«El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.
Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira» (Sal.2:4-5).
Los ojos llamearon
En fuego del cielo,
Y el rostro del Hijo
En asco se airó.
La espada radiante
Surgió de la boca,
Y el pútrido cuerpo
La tierra golpeó.
Saciaron las aves
El hambre insaciable,
Y el rojo fluido
La arena ocultó.
La muerte en victoria
Rugió rimbombante,
Y el Dios de la gloria
De ellos se rió.
Javier Rivas Martínez.