Enseguida escucharán ustedes al pastor José Guillén predicando el “evangelio de Jesús” por espacio de casi una hora, y ni por un instante menciona el reino de Dios… ¡el verdadero evangelio de Jesús! (Ver Marcos 1:1,14,15; Lucas 4:43). Además, ustedes oirán que Guillén cita Hechos 8 para explicar el encuentro que tuvo Felipe con el eunuco etíope para explicarle una Escritura de Isaías, donde el profeta habla de la muerte del cordero. Luego Guillén concluye que el evangelio de Cristo es Cristo mismo y su muerte en la cruz por los pecados de los hombres, afirmación que es cierta, pero que definitivamente no es todo el evangelio bíblico.
Ahora bien, noten el verso 35, donde dice: “Y COMENZANDO desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús”. ¿Entendió usted esto, estimado lector? Felipe COMENZÓ con esa Escritura del profeta Isaías (sobre el cordero inmolado) para empezar a anunciarle al etíope el evangelio de Jesús, ¡pero no dice que esta Escritura citada por Felipe era TODO el evangelio de Jesús! Simplemente es el inicio del anuncio del evangelio de Jesús, ¡pero no es todo el evangelio completo! Recuerden que Pablo también comenzó hablando del evangelio de Cristo en 1 Cor. 15:1-7, y en el verso 3 leemos que él PRIMERAMENTE anunció que Cristo fue muerto, sepultado y resucitado al tercer día. y luego prosiguió diciendo que por nuestra resurrección, tal como ocurrió con Cristo, tendremos el ingreso en el reino de Dios, (la otra parte del evangelio salvador, versos 45-50).
Desafortunadamente el pastor Guillén pasó por alto el verso 12 de Hechos 8, donde se nos dice que Felipe bautizaba a todos los que habían creído en el EVANGELIO DEL REINO y en el nombre de Jesús”. Si él lo hubiera citado, seguramente se hubiera dado perfectamente cuenta de que Felipe predicaba la muerte de Jesús para limpiar nuestros pecados, pero también el reino de Dios, que es el premio, herencia o galardón de los que fueron lavados por la sangre de Cristo (ver también Santiago 2:5; 2 Pedro 1:5-11). ¡Este es el evangelio verdadero y completo!
En el versículo 37 nos da más información de lo que recibió como el evangelio de Jesús cuando el eununco confiesa que él creía que “Jesús es el Hijo de Dios”. Esta confesión es muy importante, pues creer que Cristo es Hijo de Dios es creer que Jesús es el Mesías, el Rey del reino. Recordemos la confesión de Pedro: “Tú eres, el Cristo, el Hijo de Dios” (Mt. 16:18), que para los judíos significaba un ungido, un hombre noble, un rey, un sacerdote, un profeta, un juez.
Realmente me sigo sorprendiendo al constatar la inmensa ceguera espiritual que subsiste aún entre los pastores y evangelistas en los círculos cristianos, y la resistencia que aún persiste en ellos para reconocer el evangelio del reino como el mensaje salvador que Cristo introdujo con en su ministerio de tres y medio años. Fue ciertamente su reino lo primero que Jesús habló (Mr. 1:1,14,15),…¡y también lo último! (Hechos 1:3).
Sólo queda concluir que el diablo ha logrado cegar a los incrédulos, pero también a los que se dicen creyentes, pero que no lo son, porque desconocen o rechazan creer en el reino de Dios, el mensaje que debe ser proclamado al mundo entero hasta el fin (Mateo 24:14). Sí, mis amigos, aún hay mucha resistencia entre los llamados “cristianos” (o “mesiánicos”…¡no los judíos mesiánicos!) para anunciar el reino de David por restaurarse en la tierra, porque creen tercamente que los judíos perdieron su reino davídico para siempre. ¡Qué pena!…¿Y ahora quién podrá ayudarlos?…el chapulín apologista!
Ahora bien, noten el verso 35, donde dice: “Y COMENZANDO desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús”. ¿Entendió usted esto, estimado lector? Felipe COMENZÓ con esa Escritura del profeta Isaías (sobre el cordero inmolado) para empezar a anunciarle al etíope el evangelio de Jesús, ¡pero no dice que esta Escritura citada por Felipe era TODO el evangelio de Jesús! Simplemente es el inicio del anuncio del evangelio de Jesús, ¡pero no es todo el evangelio completo! Recuerden que Pablo también comenzó hablando del evangelio de Cristo en 1 Cor. 15:1-7, y en el verso 3 leemos que él PRIMERAMENTE anunció que Cristo fue muerto, sepultado y resucitado al tercer día. y luego prosiguió diciendo que por nuestra resurrección, tal como ocurrió con Cristo, tendremos el ingreso en el reino de Dios, (la otra parte del evangelio salvador, versos 45-50).
Desafortunadamente el pastor Guillén pasó por alto el verso 12 de Hechos 8, donde se nos dice que Felipe bautizaba a todos los que habían creído en el EVANGELIO DEL REINO y en el nombre de Jesús”. Si él lo hubiera citado, seguramente se hubiera dado perfectamente cuenta de que Felipe predicaba la muerte de Jesús para limpiar nuestros pecados, pero también el reino de Dios, que es el premio, herencia o galardón de los que fueron lavados por la sangre de Cristo (ver también Santiago 2:5; 2 Pedro 1:5-11). ¡Este es el evangelio verdadero y completo!
En el versículo 37 nos da más información de lo que recibió como el evangelio de Jesús cuando el eununco confiesa que él creía que “Jesús es el Hijo de Dios”. Esta confesión es muy importante, pues creer que Cristo es Hijo de Dios es creer que Jesús es el Mesías, el Rey del reino. Recordemos la confesión de Pedro: “Tú eres, el Cristo, el Hijo de Dios” (Mt. 16:18), que para los judíos significaba un ungido, un hombre noble, un rey, un sacerdote, un profeta, un juez.
Realmente me sigo sorprendiendo al constatar la inmensa ceguera espiritual que subsiste aún entre los pastores y evangelistas en los círculos cristianos, y la resistencia que aún persiste en ellos para reconocer el evangelio del reino como el mensaje salvador que Cristo introdujo con en su ministerio de tres y medio años. Fue ciertamente su reino lo primero que Jesús habló (Mr. 1:1,14,15),…¡y también lo último! (Hechos 1:3).
Sólo queda concluir que el diablo ha logrado cegar a los incrédulos, pero también a los que se dicen creyentes, pero que no lo son, porque desconocen o rechazan creer en el reino de Dios, el mensaje que debe ser proclamado al mundo entero hasta el fin (Mateo 24:14). Sí, mis amigos, aún hay mucha resistencia entre los llamados “cristianos” (o “mesiánicos”…¡no los judíos mesiánicos!) para anunciar el reino de David por restaurarse en la tierra, porque creen tercamente que los judíos perdieron su reino davídico para siempre. ¡Qué pena!…¿Y ahora quién podrá ayudarlos?…el chapulín apologista!