Ante Dios todos somos igualmente sabios, e igualmente locos”Albert Einstein.
“Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente”. Albert Einstein.
Recientemente el evolucionismo ha sido enfrentado a una de sus críticas más contundentes. Desde el mismo seno de la ciencia ha surgido un sólido movimiento. Se le conoce como el “Movimiento del Diseño Inteligente”. Para muchos científicos, la complejidad de la vida, especialmente al nivel celular y molecular, sugiere diseño y no azar. Por esta razón cada vez se habla más del “Movimiento del Diseño Inteligente”. Este artículo nos introduce a este fascinante tema y a sus principales conceptos
De entre las muchas acusaciones hechas en contra de las teorías no-evolucionistas sobre el origen y la diversidad de vida, una de las más firmes sostiene que tales teorías no llevan a ninguna parte. Esta objeción dice que una teoría de creación (o diseño) nunca se ajusta realmente al mundo biológico, sino que meramente intenta cubrir (con la intervención de un Creador) los problemas sin resolver en la historia de la vida.
“¿Por qué, preguntó Darwin, algunos pájaros que raramente o nunca van cerca del agua tendrían que poseer membrana interdigital como algunos pájaros que son totalmente acuáticos?“Aquél que cree en actos de creación separados e innumerables dirá que en estos casos le ha complacido al Creador hacer un ser de un tipo para sustituir uno de otro tipo; pero esto me parece una reiteración del hecho en lenguaje sofisticado. (1)
Según esta objeción, el diseño pone todas las preguntas interesantes detrás de la opaca pantalla de la voluntad soberana del Creador. Las cosas son de la manera que son porque Dios quiso que fueran así. La Teoría del Diseño parece hacer del mundo un lugar estático e inescrutable, repleto de fenómenos inconexos, en los cuales toda investigación científica colisiona directamente con una acción divina.
Esta objeción es grave. No obstante, podemos disponer de ella con una aseveración semejante. Por definición las explicaciones científicas sólo se refieren a “causas puramente físicas y materiales”.(2) Puesto que una causa inteligente no es puramente física ni material, no puede ser invocada en una explicación científica. A priori se elimina la posibilidad de un Diseñador.
Considere el caso del origen del Sistema Solar. Newton decía que el sistema solar fue creado por Dios. Pero esto no era suficiente.
Como Lyttleton destaca (1958, p.5), los científicos “no pueden realmente relajarse del todo” hasta que tengan la certeza de que “las leyes de la Física son lo suficientemente completas como para explicar que el sistema solar pueda producirse” —exigimos que el origen del sistema solar sea explicado sin invocar ningún acontecimiento sobrenatural.(3)
Pero es posible que el sistema solar fuera creado, algo que podríamos descubrir viendo que las leyes de la Física son de hecho insuficientes “para permitir que el sistema solar pueda producirse”. Nuestros métodos de inferencia nos deben permitir considerar esa posibilidad —y no tendríamos que pensar que la meta de la ciencia es permitir que los científicos se relajen.
No obstante, cualquier ciencia del pasado que excluya la posibilidad del diseño o creación a priori deja de ser una búsqueda de la verdad y se convierte en un sirviente (o esclavo) de una doctrina filosófica problemática, el Naturalismo.
Nunca debemos acceder al reclamo de que las explicaciones científicas se refieren sólo a causas físicas o materiales. La práctica científica (y explicativa común) nos indican lo contrario.
Pero admitir la posibilidad del diseño no significa que tengamos todas las herramientas para dar sentido a la noción [bajo estudio]. Invocar al diseño como causa es un asunto difícil, en el cual resulta común encontrar explicaciones raras que nos parezcan erróneas, aunque nos sea difícil explicar porqué. William Paley, por ejemplo (quien fue galardonado con un premio importante en la Universidad de Cambridge por sus habilidades matemáticas), se maravilló del diseño de la insipidez del agua, una maravillosa cualidad negativa que:
… lo hace el mejor de toda menstrua (líquido). Careciendo de sabor propio, se convierte en el vehículo de cualquier otro. Si el agua tuviera un sabor, sea cual fuere, hubiera infectado todas las cosas que comemos o bebemos, con una repetición inoportuna del mismo sabor.(4)
William Whewell —otro gran filósofo— sostenía que “la rotación diurna de la Tierra estaba diseñada para los hábitos de sueño del hombre: si la Tierra tardara más de lo que tarda para girar sobre su eje, indudablemente dormiríamos más de lo que nos conviene por la noche.”
¿Cuál es la diferencia entre estas explicaciones y el comentario de Abraham Lincoln que decía que “tendríamos que estar asombrados de ver que nuestras piernas son de la medida perfecta para alcanzar el suelo? “¿Cómo podemos utilizar el diseño como una explicación sin desviarnos del conocimiento verdadero y hacia lo absurdo o la confusión?
Notas:
“Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente”. Albert Einstein.
Recientemente el evolucionismo ha sido enfrentado a una de sus críticas más contundentes. Desde el mismo seno de la ciencia ha surgido un sólido movimiento. Se le conoce como el “Movimiento del Diseño Inteligente”. Para muchos científicos, la complejidad de la vida, especialmente al nivel celular y molecular, sugiere diseño y no azar. Por esta razón cada vez se habla más del “Movimiento del Diseño Inteligente”. Este artículo nos introduce a este fascinante tema y a sus principales conceptos
De entre las muchas acusaciones hechas en contra de las teorías no-evolucionistas sobre el origen y la diversidad de vida, una de las más firmes sostiene que tales teorías no llevan a ninguna parte. Esta objeción dice que una teoría de creación (o diseño) nunca se ajusta realmente al mundo biológico, sino que meramente intenta cubrir (con la intervención de un Creador) los problemas sin resolver en la historia de la vida.
“¿Por qué, preguntó Darwin, algunos pájaros que raramente o nunca van cerca del agua tendrían que poseer membrana interdigital como algunos pájaros que son totalmente acuáticos?“Aquél que cree en actos de creación separados e innumerables dirá que en estos casos le ha complacido al Creador hacer un ser de un tipo para sustituir uno de otro tipo; pero esto me parece una reiteración del hecho en lenguaje sofisticado. (1)
Según esta objeción, el diseño pone todas las preguntas interesantes detrás de la opaca pantalla de la voluntad soberana del Creador. Las cosas son de la manera que son porque Dios quiso que fueran así. La Teoría del Diseño parece hacer del mundo un lugar estático e inescrutable, repleto de fenómenos inconexos, en los cuales toda investigación científica colisiona directamente con una acción divina.
Esta objeción es grave. No obstante, podemos disponer de ella con una aseveración semejante. Por definición las explicaciones científicas sólo se refieren a “causas puramente físicas y materiales”.(2) Puesto que una causa inteligente no es puramente física ni material, no puede ser invocada en una explicación científica. A priori se elimina la posibilidad de un Diseñador.
Considere el caso del origen del Sistema Solar. Newton decía que el sistema solar fue creado por Dios. Pero esto no era suficiente.
Como Lyttleton destaca (1958, p.5), los científicos “no pueden realmente relajarse del todo” hasta que tengan la certeza de que “las leyes de la Física son lo suficientemente completas como para explicar que el sistema solar pueda producirse” —exigimos que el origen del sistema solar sea explicado sin invocar ningún acontecimiento sobrenatural.(3)
Pero es posible que el sistema solar fuera creado, algo que podríamos descubrir viendo que las leyes de la Física son de hecho insuficientes “para permitir que el sistema solar pueda producirse”. Nuestros métodos de inferencia nos deben permitir considerar esa posibilidad —y no tendríamos que pensar que la meta de la ciencia es permitir que los científicos se relajen.
No obstante, cualquier ciencia del pasado que excluya la posibilidad del diseño o creación a priori deja de ser una búsqueda de la verdad y se convierte en un sirviente (o esclavo) de una doctrina filosófica problemática, el Naturalismo.
Nunca debemos acceder al reclamo de que las explicaciones científicas se refieren sólo a causas físicas o materiales. La práctica científica (y explicativa común) nos indican lo contrario.
Pero admitir la posibilidad del diseño no significa que tengamos todas las herramientas para dar sentido a la noción [bajo estudio]. Invocar al diseño como causa es un asunto difícil, en el cual resulta común encontrar explicaciones raras que nos parezcan erróneas, aunque nos sea difícil explicar porqué. William Paley, por ejemplo (quien fue galardonado con un premio importante en la Universidad de Cambridge por sus habilidades matemáticas), se maravilló del diseño de la insipidez del agua, una maravillosa cualidad negativa que:
… lo hace el mejor de toda menstrua (líquido). Careciendo de sabor propio, se convierte en el vehículo de cualquier otro. Si el agua tuviera un sabor, sea cual fuere, hubiera infectado todas las cosas que comemos o bebemos, con una repetición inoportuna del mismo sabor.(4)
William Whewell —otro gran filósofo— sostenía que “la rotación diurna de la Tierra estaba diseñada para los hábitos de sueño del hombre: si la Tierra tardara más de lo que tarda para girar sobre su eje, indudablemente dormiríamos más de lo que nos conviene por la noche.”
¿Cuál es la diferencia entre estas explicaciones y el comentario de Abraham Lincoln que decía que “tendríamos que estar asombrados de ver que nuestras piernas son de la medida perfecta para alcanzar el suelo? “¿Cómo podemos utilizar el diseño como una explicación sin desviarnos del conocimiento verdadero y hacia lo absurdo o la confusión?
Notas:
.
1. Charles Darwin, On the Origin of Species, 1st edition, Cambridge, Mass.: Harvard University Press.
2. Richard Dickerson, “The Game of Science: Reflections After Arguing With Some Rather Overwrought People,” Perspectives on Science and Christian Faith 44 (1992): 137-139; p. 137.
3. Stephen Brush, “Theories of the origin of the solar system 1966-1985,” Reviews of Modern Physics 62 (1990): 43-112.
4. William Paley, Natural Theology, Houston, Texas: St. Thomas Press [1802] 1972, p. 283.
Por Michael. Behe (Doctor en Bioquímica y autor de libro “La caja negra de Darwin”
1. Charles Darwin, On the Origin of Species, 1st edition, Cambridge, Mass.: Harvard University Press.
2. Richard Dickerson, “The Game of Science: Reflections After Arguing With Some Rather Overwrought People,” Perspectives on Science and Christian Faith 44 (1992): 137-139; p. 137.
3. Stephen Brush, “Theories of the origin of the solar system 1966-1985,” Reviews of Modern Physics 62 (1990): 43-112.
4. William Paley, Natural Theology, Houston, Texas: St. Thomas Press [1802] 1972, p. 283.
Por Michael. Behe (Doctor en Bioquímica y autor de libro “La caja negra de Darwin”