Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Adoctrinados religiosamente, aplicándoseles con todo vigor una técnica tan encomiable para lavado de cerebro, los pobres Testigos de Jehová repiten como “pericos huastecos”, cono “monos acondicionados” lo que “a fuerza” se les ha metido en su cráneo “cuasi-anencefálico”. Se les desalienta a estudiar de forma individual temas bíblicos o doctrinales: sus nefastos líderes dicen: “... somos la iglesia verdadera, y punto; todo lo demás, únicamente, es mentira. No ha razón para conocer otra cosa fuera de lo nuestro”. No cabe duda que no tienen la más remota noción de lo que es el «Principio Bereneano», que demanda, con Biblia en mano (pero no con la de ellos, que está maquillada convenientemente por sus inconversos y réprobos teólogos), analizar, estudiar con cuidado los puntos doctrinales, los abrigados y no, para cerciorarse si son ciertos o rotundamente falsos (enfatizo con corechetes):
«Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, [escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así]» (Hech. 17:10-11).
Si algo empieza mal, sin no se corrige, es lógico pensar que crecerá indebidamente. Las profecías fallidas de Carlos Russell, fueron postegradas una y otra vez, dándoseles diferentes fechas para su cumplimiento. El juez José F. Rutherford, fue uno de los irreverentes maestros que hicieron cambios de fechas de esta profecías. Llegaron los días para su cumplimiento... y nada pasó. Para la mitad del Siglo pasado, se pregonaba que el fin de los sistemas del mundo se sucitaría para el año 1975. Sin importarle lo que Dios pensará de su aviesa conducta, con el propósito primordial de sacarle el verde jugo al rentable negocio:
«Rutherford hacía nuevas interpretaciones, y escribía múltiples folletos y libros para mantener en pie la teocracia internacional».
Lo que Russell aseguró pero que jamás tuvo cumplimiento:
Russel dijo que «los tiempos de los gentiles» terminarían en 1914 (Lc.21:24). Sabemos a ciencia cierta que el conflicto Árabe –Israelí se halla imperante hasta este día en el Medio Oriente. Esto invalida lo que Russell dijo anteriormente.
Russel se atrevió a publicar (vaya si se necesitan selacias agallas para hacerlo) en 1889:
«Dentro de los próximos veintiséis años todos los gobiernos actuales serán derribados y disueltos». Esta profecía debió haberse cumplido en el año 1915. Pero, simplemente, “no se le ocurrió cumplirse”.
Dijo sin miramientos que en el año 1914 la Iglesia Católica Romana desparecería de la faz de la tierra... Otra vil y comprometedora mentira.
Aseguró este intrépido profeta del dios Baal que en el año 1914 los bancos, iglesias y escuelas serían en su totalidad destruidos. Escuelas, bancos e iglesias de ''todos colores y sabores'' sobren en el mundo hogaño.
Dijo descaradamente que el año 1914 sería marca para el fin de los sistemas del mundo... pero, ¿es qué hoy ya no existe un orden social y político estabelcido en el planeta? Necia pregunta.
Dijo que la batalla de Armagedón tendría lugar en 1915. Esto nunca pudo haber sido posible porque el Señor Jesucristo en ningún momento se ha manifestado «visible y en poder» (Lc.21:27; Ap. 16:16; Ap. cap. 19).
Por si fuera poco, este desubicado y pretensioso hombrecito afirmó que la “cosecha evangélica acabaría en 1915”. Amigos: Hasta que Cristo no regrese (Ap.1:7), esto no podrá finalizar.
«Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él» (Deut.18:21-22).
A pesar de que las profecías del señor Russell y de otros de la misma asociación han resultado falsas, el grupo sigue creciendo confiado, sin que los muchos se hayan percatado de la horrorosa y letal mentira que los compromete con seriedad vasta... para la eternidad.
No se necesita ser muy inteligente para que uno perciba con tanta claridad que los mal nombrados Testigos de Jehová es una secta que fue estructurada en la pútrida y tenebrosa mente del diablo, el padre de mentira.
Gracias.
Adoctrinados religiosamente, aplicándoseles con todo vigor una técnica tan encomiable para lavado de cerebro, los pobres Testigos de Jehová repiten como “pericos huastecos”, cono “monos acondicionados” lo que “a fuerza” se les ha metido en su cráneo “cuasi-anencefálico”. Se les desalienta a estudiar de forma individual temas bíblicos o doctrinales: sus nefastos líderes dicen: “... somos la iglesia verdadera, y punto; todo lo demás, únicamente, es mentira. No ha razón para conocer otra cosa fuera de lo nuestro”. No cabe duda que no tienen la más remota noción de lo que es el «Principio Bereneano», que demanda, con Biblia en mano (pero no con la de ellos, que está maquillada convenientemente por sus inconversos y réprobos teólogos), analizar, estudiar con cuidado los puntos doctrinales, los abrigados y no, para cerciorarse si son ciertos o rotundamente falsos (enfatizo con corechetes):
«Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, [escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así]» (Hech. 17:10-11).
Si algo empieza mal, sin no se corrige, es lógico pensar que crecerá indebidamente. Las profecías fallidas de Carlos Russell, fueron postegradas una y otra vez, dándoseles diferentes fechas para su cumplimiento. El juez José F. Rutherford, fue uno de los irreverentes maestros que hicieron cambios de fechas de esta profecías. Llegaron los días para su cumplimiento... y nada pasó. Para la mitad del Siglo pasado, se pregonaba que el fin de los sistemas del mundo se sucitaría para el año 1975. Sin importarle lo que Dios pensará de su aviesa conducta, con el propósito primordial de sacarle el verde jugo al rentable negocio:
«Rutherford hacía nuevas interpretaciones, y escribía múltiples folletos y libros para mantener en pie la teocracia internacional».
Lo que Russell aseguró pero que jamás tuvo cumplimiento:
Russel dijo que «los tiempos de los gentiles» terminarían en 1914 (Lc.21:24). Sabemos a ciencia cierta que el conflicto Árabe –Israelí se halla imperante hasta este día en el Medio Oriente. Esto invalida lo que Russell dijo anteriormente.
Russel se atrevió a publicar (vaya si se necesitan selacias agallas para hacerlo) en 1889:
«Dentro de los próximos veintiséis años todos los gobiernos actuales serán derribados y disueltos». Esta profecía debió haberse cumplido en el año 1915. Pero, simplemente, “no se le ocurrió cumplirse”.
Dijo sin miramientos que en el año 1914 la Iglesia Católica Romana desparecería de la faz de la tierra... Otra vil y comprometedora mentira.
Aseguró este intrépido profeta del dios Baal que en el año 1914 los bancos, iglesias y escuelas serían en su totalidad destruidos. Escuelas, bancos e iglesias de ''todos colores y sabores'' sobren en el mundo hogaño.
Dijo descaradamente que el año 1914 sería marca para el fin de los sistemas del mundo... pero, ¿es qué hoy ya no existe un orden social y político estabelcido en el planeta? Necia pregunta.
Dijo que la batalla de Armagedón tendría lugar en 1915. Esto nunca pudo haber sido posible porque el Señor Jesucristo en ningún momento se ha manifestado «visible y en poder» (Lc.21:27; Ap. 16:16; Ap. cap. 19).
Por si fuera poco, este desubicado y pretensioso hombrecito afirmó que la “cosecha evangélica acabaría en 1915”. Amigos: Hasta que Cristo no regrese (Ap.1:7), esto no podrá finalizar.
«Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él» (Deut.18:21-22).
A pesar de que las profecías del señor Russell y de otros de la misma asociación han resultado falsas, el grupo sigue creciendo confiado, sin que los muchos se hayan percatado de la horrorosa y letal mentira que los compromete con seriedad vasta... para la eternidad.
No se necesita ser muy inteligente para que uno perciba con tanta claridad que los mal nombrados Testigos de Jehová es una secta que fue estructurada en la pútrida y tenebrosa mente del diablo, el padre de mentira.
Gracias.