecuánime y reflexiva de las conclusiones.
La Biblia revela indiscutiblemente que habrá «dos resurrecciones»:
La primera: llamada «resurrección para vida».
La segunda: llamada «resurrección de juicio», «de condenación».
Empecemos nuestro estudio:
1). «La resurrección de vida».
Conocida también como «la resurrección de los justos» (Lc. 14:13-14), «la resurrección de entre los muertos» (Fil. 3:10-11), «una mejor resurrección» (He. 11:35), como habíamos dicho al principio: «la resurrección de vida» (Jn. 5:28-29), «la primera resurrección» (Ap. 20:6).
El contexto de cada frase indica una notoria división: Unos que «están muertos» pero que no experimentan ningún cambio, y otros que «sufren un trasformación al ser resucitados» (1 Ts. 4:16; 1 Co. 15:51-52).
No es difícil entender que si el Señor Jesucristo viene a levantar a los suyos, a resucitar a los fieles para a que reinen con él mil años, antes que los rebeldes inconversos, es lógico llamar a esta «resurrección» como «la primera», o la «de entre los muertos», ya que el «resto de los muertos» no sufren ninguna modificación; “continúan aletargados en el sueño de la muerte”. Para comprender la diferencia entre una y otra, depende de las palabras griegas «ek nekron» que se traducen como «de», o «de entre los muertos». Atención:
«Ek nekron», «de ente los muertos», nunca se aplica a los malvados. Estas palabras son utilizadas 49 veces en el Nuevo Testamento. 34 de ellas para señalar «la resurrección de Cristo», quien fue levantado «de entre los muertos»; 3 veces para indicar la presunta resurrección de Juan el Bautista (según la temerosa opinión de Herodes); 3 veces para mostrar la resurrección de Lázaro, qué como Cristo, fue levantado «de entre los muertos», pero sin ser glorificado; se usa 3 veces metafóricamente para indicar vida espiritual «de entre los muertos» por causa del pecado (véase Ro. 6:13; 11:15; Ef. 5:14). En utilizada en Lc. 16:31: “aun cuando alguno se levantare «de entre los muertos»”. En Heb. 11:19, la fe del patriarca Abraham consistía en que Dios podía levantar a Isaac aun «de entre los muertos».
Las últimas 4 se aplican a la resurrección futura «de entre los muertos». Marcos 12:25 dice para este caso «…cuando resucitaren de entre los muertos…»; Lc. 20:35-36: «…la resurrección de entre los muertos…»; y Hech. 4:1-2: «…la resurrección de entre los muertos».
Los pasajes nos enseñan que se llevará a cabo una resurrección «de entre los muertos»; esto significa que una parte de los muertos serán resucitados antes de que «todos» lo sean.
«La resurrección de entre los muertos», es la que comúnmente nombramos como «la primera resurrección», o «la resurrección de vida» (Jn. 5:29); únicamente engloba a los que serán levantados de la muerte para «vida eterna».
2). «La resurrección de condenación».
La Biblia profetiza otra «resurrección» como parte del programa de Dios para «los no salvos», y es la llamada «segunda resurrección», o «resurrección de condenación».
Esta parte se muestra así en las Escrituras:
«…mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Jn. 5:29).
Es bien clara aquí:
«Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años» (Ap. 20:5).
Más adelante:
«Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en el; de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios...».
«Y el mar entregó los muertos que había en el; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos…» (Ap. 20:11-13).
Tomando en cuenta que «la primera resurrección» aconteció antes de la inauguración del Reino Milenario, los «muertos» señalados en Ap. 20:11, 12 son tan sólo los que no sufrieron ningún cambio en el trascurso de la resurrección «de entre los muertos.» Estos son los muertos resucitados para «condenación eterna».
Hay varios pasajes bíblicos que se han empleado mal para tratar de acreditar el errado y engañoso dogma de una “resurrección general”. Los primeros de estos pasajes son el 2 y 3 del capítulo 12 del libro del profeta Daniel. Analicemos esto:
«Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad».
Parece ser que en estos textos “no existe ninguna distinción” entre una resurrección y otra, pero despejaremos de inmediato la “interesante” duda. Es importante estar atentos a los detalles para comprender bien nuestro escrito:
En la Biblia Versión Autorizada en Inglés se traduce dos veces la palabra «algunos» («unos» para vida eterna y «otros» para vergüenza y confusión perpetua). Jamás se vuelve a repetir en otra parte de la Biblia Hebrea, «en el sentido de tomar distributivamente cualquier clase general que haya sido previamente mencionada». Es por eso que no hay error en utilizar la palabra traducida «algunos» la primera vez en “aquellos” que «despiertan», y la segunda vez en “aquellos” que «duermen», a los que no han «despertado». Es evidente que los textos presentados nunca sugieren una “resurrección universal”. La expresión «muchos de entre», invalida precisamente esta última posibilidad.
La explicación de los textos bíblicos anteriores, no es el producto de un pensamiento incoherente. En este estudio, armonizamos con muchos comentaristas y estudiosos judíos en sus puntos de vista que están vinculados en una invaluable enseñanza gramatical y lexicográfica de expresiones, de palabras y de oraciones.
Por lo tanto, la traducción más aceptable quedaría de esta manera, de acuerdo a la interpretación tomada del reconocido rabino y erudito Aben Ezra del Siglo XII (que no fue como los teólogos improvisados de la Watchtower que han confundido a sus miembros con tantas ideas religiosas delirantes. Para Armando y Manolo):
«…“aquellos” que despierten serán para vida eterna, y “aquellos” que no despierten serán para vergüenza y confusión perpetua…».
Otros pasajes manipulado para aducir “sin ton ni son” el embuste de la “resurrección general” son Jn. 5:28-29:
«No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación».
La palabra «hora» pudiera mostrar, en cierto modo, una “resurrección general”, debido que supone “una expansión prolongada de tiempo”. Sin embargo, “no todo lo que brilla es oro”. Este pasaje en ningún instante demuestra una resucitación simultánea de justos e injustos. El Señor Jesucristo se expresaba en estos versos a la usanza de los profetas del Antiguo Testamento que conjuntaban sin hacer diferencia de tiempo los sucesos proféticos de cercano y lejano alcance (véase también Jn. 4:21, 23). Se observa además la misma tendencia profética en las disertaciones públicas de Cristo en los Evangelios. Por ejemplo, la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. y la descripción de la Gran Tribulación Escatológica se advierten a la vez en los mismos pasajes bíblicos («Profecías de corto y largo plazo»).
Otro ejemplo, por si fuera poco, lo encontramos en el Antiguo Testamento, con el profeta Isaías, en Is. 61:1-4. La primera parte de estas profecías se cumplió con Cristo durante su ministerio terrenal (véase Is. 61: 1-2a, compárese con Lc.4:16-21: «hoy se ha cumplido esta profecía»), pero los pasajes subsiguientes encierran dos cumplimientos proféticos mucho más futuros aun: el primero, llamado «el día de venganza del Dios nuestro», y será cuando Cristo juzgue las naciones del mundo al concluir la Gran Tribulación Final (véase Is. 61:2b), y el segundo, se refiere al período del «gobierno milenario de Cristo» (véase Is. 61:2c, 3-7). Todo esto profetizado en una evidente y cercana continuidad.
Los siguientes textos bíblicos son los que mejor nos descifran las dos partes del programa de Dios en la resurrección:
«Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años» (Ap. 20:4-6).
El verso 5 dice: «Pero los otros muertos no volvieron a vivir, hasta que se cumplieron los mil años». Aquí se exhibe el estado de los que son dejados en el reino de la muerte cuando se cumpla «la primera resurrección», en la segunda venida de Cristo («no volvieron a vivir»). Este verso muestra que discurrirán mil años entre «la primera resurrección», la «de vida», y «la resurrección de los impíos muertos», «la de condenación» (véase Ap. 20:7a, 11-13).
Es cierto que en el Antiguo Testamento no está del todo claro ver dos partes o sucesos separados de la resurrección, excepto en Dn. 12:2 (véase por favor Job: 14:1-13; 19:25-26; Sal. 16:10; 49:15; Is. 25:8; 26:19), pero en el Nuevo Testamento sí se resuelve que entre la «resurrección» de los justos y la de los injustos existe un período de separación de «mil años»:
«Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que cumplieron mil años...».
La palabra «Pero» no se encuentra en el original griego. En realidad, el pasaje dice: «Los otros muertos» (hoy loipoì tôn nekrôn, gr), o sea, «el resto de los muertos». Aquí se muestra con suma facilidad que son los injustos que han muerto corporalmente. Quienes afirman una “resurrección espiritual” en Ap. 20:4, toman como punto de partida el verbo griego «édseisan» («vivieron», édseisan, gr.), acarreando el embarazoso problema de enlazar adecuadamente, por una exégesis extraviada e informal, Ap. 20:4 con Ap. 20:5 («no volvieron a vivir», ouk édseisan). La razón es que los dos verbos de cada texto poseen un idéntico significado: el de «la resurrección física». No es posible alegorizar esta situación en alguna parte, porque de ser así, entonces los injustos necesariamente tendrían que experimentar una “resurrección espiritual” (¿?).
Es descabellado, ilógico y ridículo que el mismo vocablo griego tenga un significado diferente. Es por cosas como esta que los falsos maestros religiosos han ocasionado un terrible y confuso desastre espiritual en las vidas de millares de personas que han sido atrapados, por una causa u otra, en sus condenables y dañinas trampas heréticas.
El verbo «édeseisan» («vivir», «vivieron»), hace la gran diferencia entre la correcta literalización de los textos estudiados y la improbabilidad de su “espiritualización”.
Ap. 20: 4 y 5, anulan la doctrina de “la resurrección general”. Estos concuerdan con Dn. 12:2 donde se revela que habrá una «primera resurrección» para los que son salvos.
«La primera resurrección» que es hallada en Ap. 20:5, es conocida también en la Biblia como: «Resurrección de vida» (Jn. 5:29), «la resurrección de los justos» (Lc.14:14), «una mejor resurrección» (He. 11:35). Los salvos de todas las edades están involucrados en «la primera resurrección».
Cabe decir, que el término griego utilizado para conceptuar de forma correcta la resurrección de Ap. 20: 5 es «prótei», que significa «primera en tiempo» o «primera en clase o categoría». Es la misma palabra que Pablo utiliza en 1 Tim. 1:15 donde Pablo se califica el mismo como «el primero de los pecadores».
Los creyentes en Cristo participarán de «la primera resurrección» («resurrección», ánastasis, gr.). La «resurrección» de la que Pablo habla en 1 Ts. 4:16, es la misma «primera resurrección» hallada en Ap. 20:5 y que habrá de suceder en la Parusía del Señor Jesucristo: Sólo los justos serán levantados de la muerte para «reinar con Cristo por mil años literales».
Así qué, «los otros muertos», amigos míos, no resucitarán corporalmente sino hasta que el Reinado Milenial de Cristo haya concluido para que sean juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco (Ap. 20:11-15).
Amén.