Por el Dr. Javier Rivas Martinez (MD)
El satanismo no siempre tiene el mismo significado. La mayoría de las gentes han creído que quienes practican el satanismo lo hacen reverenciando a un ser demoníaco y grotesco literalmente; a un ente terriblemente maligno y personal; mas, en realidad, no siempre es así.
El satanismo es aplicado a todo rito, secta u organización que tenga como emblema o símbolo a Satanás. Existe un satanismo fundado por LaVey, siendo el único reconocido como oficial en el mundo.
La Iglesia de Satán fue levantada por LaVey en el año de 1966. La Biblia Satánica fue publicada por primera vez en 1969, y allí se encuentran todos los preceptos dogmáticos que forman esta relativamente y nueva religión.
LaVey dijo que para ser satanista, no era necesario pertenecer a la Iglesia de Satán. Que las personas descubren sus propios lineamientos satanistas de acuerdo a su modo de vivir, es decir, que: «los satanistas no nacen, sino que se hacen». Obviamente, las vidas deberán estar fuera del camino santo.
Para los satanistas laveyanos, todo es carnal: la complacencia de la carne por la luz y el espíritu. Combate el cristianismo usando la lógica terrenal. Dentro de sus liturgias están las misas negras. La Biblia de Satán posee un contendió filosófico-psicológico. La mencionada y siniestra Biblia, es un discurso injurioso de cuatros evangelios oscuros (Satán: elemento fuego; Lucifer: elemento aire; Belial: elemento tierra; Leviatán: elemento agua) que muestran su significado y búsqueda absolutamente terrenal: una parodia bíblica de blasfemia.
Para los satanistas, Satán no es un «dios» sino un simbolismo que mantiene y controla todo el universo. Para los satanistas, se deberá vivir conforme a la condición que expresa la naturaleza, y fomenta el alcance de la plenitud material, emocional e intelectual. Aunque la vida deberá satisfacerse a lo extremo, tendrá que hacerse con «responsabilidad», preguntándome yo, ¿a que se refieren los satanistas con «responsabilidad»? Dudo que sea algo bueno, por los principios brunos y profanos que pregonan, que son notablemente inmorales ante Dios.
Los satanistas proclaman un amor condicionado: Habrá de amarse a las personas, ser bondadosas con ellas, pero con los enemigos se tendrá que ser implacables, contrario a lo que la Biblia dice acerca del «Amor al Prójimo» (Stg.2:8), de amar y bendecir además a los enemigos en general, sin la más mínima distinción, gústeles o no a los satanistas o a las personas que se oponen a lo antes dicho:«Pero yo digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen » (Mt.5:44).
Los satanistas no desean pagar el precio que Dios demanda a los seres humanos para manifestar el verdadero «amor a prójimo», ya que la naturaleza de sus escritos es promover un egoísmo puramente hedonista, sucio y bajo.«Los parásitos sociales», es decir, aquellos que están desvalidos como los ancianos decrépitos, los enfermos, los pobres, los lisiados incosteables e improductivos, y en fin, todos los notablemente necesitados de diversas índoles, no habrán de merecer ayuda según el pensamiento satanista. La Biblia dice que el hombre fue hecho «a imagen y semejanza de Dios» (Stg.3:9). Significa que el hombre es una deflexión del carácter del divino, un reflejo de ciertos atributos de Dios que han sido trasmitidos al hombre por su soberanía, y eso lo hace muy especial para Dios. De infinita relevancia es el hombre para la majestad celestial, que podemos verla expresada en su Amor Eterno (Jn.3:16). Delante de Dios, el hombre sin Cristo, merece pena de muerte. Los satanistas son escrupulosamente selectivos y escogen para hacer el bien a quienes no son carga para ellos. Aún con todos sus pecados que los orillaban al Infierno, Dios mostró su amor a los hombres al enviar a Cristo a morir por ellos (Ro.5:8). La misericordia que exige Dios no es parcial sino absoluta, en todo el sentido de la palabra. Dios lo establece de tal forma. El egocentrismo enfermizo y asurdo de los satanistas impide realizarla, pero Dios no ve como ellos, ni como ninguno de los hombres naturales: Es pecado hacer distinción entre una persona u otra, sea pobre, sea rica, desvalida o no. Todos en un momento de nuestras vidas podemos requerir de grande apoyo y socorro urgente. El ser humano no es autosuficiente como Dios. Quien lo cree de otra manera tiene la mente muy obtusa y corta la vista. Es un pobre ignorante mezquino. Trate de sumergirse en el agua por 20 minutos sin aspirar previamente aire. Estoy seguro, aunque parezca pueril decir esto, que todos los hombres tenemos necesidad del aire ambiental para poder vivir.
Es asombroso que dependamos de unos simples orificios llamados coanas y que se encuentran en la nariz para lograr mantenernos parados y funcionando activamente, por el aporte adecuado de oxigeno que entra por tales. De otra manera, sería sin caber la menor duda, fatal. ¡Qué frágiles somos! Y unos, ¡hasta dioses se creen!, pese al fardo de años que llevan cargando en las espaldas al hacerse viejos y torpes, achacados por eventos degenerativos lo bastante dolorosos, muchas veces con enfermedades desesperantes y malignas, y por las tensiones mentales de los problemas cotidianos que repercuten en el organismo de manera agobiante e insoportable. Con asombro, siguen tan chocantes, ensoberbecidos... y necios hasta la muerte... . . «pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores» (Stg.2:9). ¡Cuidado con la sentencia expuesta!Los satanistas aclaran que los criminales deberán de ser castigados de la misma forma en que dañaron a las personas con sus faltas y crímenes (la vieja Ley del Talión que Jesucristo el Señor rechazó y abolió: Ojo por ojo, diente por diente). Esto es más que venganza pura. Sólo Dios tiene el derecho de aplicar la venganza, que es santa, justa y perfecta en su idiosincracia (He.10:30); pero la venganza del hombre es inicua, imperfecta, malvada, injustificada, indeseable y muy abominable para con Dios.
Las autoridades cuentan con sus propias leyes y normativas constitucionales y judiciales, tantas veces temibles por el resultado de los juicios que emiten, pero inapelablemente correctas. Pero lo importante y valioso de esto, es que el mismo Dios de la gloriosa Altura las ha dejado para el control de la maldad en la tierra; vemos lo que dice Pablo sobre esto:«Sométase toda persona las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas» (Ro.13:1).
Los satanistas o satánicos defienden la Magia Negra, afirmando que el universo sólo es energía y materia y que los fenómenos no explicados se fundamentan en esa Magia Negra.
Dios les bendiga siempre.