¿Guardar el sábado significa entrar en el reposo de Dios?
Jack Gent
Tomado de The Archives
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¿Se ha preguntado Ud. alguna vez cómo es que el sábado era una sombra de la realidad que habría de reemplazarlo, y que esa realidad era Cristo? Sé que tenía que ser así porque las Escrituras son muy claras sobre este punto. Sin embargo, a causa de la manera en que fui criado, me era difícil verlo.
Jack Gent
Tomado de The Archives
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¿Se ha preguntado Ud. alguna vez cómo es que el sábado era una sombra de la realidad que habría de reemplazarlo, y que esa realidad era Cristo? Sé que tenía que ser así porque las Escrituras son muy claras sobre este punto. Sin embargo, a causa de la manera en que fui criado, me era difícil verlo.
Col. 2:16 — Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo. Estas son sombras de las cosas que habrían de venir; la realidad, sin embargo, se encuentra en Cristo.
No se podrían pronunciar palabras más claras, pero veamos si las Escrituras nos muestran cómo es esto.
Gén. 2:2,3 — Para el séptimo día, Dios había concluido la obra que había estado haciendo; así que en el séptimo día reposó de toda su obra. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra de la creación que había hecho.
¿Ve Ud. la diferencia entre la descripción del séptimo día y la descripción de los seis días anteriores? Después de cada uno de los seis días de la creación hay siempre esta afirmación que pone fin a cada uno de ellos: “Y fue la tarde y la mañana el cuarto cuarto,” por ejemplo. Esta afirmación fue omitida después de la descripción del séptimo día. Al séptimo día no se le asignó un punto de terminación. En el séptimo día, después de los seis días de la creación concluida, Dios reposó.
Adán y Eva entraron al reposo de Dios, en el cual habrían de disfrutar de una relación personal con su Creador, una relación que no terminaría nunca. El supremo amor a su Creador y el amor del uno por el otro era su mayor deleite. Se les dio un mandamiento — no comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. El castigo por quebrantar este mandamiento era la muerte. Si honraban este mandamiento, este reposar en la presencia de Dios continuaría por la eternidad.
Luego vino el pecado por comer del fruto prohibido en violación de esta orden directa de Dios. Esto produjo la separación entre ellos y Dios, como el pecado siempre lo hace. El reposo de Dios terminó para ellos y fueron expulsados del jardín.
Dios tiene sólo una manera de traer al hombre de vuelta al reposo de Dios, y es a través de Cristo. Si el sábado fuera una sombra del reposo de Dios en Cristo, el hombre no podría ser introducido a este reposo sin el derramamiento de la sangre del cordero pascual, que apuntaba al grande y sacrificial Cordero de Dios. En consecuencia, el cordero fue muerto –la sangre de la Pascua es rociada –el Señor saca a su pueblo redimido –(puesto aparte y separado de losegipcios entre los cuales vivía) se cantó el cántico de redención (Éx. 15:1-18) –se dio el maná del cielo –(que representaba a Cristo).
Ver Juan 6:58 — “Éste [Él mismo]es el pan que bajó del cielo. Vuestros padres comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre.” Fue entonces, y sólo entonces, cuando el sábado se estableció expresamente.
“Esto es lo que el Señor ha dicho, ‘Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová.’ (Véase Éx. 16:22-30).
Como sombra del reposo en Cristo, dos cosas son absolutamente esenciales:
(1) Que sea dado consecutivo a la redención y por esa misma razón.
(2) Que sea dado solamente a aquéllos así redimidos, como marca o señal de su redención.
Éx. 19:4 — Vosotros [los israelitas] vísteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os traje a mí.
Aquí se habla de que ellos fueron redimidos de una vida de esclavitud en Egipto, para convertirse en una nación especial para Dios sobre todas las naciones. Fue a este pueblo redimido, y a él solamente, a quien se le dio la orden, “acuérdate de santificar el día sábado.”
Deut. 5:15 — Acuérdate que fuiste esclavo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
¿Podría haber lenguaje más claro que éste? Que la sangre vertida por el cordero pascual los había separado de su servidumbre en Egipto y los había traído a Dios por tipo. Esta era la base para esta afirmación de Dios — “Por lo tanto el Señor tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.”
Por supuesto, tenemos prueba absoluta de que esta orden fue dada solamente a los israelitas en el tiempo de su permanencia en Sinaí, a partir de este texto:
Deut. 5:2-3 — El Señor nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb [Sinaí]. No con nuestros padres hizo el Señor este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.
Luego, desde los versículos 6-21, Moisés les lee los Diez Mandamientos. Nuevamente, esto es tan claro que cualquiera que dispute esto debe, por necesidad, continuar su disputa con el Señor. Si Dios hubiese anunciado, y les hubiese dado, su sábado a todos los hombres, esta maravillosa conexión con una redención plena no tendría ningún significado.
Neh. 9:9-14 — Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo, e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra …
Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir. [El los está redimiendo de su esclavitud en Egipto.]
Y les anunciaste tu santo sábado, y les diste mandamientos, decretos, y leyes por mano de tu siervo Moisés.
¡Cuán impresionante es este tipo! El verdadero “reposo de Dios” sólo puede ser conocido por aquéllos que han obtenido la redención a través de Su sangre, y el perdón de sus pecados. Estrictamente hablando, el sábado era una señal entre Dios y sus redimidos hijos de Israel.
Eze. 20:12 — Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
Es fundamental que veamos que a ellos no se les ordenó que guardaran el sábado para ser santificados. Era una señal de que Él, por la muerte del cordero, los había santificado, es decir, los había separado de los egipcios para Sí mismo; y ellos habían de guardarlo como señal de que ellos habían sido separados para Dios. Es imposible decir que este reposo sabático fue dado a todo el mundo, y luego decir aquí, en muchos lugares, que era una señal de que ellos habrían de ser santificados del mundo para Dios. Esto produciría afirmaciones contradictorias. No se les ordenó obedecer para que fueran redimidos, sino porque habían sido redimidos.
Nótese cuán fiel a la sombra es la realidad, el tipo al antitipo. En el antitipo, nadie tiene esta señal sobre él: paz con Dios. Nadie entra en Su reposo, sino sólo los que creen, sólo los que se acercan a Dios a través de la redención que es en Cristo.
Cualquiera que intente mejorar su oportunidad de obtener la salvación obedeciendo la ley, perfeccionando su carácter, o por medio de algún otro digno proyecto, lo hace bajo la maldición de Dios.
Gál. 3:10 — Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición.
Gál. 4:4 — Cuando tratáis de justificaros por medio de la ley, vuestra relación con Cristo queda por completo cortada.
En todas las religiones del hombre, él nunca puede entrar al reposo por sus obras. Cesar de las obras es la única base posible para entrar en el reposo. Dios cesó de sus obras en la creación y entró en aquel reposo, habiendo concluído todo. ¿Cuánto contribuyeron Adán y Eva a esta obra creadora que condujo a este reposo? Nada, por supuesto, y ninguna participación era posible o necesaria.
¿Y no concluyó Cristo su obra de redención? ¿Y no le ha levantado Dios de entre lols muertos? “El cual, habiendo expiado por sí mismo nuestros pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.” Todo el cielo está de acuerdo en que la obra de redención está concluida. El Redentor se ha sentado, y Dios le ha coronado de gloria y honor. El cielo entero exclama: “¡Digno es el Cordero!”
Considérese el problema de cualquiera que, en presencia de esto, diga: “¡No! Esa redención concluida no es suficiente. Ella sola nunca puede darme la paz con Dios. Debo añadir mis buenas obras, mi justicia, mi perfección de carácter, etc.” ¿Nos da Dios una lección con la sombra (sábado) para informarnos de cómo Él mira nuestros esfuerzos para suplir Su obra perfecta — a la cual apuntaba la sombra?
¿Recuerda Ud. al hombre que fue sorprendido recogiendo leña en sábado — poco después de haber iniciado el peregrinaje en el desierto? (Núm. 15:32). Se preguntó qué se debía hacer con él. El Señor dijo: “Irremisiblemente muera aquel hombre.”
Los hombres pueden presuntuosamente negar el testimonio del Espíritu Santo en favor de la obra concluida por Cristo. Pueden pensar que es cosa liviana quebrantar ese sábado, ese reposo, sólo recogiendo unos pocos pedazos podridos de sus propias obras.
Piense en esto. Si la sombra fue protegida por una sentencia de muerte, ¿cuáles serán las consecuencias para el alma que se atreva a pecar contra el Espíritu Santo menospreciando la gran salvación, el sábado eterno del reposo en Cristo?
Ahora, ¿no hay algo muy peculiar en la prohibición de llevar a cabo toda suerte de trabajo en sábado? Aquí la paga de las obras es muerte; no sólo es muerte la paga del pecado, sino que, si las obras se ejecutan — sí, si se ejecutan cualesquiera obras para salvación, para el reposo, para la paz — la paga de tales obras será la muerte eterna. ¿Puede algo ser más malvado, más cruel, para nuestras propias almas, que confiar en algún otro evangelio de las obras para salvación, negando así el evangelio de la gracia de Dios? ¿Puede algo ser más insultante, más desagradable a Dios, por cualquier clase de obras, que negar el sábado del reposo de Dios en Cristo? ¡Cuán impresionante, entonces, es Cristo con el sábado en todo aspecto!
Así como la sombra del sábado no admitiría ninguna carga y ningunas obras, así también Cristo — la sustancia — el reposo de Dios — es necesario que permanezca solo.
Mat. 11: 28-30 — Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Este es “el corazón del evangelio.” Este es Jesús ofreciendo reemplazar el yugo de la ley de ellos, que representaba la justicia de ellos, por Su perfecta justicia, si sólo creyeran en Él.
Deut. 6:24, 25 –El Señor nos mandó obedecer todos estos decretos [el pacto sinaítico] y temer al Señor nuestro Dios, para que prosperemos siempre y conservemos la vida, como hasta hoy.
Y si somos cuidadosos en obedecer toda esta ley delante del Señor nuestro Dios, como él nos lo ha mandado, ésa será nuestra justicia.
La justicia de ellos se había basado en su observancia de la ley — una tarea imposible — una tarea que nadie sino Cristo pudo jamás cumplir. No creyendo que él era quien aseguraba ser, rehusaron aceptar esta maravillosa oferta. Estoy seguro de que la consideraron demasiado fácil y simple para que fuera real. Pablo dice de estos mismos israelitas:
Rom. 10:3,4 — Porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.
Rom. 10:3,4 — Porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.
Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
La justicia que viene de Dios a consecuencia de la resurrección de Cristo es un don gratuiito a todo aquél que cree en Él. Cualquiera que trate de aumentar esta justicia para salvación, ya sea por la obediencia a la ley, la observancia del sábado, o cualquier otra causa digna, a la vista de Dios es tan culpable como el hombre que recogía leña en la época de la sombra. (Sábado).
Reconsideremos que este reposo, que se exigía en relación con el sábado, era un reposo físico y era extremadamente estricto aún en relación con actos de menor importancia (como el recoger unos pocos palos de leña). Llevar cualquier clase de carga física estaba prohibido:
Jer. 17:21,22 –Esto es lo que dice el Señor: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo y de meterla por las puertas de Jerusalén. No saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni hagáis trabajo alguno…
En presencia de estas órdenes de no llevar carga alguna en sábado, es notable la acción de Jesús al sanar al que había estado inválido por 38 años. (Juan 5:1-18). Lo de este hombre era una dolencia crónica que había durado largo tiempo, no una situación de urgencia. Jesús pudo haberle dicho: “Levántate,” y el hombre habría sido sanado. Pero, para enseñar una lección, también le dijo: “Toma tu lecho y anda.” Jesús le pidió a este hombre que deliberadamente quebrantara la ley. Jesús no estaba demostrando la manera correcta de guardar la ley, sino que estaba mostrando que la ley estaba en proceso de llegar a su fin, y que Él tenía la autoridad para hacer que esto ocurriera.
Juan 5:18 — Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre..
Ésta era una acusación que él nunca negó. En otro episodio de sanamiento, el de un hombre que había sido ciego desde su nacimiento, Jesús podría haberle restaurado la vista con una sola palabra, pero nótese cómo lo hizo:
Juan 9:6 — …escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo:”Vé a lavarte en el estanque de Siloé.”
Esta tampoco era una situación de urgencia, y se hizo en sábado, incluyendo trabajo, tanto de parte de Jesús, que hizo lodo con la saliva, como de parte del hombre, que tenía que viajar al estanque de Siloé para lavarse del lodo.
Nuevamente, ésta no era una lección para demostrar la correcta observancia del sábado, como lo exigía la ley, sino para mostrarles que la sombra (el sábado) estaba siendo reemplazada por la realidad (Cristo), al cual la sombra apuntaba. Este reemplazo de la sombra por la sustancia se completó en la cruz.
Col. 2:13-17 — Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra naturaleza pecaminosa, Dios os dio vida juntamente con Cristo. El nos perdonó todos nuestros pecados, habiendo cancelado el código escrito [Pacto Sinaítico] con sus regulaciones, que nos era contrario y se nos oponía; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; la realidad, sin embargo, es Cristo.
Esto debería resolver el asunto para siempre. Cuando se trata de abolir las creencias que nos son queridas, aún la Palabra de Dios a veces parece no ser suficiente — para nuestra eterna vergüenza. Note otra vez:
Rom. 14: 5 — Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
¿Puede Ud. visualizar a Pablo predicando y usando este texto en el funeral del hombre de Núm. 15:32-36, que había sido muerto por recoger unos pocos palos de leña en sábado? No debería sernos difícil ver que ha tenido lugar un cambio drástico en las reglas que gobernaban la conducta durante la dispensación de la sombra, el sábado semanal con su descanso físico, en comparación con el reposo continuado, el reposo espiritual de Dios, la obra que Cristo completó en la cruz para nuestra salvación.
La santificación del séptimo día era la expresión del reposo de Dios en una creación completada, y era el tipo del reposo de Dios en una redención completada.
Ahora, considere esto. ¿Qué papel jugó el hombre en la creación? Exactamente el mismo que podría jugar en la redención. En el caso de Israel, la redención era la obra de Dios mismo. El enviar pan del cielo era la obra de Dios mismo; y como recipiente de la gracia de Dios, el sábado se le dio a Israel entonces. De ninguna otra manera puede Ud. entrar al reposo de Dios en Cristo, sino como deudor de la ilimitada gracia de Dios, que no perdonó a su propio Hijo unigénito.
En el libro de Hebreos tenemos importante información relativa al reposo sabático en la dispensación del Nuevo Pacto:
Heb. 3:7-15 — Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones como lo hicísteis en la rebelión, durante el tiempo de prueba en el desierto, donde vuestros padres me probaron y vieron mis obras por 40 años.
A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: “Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos.” Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
De acuerdo con estas palabras del Espíritu Santo, estos israelitas incrédulos, durante su peregrinaje en el desierto, jamás entrarían en el reposo de Dios a causa de su rebelión y su incredulidad. La Biblia no puede estar hablando aquí del reposo sabático semanal exigido por la sombra al entrar en ella fielmente cada día de sábado. Este es el Espíritu Santo hablándonos a nosotros, que vivimos en la dispensación del Nuevo Pacto. Este pasaje no puede estar hablando a aquéllos de épocas pasadas porque sólo en la cruz de Cristo alcanzaron su cumplimiento la ley y sus reglamentos, incluyendo el sábado.
Aquí se nos exhorta a entrar en el reposo de Dios, que es como era el reposo en el que Adán y Eva entraron después de la creación, un reposo espiritual cada día. Es “ese reposo” el que nos da la paz con Dios en el conocimiento de que nuestra redención por medio de Cristo se completó en la cruz. Hemos de exhortarnos los unos a los otros diariamente, entre tanto que se dice Hoy, de manera que ninguno de nosotros sea endurecido por el engaño del pecado.
Heb. 4:1-11 — Por lo tanto, puesto que la promesa de entrar en su reposo todavía permanece, tengamos cuidado no sea que alguno de nosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos [los judíos que oyeron el evangelio de la boca de Jesús]; pero no les aprovechó el oir la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. [Rehusaron aceptar a Cristo como el Mesías]. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: “Por tanto, juré en mi ira: ‘No entrarán en mi reposo.’
De la misma manera que los israelitas que habían sido redimidos de la esclavitud en Egipto, y sus descendientes, tenían derecho al reposo físico del sábado semanal, así también el reposo espiritual (el reposo de Dios) está limitado a todos los que creen en Cristo y han lavado sus pecados en la sangre de Cristo en la cruz. Han sido redimidos y apartados del mundo, y han entrado en el reposo de Dios. Este reposo es la paz con Dios en la certeza de la vida eterna por medio de Cristo.
Heb. 4 (Cont.) — Aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: “Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.” Y otra vez aquí: “No entrarán en mi reposo.” Falta que algunos entren en él, y aquéllos a quienes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia.
Éstos tienen que ser aquellos judíos incrédulos del tiempo de Cristo porque el evangelio fue primero presentado por Jesús en aquel tiempo. Estaban guardando “el reposo” de la Sombra en cada día de sábado, pero no entraron al reposo de Dios, tal como es presentado en el nuevo pacto, a causa de su incredulidad. Con toda seguridad, Dios se está refiriendo a aquéllos en el tiempo presente que, mezclando buenas obras, obediencia a la ley, observancia del sábado, etc. en un esfuerzo para asegurar su salvación, caen en esta misma clasificación y no pueden entrar en este reposo.
Me gusta mucho la siguiente afirmación, pero no puedo recordar la fuente. — La religión falsa dice: “La buena conducta resulta en la salvación,” mientras la religión verdadera dice: “La salvación resulta en buena conducta.”
Heb. 4 (Cont.) — Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo antes: “Hoy.”
Por lo tanto, Dios de nuevo establece un cierto día. ¿Qué día había establecido anteriormente? Sólo podría ser el sábado. ¿A qué día se refiere cuando dice: “Dios otra vez determina un día”? De acuerdo con el texto que mencionamos más arriba, sólo puede ser Hoy. Esta era una oportunidad perfecta para que Dios especificara si otro día había sido solemnizado para convertirse en un día sábado diferente. Él no hizo esto porque el sábado original era una sombra de Cristo, y cuando Él reemplazó el sábado en la cruz, ese día había servido su propósito, y ahora toda nuestra atención debe volverse hacia Cristo, en vez de hacia cualquier día en particular.
Se deja que la iglesia decida y elija el día en que nos reunirnos para adorar a Dios de manera regular, pero esta decisión, aunque le agrade al Señor, no convierte a este día en un día santo. Toda la santidad de ese día fue transferida a Cristo, y ninguna parte de esa santidad ha de ser compartida con otro día. El día que Él escogió es Hoy y cada día, entretanto que se llame Hoy.
Heb. 4:8 y sig. — Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus propias obras, como Dios reposó de las suyas.
¿No está resultando tan claro como el cristal que el reposo sabático bajo el nuevo pacto no puede referirse al reposo asociado con la sombra? En la cruz, Cristo pagó un precio más que suficiente por nuestra salvación. Nada más se necesita, y nada más es aceptable. Aquéllos que creen en Él son purificados de sus pecados por Su Sangre y son santificados o separados del mundo.
Así como Cristo reposa de Su obra terminada en la cruz, los redimidos también entran en ese reposo. El reposo en el que ellos entran es un reposo de las obras como medio para alcanzar cualquier parte de la salvación, porque ésta es concedida de manera completa y sin costo alguno para el pecador. El Espíritu Santo entra en la vida del redimido y hace que produzca las obras del Espíritu, no de manera alguna para que obtengamos la salvación, sino porque ésta ya ha sido obtenida por medio de Cristo.
Fil. 2:13 — Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Para el que no ha cesado, y no quiere cesar, de sus propias obras, estos pensamientos serán verdaderamente horrorosos. Hablar del sábado como una sombra que ha pasado no puede ser soportado por nadie, excepto por aquéllos que han sido atraídos a la presencia de Dios y el reposo eterno en Cristo.
Pablo no nos deja ninguna razón para dudar de que la ley dada en Sinaí ha sido reemplazada.
2 Cor. 3:7-11 — Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras [los Diez Mandamientos] fue con gloria …¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu? Si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación … Y si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
Antes de que alguno se sienta tentado a pensar en cómo zafarse de la obvia conclusión que exige este texto, considere los versículos que siguen:
2 Cor. 4:2-4 — Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto, en los cuales el dios de este siglo [Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo.
Confío en que estas palabras no se refieran a nadie que lea este folleto.