Por Wilfred J. Hahn
¿Cómo se llegó a la quiebra de los sistemas financieros en los EE.UU., quiebra que afectó sobre todo a las economías privadas? Un rol significativo jugó en esto la religión más importante de América del Norte: Una desviación postmoderna del cristianismo fundamentado en la Biblia, caracterizada por el pensamiento utilitario: el evangelio de la prosperidad.
Algunos investigadores de la economía, han llegado a darse cuenta que el quiebre de los sistemas financieros en EE.UU. se diferencia de otras crisis parecidas (como la de Japón en los años 90, por ejemplo) en un punto importante. El hecho es, que en este caso se trata de un endeudamiento extremo de casas privadas, es decir de individuos y de familias. Ése no fue el caso en los años 90 en Japón, y en casi toda Asia. Las crisis económicas y financieras de esos lugares fueron desencadenadas por decisiones erróneas de empresas y gobiernos. Pero, ¿por qué será que la gente en América del Norte se dejó seducir tan fácilmente a tener deudas tan grandes? ¿Por qué creyeron las promesas y los pronósticos vacíos acerca de una prosperidad duradera? ¿Por qué, en su imprudencia, ellos descuidaron todos los principios de responsabilidad y de una administración razonable? Quizás, la causa también se encuentre en una diferenciación más con otros países, es decir en la religión más significativa de América del Norte: Una desviación postmoderna del cristianismo fundamentado en la Biblia, caracterizada por el pensamiento utilitario. Puede que esta aseveración suene dura, pero considero que la misma es confirmada por los hechos. En comparación con otras naciones líderes en el mundo, Estados Unidos es la más caracterizada por su confesión de la fe cristiana. Y ya es sabido que las convicciones y filosofías religiosas, tienen una influencia en los mercados económicos y financieros. Después de todo, los sistemas económicos son creados por los seres humanos, cuyo actuar está determinado por sus deseos y conceptos.
Después de todo, ¿por qué se ahorra tanto en los hogares chinos? ¿No podría ser que la cultura china, caracterizada por los valores del confusionismo, haya creado las condiciones para un comportamiento tal? ¿Por qué será que en el siglo 19 comenzó la era de la revolución industrial, en pueblos que reciben su inspiración del cristianismo? ¿O por qué será que justamente los países latinoamericanos son tan vulnerables a las crisis económicas y a la corrupción, condicionadas ambas por las inflaciones? Max Weber (sobre todo en su obra La Ética protestante y el Espíritu del Capitalismo1), y otros social-economistas, como ser R. H. Tawney, han tratado la relación entre la religión y la economía. Su conclusión fue: Las convicciones religiosas o filosóficas caracterizan el actuar del ser humano.
En ningún otro país la influencia de la teología de la prosperidad es más fuerte que en Estados Unidos. De ahí que no debería sorprendernos, que esa doctrina haya realizado una contribución importante a este último bajón económico en ese país, es más, que quizás, incluso, lo haya causado. Intentemos hacer un análisis de esas conexiones, analizando más detalladamente algunas falsas enseñanzas del, así llamado, “evangelio de la prosperidad”. En este “movimiento” confluyen valores cristianos y materiales, en un eje de tiempo apocalíptico. Por esta razón, este fenómeno también es parte de los acontecimientos de los últimos días mencionados en la Biblia, que durarán hasta el tiempo de la gran Tribulación.
Aun cuando la teología de la prosperidad en el mundo evangélico pertenece más bien al lado carismático, prácticamente todos los grupos cristianos en Estados Unidos se han dejado contagiar por este modo de pensar, ya que el mismo era fácilmente compatible con la ideología del “sueño americano”. Ya desde hace varias décadas, la América “cristiana” es considerada como el “país de las posibilidades ilimitadas” y de las oportunidades de ascenso para todos los que las aspiran. Por esta razón, el pensamiento de prosperidad está firmemente anclado en la psiquis de los cristianos en Estados Unidos. En algunos círculos cristianos, incluso, se ha llegado al punto de decir que tendríamos un derecho a la prosperidad. Por supuesto, la mayoría de los cristianos evangélicos enfrentan críticamente las enseñanzas y técnicas recomendadas por predicadores como Benny Hinn, Kenneth Copeland, Creflo Dollar, Peter Popoff (el defensor de la “transferencia divina”) y muchos otros. Después de todo, algunos de estos representantes extremos de la teología de la prosperidad llegan, incluso, al punto de sostener que uno podría llegar a ser rico si tan sólo tuviera una gran fe. Uno solamente debería enviar una donación del dinero correspondiente (una “semilla”), y ya se podría esperar una “transferencia divina de prosperidad”, o un “rédito del cien por ciento”. En este comercio de trueque con el Todopoderoso, Dios debe multiplicar la “semilla” muchas veces y devolverla como “bendición” material; por ejemplo, en forma de cheque de un remitente misterioso, o a través de otras formas de suerte. Si uno solamente cree “correctamente”, es retribuido, por ello, por un Dios que puede sobrecargar a los cristianos con dinero y bienes terrenales. En el caso de que eso realmente funcionara, habríamos descubierto un “sistema celestial de bola de nieve”. ¿Qué es un sistema de bola de nieve? Este asunto engañoso, en Estados Unidos también es denominado como “truco Ponzi”. Charles Ponzi fue algo así como el “padre del sistema bola de nieve”, en ese país. El prometía altos réditos a los inversionistas, réditos que él pagaba desvalijando las cuentas de nuevos inversores. De este modo, en los últimos años, también Bernie Madoff malversó la sorprendente suma de unos 60 mil millones de dólares. Mientras sus víctimas invirtieran más dinero del que él desembolsaba, su engaño no sería descubierto.
Examinemos la probabilidad matemática de las promesas hechas por los predicadores de la teología de la prosperidad. Un versículo bíblico que esta gente cita a menudo, se encuentra en Mateo 19:29: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Ésta es una promesa maravillosa, pero la misma no se refiere a riquezas terrenales, como lo enseñan los seguidores del evangelio de la prosperidad, sino a una recompensa eterna.
A modo de ilustración, supongamos que en la tierra hubiera 100 millones de cristianos verdaderos” (o sea, aproximadamente un 1,5 por ciento de la población mundial), y que ellos debieran recibir un “rédito celestial” de diez veces más de lo que depositaron (no cien veces más).
Si nosotros ahora asentáramos a estos 100 millones de cristianos en Estados Unidos (allí cada ciudadano promedio dispone de un capital propio de unos 166.000 dólares2), notamos que esta promesa solamente puede ser válida para un pequeño grupo escogido de personas. Porque en el caso de que el rédito “celestial” realmente fuera algo tan seguro, estos 100 millones de cristianos donarían todo su capital a un predicador del evangelio de la prosperidad. Y si después, todos ellos, respectivamente, recibieran un “rédito” de diez vez más que su aporte, eso daría una suma total de 16,5 billones de dólares. ¿Cuánto es eso? Esta suma supera la suma total de todas las inversiones monetarias en todos los bancos del mundo. Ya tan solamente por eso, el principio del “rédito celestial” no puede funcionar en la práctica.
Piense usted en las consecuencias si estas y otras enseñanzas fueran verdad. El mundo experimentaría la inflación más grande de la historia de la humanidad, y en Estados Unidos, los cristianos se entregarían a una avidez de placeres imposible de imaginar. Quizás la consecuencia de estos hechos no se encuentre muy lejana de la verdad. Después de todo, la avidez por los placeres es parte de los efectos secundarios más notables de la teología de la prosperidad.
Un evangelio falso tiene un efecto mortal, ya que las falsas doctrinas predicadas tergiversan prácticamente todo dogma, cosmovisión y perspectiva de los últimos tiempos. De un modo similar, la teología de la prosperidad caracteriza muchas doctrinas y opiniones en círculos cristianos. Si todavía creemos que esta ideología no ha tenido un rol demasiado grande en el actual declive de la economía en Estados Unidos, entonces habría que considerar puntos de vista adicionales en la reflexión sobre el pensamiento de la prosperidad.
Una característica infalible de todo evangelio falso es la manera de pensar acerca del dinero que el mismo trasmite. Toda falsa doctrina mencionada en las cartas neo-testamentarias (y hay muchas de ellas) tienen algo que ver con la codicia o con un amor desmesurado hacia el dinero y las riquezas. Ése es el caso tanto hoy en día como en la época primitiva de la iglesia de Jesucristo. La diferencia con el tiempo del Nuevo Testamento, quizás se encuentre en que algunas de esas falsas doctrinas, en la actualidad son presentadas mucho más sistemáticamente. Aun cuando las interpretaciones representadas por determinadas agrupaciones cristianas, supuestamente tengan raíces bíblicas, es preocupante ver lo subjetivas y sin fundamento que son en realidad. Las mismas sencillamente no pueden ser sostenidas si se las examina a la luz de la totalidad de las Sagradas Escrituras. En mejor compañía, sin embargo, se encuentran estas falsas doctrinas, con religiones paganas y el Movimiento de la Nueva Era. Un artículo en la plataforma de Internet Wikipedia (en idioma inglés, bajo “Prosperity Theology”; nota del trad.) dice: Este “concepto parecido (pero notablemente diferente) puede ser encontrado en la mayoría de las religiones del así-llamado ‘Nuevo Pensar’, en agrupaciones tales como Unity, Religious Science y Divine Science”. Quizás parezca extraño que, a pesar de todas las diferencias entre cristianos evangélicos y seguidores de movimientos no cristianos, exista una coincidencia tan fuerte en el pensamiento de la prosperidad, pero eso no es mucha casualidad.
Como ya hemos notado, la teología de la prosperidad ni siquiera resiste los criterios del sentido común. Si las promesas del evangelio de la prosperidad realmente fueran legítimas y perceptibles, sus seguidores deberían ser más prósperos que el promedio de la población. En la realidad, sin embargo, el caso es más bien todo lo contrario. Según una encuesta del Instituto de Investigación de Opinión, Pew Forum3, los cristianos en EE.UU. tienen un ingreso promedio más bajo que los miembros de otras religiones. El grupo de los cristianos protestantes, con un ingreso anual de más de 100.000 dólares, se encuentra, con un 15 por ciento, por debajo del de los musulmanes (con un 16 por ciento), judíos (con un 46 por ciento), budistas (con un 43 por ciento), e hindúes (con un 43 por ciento). Una comparación entre congregaciones cristianas, permite llegar a conclusiones parecidas. Si uno parte del punto de que el evangelio de la prosperidad está más difundido entre círculos del movimiento pentecostal, esta doctrina termina siendo desenmascarada definitivamente como un engaño. Al margen de los bautistas de las iglesias negras tradicionales, los miembros de las iglesias pentecostales pertenecen a las agrupaciones cristianas más débiles en ingresos. En el 48 por ciento de los casos, el ingreso anual de los pentecostales se encuentra por debajo de los 30.000 dólares – en comparación con el 31 por ciento de la totalidad de la población cristiana de Estados Unidos. Y en solamente el 7 por ciento de los pentecostales, el ingreso anual se encuentra por encima de los 100.000 dólares – comparado con el 18 por ciento de todos los cristianos americanos.
Las promesas de la teología de la prosperidad claramente demuestran ser un mal chiste. Incluso, se les podría imputar cosas aún peores a los predicadores de esta falsa doctrina. Si los defensores del evangelio de la prosperidad se aprovechan de la situación desesperada de los miembros de sus congregaciones, se podría denominar a sus prácticas como un truco engañoso. Sí, incluso se los podría comparar con los conocidos abusos en el negocio de los créditos de los consumidores. ¿Qué grupos de la población siempre fueron los más lucrativos para las instituciones de crédito en la historia más reciente – al menos hasta la crisis económica y financiera mundial? Los pobres. Esta gente debe pagar altos intereses y cuotas por los créditos. Cuando ellos cargan sus tarjetas de crédito con importes altos, eso significa enormes gastos para ellos. Algo parecido ocurre con el evangelio de la prosperidad. El mismo, después de todo, no promete “libertad a los cautivos” (Lc. 4:18), según Jesús entendía Su misión aquí en la tierra.
Lea usted en la segunda parte de este artículo, acerca de las peligrosas consecuencias de la falsa doctrina del evangelio de la prosperidad.
Traducción del inglés: Brigitte Hahn; edición ligeramente resumida.
1 La obra publicada originalmente en 1904, salió en el 2006 en la Editorial Beck como libro de bolsillo (nota del trad).
2 Calculado según instrucciones del Federal Reserve Board Z1 Report, 11 de junio del 2009; como base sirven las condiciones del 31 de marzo de 2009.
3 U.S. Religious Landscape Survey,The Pew Forum on Religion & Public Life, febrero 2008, tabla sobre ingresos promedio en agrupaciones religiosas significativas, pág.60.
4 Ibíd., Ingresos promedio en iglesias protestantes, pág. 80.
Lea más: En Defensa de la Fe: La Crisis del Pensamiento Cristiano de la Prosperidad - Parte 1 http://www.endefensadelafe.org/2011/07/la-crisis-del-pensamiento-cristiano-de.html#ixzz1Wp5XKN9M
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¿Cómo se llegó a la quiebra de los sistemas financieros en los EE.UU., quiebra que afectó sobre todo a las economías privadas? Un rol significativo jugó en esto la religión más importante de América del Norte: Una desviación postmoderna del cristianismo fundamentado en la Biblia, caracterizada por el pensamiento utilitario: el evangelio de la prosperidad.
Algunos investigadores de la economía, han llegado a darse cuenta que el quiebre de los sistemas financieros en EE.UU. se diferencia de otras crisis parecidas (como la de Japón en los años 90, por ejemplo) en un punto importante. El hecho es, que en este caso se trata de un endeudamiento extremo de casas privadas, es decir de individuos y de familias. Ése no fue el caso en los años 90 en Japón, y en casi toda Asia. Las crisis económicas y financieras de esos lugares fueron desencadenadas por decisiones erróneas de empresas y gobiernos. Pero, ¿por qué será que la gente en América del Norte se dejó seducir tan fácilmente a tener deudas tan grandes? ¿Por qué creyeron las promesas y los pronósticos vacíos acerca de una prosperidad duradera? ¿Por qué, en su imprudencia, ellos descuidaron todos los principios de responsabilidad y de una administración razonable? Quizás, la causa también se encuentre en una diferenciación más con otros países, es decir en la religión más significativa de América del Norte: Una desviación postmoderna del cristianismo fundamentado en la Biblia, caracterizada por el pensamiento utilitario. Puede que esta aseveración suene dura, pero considero que la misma es confirmada por los hechos. En comparación con otras naciones líderes en el mundo, Estados Unidos es la más caracterizada por su confesión de la fe cristiana. Y ya es sabido que las convicciones y filosofías religiosas, tienen una influencia en los mercados económicos y financieros. Después de todo, los sistemas económicos son creados por los seres humanos, cuyo actuar está determinado por sus deseos y conceptos.
Después de todo, ¿por qué se ahorra tanto en los hogares chinos? ¿No podría ser que la cultura china, caracterizada por los valores del confusionismo, haya creado las condiciones para un comportamiento tal? ¿Por qué será que en el siglo 19 comenzó la era de la revolución industrial, en pueblos que reciben su inspiración del cristianismo? ¿O por qué será que justamente los países latinoamericanos son tan vulnerables a las crisis económicas y a la corrupción, condicionadas ambas por las inflaciones? Max Weber (sobre todo en su obra La Ética protestante y el Espíritu del Capitalismo1), y otros social-economistas, como ser R. H. Tawney, han tratado la relación entre la religión y la economía. Su conclusión fue: Las convicciones religiosas o filosóficas caracterizan el actuar del ser humano.
En ningún otro país la influencia de la teología de la prosperidad es más fuerte que en Estados Unidos. De ahí que no debería sorprendernos, que esa doctrina haya realizado una contribución importante a este último bajón económico en ese país, es más, que quizás, incluso, lo haya causado. Intentemos hacer un análisis de esas conexiones, analizando más detalladamente algunas falsas enseñanzas del, así llamado, “evangelio de la prosperidad”. En este “movimiento” confluyen valores cristianos y materiales, en un eje de tiempo apocalíptico. Por esta razón, este fenómeno también es parte de los acontecimientos de los últimos días mencionados en la Biblia, que durarán hasta el tiempo de la gran Tribulación.
Aun cuando la teología de la prosperidad en el mundo evangélico pertenece más bien al lado carismático, prácticamente todos los grupos cristianos en Estados Unidos se han dejado contagiar por este modo de pensar, ya que el mismo era fácilmente compatible con la ideología del “sueño americano”. Ya desde hace varias décadas, la América “cristiana” es considerada como el “país de las posibilidades ilimitadas” y de las oportunidades de ascenso para todos los que las aspiran. Por esta razón, el pensamiento de prosperidad está firmemente anclado en la psiquis de los cristianos en Estados Unidos. En algunos círculos cristianos, incluso, se ha llegado al punto de decir que tendríamos un derecho a la prosperidad. Por supuesto, la mayoría de los cristianos evangélicos enfrentan críticamente las enseñanzas y técnicas recomendadas por predicadores como Benny Hinn, Kenneth Copeland, Creflo Dollar, Peter Popoff (el defensor de la “transferencia divina”) y muchos otros. Después de todo, algunos de estos representantes extremos de la teología de la prosperidad llegan, incluso, al punto de sostener que uno podría llegar a ser rico si tan sólo tuviera una gran fe. Uno solamente debería enviar una donación del dinero correspondiente (una “semilla”), y ya se podría esperar una “transferencia divina de prosperidad”, o un “rédito del cien por ciento”. En este comercio de trueque con el Todopoderoso, Dios debe multiplicar la “semilla” muchas veces y devolverla como “bendición” material; por ejemplo, en forma de cheque de un remitente misterioso, o a través de otras formas de suerte. Si uno solamente cree “correctamente”, es retribuido, por ello, por un Dios que puede sobrecargar a los cristianos con dinero y bienes terrenales. En el caso de que eso realmente funcionara, habríamos descubierto un “sistema celestial de bola de nieve”. ¿Qué es un sistema de bola de nieve? Este asunto engañoso, en Estados Unidos también es denominado como “truco Ponzi”. Charles Ponzi fue algo así como el “padre del sistema bola de nieve”, en ese país. El prometía altos réditos a los inversionistas, réditos que él pagaba desvalijando las cuentas de nuevos inversores. De este modo, en los últimos años, también Bernie Madoff malversó la sorprendente suma de unos 60 mil millones de dólares. Mientras sus víctimas invirtieran más dinero del que él desembolsaba, su engaño no sería descubierto.
Examinemos la probabilidad matemática de las promesas hechas por los predicadores de la teología de la prosperidad. Un versículo bíblico que esta gente cita a menudo, se encuentra en Mateo 19:29: “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”. Ésta es una promesa maravillosa, pero la misma no se refiere a riquezas terrenales, como lo enseñan los seguidores del evangelio de la prosperidad, sino a una recompensa eterna.
A modo de ilustración, supongamos que en la tierra hubiera 100 millones de cristianos verdaderos” (o sea, aproximadamente un 1,5 por ciento de la población mundial), y que ellos debieran recibir un “rédito celestial” de diez veces más de lo que depositaron (no cien veces más).
Si nosotros ahora asentáramos a estos 100 millones de cristianos en Estados Unidos (allí cada ciudadano promedio dispone de un capital propio de unos 166.000 dólares2), notamos que esta promesa solamente puede ser válida para un pequeño grupo escogido de personas. Porque en el caso de que el rédito “celestial” realmente fuera algo tan seguro, estos 100 millones de cristianos donarían todo su capital a un predicador del evangelio de la prosperidad. Y si después, todos ellos, respectivamente, recibieran un “rédito” de diez vez más que su aporte, eso daría una suma total de 16,5 billones de dólares. ¿Cuánto es eso? Esta suma supera la suma total de todas las inversiones monetarias en todos los bancos del mundo. Ya tan solamente por eso, el principio del “rédito celestial” no puede funcionar en la práctica.
Piense usted en las consecuencias si estas y otras enseñanzas fueran verdad. El mundo experimentaría la inflación más grande de la historia de la humanidad, y en Estados Unidos, los cristianos se entregarían a una avidez de placeres imposible de imaginar. Quizás la consecuencia de estos hechos no se encuentre muy lejana de la verdad. Después de todo, la avidez por los placeres es parte de los efectos secundarios más notables de la teología de la prosperidad.
Un evangelio falso tiene un efecto mortal, ya que las falsas doctrinas predicadas tergiversan prácticamente todo dogma, cosmovisión y perspectiva de los últimos tiempos. De un modo similar, la teología de la prosperidad caracteriza muchas doctrinas y opiniones en círculos cristianos. Si todavía creemos que esta ideología no ha tenido un rol demasiado grande en el actual declive de la economía en Estados Unidos, entonces habría que considerar puntos de vista adicionales en la reflexión sobre el pensamiento de la prosperidad.
Una característica infalible de todo evangelio falso es la manera de pensar acerca del dinero que el mismo trasmite. Toda falsa doctrina mencionada en las cartas neo-testamentarias (y hay muchas de ellas) tienen algo que ver con la codicia o con un amor desmesurado hacia el dinero y las riquezas. Ése es el caso tanto hoy en día como en la época primitiva de la iglesia de Jesucristo. La diferencia con el tiempo del Nuevo Testamento, quizás se encuentre en que algunas de esas falsas doctrinas, en la actualidad son presentadas mucho más sistemáticamente. Aun cuando las interpretaciones representadas por determinadas agrupaciones cristianas, supuestamente tengan raíces bíblicas, es preocupante ver lo subjetivas y sin fundamento que son en realidad. Las mismas sencillamente no pueden ser sostenidas si se las examina a la luz de la totalidad de las Sagradas Escrituras. En mejor compañía, sin embargo, se encuentran estas falsas doctrinas, con religiones paganas y el Movimiento de la Nueva Era. Un artículo en la plataforma de Internet Wikipedia (en idioma inglés, bajo “Prosperity Theology”; nota del trad.) dice: Este “concepto parecido (pero notablemente diferente) puede ser encontrado en la mayoría de las religiones del así-llamado ‘Nuevo Pensar’, en agrupaciones tales como Unity, Religious Science y Divine Science”. Quizás parezca extraño que, a pesar de todas las diferencias entre cristianos evangélicos y seguidores de movimientos no cristianos, exista una coincidencia tan fuerte en el pensamiento de la prosperidad, pero eso no es mucha casualidad.
Como ya hemos notado, la teología de la prosperidad ni siquiera resiste los criterios del sentido común. Si las promesas del evangelio de la prosperidad realmente fueran legítimas y perceptibles, sus seguidores deberían ser más prósperos que el promedio de la población. En la realidad, sin embargo, el caso es más bien todo lo contrario. Según una encuesta del Instituto de Investigación de Opinión, Pew Forum3, los cristianos en EE.UU. tienen un ingreso promedio más bajo que los miembros de otras religiones. El grupo de los cristianos protestantes, con un ingreso anual de más de 100.000 dólares, se encuentra, con un 15 por ciento, por debajo del de los musulmanes (con un 16 por ciento), judíos (con un 46 por ciento), budistas (con un 43 por ciento), e hindúes (con un 43 por ciento). Una comparación entre congregaciones cristianas, permite llegar a conclusiones parecidas. Si uno parte del punto de que el evangelio de la prosperidad está más difundido entre círculos del movimiento pentecostal, esta doctrina termina siendo desenmascarada definitivamente como un engaño. Al margen de los bautistas de las iglesias negras tradicionales, los miembros de las iglesias pentecostales pertenecen a las agrupaciones cristianas más débiles en ingresos. En el 48 por ciento de los casos, el ingreso anual de los pentecostales se encuentra por debajo de los 30.000 dólares – en comparación con el 31 por ciento de la totalidad de la población cristiana de Estados Unidos. Y en solamente el 7 por ciento de los pentecostales, el ingreso anual se encuentra por encima de los 100.000 dólares – comparado con el 18 por ciento de todos los cristianos americanos.
Las promesas de la teología de la prosperidad claramente demuestran ser un mal chiste. Incluso, se les podría imputar cosas aún peores a los predicadores de esta falsa doctrina. Si los defensores del evangelio de la prosperidad se aprovechan de la situación desesperada de los miembros de sus congregaciones, se podría denominar a sus prácticas como un truco engañoso. Sí, incluso se los podría comparar con los conocidos abusos en el negocio de los créditos de los consumidores. ¿Qué grupos de la población siempre fueron los más lucrativos para las instituciones de crédito en la historia más reciente – al menos hasta la crisis económica y financiera mundial? Los pobres. Esta gente debe pagar altos intereses y cuotas por los créditos. Cuando ellos cargan sus tarjetas de crédito con importes altos, eso significa enormes gastos para ellos. Algo parecido ocurre con el evangelio de la prosperidad. El mismo, después de todo, no promete “libertad a los cautivos” (Lc. 4:18), según Jesús entendía Su misión aquí en la tierra.
Lea usted en la segunda parte de este artículo, acerca de las peligrosas consecuencias de la falsa doctrina del evangelio de la prosperidad.
Traducción del inglés: Brigitte Hahn; edición ligeramente resumida.
1 La obra publicada originalmente en 1904, salió en el 2006 en la Editorial Beck como libro de bolsillo (nota del trad).
2 Calculado según instrucciones del Federal Reserve Board Z1 Report, 11 de junio del 2009; como base sirven las condiciones del 31 de marzo de 2009.
3 U.S. Religious Landscape Survey,The Pew Forum on Religion & Public Life, febrero 2008, tabla sobre ingresos promedio en agrupaciones religiosas significativas, pág.60.
4 Ibíd., Ingresos promedio en iglesias protestantes, pág. 80.
Lea más: En Defensa de la Fe: La Crisis del Pensamiento Cristiano de la Prosperidad - Parte 1 http://www.endefensadelafe.org/2011/07/la-crisis-del-pensamiento-cristiano-de.html#ixzz1Wp5XKN9M
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