Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Para muchos de nosotros que somos creyentes por muchos años, se nos hace fácil identificar a una denominación cristiana por ciertos términos bíblicos que frecuentemente escuchamos de sus partidarios. Así por ejemplo, cuando escuchamos a un individuo la palabra “unción”, inmediatamente lo relacionamos con un evangélico, y más exactamente, con un Pentecostal.
Para muchos de nosotros que somos creyentes por muchos años, se nos hace fácil identificar a una denominación cristiana por ciertos términos bíblicos que frecuentemente escuchamos de sus partidarios. Así por ejemplo, cuando escuchamos a un individuo la palabra “unción”, inmediatamente lo relacionamos con un evangélico, y más exactamente, con un Pentecostal.
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Del mismo modo, cuando escuchamos a una persona afirmar que guarda la ley o los mandamientos, inmediatamente lo identificamos como un adventista del Séptimo Día o un Mesiánico.
Del mismo modo, cuando escuchamos a una persona afirmar que guarda la ley o los mandamientos, inmediatamente lo identificamos como un adventista del Séptimo Día o un Mesiánico.
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También cuando escuchamos a alguno decirnos que es necesario el bautismo por los muertos, inmediatamente lo identificamos como un Mormón de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. Y si escuchamos a alguno decir que va a confesarse y a comulgar, inmediatamente lo identificamos como un Católico Romano.
También cuando escuchamos a alguno decirnos que es necesario el bautismo por los muertos, inmediatamente lo identificamos como un Mormón de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. Y si escuchamos a alguno decir que va a confesarse y a comulgar, inmediatamente lo identificamos como un Católico Romano.
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Por otro lado, si alguno se nos acerca para decirnos que quiere hablarnos sobre el reino de Dios y del Armagedón venidero, inmediatamente lo identificamos como un Testigo de Jehová.
Por otro lado, si alguno se nos acerca para decirnos que quiere hablarnos sobre el reino de Dios y del Armagedón venidero, inmediatamente lo identificamos como un Testigo de Jehová.
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Ahora bien, mi punto es el siguiente: Si bien es cierto que estas denominaciones que hemos mencionado—¡Y hay muchas otras más por allí menos influyentes!— que hacen uso frecuente de ciertos términos tales como unción, ley y mandamientos, bautismo por los muertos, confesión y comunión, reino de Dios y Armagedón, NINGUNO de estos términos son propios de esas denominaciones, porque sencillamente provienen de la misma Biblia. Eso es indiscutible!
Ahora bien, mi punto es el siguiente: Si bien es cierto que estas denominaciones que hemos mencionado—¡Y hay muchas otras más por allí menos influyentes!— que hacen uso frecuente de ciertos términos tales como unción, ley y mandamientos, bautismo por los muertos, confesión y comunión, reino de Dios y Armagedón, NINGUNO de estos términos son propios de esas denominaciones, porque sencillamente provienen de la misma Biblia. Eso es indiscutible!
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Desafortunadamente, esos términos que hemos citado se han convertido en una especie de cliché de esas denominaciones, y por ello muchos cristianos evitan usarlas para no ser identificados con alguno de esos grupos.
Desafortunadamente, esos términos que hemos citado se han convertido en una especie de cliché de esas denominaciones, y por ello muchos cristianos evitan usarlas para no ser identificados con alguno de esos grupos.
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Estoy convencido de que esta es la razón por la que muchos creyentes se resisten a predicar el reino de Dios, porque no desean que sus interlocutores les digan: ¡”Oye, tú eres un Testigo de Jehová”! Y esto es una enorme tragedia, porque como ya dije, el Reino de Dios no es un término inventado por la secta de los “Testigos de Jehová”, sino que proviene de los labios de Jesús y TODOS sus apóstoles. Desgraciadamente, el uso frecuente de esta frase por parte de los Testigos de Jehová la ha convertido en un arraigado cliqué o logo propio de ellos, un sello de “marca registrada” que no es sencillo cambiar de la noche a la mañana.
Estoy convencido de que esta es la razón por la que muchos creyentes se resisten a predicar el reino de Dios, porque no desean que sus interlocutores les digan: ¡”Oye, tú eres un Testigo de Jehová”! Y esto es una enorme tragedia, porque como ya dije, el Reino de Dios no es un término inventado por la secta de los “Testigos de Jehová”, sino que proviene de los labios de Jesús y TODOS sus apóstoles. Desgraciadamente, el uso frecuente de esta frase por parte de los Testigos de Jehová la ha convertido en un arraigado cliqué o logo propio de ellos, un sello de “marca registrada” que no es sencillo cambiar de la noche a la mañana.
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Sin embargo, queremos insistir en que el Reino de Dios no es un mensaje de una secta o denominación en particular, sino de Dios, y fue predicado por Jesús y sus apóstoles insistentemente a sus contemporáneos. Eso deben reconocerlo “tirios y troyanos” por igual. Si no lo hacemos, seguiremos dejando de lado este mensaje tan importante para la humanidad. El asunto es cómo vamos a interpretar el reino de Dios, y allí vienen las variaciones, una de las cuales es la que los Testigos de Jehová, y que todos los creyentes conocemos más o menos bien.
Sin embargo, queremos insistir en que el Reino de Dios no es un mensaje de una secta o denominación en particular, sino de Dios, y fue predicado por Jesús y sus apóstoles insistentemente a sus contemporáneos. Eso deben reconocerlo “tirios y troyanos” por igual. Si no lo hacemos, seguiremos dejando de lado este mensaje tan importante para la humanidad. El asunto es cómo vamos a interpretar el reino de Dios, y allí vienen las variaciones, una de las cuales es la que los Testigos de Jehová, y que todos los creyentes conocemos más o menos bien.
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Personalmente creo que los Testigos de Jehová hacen bien en predicar ese mensaje del reino, pues Jesús también dedicó su vida y su ministerio a ese cometido específico (Lc. 4:43). Sin embargo, estoy más que convencido de que la interpretación que hacen los Testigos de Jehová del Reino de Dios es defectuosa y acomodada a sus intereses y prejuicios. Es por eso que la desechamos sin titubear, porque no sólo valen las buenas intenciones.
Personalmente creo que los Testigos de Jehová hacen bien en predicar ese mensaje del reino, pues Jesús también dedicó su vida y su ministerio a ese cometido específico (Lc. 4:43). Sin embargo, estoy más que convencido de que la interpretación que hacen los Testigos de Jehová del Reino de Dios es defectuosa y acomodada a sus intereses y prejuicios. Es por eso que la desechamos sin titubear, porque no sólo valen las buenas intenciones.
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Debemos entender que el Reino de Dios es un mensaje que debe ser predicado a todas las naciones (Mt. 24:14), y Jesús fue claro al decir que una vez que se diera a conocer este evangelio del Reino como testimonio a todas las naciones, entonces, y sólo entonces, él volvería (Mateo 24:14). Desgraciadamente el prejuicio que aún impera de vincular el reino de Dios con los Testigos de Jehová ha hecho que este mensaje salvador de Cristo no esté llegando a oídos de potenciales creyentes, los cuales están recibiendo otros evangelios que poco o nada tienen que ver con el precioso mensaje del Reino de Dios.
Debemos entender que el Reino de Dios es un mensaje que debe ser predicado a todas las naciones (Mt. 24:14), y Jesús fue claro al decir que una vez que se diera a conocer este evangelio del Reino como testimonio a todas las naciones, entonces, y sólo entonces, él volvería (Mateo 24:14). Desgraciadamente el prejuicio que aún impera de vincular el reino de Dios con los Testigos de Jehová ha hecho que este mensaje salvador de Cristo no esté llegando a oídos de potenciales creyentes, los cuales están recibiendo otros evangelios que poco o nada tienen que ver con el precioso mensaje del Reino de Dios.
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La gente debiera entender que el Reino de Dios fue una locución muy usada por el Señor Jesucristo, y que él la convirtió en el núcleo de todo su mensaje salvador. Es lo primero que enseñó al iniciar su ministerio, y fue el motivo de sus parábolas (“Las parábolas del reino”), y finalmente, fue lo último que enseñó antes de partir al cielo (Marcos 1:1,14,15; Hechos 1:3,6,7). Pero como ya lo dije antes, los más de los cristianos parecen no entender esto, porque sencillamente han relegado este mensaje del reino de Dios a un segundo o tercer lugar en sus agendas evangelísticas. Sus prejuicios siguen siendo muy notorios o marcados, y aún no los pueden erradicar de sus mentes.
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La gente debiera entender que el Reino de Dios fue una locución muy usada por el Señor Jesucristo, y que él la convirtió en el núcleo de todo su mensaje salvador. Es lo primero que enseñó al iniciar su ministerio, y fue el motivo de sus parábolas (“Las parábolas del reino”), y finalmente, fue lo último que enseñó antes de partir al cielo (Marcos 1:1,14,15; Hechos 1:3,6,7). Pero como ya lo dije antes, los más de los cristianos parecen no entender esto, porque sencillamente han relegado este mensaje del reino de Dios a un segundo o tercer lugar en sus agendas evangelísticas. Sus prejuicios siguen siendo muy notorios o marcados, y aún no los pueden erradicar de sus mentes.
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¿Hará usted un esfuerzo para erradicar esos prejuicios que aún tiene en contra el mensaje del Reino de Dios, para proclamarlo a todas las naciones, tal como lo mandó nuestro Señor Jesucristo? De no hacerlo, usted estaría predicando otro evangelio que poco o nada tiene en común con el mensaje original. Recuerde que Pablo dijo que sólo hay un evangelio en la Biblia, y que los otros son simplemente espurios y anatemas (Gál. 1:6-9).