En su tratado sobre la Trinidad, Agustín de Hipona comenta que “en ningún otro tema es el error más peligroso, o la investigación más laboriosa, o el descubrimiento de la verdad más gratificante”. 1 Agustín tiene razón sobre la dificultad del tema de la Trinidad, y yo también lo creo, aunque por razones que no habrían sido en primera instancia, las suyas, que el tema es uno en el que es especialmente importante distinguir la verdad de la falsedad.
La principal preocupación de Agustín era religiosa: sobre la cuestión de la Trinidad, la diferencia entre la creencia verdadera y la falsa creencia era la diferencia entre la vida espiritual y la muerte espiritual. Es evidente, sin embargo, que gran parte de la investigación laboriosa a la que Agustín se refiere es filosófica.
Su propio tratado pone de manifiesto su reconocimiento de que los que aceptan la doctrina de la Trinidad deben afrontar fundamentales y difíciles problemas de la lógica filosófica.
La principal preocupación de Agustín era religiosa: sobre la cuestión de la Trinidad, la diferencia entre la creencia verdadera y la falsa creencia era la diferencia entre la vida espiritual y la muerte espiritual. Es evidente, sin embargo, que gran parte de la investigación laboriosa a la que Agustín se refiere es filosófica.
Su propio tratado pone de manifiesto su reconocimiento de que los que aceptan la doctrina de la Trinidad deben afrontar fundamentales y difíciles problemas de la lógica filosófica.
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