Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
«La gran comisión establece que los discípulos, hasta el fin de la edad, vayan a todas las naciones y enseñen todo lo que Jesús enseñó. La parte de este mandato de hacer discípulos era “bautizándolos en el nombre de Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Es una orden clara en los labios de Jesús, y esto figura entre las órdenes de marcha de la iglesia». A. Buzzard, Teólogo Unitario.
«La gran comisión establece que los discípulos, hasta el fin de la edad, vayan a todas las naciones y enseñen todo lo que Jesús enseñó. La parte de este mandato de hacer discípulos era “bautizándolos en el nombre de Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Es una orden clara en los labios de Jesús, y esto figura entre las órdenes de marcha de la iglesia». A. Buzzard, Teólogo Unitario.
"A cuantos aceptan por la fe que es verdad lo que nosotros enseñamos y decimos y prometen ser capaces de vivir según . . . los llevamos a un lugar donde hay agua y se someten al baño por el agua en el [Nombre del Padre de todas las cosas y Señor Dios, y en el de Nuestro Salvador Jesucristo y del Espíritu Santo . . .] " Justino, en "Apología" (100-160 d. C.).
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«Y es que lo que en realidad ocurre, según los eruditos en el tema de las traducciones bíblicas, es que las palabras “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, fueron añadidas años después por alguna persona o personas, evidentemente de mucha altura e influencia, para intentar apoyar dicha doctrina de la trinidad. Porque lo que argumentan estos estudiosos, es que en un manuscrito/copia del evangelio de Mateo (el cual fue escrito en hebreo) y al que se conoce como manuscrito de Shem Tov, no aparece dicha fórmula trinitaria . . .». Armando L. Golart.
Este estudio tiene la finalidad de echar por tierra la aseveración del falso maestro Armando López Golart quien afirma que Mt. 28:19 no es un texto bíblico sino uno espurio, y que lo que conocemos como “bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” fue un agregado posterior de “cierta”, o de “ciertas personas” “de mucha altura e influencia” para intentar sostener la doctrina trinitaria. Le haremos ver aquí, que no todo lo que “brilla y resplandece” es “oro” en realidad.
Mt. 28:19, no esclarece ninguna “trinidad”.
Sino una «unidad», que es diferente. Dios, en su competencia como Creador, el Hijo como el medio, como el elemento activo de la redención de los hombres, por su sangre derramada, y el espíritu santo como el poder activo de Dios que «convence al mundo de pecado» e impele al regenerado a la búsqueda de una vida santa; es el poder inspirador en el creyente en Cristo. Es evidente que el espíritu santo no posee un [nombre personal]. La palabra «nombre» es común en la LXX, y se deriva de la palabra griega «onoma», y en los papiros antiguos denota «poder» o «autoridad», y no un [nombre personal], de modo que el bautismo en agua habrá de ser, en verdad, en [el] (eis, gr.), en la «autoridad» del Padre, y del Hijo («Toda potestad me es dada en el cielo como en la tierra». Mt. 28:18), y en el «poder» del espíritu santo. En La Biblia Hebrea nunca se considera al espíritu santo como una persona distinta al Padre. Cristo ordena [bautizar] en el «Nombre del Padre, y del Hijo, y de espíritu santo», no porque él creyera en un Dios triuno, ya que él mismo nos dice que Dios el Padre, es [el único Dios verdadero] (Jn. 17:5).
Para el poco ejercitado en el discernimento de las Escrituras, no le será nada complicado encontrar la doctrina trinitaria en Fil 2:1. A simpe vista, esto parece ser así. El texto nos hace ver tan sólo el poderoso influjo de Cristo a través del espíritu santo obrando en los creyentes: en [la comunión del espíritu ], y en [la consolación en Cristo]. Es por eso que Cristo antes dijo:
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros» (Jn. 14:16-18).
La [bendición] a la que Pablo se refiere en 1 Co. 13:14, está en armonía con una «unidad», mas nunca con una “trinidad”.
Eso de que años después la fórmula bautismal que defendemos en este escrito fue “agregada por quién sabe quién”, es toda una mañosa y ruin mentira infundada de este tan impreciso, como siempre, Armando López Golart. No fue sino hasta el Concilio de Constantinopla, en el 381 d. C., en donde se le adjudica al espíritu santo como parte de una “trinidad”. Se declara para ese tiempo con “legalidad” insensata que Dios está conformado por [tres personas diferentes], pero no antes. ¿Porqué la importancia de esto? Porque existe un documento muy respetado y validado por la comunidad de creyentes de la antigüedad, del primer siglo, el cual nos hace ver la certidumbre del bautismo ordenado por Cristo en el [Nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo]: y me refiero, a «la Didaché de los Apóstoles». No es posible que antes del Concilio de Constantinopla alguien haya agregado de ilícito modo esta fórmula al Nuevo Testamento, puesto que después del ministerio de Cristo tres siglos de incertidumbre contrurbaron el pensamiento de muchos líderes de las Iglesias para definir la naturaleza del espíritu santo. No hay un conocimiento de “ciertas personas importantes e influyentes” (ignoramos nombres, Armando) que se hayan comprometido con el fin de efectuar lo que López Golart expone sin la más mínima de las bases. Puras especulaciones suyas. La verdad es que esta sideral mentira fue consolidada y proclamada muchos, pero muchos años después, Sr. López Golart. Pregúnteles a los “católicos” y a los llamados “evangélicos” protestantes si les fascinó el “cuentito romano” de los Concilos de la Muerte Eterna. Ciertamente, el que escribe lo que usted no quiere ver como verdad, para nada. Defienda sus elucubraciones con inelcutables pruebas, y no con suposiciones y “retazos” de fácil inavlidación (“ciertas” . . . ¿?).
«La Didaché de los Apóstoles», es un viejo manuscrito escrito entre el el año 65 y 80 de la era cristiana. Fue un curso de instrucción para los nuevos creyentes compuesto en griego, cita de los «Evangelios Sinópticos» y catorece libros novotestamentarios más. Es conocida también como «La Doctrina de los Doce Apóstoles», o «Los Dos Caminos». Su difusión y preeminecia fue notable entre los creyentes del primer siglo y en el siguiente. Fue mencionada entre los primeros Padres de la Iglesia como Orígenes, Clemente de Alejandría, Eusebio y Atanasio. Es citada en la «Pseudo-Epístola de Bernabé» y en la «Doctrina Apostolorum». La Didaché de los Apóstoles fue de tanta importancia que algunos Padres de la Iglesia la consideraron como parte del Nuevo Testamento. Pero por ser fuente no inspirada, pero sin oposición con las verdades bíblicas, fue rechazada en el sentido canónico.
Al respecto:
«La Didaché nos da una visión de cómo se comportaban los primeros cristianos, cuales eran las enseñanzas originales de los apóstoles, y trae indicaciones precisas sobre: eucaristía, bautismo, ayuno, oración, disciplina, organización, así como sobre los profetas y predicadores itinerantes, sus normas, y las formas de reconocer a los falsos profetas».
La fórmula bautismal que se halla en Mt. 28:19 y que niega nuestro fiero y obsecado objetador Armando López Golart, aparece en este antiguo pergamino, en su segunda parte intitulada «De la Liturgia y de la Disciplina» (encerrada con corchetes, amable lector):
VII. «En cuanto al bautismo, he aquí como hay que administrarle: Después de haber enseñado los anteriores preceptos, bautizad en el agua viva, en el [nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo]. Si no pudiere ser en el agua viva, puedes utilizar otra; si no pudieres hacerlo con agua fría, puedes servirte de agua caliente; si no tuvieres a mano ni una ni otra, echa tres veces agua sobre la cabeza, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras personas, si pudiere ser, ayunen. Al neófito, le harás ayudar uno o dos días antes».
No hay base para decir que Mt. 28:19 es espurio. Este verso nunca fue interpuesto, [interpolado], como ciertos grupos anticristainos han creído con grave error. También se ha pensado que este texto en el original se lee: “bautizándolos en mi nombre” . Y como Armando López Golart dice, y otros más igual, fue añadido con el propósito de “apoyar” la doctrina del dios “tricocefálico”. El texto Escritural Mt. 28:19, en el que se manda a bautizar en el «Nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo» existe en los muy distintos y más confiables manuscritos antiguos, y en muchos en griego. Hay aproximadamente 5000 manuscritos que dan testimonio de la existencia novotestamentaria de la locución [en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo]. No es un invento de la mente terrena, téngalo por seguridad.
Otra débil aseveración Armando López Golart:
«También el historiador cristiano Eusebio de Cesárea (263-339) y heredero de la extensa biblioteca Pamphilus, en la que se conservaba una copia del texto original de Mateo, si no el texto original mismo, confirma también en el capítulo 24 del tercer libro de su Historia Eclesiástica, que Mateo “escribió en hebreo el Evangelio que lleva su nombre”. Y precisamente, una de las copias de este evangelio fue hallada dentro de un tratado judío sefardí del siglo XIV y del que ya hemos hablado, conocido con el nombre de Even Bojan y completado alrededor del año 1385 por el médico judío Shem Tov, en Tarazona de Aragón» (España).
Si no lo sabía, Sr. López Golart, Eusebio de Cesarea, que portaba brillante y ostentosa camiseta arriana, como los testigos, y no lo dudo en nada, como usted, plasma, antes del Concilo nicénico, véalo bien en sus manuscritos «Contra Marcelus de Ancyra» y «Acerca de la Teología de la Iglesia», el verso de la manera que lo hemos leído en nuestras Biblias. Aunque es cierto que en un buen número de ellas exista el texto espurio de 1 de Jn. 5:7, esto no quiere decir que el resto de los textos no sean inspirados. Por ejemplo, en esta cuestión, la Vulgata Latina (Una traducción de Jerónimo, fechada en el 400 d. C. y que comprende todo el Nuevo Testamento) da las palabras: «porque tres son los que dan testimonio», [hoti treis eisin hoy marturountes], del «Textus Receptus», no se encuentran en ningún Ms. griego. Erasmo no lo inlcuyó en su primera edición, pero bajo presión no tan suave se ofreció precipitadamente a insertarlo si un solo Ms. griego lo tuviera. De todos modos, terminó dejándolo, cosa que no ocurrió con Mt. 28:19 sencillamente porque aparece de la forma siguiente en los Ms. griegos antiguos:
«poreuthentes oun mathEteusate panta ta ethnE baptizontes autous eis to [onoma] tou patros kai tou huiou kai tou hagiou pneumatos».
Así, qué, este verso, mi estimado detractor, nunca fue modificado desde un principio debido a que es uno inspirado por el célico y glorioso Dios. También ignora que Eusebio antes del Concilio de Nicea en algunos de sus manuscritos Mt. 28:19 no pasa por desapecribido este texto tal como lo conocemos en este día.
Escrituras antiguas, como el «Sinaiticus Siriacus», los escritos «Latinos Antiguos», no tienen este verso, simplemente porque están [incompletas], y muchas de las traducciones se hicieron en base a esta carencia. Esto puede explicar lo de Shem Tov (1698-1760 d.C.), el fundador del judaísmo jasídico, un movimiento ortodoxo-místico, sin olvidar de decir, anticristianamente [panteísta]. Le pregunto yo a usted: ¿En quién confia Sr. Armando López Golart?
Escritos antiguos que mencionan Mt. 28:19, tal como lo aceptamos en este artículo:
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· Epístola de Ignacio a los Filipenses, Cap. 2 - 2do. siglo
· Tertuliano - De bautismo, Cap. 13 - 200 DC
· Tertuliano - Contra Praxeas, Cap. 2
· Hipólito, en Fragmentos, Parte II, Contra las Herejías de Noeto - 200 AC
· Cipriano - Los Siete Concilios de Cártago - 2do. siglo
· Gregorio Taumaturgo - Confesión de Fe - 2do siglo
· Y muchos otros más.
Lo reto a que me de pruebas de lo contario. Infórmese bien para que no caiga en ridiculeces tales y en absurdos de “manicomio”.
Dios les bendiga siempre, amigos que nos visitan.
Referencias:
La Doctrina de la Trinidad: Una Herida Auto Inflingida Del Cristianismo.
Anthony F. Buzzard.
Biblia Interlineal en Griego, NT (Textus Receptus)
Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento. A.T. Robertson.
«Y es que lo que en realidad ocurre, según los eruditos en el tema de las traducciones bíblicas, es que las palabras “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, fueron añadidas años después por alguna persona o personas, evidentemente de mucha altura e influencia, para intentar apoyar dicha doctrina de la trinidad. Porque lo que argumentan estos estudiosos, es que en un manuscrito/copia del evangelio de Mateo (el cual fue escrito en hebreo) y al que se conoce como manuscrito de Shem Tov, no aparece dicha fórmula trinitaria . . .». Armando L. Golart.
Este estudio tiene la finalidad de echar por tierra la aseveración del falso maestro Armando López Golart quien afirma que Mt. 28:19 no es un texto bíblico sino uno espurio, y que lo que conocemos como “bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” fue un agregado posterior de “cierta”, o de “ciertas personas” “de mucha altura e influencia” para intentar sostener la doctrina trinitaria. Le haremos ver aquí, que no todo lo que “brilla y resplandece” es “oro” en realidad.
Mt. 28:19, no esclarece ninguna “trinidad”.
Sino una «unidad», que es diferente. Dios, en su competencia como Creador, el Hijo como el medio, como el elemento activo de la redención de los hombres, por su sangre derramada, y el espíritu santo como el poder activo de Dios que «convence al mundo de pecado» e impele al regenerado a la búsqueda de una vida santa; es el poder inspirador en el creyente en Cristo. Es evidente que el espíritu santo no posee un [nombre personal]. La palabra «nombre» es común en la LXX, y se deriva de la palabra griega «onoma», y en los papiros antiguos denota «poder» o «autoridad», y no un [nombre personal], de modo que el bautismo en agua habrá de ser, en verdad, en [el] (eis, gr.), en la «autoridad» del Padre, y del Hijo («Toda potestad me es dada en el cielo como en la tierra». Mt. 28:18), y en el «poder» del espíritu santo. En La Biblia Hebrea nunca se considera al espíritu santo como una persona distinta al Padre. Cristo ordena [bautizar] en el «Nombre del Padre, y del Hijo, y de espíritu santo», no porque él creyera en un Dios triuno, ya que él mismo nos dice que Dios el Padre, es [el único Dios verdadero] (Jn. 17:5).
Para el poco ejercitado en el discernimento de las Escrituras, no le será nada complicado encontrar la doctrina trinitaria en Fil 2:1. A simpe vista, esto parece ser así. El texto nos hace ver tan sólo el poderoso influjo de Cristo a través del espíritu santo obrando en los creyentes: en [la comunión del espíritu ], y en [la consolación en Cristo]. Es por eso que Cristo antes dijo:
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros» (Jn. 14:16-18).
La [bendición] a la que Pablo se refiere en 1 Co. 13:14, está en armonía con una «unidad», mas nunca con una “trinidad”.
Eso de que años después la fórmula bautismal que defendemos en este escrito fue “agregada por quién sabe quién”, es toda una mañosa y ruin mentira infundada de este tan impreciso, como siempre, Armando López Golart. No fue sino hasta el Concilio de Constantinopla, en el 381 d. C., en donde se le adjudica al espíritu santo como parte de una “trinidad”. Se declara para ese tiempo con “legalidad” insensata que Dios está conformado por [tres personas diferentes], pero no antes. ¿Porqué la importancia de esto? Porque existe un documento muy respetado y validado por la comunidad de creyentes de la antigüedad, del primer siglo, el cual nos hace ver la certidumbre del bautismo ordenado por Cristo en el [Nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo]: y me refiero, a «la Didaché de los Apóstoles». No es posible que antes del Concilio de Constantinopla alguien haya agregado de ilícito modo esta fórmula al Nuevo Testamento, puesto que después del ministerio de Cristo tres siglos de incertidumbre contrurbaron el pensamiento de muchos líderes de las Iglesias para definir la naturaleza del espíritu santo. No hay un conocimiento de “ciertas personas importantes e influyentes” (ignoramos nombres, Armando) que se hayan comprometido con el fin de efectuar lo que López Golart expone sin la más mínima de las bases. Puras especulaciones suyas. La verdad es que esta sideral mentira fue consolidada y proclamada muchos, pero muchos años después, Sr. López Golart. Pregúnteles a los “católicos” y a los llamados “evangélicos” protestantes si les fascinó el “cuentito romano” de los Concilos de la Muerte Eterna. Ciertamente, el que escribe lo que usted no quiere ver como verdad, para nada. Defienda sus elucubraciones con inelcutables pruebas, y no con suposiciones y “retazos” de fácil inavlidación (“ciertas” . . . ¿?).
«La Didaché de los Apóstoles», es un viejo manuscrito escrito entre el el año 65 y 80 de la era cristiana. Fue un curso de instrucción para los nuevos creyentes compuesto en griego, cita de los «Evangelios Sinópticos» y catorece libros novotestamentarios más. Es conocida también como «La Doctrina de los Doce Apóstoles», o «Los Dos Caminos». Su difusión y preeminecia fue notable entre los creyentes del primer siglo y en el siguiente. Fue mencionada entre los primeros Padres de la Iglesia como Orígenes, Clemente de Alejandría, Eusebio y Atanasio. Es citada en la «Pseudo-Epístola de Bernabé» y en la «Doctrina Apostolorum». La Didaché de los Apóstoles fue de tanta importancia que algunos Padres de la Iglesia la consideraron como parte del Nuevo Testamento. Pero por ser fuente no inspirada, pero sin oposición con las verdades bíblicas, fue rechazada en el sentido canónico.
Al respecto:
«La Didaché nos da una visión de cómo se comportaban los primeros cristianos, cuales eran las enseñanzas originales de los apóstoles, y trae indicaciones precisas sobre: eucaristía, bautismo, ayuno, oración, disciplina, organización, así como sobre los profetas y predicadores itinerantes, sus normas, y las formas de reconocer a los falsos profetas».
La fórmula bautismal que se halla en Mt. 28:19 y que niega nuestro fiero y obsecado objetador Armando López Golart, aparece en este antiguo pergamino, en su segunda parte intitulada «De la Liturgia y de la Disciplina» (encerrada con corchetes, amable lector):
VII. «En cuanto al bautismo, he aquí como hay que administrarle: Después de haber enseñado los anteriores preceptos, bautizad en el agua viva, en el [nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo]. Si no pudiere ser en el agua viva, puedes utilizar otra; si no pudieres hacerlo con agua fría, puedes servirte de agua caliente; si no tuvieres a mano ni una ni otra, echa tres veces agua sobre la cabeza, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras personas, si pudiere ser, ayunen. Al neófito, le harás ayudar uno o dos días antes».
No hay base para decir que Mt. 28:19 es espurio. Este verso nunca fue interpuesto, [interpolado], como ciertos grupos anticristainos han creído con grave error. También se ha pensado que este texto en el original se lee: “bautizándolos en mi nombre” . Y como Armando López Golart dice, y otros más igual, fue añadido con el propósito de “apoyar” la doctrina del dios “tricocefálico”. El texto Escritural Mt. 28:19, en el que se manda a bautizar en el «Nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo» existe en los muy distintos y más confiables manuscritos antiguos, y en muchos en griego. Hay aproximadamente 5000 manuscritos que dan testimonio de la existencia novotestamentaria de la locución [en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo]. No es un invento de la mente terrena, téngalo por seguridad.
Otra débil aseveración Armando López Golart:
«También el historiador cristiano Eusebio de Cesárea (263-339) y heredero de la extensa biblioteca Pamphilus, en la que se conservaba una copia del texto original de Mateo, si no el texto original mismo, confirma también en el capítulo 24 del tercer libro de su Historia Eclesiástica, que Mateo “escribió en hebreo el Evangelio que lleva su nombre”. Y precisamente, una de las copias de este evangelio fue hallada dentro de un tratado judío sefardí del siglo XIV y del que ya hemos hablado, conocido con el nombre de Even Bojan y completado alrededor del año 1385 por el médico judío Shem Tov, en Tarazona de Aragón» (España).
Si no lo sabía, Sr. López Golart, Eusebio de Cesarea, que portaba brillante y ostentosa camiseta arriana, como los testigos, y no lo dudo en nada, como usted, plasma, antes del Concilo nicénico, véalo bien en sus manuscritos «Contra Marcelus de Ancyra» y «Acerca de la Teología de la Iglesia», el verso de la manera que lo hemos leído en nuestras Biblias. Aunque es cierto que en un buen número de ellas exista el texto espurio de 1 de Jn. 5:7, esto no quiere decir que el resto de los textos no sean inspirados. Por ejemplo, en esta cuestión, la Vulgata Latina (Una traducción de Jerónimo, fechada en el 400 d. C. y que comprende todo el Nuevo Testamento) da las palabras: «porque tres son los que dan testimonio», [hoti treis eisin hoy marturountes], del «Textus Receptus», no se encuentran en ningún Ms. griego. Erasmo no lo inlcuyó en su primera edición, pero bajo presión no tan suave se ofreció precipitadamente a insertarlo si un solo Ms. griego lo tuviera. De todos modos, terminó dejándolo, cosa que no ocurrió con Mt. 28:19 sencillamente porque aparece de la forma siguiente en los Ms. griegos antiguos:
«poreuthentes oun mathEteusate panta ta ethnE baptizontes autous eis to [onoma] tou patros kai tou huiou kai tou hagiou pneumatos».
Así, qué, este verso, mi estimado detractor, nunca fue modificado desde un principio debido a que es uno inspirado por el célico y glorioso Dios. También ignora que Eusebio antes del Concilio de Nicea en algunos de sus manuscritos Mt. 28:19 no pasa por desapecribido este texto tal como lo conocemos en este día.
Escrituras antiguas, como el «Sinaiticus Siriacus», los escritos «Latinos Antiguos», no tienen este verso, simplemente porque están [incompletas], y muchas de las traducciones se hicieron en base a esta carencia. Esto puede explicar lo de Shem Tov (1698-1760 d.C.), el fundador del judaísmo jasídico, un movimiento ortodoxo-místico, sin olvidar de decir, anticristianamente [panteísta]. Le pregunto yo a usted: ¿En quién confia Sr. Armando López Golart?
Escritos antiguos que mencionan Mt. 28:19, tal como lo aceptamos en este artículo:
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· Epístola de Ignacio a los Filipenses, Cap. 2 - 2do. siglo
· Tertuliano - De bautismo, Cap. 13 - 200 DC
· Tertuliano - Contra Praxeas, Cap. 2
· Hipólito, en Fragmentos, Parte II, Contra las Herejías de Noeto - 200 AC
· Cipriano - Los Siete Concilios de Cártago - 2do. siglo
· Gregorio Taumaturgo - Confesión de Fe - 2do siglo
· Y muchos otros más.
Lo reto a que me de pruebas de lo contario. Infórmese bien para que no caiga en ridiculeces tales y en absurdos de “manicomio”.
Dios les bendiga siempre, amigos que nos visitan.
Referencias:
La Doctrina de la Trinidad: Una Herida Auto Inflingida Del Cristianismo.
Anthony F. Buzzard.
Biblia Interlineal en Griego, NT (Textus Receptus)
Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento. A.T. Robertson.
La Didaché de los Apóstoles.
Reina Valera Versión 1960.
Reina Valera Versión 1960.