El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo (Daniel 7:22,27)
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
El profeta Daniel nos habla que llegará el tiempo en que los santos del Altísimo recibirán el reino, el dominio y la majestad de los reinos que están debajo de todo el cielo. Es decir, que los santos serán los gobernantes de todos los reinos de la tierra junto con Su Majestad, el Señor Jesucristo.
Ahora bien, si descubrimos quiénes son los santos, sabremos quiénes gobernarán con Cristo en su reino. Analicemos esto con cuidado, porque de esto depende una sana interpretación de la Biblia.
¿Qué es santidad?
Wikipedia nos dice:
Para el Judaísmo el término hebreo para la santidad («kedushah» en hebreo: קדושה) significa «apartamiento» o «separación». En la religión hebrea, lo «santo» es lo «diferente» o «apartado», y en ese sentido Yahvé es «santo», distinto del mundo profano. Los objetos y las personas se «santifican» por su relación con Dios, habitualmente a causa de la elección divina, o por una ofrenda especial hecha a la divinidad. Así, por ejemplo, el «santo de los santos» del Templo de Jerusalén era el santuario reservado para el culto especial, separado especialmente del resto de los atrios, para significar su propiedad especial por parte de Dios, y esta «santidad» se extendía a Jerusalén, la «ciudad santa», los «días santos» reservados para el culto por Yahvé, y al pueblo hebreo, elegido por Dios. Buena parte del sentido de «santo» de la religión hebrea permea en toda la tradición cristiana.
La raíz de la palabra “santo” es apartado, separado. ¿En qué sentido está separado Dios? Está separado del hombre en lo que respecta a espacio. Él está en los cielos (Mt6.9b), el hombre, en la tierra. Él está separado en lo que respecta a la naturaleza, al carácter. Dios es perfecto, el hombre imperfecto; Dios es divino, el hombre humano y pecaminoso. Vemos, pues, que la santidad es el atributo que establece y preserva la distinción entre Dios y las criaturas. Denota no sólo un atributo de Dios, sino su naturaleza misma. Sólo Dios es santo en sí mismo. Se habla de gente santa, de edificio y objetos santos, porque Dios los ha santificado. La palabra “santo” aplicado a personas u objetos es un término que expresa una relación con Dios, o sea, que estos han sido separados para el servicio de Dios.
Así que para resumirlo muy escuetamente, un santo es una persona que está separada del mundo para servir a Dios. Esto no significa, sin embargo, que la persona deba recluirse en un claustro o monasterio para evitar todo contacto con el mundo exterior, porque ¿cómo podría ser esta persona “luz del mundo” si está escondida en cuatro paredes lúgubres y frías? Por lo tanto, el santo debe alumbrar con sus hechos y con su fe al mundo que está en tinieblas espirituales, sin hacerse parte de él. Simplemente el santo no se inmiscuye en los asuntos temporales de este mundo, y no hace lo que comúnmente hacen los inconversos que viven sin Dios.
Los santos de la Biblia eran personas comunes y corrientes que se distinguían por su conducta impecable, es decir, por su vida pura, honesta, y sencilla. Estos santos vivían confiados y observando las leyes de Dios con fiel devoción.
Sólo frío o Caliente: No hay término medio
Así como sólo hay justos e injustos (Véase Hechos 24:15), así también sólo hay santos e inmundos (Véase 1 Corintios 7:14). En ninguno de los dos casos hay términos medios. También hay “Hijos de Dios” e “hijos de diablo”, y aquí tampoco hay términos medios. O se es hijo de Dios, o se es hijo del diablo, pero no hay términos medios. Sencillamente los tibios serán vomitados de la boca de Dios.
Cuando los católicos romanos eneseñan que los santos son una clase especial de cristianos de entre un grupo más numeroso de fieles, simplemente están inculcando un craso error. Porque si sólo una minoría de creyentes católicos puede ser considerada “santa”, entonces la gran mayoría de los católicos sólo podría ser considerada como INMUNDA (véase 1 Cor. 7:14)— ¡No hay términos medios!
El Catolicismo ha torcido el concepto bíblico de la santidad
Recordemos que la santidad no es como lo predica la Iglesia católica, en donde ésta va asociada con la vida monástica, con la separación radical y total del mundo, con la opción por la pobreza y el celibato, con la ejecución de milagros, con la levitación, con la bilocación, con los estigmas, y finalmente, con la incorrupción.
¿Qué nos dice la Biblia sobre la Santidad?
Pablo nos dice:
1.- Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la SANTIDAD, sin la cual nadie verá al Señor”.
Aquí Pablo dice que si queremos ver al Señor Dios, será necesario que seamos santos y sigamos la paz. Si la gran mayoría de católicos no son santos, entonces esta gran mayoría nunca verá a Dios.
2.- Efesios 4:24: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y SANTIDAD de la verdad.
Aquí el “nuevo hombre” a diferencia del “viejo hombre” se caracteriza por la justicia y la santidad. Si alguno no se caracteriza por la justicia y la santidad, es aún un “viejo hombre”. Y ya sabemos cómo se comportan los viejos hombres y a dónde acabarán finalmente. Dice Pablo de estos “viejos hombres, así; Efesios 4:22: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del VIEJO HOMBRE, que está viciado conforme a los deseos engañosos”.
3.- 1 Tesalonicenses 3:13: “Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en SANTIDAD delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”.
Este pasaje nos dice que los santos serán irreprensibles cuando vuelva el Señor Jesús. Pero si alguno no es santo, ciertamente será censurado por ser un mal siervo de Cristo, cuando él regrese del cielo en gloria.
4.- Salmos 34:9: “Temed a Jehová, vosotros sus SANTOS, Pues nada falta a los que le temen”.
En este pasaje, los que “temen a Jehová”, que por cierto se refiere a individuos que buscan al Señor (v.10), y que ahora son sus hijos (v.11), son llamados “SANTOS”.
5.- Salmos 116:15: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus SANTOS”.
La muerte de los santos es estimada a los ojos de Dios, pero si alguno no es un santo, ¿Cómo podría la muerte del tal persona ser estimada por Dios? Recordemos que los católicos dicen que los santos son sólo algunos privilegiados, hombres especiales, y fuera de serie, de entre una gran masa de creyentes que no lograron ese nivel. Pero si fuera verdad lo que sostiene el romanismo sobre los santos, ¿podría la muerte de cualquier católico devoto que no alcanzó la santidad ser estimada a los ojos de Dios? Por otro lado, ¿fue la muerte del escritor de este salmo, el Rey David, estimada a los ojos de Dios? Si la respuesta es que sí, entonces David fue un santo, y por tanto, un futuro gobernante en el reino del Mesías. Recuerden que: “Después recibirán el reino los SANTOS del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre… y llegó el tiempo, y los SANTOS recibieron el reino. El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo” (Daniel 7: 18,22,27).
La Evidencia de que los santos en la Biblia podían ser muy imperfectos y sujetos al perfeccionamiento
1 Corintios
6:1 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 6:4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 6:5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 6:6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 6:8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Si examinamos bien estos versos de arriba, veremos que Pablo reprocha a santos, a creyentes que juzgarían y gobernarían el mundo venidero, pero que aún les faltaba sabiduría para juzgar cosas insignificantes, y por eso peleaban y discutían airadamente entre sí, cometiendo agravios y defraudando a sus otros hermanos santos. Finalmente Pablo les dice a estos santos conflictivos que ellos ya han sido santificados y justificados (hechos justos) en el nombre de Jesús, y por el Espíritu de Dios.
Otro pasaje que nos habla de los santos como si fueran la grey o los feligreses del Señor en su conjunto, es Efesios 4:11, que dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Noten ustedes ahora que los líderes cristianos, entre los cuales están los pastores (también llamados “ancianos” u obispos), fueron establecidos por el Señor para PERFECCIONAR a los santos, y edificarlos como lo que son, el cuerpo de Cristo (La iglesia). Es decir, el pastor tiene la función, junto con los otros líderes, de perfeccionar a personas que ya son santas, y que son parte del cuerpo de Cristo. Aquí no se dice que los líderes perfeccionarían a los fieles para ver así algunos lograrían la tan anhelada posición de “santos de la iglesia”. Realmente lo que se dice es que los santos serían perfeccionados, porque estaban aún ”creciendo en la fe”. Ah, y en este grupo seguramente habría un regular número de jóvenes como Timoteo.
Conclusión:
El remanente fiel del AT, así como todos aquellos fieles que en esta “era cristiana” han respondido al llamado del Señor (tanto Judíos como gentiles), y que han recibido la santificación y la justificación por la fe en el evangelio de Cristo, y en su sangre preciosa derramada en la cruz para el perdón de los pecados, son los llamados ‘santos’. A estos santos se les ha asignado un reino, y serán reyes en el reino de Cristo (Lucas 13:32).
Ahora sólo me cabe preguntarle:
¿Es usted un santo del Señor o no? Recuerde: ¡No hay término medio! O es usted un santo, o es usted un inmundo (1 Cor. 7:14)…¡Y ya sabe usted qué les pasará a los inmundos! (Ver Efesios 5:5: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o INMUNDO, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”).
Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
El profeta Daniel nos habla que llegará el tiempo en que los santos del Altísimo recibirán el reino, el dominio y la majestad de los reinos que están debajo de todo el cielo. Es decir, que los santos serán los gobernantes de todos los reinos de la tierra junto con Su Majestad, el Señor Jesucristo.
Ahora bien, si descubrimos quiénes son los santos, sabremos quiénes gobernarán con Cristo en su reino. Analicemos esto con cuidado, porque de esto depende una sana interpretación de la Biblia.
¿Qué es santidad?
Wikipedia nos dice:
Para el Judaísmo el término hebreo para la santidad («kedushah» en hebreo: קדושה) significa «apartamiento» o «separación». En la religión hebrea, lo «santo» es lo «diferente» o «apartado», y en ese sentido Yahvé es «santo», distinto del mundo profano. Los objetos y las personas se «santifican» por su relación con Dios, habitualmente a causa de la elección divina, o por una ofrenda especial hecha a la divinidad. Así, por ejemplo, el «santo de los santos» del Templo de Jerusalén era el santuario reservado para el culto especial, separado especialmente del resto de los atrios, para significar su propiedad especial por parte de Dios, y esta «santidad» se extendía a Jerusalén, la «ciudad santa», los «días santos» reservados para el culto por Yahvé, y al pueblo hebreo, elegido por Dios. Buena parte del sentido de «santo» de la religión hebrea permea en toda la tradición cristiana.
La raíz de la palabra “santo” es apartado, separado. ¿En qué sentido está separado Dios? Está separado del hombre en lo que respecta a espacio. Él está en los cielos (Mt6.9b), el hombre, en la tierra. Él está separado en lo que respecta a la naturaleza, al carácter. Dios es perfecto, el hombre imperfecto; Dios es divino, el hombre humano y pecaminoso. Vemos, pues, que la santidad es el atributo que establece y preserva la distinción entre Dios y las criaturas. Denota no sólo un atributo de Dios, sino su naturaleza misma. Sólo Dios es santo en sí mismo. Se habla de gente santa, de edificio y objetos santos, porque Dios los ha santificado. La palabra “santo” aplicado a personas u objetos es un término que expresa una relación con Dios, o sea, que estos han sido separados para el servicio de Dios.
Así que para resumirlo muy escuetamente, un santo es una persona que está separada del mundo para servir a Dios. Esto no significa, sin embargo, que la persona deba recluirse en un claustro o monasterio para evitar todo contacto con el mundo exterior, porque ¿cómo podría ser esta persona “luz del mundo” si está escondida en cuatro paredes lúgubres y frías? Por lo tanto, el santo debe alumbrar con sus hechos y con su fe al mundo que está en tinieblas espirituales, sin hacerse parte de él. Simplemente el santo no se inmiscuye en los asuntos temporales de este mundo, y no hace lo que comúnmente hacen los inconversos que viven sin Dios.
Los santos de la Biblia eran personas comunes y corrientes que se distinguían por su conducta impecable, es decir, por su vida pura, honesta, y sencilla. Estos santos vivían confiados y observando las leyes de Dios con fiel devoción.
Sólo frío o Caliente: No hay término medio
Así como sólo hay justos e injustos (Véase Hechos 24:15), así también sólo hay santos e inmundos (Véase 1 Corintios 7:14). En ninguno de los dos casos hay términos medios. También hay “Hijos de Dios” e “hijos de diablo”, y aquí tampoco hay términos medios. O se es hijo de Dios, o se es hijo del diablo, pero no hay términos medios. Sencillamente los tibios serán vomitados de la boca de Dios.
Cuando los católicos romanos eneseñan que los santos son una clase especial de cristianos de entre un grupo más numeroso de fieles, simplemente están inculcando un craso error. Porque si sólo una minoría de creyentes católicos puede ser considerada “santa”, entonces la gran mayoría de los católicos sólo podría ser considerada como INMUNDA (véase 1 Cor. 7:14)— ¡No hay términos medios!
El Catolicismo ha torcido el concepto bíblico de la santidad
Recordemos que la santidad no es como lo predica la Iglesia católica, en donde ésta va asociada con la vida monástica, con la separación radical y total del mundo, con la opción por la pobreza y el celibato, con la ejecución de milagros, con la levitación, con la bilocación, con los estigmas, y finalmente, con la incorrupción.
¿Qué nos dice la Biblia sobre la Santidad?
Pablo nos dice:
1.- Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la SANTIDAD, sin la cual nadie verá al Señor”.
Aquí Pablo dice que si queremos ver al Señor Dios, será necesario que seamos santos y sigamos la paz. Si la gran mayoría de católicos no son santos, entonces esta gran mayoría nunca verá a Dios.
2.- Efesios 4:24: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y SANTIDAD de la verdad.
Aquí el “nuevo hombre” a diferencia del “viejo hombre” se caracteriza por la justicia y la santidad. Si alguno no se caracteriza por la justicia y la santidad, es aún un “viejo hombre”. Y ya sabemos cómo se comportan los viejos hombres y a dónde acabarán finalmente. Dice Pablo de estos “viejos hombres, así; Efesios 4:22: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del VIEJO HOMBRE, que está viciado conforme a los deseos engañosos”.
3.- 1 Tesalonicenses 3:13: “Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en SANTIDAD delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”.
Este pasaje nos dice que los santos serán irreprensibles cuando vuelva el Señor Jesús. Pero si alguno no es santo, ciertamente será censurado por ser un mal siervo de Cristo, cuando él regrese del cielo en gloria.
4.- Salmos 34:9: “Temed a Jehová, vosotros sus SANTOS, Pues nada falta a los que le temen”.
En este pasaje, los que “temen a Jehová”, que por cierto se refiere a individuos que buscan al Señor (v.10), y que ahora son sus hijos (v.11), son llamados “SANTOS”.
5.- Salmos 116:15: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus SANTOS”.
La muerte de los santos es estimada a los ojos de Dios, pero si alguno no es un santo, ¿Cómo podría la muerte del tal persona ser estimada por Dios? Recordemos que los católicos dicen que los santos son sólo algunos privilegiados, hombres especiales, y fuera de serie, de entre una gran masa de creyentes que no lograron ese nivel. Pero si fuera verdad lo que sostiene el romanismo sobre los santos, ¿podría la muerte de cualquier católico devoto que no alcanzó la santidad ser estimada a los ojos de Dios? Por otro lado, ¿fue la muerte del escritor de este salmo, el Rey David, estimada a los ojos de Dios? Si la respuesta es que sí, entonces David fue un santo, y por tanto, un futuro gobernante en el reino del Mesías. Recuerden que: “Después recibirán el reino los SANTOS del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre… y llegó el tiempo, y los SANTOS recibieron el reino. El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo” (Daniel 7: 18,22,27).
La Evidencia de que los santos en la Biblia podían ser muy imperfectos y sujetos al perfeccionamiento
1 Corintios
6:1 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 6:4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 6:5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 6:6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 6:8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Si examinamos bien estos versos de arriba, veremos que Pablo reprocha a santos, a creyentes que juzgarían y gobernarían el mundo venidero, pero que aún les faltaba sabiduría para juzgar cosas insignificantes, y por eso peleaban y discutían airadamente entre sí, cometiendo agravios y defraudando a sus otros hermanos santos. Finalmente Pablo les dice a estos santos conflictivos que ellos ya han sido santificados y justificados (hechos justos) en el nombre de Jesús, y por el Espíritu de Dios.
Otro pasaje que nos habla de los santos como si fueran la grey o los feligreses del Señor en su conjunto, es Efesios 4:11, que dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Noten ustedes ahora que los líderes cristianos, entre los cuales están los pastores (también llamados “ancianos” u obispos), fueron establecidos por el Señor para PERFECCIONAR a los santos, y edificarlos como lo que son, el cuerpo de Cristo (La iglesia). Es decir, el pastor tiene la función, junto con los otros líderes, de perfeccionar a personas que ya son santas, y que son parte del cuerpo de Cristo. Aquí no se dice que los líderes perfeccionarían a los fieles para ver así algunos lograrían la tan anhelada posición de “santos de la iglesia”. Realmente lo que se dice es que los santos serían perfeccionados, porque estaban aún ”creciendo en la fe”. Ah, y en este grupo seguramente habría un regular número de jóvenes como Timoteo.
Conclusión:
El remanente fiel del AT, así como todos aquellos fieles que en esta “era cristiana” han respondido al llamado del Señor (tanto Judíos como gentiles), y que han recibido la santificación y la justificación por la fe en el evangelio de Cristo, y en su sangre preciosa derramada en la cruz para el perdón de los pecados, son los llamados ‘santos’. A estos santos se les ha asignado un reino, y serán reyes en el reino de Cristo (Lucas 13:32).
Ahora sólo me cabe preguntarle:
¿Es usted un santo del Señor o no? Recuerde: ¡No hay término medio! O es usted un santo, o es usted un inmundo (1 Cor. 7:14)…¡Y ya sabe usted qué les pasará a los inmundos! (Ver Efesios 5:5: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o INMUNDO, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”).