Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
«Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria» (Lc. 21:27).
«Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años» (Ap.20:4).
El método alegórico de interpretación, interpreta textos literarios de las Escrituras, sin dejar de tomar en cuenta el sentido literal sólo como forma o vehículo para un [segundo sentido] más ‘‘espiritual’’ y más ‘‘profundo’’ (¿?). Debemos decir, que, el valor histórico de los pasajes bíblicos, en este caso, es negado, o deliberadamente marginado, de modo que las palabras o los eventos que tienen importancia literal no poseen significado o mínima importancia. Cada evento o suceso histórico, se convierte en una confusa alegoría. Con esto, es fácil disuadirse de los problemas teológicos para sostener ciertos puntos convenientes para quienes lo aplican. La Escritura no es interpretada como debería de ser, sino que trastorna el significado de su contenido con la excusa de darle un sentido más espiritual, que es un grave error.
Surgen, de esto, toda gama de insólitas entelequias. El método alegórico de interpretación, no sustrae lo idea exacta del autor bíblico, la que pretende comunicar. Con el método alegórico todo se sujeta a fantasía y capricho, como al interpretador mejor le parezca.
Con el método alegórico las Escrituras pierden su autoridad interpretativa, que es fundamental, y el pensamiento del que lo aplica viene a constituirse la autoridad máxima interpretativa.
Jerónimo comenta al respecto:
«... se queja de que el método más defectuoso de enseñar es el de corromper el significado de la Escritura, y rebajar su firme expresión a nuestra propia voluntad, creando misterios escritutarios con nuestras propias imaginaciones.»
Con el método alegórico se abre una enorme puerta a la especulación imaginativa desbocada. El método alegórico quita de las palabras su significado sencillo y lógico, y las reduce en algo tan oscuro, meramente abstracto... sus conceptos deshilvanan con su entorno (pasajes bíblicos).
El problema de Gálatas 4:21-31:
Los alegoristas tratan de probar en estos textos que el apóstol Pablo se vale del método alegórico de interpretación. En realidad, Pablo aquí no aplica tal método interpretativo, sino que [únicamente explica una situación alegórica] que es algo muy pero muy diferente. Es verdad que en la Biblia existe una gran cantidad de alegorías, como los tipos, los símbolos, las parábolas. Estos son recursos lícitos de los que se vale el pensamiento para la comunicación. Entiéndase por favor: las alegorías no necesitan del método alegórico de interpretación, porque se desharía por completo el antescedente histórico literal... El método alegórico simplemente es un trampolín para la imaginación del intérprete».
Por otro lado, la interpretación de [tipos] no es semejante a la interpretación alegórica. La eficiencia del tipo está relacionada con la [interpretación literal del antescedente literal]:
«Para poder comunicar la verdad en relación con la esfera espiritual, con la cual no estamos familiarizados, debe haber instrucción en una esfera con la cual estamos familiarizados; de manera que, mediante una transferencia de lo que es literalmente verdad en una esfera, podemos aprender lo que es verdad en otra esfera. Tiene que haber un paralelismo literal entre el tipo y el prototipo para que el tipo tenga algún valor.»
Aristóbulo, uno de los precursores del método alegórico, y cuyas ideas fueron conciliadas por Filón, declaró que la filosofía griega era prestada del Antiguo Testamento, en especial, la Ley de Moisés. Explicó que todas las doctrinas de los filósofos griegos (entre éstos, Aristóteles), se hallan en los escritos de Moisés y los profetas del Antiguo Testamento. De tal manera que Filón, al concebir las ideas de Aristóbulo, buscó una reconciliación de la Ley Moisaica con la filosofía griega, adecuándola al pensamiento griego para que fuese recibida sin ‘‘peros’’.
Filón tuvo como finalidad de ilustrar en forma ‘‘equilibrada’’ las leyes y normas hebreas con el entendimiento de la cultura y la filosofía del mundo antiguo... y para esto, le fue imprescindible encontrar una forma, un método... y fue así que constituyó el [alegórico].
La gran influencia del alegorista Filón se hizo sentir en la Escuela Catequística de Alejandría. Como Filón, su propósito fue de consolidar la filosofía griega con la Revelación de las Escrituras. Clemente de Alejandría y Orígenes, maestros venerables de esta escuela, antagonizaron con los literalistas Ireneo de Lyon y Tertuliano. Clemente de Alejandría, teniendo en cuenta el ‘‘origen divino’’ de la filosofía griega, sostiene que la Revelación Escritural deberá comprenderse de modo alegórico.
Fue en la Escuela Catequística de Alejandría donde Orígenes desplegó el método alegórico que se utiliza hasta esta misma fecha en las Escrituras. Orígenes sustrajó el sentido sencillo y correcto de la Biblia para espiritualizarlo con las más extravagantes fantasías y quimeras, con fuerza antagónicas con el contexto genuino de los versos bíblicos:
«... Mas este método satisfizo el gusto de la edad y, con su mente fértil e imponente saber, Orígenes fue el oráculo exegético de la primitiva Iglesia, hasta que su ortodoxia cayó en descrédito.»
Por otro lado, la Escuela de Antioquía retenía un discernimiento más cabal que el anterior. Diodoro de Tarso el fundador de la Escuela de Antioquía, persona de desmesurado conocimiento y de incuestionable piedad, maestro de Crisóstomo y de Teodoro de Mopsuestia. Presentó tratados sobre el entendimiento de las Escrituras con el método literal. Explicó la marcada diferencia entre lo que es [alegoría y el discernimiento espiritual.]
Pero el más notable representante de esta Escuela, fue Teodoro de Mopsuestia, que refutó la exégesis de Orígenes. Teodoro de Mopsuestia le presta bastante atención a los detalles linguísticos, sobre todo, en el Nuevo Testamento. A las partículas, modos, preposiciones, y en sí, a toda la terminología. Escribió de la importancia de estudiar cada verso, cada pasaje, como un todo y no como [un cúmulo aislado de textos separados]. Ante todo, considera el orden del pensamiento, luego analiza la fraseología y las cláusulas separadas, dándonos, al fin, una exégesis que es bien insinuante.
El alegorismo hizo su intromisión en la Iglesia de Cristo por medio de la Escuela de Alejandría. Tanto Clemente como Orígenes, que pertenecían a ésta, dieron un fuerte impulso al método alegórico de interpretación. El alegorismo va mucho más allá del simbolismo que la Biblia presenta. Trata de encontrar un significado tras la palabra del libro, haciéndolo una alegoría que no concuerda con el propósito que procuraba el autor bíblico, colocando la historicidad de los pasajes en el área de la marginación.
Ticonio, el alegorista y teólogo romano, fue un donatista (330-390 d.C). Sus escritos fueron muy apreciados por Agustín de Hipona, que negó el Milenarismo. Las ideas de Ticonio fueron tomadas por Agustín en su conocida obra «La Ciudad de Dios». Agustín escribió que el libro de Apocalipsis expone simbólicamente el conflicto universal entre el bien yel mal (entre la Ciudad de Dios y la Ciudad de Satanás). Tal conflicto, según la escuela alegórica, principio con la caída del hombre en el Edén. Continuará a través de la historia y acabará al final de las eras.
Objeciones al respecto (... no es la primera vez que son publicadas, por su gran importancia):
La Iglesia primitiva reconoció la presencia y el uso de símbolos (Apocalipsis), pero nunca los interpretó de forma alegórica.
Es claro que el libro de Apocalipsis, por ejemplo, trata de cuestiones [históricas] y sostiene que es una [profecía]... pregunta: ¿cuál es la razón de alegorizarlo?
El método alegórico anula, de tal forma, su historicidad, y no establece un sistema de control interpretativo. Todo resulta muy irregular, al capricho del interpretador humano.
Claro está, que el libro de Apocalipsis toma mejor significado al ser interpretado de manera literal, es decir, normal e históricamente.
Los que oyeron a Jesús, así como el Sanedrín, recurrían con regularidad al Antiguo Testamento sin dar indicios de alguna interpretación alegórica. El historiador Josefo, ni siquiera la menciona. Los judíos platónicos de Egipcio, como los griegos paganos, alegorizaron el Antiguo Testamento, en el primer siglo de la era común. Su más distinguido alegorizador: Filón de Alejandría. Jesús nunca se vale de este método de interpretación porque aun no prevalecía en la Palestina en la que Cristo vivió y enseñó.
Los profetas del Antiguo Testamento vaticinaron un tiempo de restauración para los expatriados, en el cual el orden de todas las cosas sería transformado: restaurado milagrosamente... y el Reino de David, establecido. Los profetas posteriores, hablaron del erguimiento de un gobierno, precisamente, de un Reino Celestial, donde los hijos de Dios habrían de recibir las bendiciones [Milenarias] prometidas desde la antigüedad. No hay duda que los primeros cristianos anhelaban ver al Cristo regresar del cielo, tal como los ángeles lo previeron en su ascenso, fuera de Betania (Hech. 1:9-11; Lc. 24:50). Por ende, decimos, que el Milenarismo, es una cuestión irrefutablemente bíblica. Los antiguos escritores escribieron sobre una hectaombe cosmológica; profetizaron el retorno visible del Hijo del Hombre en las nubes del cielo; también del Reino Milenario en una tierra con previedad regenerada... esperaban, la manifestación de la Nueva Jerusalén. No se pueden pasar por alto estas claras características tan literalmente observables... pero sin dudas chocantes para el que acuerda con el alegorismo.
Desde los tiempos de Orígenes, no muy pocos han tratado de desacreditar el Milenarismo literal. Una de sus declaraciones más inverosímiles fue que el retorno de Cristo debería comprenderse de manera figurada (espiritual). Catalogaron el libro del profeta Daniel y el Apocalipsis como escritos místico-alegóricos. Que en ellos no existe ningún acotencimiento histórico pasado, presente y futuro (... ¡!):
«Estos son recursos evasivos diseñados para poner estas Escrituras en armonía con condiciones presentes, ignorando la expectativa vívida de las antiguas.»
No debemos pasar decir que en el transcurso de los dos primeros siglos después de Cristo el concepto del Reino de Dios para los padres de la Iglesia era solamente escatológico. La Iglesia de Cristo es el Pueblo de Dios en la tierra, pero el Reino de Dios es la esfera palpable futura donde un incalculable número de bendiciones les serán otorgadas a los fieles creyentes de todas las edades. Para muchos de los padres de la prístina Iglesia, el Reino de Dios era uno terrenal, cuyo tiempo de duración sería de mil años literales. Entre estos podemos mencionar a Bernabé, Papías, Ireneo de Lyon, Justino Mártir y Tertuliano. No se conoce, como antes habíamos comentado en otro escrito, padre apostólico antes de Orígenes que haya rechazado la interpretación literaria del Reino milenario, ni antes de Agustín. De estos, nadie interpretó otra cosa diferente de lo que es el Reino terrenal futuro.
El motivo por el que Orígenes utilizara el método alegórico de interpretación en las Escrituras fue para conciliar los fundamentos de éstas con las doctrinas de la filosofía griega. El resultado: un perfecto desorden. Agustín de Hipona fue influenciado por Ticonio el donatista. San agustín tomó el método alegórico de interpretación el cual lo llevó a desarrollar el dogma errado del amilenarismo. San Agustín desaprobó el Milenarismo, no por cuestiones exegéticas, sino porque lo consideró como un tiempo de goce carnal, ya que la bebida y la comida abundarían. No hay duda que Hipona comprendió bastante mal este punto. Miró el disfrute de las bendiciones materiales del Reino Teocrático como algo pecaminoso. La Biblia nos dice que en la futura tierra renovada habrá gran fertilidad y productividad material (véase Is. 29:17; 32:15; 35:1-7; 51:3; 55:13; 62:8-9; Jer. 31:27-28; Ez. 34:27; 36:29-35; Jl. 3:18; Am. 9:13). La lluvia será abundante en esa época (Is. 30:23-25; 35:6-7; 41:17-18; 49:10; Ez.34:26; Zac.10:1; Jl.2:23-24). La Biblia además nos dice que durante la era milenaria habrá prosperidad económica... nada hará falta (véase Is. 4:1; 35:1-2, 7; 30: 23-25; 62:8-9; 65:21-23; Jer. 31:5, 12; Ez. 34:26; Mi. 4:1, 4; Zac. 8:11-12; 9:16-17; Ez. 36:29-30; Jl. 2:21-27; Am. 9:13-14). No es posible contradecir lo que la Biblia dice.
Debe saberse que la interpretación literal tuvo su principio con Esdras, tal como lo vemos en Neh. 8:1-8. Ésta fue tan indispensable a causa del prolongado tiempo de cautiverio de la nación hebrea en Babilonia (70 años), donde la Ley mosaica estuvo poer demás olvidada:
«El descubrimiento del olvidado “libro de la ley” por Hilcías, en el reinado de Josías, lo colocó otra vez en un lugar de prominencia por breve tiempo, sólo para volver a olvidarlo en los años de exilio. Fue necesaria, además, debido a que los judíos habían reemplazado su lengua nativa por el arameo mientras estuvieron en el exilio. A su regreso, las Escrituras eran ininteligibles para ellos. Fue necesario que Esdras les explicara las Escrituras olvidadas e ininteligibles al pueblo. No cabe duda de que la interpretación de Esdras fue una interpretación literal de lo que había sido escrito.»
El método literal fue el método base del rabinismo. Fue el método requerido en el Nuevo Testamento para interpretar el Antiguo Testamento, y fue utilizado por Cristo y sus Discípulos. Fue este método el aplicado por las Padres de la Iglesia prístina, hasta el tiempo de Orígenes, cuando emergió, por desgracia, el método alegórico para concertar con las doctrinas de la filosofía griega pagana.
Fue Agustín de Hipona el que ancló el método alegorizante en la Iglesia de Cristo, oscureciendo y dando por término con toda exégesis verdadera.
Ojalá, Dios quiera, que esto se entienda bien.
Dios los bendiga:
Eventos del Porvenir (J. Dwight Pentecost).
Reina Valera 1960.
Apocalipsis: La Consumación del Plan de Dios (Evis. L. Carballosa).
«Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria» (Lc. 21:27).
«Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años» (Ap.20:4).
El método alegórico de interpretación, interpreta textos literarios de las Escrituras, sin dejar de tomar en cuenta el sentido literal sólo como forma o vehículo para un [segundo sentido] más ‘‘espiritual’’ y más ‘‘profundo’’ (¿?). Debemos decir, que, el valor histórico de los pasajes bíblicos, en este caso, es negado, o deliberadamente marginado, de modo que las palabras o los eventos que tienen importancia literal no poseen significado o mínima importancia. Cada evento o suceso histórico, se convierte en una confusa alegoría. Con esto, es fácil disuadirse de los problemas teológicos para sostener ciertos puntos convenientes para quienes lo aplican. La Escritura no es interpretada como debería de ser, sino que trastorna el significado de su contenido con la excusa de darle un sentido más espiritual, que es un grave error.
Surgen, de esto, toda gama de insólitas entelequias. El método alegórico de interpretación, no sustrae lo idea exacta del autor bíblico, la que pretende comunicar. Con el método alegórico todo se sujeta a fantasía y capricho, como al interpretador mejor le parezca.
Con el método alegórico las Escrituras pierden su autoridad interpretativa, que es fundamental, y el pensamiento del que lo aplica viene a constituirse la autoridad máxima interpretativa.
Jerónimo comenta al respecto:
«... se queja de que el método más defectuoso de enseñar es el de corromper el significado de la Escritura, y rebajar su firme expresión a nuestra propia voluntad, creando misterios escritutarios con nuestras propias imaginaciones.»
Con el método alegórico se abre una enorme puerta a la especulación imaginativa desbocada. El método alegórico quita de las palabras su significado sencillo y lógico, y las reduce en algo tan oscuro, meramente abstracto... sus conceptos deshilvanan con su entorno (pasajes bíblicos).
El problema de Gálatas 4:21-31:
Los alegoristas tratan de probar en estos textos que el apóstol Pablo se vale del método alegórico de interpretación. En realidad, Pablo aquí no aplica tal método interpretativo, sino que [únicamente explica una situación alegórica] que es algo muy pero muy diferente. Es verdad que en la Biblia existe una gran cantidad de alegorías, como los tipos, los símbolos, las parábolas. Estos son recursos lícitos de los que se vale el pensamiento para la comunicación. Entiéndase por favor: las alegorías no necesitan del método alegórico de interpretación, porque se desharía por completo el antescedente histórico literal... El método alegórico simplemente es un trampolín para la imaginación del intérprete».
Por otro lado, la interpretación de [tipos] no es semejante a la interpretación alegórica. La eficiencia del tipo está relacionada con la [interpretación literal del antescedente literal]:
«Para poder comunicar la verdad en relación con la esfera espiritual, con la cual no estamos familiarizados, debe haber instrucción en una esfera con la cual estamos familiarizados; de manera que, mediante una transferencia de lo que es literalmente verdad en una esfera, podemos aprender lo que es verdad en otra esfera. Tiene que haber un paralelismo literal entre el tipo y el prototipo para que el tipo tenga algún valor.»
Aristóbulo, uno de los precursores del método alegórico, y cuyas ideas fueron conciliadas por Filón, declaró que la filosofía griega era prestada del Antiguo Testamento, en especial, la Ley de Moisés. Explicó que todas las doctrinas de los filósofos griegos (entre éstos, Aristóteles), se hallan en los escritos de Moisés y los profetas del Antiguo Testamento. De tal manera que Filón, al concebir las ideas de Aristóbulo, buscó una reconciliación de la Ley Moisaica con la filosofía griega, adecuándola al pensamiento griego para que fuese recibida sin ‘‘peros’’.
Filón tuvo como finalidad de ilustrar en forma ‘‘equilibrada’’ las leyes y normas hebreas con el entendimiento de la cultura y la filosofía del mundo antiguo... y para esto, le fue imprescindible encontrar una forma, un método... y fue así que constituyó el [alegórico].
La gran influencia del alegorista Filón se hizo sentir en la Escuela Catequística de Alejandría. Como Filón, su propósito fue de consolidar la filosofía griega con la Revelación de las Escrituras. Clemente de Alejandría y Orígenes, maestros venerables de esta escuela, antagonizaron con los literalistas Ireneo de Lyon y Tertuliano. Clemente de Alejandría, teniendo en cuenta el ‘‘origen divino’’ de la filosofía griega, sostiene que la Revelación Escritural deberá comprenderse de modo alegórico.
Fue en la Escuela Catequística de Alejandría donde Orígenes desplegó el método alegórico que se utiliza hasta esta misma fecha en las Escrituras. Orígenes sustrajó el sentido sencillo y correcto de la Biblia para espiritualizarlo con las más extravagantes fantasías y quimeras, con fuerza antagónicas con el contexto genuino de los versos bíblicos:
«... Mas este método satisfizo el gusto de la edad y, con su mente fértil e imponente saber, Orígenes fue el oráculo exegético de la primitiva Iglesia, hasta que su ortodoxia cayó en descrédito.»
Por otro lado, la Escuela de Antioquía retenía un discernimiento más cabal que el anterior. Diodoro de Tarso el fundador de la Escuela de Antioquía, persona de desmesurado conocimiento y de incuestionable piedad, maestro de Crisóstomo y de Teodoro de Mopsuestia. Presentó tratados sobre el entendimiento de las Escrituras con el método literal. Explicó la marcada diferencia entre lo que es [alegoría y el discernimiento espiritual.]
Pero el más notable representante de esta Escuela, fue Teodoro de Mopsuestia, que refutó la exégesis de Orígenes. Teodoro de Mopsuestia le presta bastante atención a los detalles linguísticos, sobre todo, en el Nuevo Testamento. A las partículas, modos, preposiciones, y en sí, a toda la terminología. Escribió de la importancia de estudiar cada verso, cada pasaje, como un todo y no como [un cúmulo aislado de textos separados]. Ante todo, considera el orden del pensamiento, luego analiza la fraseología y las cláusulas separadas, dándonos, al fin, una exégesis que es bien insinuante.
El alegorismo hizo su intromisión en la Iglesia de Cristo por medio de la Escuela de Alejandría. Tanto Clemente como Orígenes, que pertenecían a ésta, dieron un fuerte impulso al método alegórico de interpretación. El alegorismo va mucho más allá del simbolismo que la Biblia presenta. Trata de encontrar un significado tras la palabra del libro, haciéndolo una alegoría que no concuerda con el propósito que procuraba el autor bíblico, colocando la historicidad de los pasajes en el área de la marginación.
Ticonio, el alegorista y teólogo romano, fue un donatista (330-390 d.C). Sus escritos fueron muy apreciados por Agustín de Hipona, que negó el Milenarismo. Las ideas de Ticonio fueron tomadas por Agustín en su conocida obra «La Ciudad de Dios». Agustín escribió que el libro de Apocalipsis expone simbólicamente el conflicto universal entre el bien yel mal (entre la Ciudad de Dios y la Ciudad de Satanás). Tal conflicto, según la escuela alegórica, principio con la caída del hombre en el Edén. Continuará a través de la historia y acabará al final de las eras.
Objeciones al respecto (... no es la primera vez que son publicadas, por su gran importancia):
La Iglesia primitiva reconoció la presencia y el uso de símbolos (Apocalipsis), pero nunca los interpretó de forma alegórica.
Es claro que el libro de Apocalipsis, por ejemplo, trata de cuestiones [históricas] y sostiene que es una [profecía]... pregunta: ¿cuál es la razón de alegorizarlo?
El método alegórico anula, de tal forma, su historicidad, y no establece un sistema de control interpretativo. Todo resulta muy irregular, al capricho del interpretador humano.
Claro está, que el libro de Apocalipsis toma mejor significado al ser interpretado de manera literal, es decir, normal e históricamente.
Los que oyeron a Jesús, así como el Sanedrín, recurrían con regularidad al Antiguo Testamento sin dar indicios de alguna interpretación alegórica. El historiador Josefo, ni siquiera la menciona. Los judíos platónicos de Egipcio, como los griegos paganos, alegorizaron el Antiguo Testamento, en el primer siglo de la era común. Su más distinguido alegorizador: Filón de Alejandría. Jesús nunca se vale de este método de interpretación porque aun no prevalecía en la Palestina en la que Cristo vivió y enseñó.
Los profetas del Antiguo Testamento vaticinaron un tiempo de restauración para los expatriados, en el cual el orden de todas las cosas sería transformado: restaurado milagrosamente... y el Reino de David, establecido. Los profetas posteriores, hablaron del erguimiento de un gobierno, precisamente, de un Reino Celestial, donde los hijos de Dios habrían de recibir las bendiciones [Milenarias] prometidas desde la antigüedad. No hay duda que los primeros cristianos anhelaban ver al Cristo regresar del cielo, tal como los ángeles lo previeron en su ascenso, fuera de Betania (Hech. 1:9-11; Lc. 24:50). Por ende, decimos, que el Milenarismo, es una cuestión irrefutablemente bíblica. Los antiguos escritores escribieron sobre una hectaombe cosmológica; profetizaron el retorno visible del Hijo del Hombre en las nubes del cielo; también del Reino Milenario en una tierra con previedad regenerada... esperaban, la manifestación de la Nueva Jerusalén. No se pueden pasar por alto estas claras características tan literalmente observables... pero sin dudas chocantes para el que acuerda con el alegorismo.
Desde los tiempos de Orígenes, no muy pocos han tratado de desacreditar el Milenarismo literal. Una de sus declaraciones más inverosímiles fue que el retorno de Cristo debería comprenderse de manera figurada (espiritual). Catalogaron el libro del profeta Daniel y el Apocalipsis como escritos místico-alegóricos. Que en ellos no existe ningún acotencimiento histórico pasado, presente y futuro (... ¡!):
«Estos son recursos evasivos diseñados para poner estas Escrituras en armonía con condiciones presentes, ignorando la expectativa vívida de las antiguas.»
No debemos pasar decir que en el transcurso de los dos primeros siglos después de Cristo el concepto del Reino de Dios para los padres de la Iglesia era solamente escatológico. La Iglesia de Cristo es el Pueblo de Dios en la tierra, pero el Reino de Dios es la esfera palpable futura donde un incalculable número de bendiciones les serán otorgadas a los fieles creyentes de todas las edades. Para muchos de los padres de la prístina Iglesia, el Reino de Dios era uno terrenal, cuyo tiempo de duración sería de mil años literales. Entre estos podemos mencionar a Bernabé, Papías, Ireneo de Lyon, Justino Mártir y Tertuliano. No se conoce, como antes habíamos comentado en otro escrito, padre apostólico antes de Orígenes que haya rechazado la interpretación literaria del Reino milenario, ni antes de Agustín. De estos, nadie interpretó otra cosa diferente de lo que es el Reino terrenal futuro.
El motivo por el que Orígenes utilizara el método alegórico de interpretación en las Escrituras fue para conciliar los fundamentos de éstas con las doctrinas de la filosofía griega. El resultado: un perfecto desorden. Agustín de Hipona fue influenciado por Ticonio el donatista. San agustín tomó el método alegórico de interpretación el cual lo llevó a desarrollar el dogma errado del amilenarismo. San Agustín desaprobó el Milenarismo, no por cuestiones exegéticas, sino porque lo consideró como un tiempo de goce carnal, ya que la bebida y la comida abundarían. No hay duda que Hipona comprendió bastante mal este punto. Miró el disfrute de las bendiciones materiales del Reino Teocrático como algo pecaminoso. La Biblia nos dice que en la futura tierra renovada habrá gran fertilidad y productividad material (véase Is. 29:17; 32:15; 35:1-7; 51:3; 55:13; 62:8-9; Jer. 31:27-28; Ez. 34:27; 36:29-35; Jl. 3:18; Am. 9:13). La lluvia será abundante en esa época (Is. 30:23-25; 35:6-7; 41:17-18; 49:10; Ez.34:26; Zac.10:1; Jl.2:23-24). La Biblia además nos dice que durante la era milenaria habrá prosperidad económica... nada hará falta (véase Is. 4:1; 35:1-2, 7; 30: 23-25; 62:8-9; 65:21-23; Jer. 31:5, 12; Ez. 34:26; Mi. 4:1, 4; Zac. 8:11-12; 9:16-17; Ez. 36:29-30; Jl. 2:21-27; Am. 9:13-14). No es posible contradecir lo que la Biblia dice.
Debe saberse que la interpretación literal tuvo su principio con Esdras, tal como lo vemos en Neh. 8:1-8. Ésta fue tan indispensable a causa del prolongado tiempo de cautiverio de la nación hebrea en Babilonia (70 años), donde la Ley mosaica estuvo poer demás olvidada:
«El descubrimiento del olvidado “libro de la ley” por Hilcías, en el reinado de Josías, lo colocó otra vez en un lugar de prominencia por breve tiempo, sólo para volver a olvidarlo en los años de exilio. Fue necesaria, además, debido a que los judíos habían reemplazado su lengua nativa por el arameo mientras estuvieron en el exilio. A su regreso, las Escrituras eran ininteligibles para ellos. Fue necesario que Esdras les explicara las Escrituras olvidadas e ininteligibles al pueblo. No cabe duda de que la interpretación de Esdras fue una interpretación literal de lo que había sido escrito.»
El método literal fue el método base del rabinismo. Fue el método requerido en el Nuevo Testamento para interpretar el Antiguo Testamento, y fue utilizado por Cristo y sus Discípulos. Fue este método el aplicado por las Padres de la Iglesia prístina, hasta el tiempo de Orígenes, cuando emergió, por desgracia, el método alegórico para concertar con las doctrinas de la filosofía griega pagana.
Fue Agustín de Hipona el que ancló el método alegorizante en la Iglesia de Cristo, oscureciendo y dando por término con toda exégesis verdadera.
Ojalá, Dios quiera, que esto se entienda bien.
Dios los bendiga:
Eventos del Porvenir (J. Dwight Pentecost).
Reina Valera 1960.
Apocalipsis: La Consumación del Plan de Dios (Evis. L. Carballosa).