(2 Ts. 1:6-10) «Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)».
Regresa en luz y realeza,
Vestido de sol y de gloria:
El mundo sumido en la niebla
Lamenta su fin en la escoria.
Con hueste celeste y belesa
El Rey desciende imponente:
En Ira y ardor que destella,
Hermoso, augusto y potente.
Es rayo que cruza rugiendo,
Llameante y pronta centella:
Las frentes estrujan el ceño,
La vista se vuelve candela.
Apoya sus Pies en el Monte,
El suelo recibe partida,
Alista los hombres en orden:
¡Ya juzga el Rey de Justicia!
Javier Rivas Martínez.