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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 18 de mayo de 2008

MÁS FALLAS DE LOS TELEEVANGELISTAS DE LA PROSPERIDAD


Por el Ing. Mario Olcese S (Apologista)

La casa del predicador evangélico T.D. Jakes que pasa cerca de un lago, está bordeado de una fila de cedros elegantes y rodeado por una alta puerta de hierro, la casa de ladrillo rosada de 2.6 millones de dólares con columnas de crema estriadas y un garaje de cuatro coches es imponente hasta en esta rica vecindad. Al lado está la antigua enorme casa del magnate del aceite H.L. Hunt, una vez conocido como el hombre más rico en el mundo. La casa de Hunt ha estado sometiéndose a reparaciones, y su césped se ha marchitado a beige. Estos días ésta casi palidece en comparación con su vecino.¿Necesitan T.D. Jakes y sus colegas el reino de la justicia y la prosperidad?Cuando nos podemos a meditar en la vida pomposa de tantos predicadores famosos que han hecho sus riquezas en base al sudor de sus seguidores, me pregunto: ¿Necesitan estos sujetos el reino de Cristo que promete el fin de la pobreza, del hambre, del desamparo, y de las injusticias en general? ¿Realmente anhelan estos hombres tener un huerto para comer y una casita propia para vivir, rodeados de paz y seguridad?¿Necesitan ellos que sus penas y sus sufrimientos terminen en el reino venidero?¿Necesitan ellos vehementemente ver un paraíso restaurado en la tierra cuando ellos ya están viviendo en su propio reino y en su propio paraíso terrenal, sin carencias, sin pobreza, y sin angustias? ¡Estoy seguro que no mucho!En una ocasión Jesús dijo que difícilmente entrará un rico en el reino de Dios, pues los ricos ya viven en su mundo ideal, sin anhelar nada porque todo lo tienen y no quieren abandonar su estilo de vida pomposo y cómodo. Y en tiempos de Pablo hubo cristianos que seguramente eran muy ricos y prósperos que se sentían reyes en este mundo. En 1 Cor. 4:8 Pablo les dijo irónicamente a estos “creyentes prosperados” de Corinto, lo siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! . Sí, estos creyentes eran ricos, como lo son ahora Benny “Hinnon” Hinn, Carlos “Cash Money” Luna, “Kenneth “Alto vuelo” Copeland, Cindy “risitas” Jacobs, Paul “croach” Crouch, Oral “peluca” Roberts, Joyce Meyers, Rodney Howard-Browne, y decenas más.Así que hubo en el primer siglo creyentes muy prósperos que prácticamente vivían en su propio reino, y se sentían lo máximo, genuinos reyes sobre la tierra. Estos habían olvidado que el reino verdadero no es de este mundo, y que las riquezas presentes son engañosas y pasajeras. De modo que nos entristece comprobar que ese espíritu impío de aquellos prósperos cristianos de Corinto se vea reflejado en los modernos predicadores del evangelio de la prosperidad y la riqueza del siglo XXI, que viven a todo dar, en mansiones reales, autos lujosísimos, aviones supersónicos, mayordomos, amas de llaves, guardaespaldas, y perros guardianes, pretendiendo establecer un reinado presente o un reino ahora para todos a través de los esfuerzos humanos.No es de sorprender que estos predicadores “americorintianos” jamás prediquen la promesa de un mundo mejor en la era venidera, la era del reino de Cristo, porque eso les perjudica a ellos y en sus tácticas para recabar dinero de sus “sembradores”, a quienes les aseguran una riqueza automática y en abundancia para esta vida si son fieles en sus pactos y siembras (¡de dinero, claro!).Realmente es triste cómo millones de falsos conversos creen ciegamente en las patrañas de estos “americorintianos”, que como en los tiempos de Pablo, se sienten ya reyes, y que Dios los está bendiciendo a manos llenas por su fidelidad a Él. El apóstol Pablo irónicamente hace burla de ellos diciéndoles: ¡Y ojalá reinaseis (cosa que lo dudaba!), para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!El reino de Dios jamás será el tema central de los evangelistas de la prosperidad porque como dije, contradice las enseñanzas bíblicas y apostólicas y perjudica sus tácticas para recabar dinero a borbotones.
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El Reino de Dios no es una oferta dirigida primeramente a los ricos, sino a los pobres de este mundo, para aquellos que tienen hambre y sed de justicia, para aquellos que son realmente pobres en espíritu, y los que lloran (aspectos éstos que carecen los evangelistas sátrapas de la prosperidad). El día que usted deje de sentir lo que Jesús mencionó en sus bienaventuranzas, entonces usted ya no necesitará el reino de Cristo. Pero recuerde lo que escribió Santiago:
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“Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (2:5).
Así que si usted se propone ser rico siguiendo los consejos de aquellos evangelistas de la prosperidad, entonces usted correrá el riesgo de perder el reino venidero de justicia, paz y prosperidad verdaderamente eternas.