Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
«Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios...» (1 Tim. 4:1).
El espiritismo no está confinado a un grupo específico en realidad. Hay una diversidad de organizaciones que lo practican. El punto principal del espiritismo es el contacto, la comunicación con espíritus “humanos” y no humanos con la finalidad de recibirse revelación extraordinaria. La Asamblea General Internacional de Espiritistas ha tratado de cohesionar los diferentes grupos que no estan afiliados a ella. El espiritismo se realiza en ciertas iglesias y dentro de la religión de la Nueva Era (religión, porque tiene elementos de las religiones orientales) que no están etiquetadas como espiritistas.
El espirtismo es muy antiguo. En el Antiguo Testamento ya se le menciona, siendo una práctica común entre los pueblos paganos. En los tiempos bíblicos no se le conocía con el nombre de «espiritismo». En el principio de las civilizaciones del mundo se llevaba a cabo a manera de «animismo».
Animismo:
1. m. Término que denota la creencia general de que todos los seres y objetos de la naturaleza están animados o tienen espíritu: el animismo es típico de las sociedades primitivas.
2. Doctrina que considera al alma principio de acción de los fenómenos vitales: el animismo se conoce como la doctrina médica de Sthal.
En 1848 surge en Norteamérica el espirtismo moderno. Dentro de sus representantes más notables (autoridades) se encuentran A. J. Davis, A. Conan Doyle, Allan Kardec y sus escritos. En 1848, en Hydesville, Nueva York, las pequeñas hermanas Margarita y Kate Fox elaboraron una manera para comunicarse con un ente espiritual que con frecuencia visitaba su hogar. La forma en que lo hacían era por medio de golpes que el supuesto espíritu contestaba igual e inteligentemente. Era algo así como una clave Morse telegráfica modificada. Cuarenta años después, las hermanas Fox declararon abiertamente que todo había comenzado como un simple juego. Ellas mismas provocaban los golpes y preparaban los mensajes que provenían del espíritu que pertenecía al de un “hombre asesinado”. Es increíble que algo que dio principio como una diversión haya terminado en una macabro movimiento que se ha extendido malignamente por todo el mundo y cuyos adeptos se cuentan por millones y millones. La chunga dejo de serlo y la manifestación sobrenatural se hizo un hecho palpable por medio de espíritus demoníacos que se hicieron pasar engañosamente por espíritus de personas muertas. Durante la primera guerra mundial vino a dársele bastante auge al espiritismo con la esperanza de que los familiares de los soldados muertos en el frente de batalla recibiesen un consuelo desde la vida de ultratumba. Necesitaban saber si se encontraban felices en ese “inconcebible espacio” donde habían partido al morir . . . los resultados fueron “positivos” y “alentadores”, en verdad, pero bajo la dirección del protervo y astuto Satanás.
El espirtismo acepta el «animismo» de los pueblos y tribus de todas las eras de la historia humana; admite el misticismo del Oriente. El espirtismo puede ser monoteísta, politeísta o panteísta. El espirtismo busca respuestas a muchos misterios y cuestionamientos en la dimensión del “más allá”. Es requerido por las personas para obtener consuelo a las penas y aflicciones con el íntimo contacto de los parientes y amigos cercanos que han desaparecido con el abrigo de la ineludible muerte. El espirtismo ha sido utilizado para sanidad de los enfermos que muchas veces están indefectiblemente desahuciados, para recibir conocimiento de acontecimientos futuros y poder supranatural; para consumar actos de venganza en contra de los enemigos indeseables.
Los espirtistas creen en una “inteligencia infinita”, en un “poder supremo” que es “impersonal”, presente en cualquier lugar, manifestado como “vida” en aquellas formas materiales. A unas de estas formas organizadas de la materia se le ha denominado como “dios”, a otras como “espíritu”. Yo les pregunto a los espiritistas, ¿cómo un poder “impersonal” puede ser “inteligente”? Con el Dios bíblico, no tendríamos este problema. La Bibla nunca presenta un “dios impersonal”. Al contario: Dios es un Ser Infinito y Personal, con una conciencia individual, porque de su voluntad propia «ha creado todo» (Gn. 1:1). Dios «habló» para que las cosas fueran (Gen. 1:2-26, 28, 29). El «vio» su creación como algo muy bueno (Gen. 1:31). Dios, como el Ser Personal que es, «dialogó» como una «persona» con Adán en el Huerto del Edén (Gn. 2:16), «advirtiéndole» expresamente de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque con certeza moriría (Gen. 2:17). ¿Se entiende esto, respetables amigos espiritistas?
La «personalidad» de Dios se observa claramente en su «espirtualidad», porque «Dios es espíritu» (Jn. 4:24). «La personalidad es un atributo fundamental del espíritu divino». El carácter de Dios está determinado primordialmente en su espiritualidad. La perspectiva individual de Dios rompe las barreras del mirar humano, como la Biblia lo muestra. Dios posee como el Ser Personal que es una «conciencia» y una «voluntad». No es posible que una inteligencia pueda ser impersonal. Esto es ridículamente imposible. «La conciencia de sí mismo es la capacidad de hacer de uno mismo el objeto de pensamiento y de reconocer que lo hace». La «autodeterminación» de Dios, como la del hombre, porque está «hecho a su imagen y semejanza» (Gen. 1:26-27), es consciente, no instintiva como la de los animales; es racional y depende de sus motivos que son de amor, de verdad, de bondad, de justicia, de santidad y de vida eterna (Jn. 3:16; Ef. 4:24; 1 P. 1:15-16). En su obra, Dios toma decisiones individuales. En su «existencia independiente», Dios es «autosuficiente». No depende de nada y de nadie porque no tiene «causa». Él es la «causa primera» de todo: Dios es incomprensiblemente Eterno. La mente de Dios es magníficamente Omnisciente, porque «él sabe todas las cosas» (1 Jn. 3:20), porque «ha hecho saber todo desde el principio» (Hech. 15:18). Dios «no cambia» porque posee una naturaleza perfectamente estable e inmutable (Mal. 3:6; Stg. 1:17). Él siempre es el mismo (Sal. 102:27). Dios, como Persona, es poseedor de un asombroso y tremebundo «intelecto» y de una hermosa «sensibilidad emocional». Las referencias con respecto a su «intelecto» las encontraremos en Gn. 18:19; Ex. 3:7; Prov. 15:3; Hech. 15:18; Heb. 4:13. Con respecto a su «sentimientos» véase Gn. 6:6; Sal. 103:8-13; Sof. 3:17.
Los espiritistas han reemplazado a Dios por una de sus cualidades inherentes, despojándolo de su carácter «Divino» y «Personal». Tal situación raya en el panteísmo que pasado por el “ojo” de la Biblia no deja de ser más que un fradulento heretismo “Marca Acme”.
Para los espiritistas Jesucristo fue el mayor médium que ha existido y el más grande maestro que haya pisado la tierra por siempre. Creen que Cristo es un ser “divino” como cada uno de los seres humanos habidos y por haber. Cristo para los practicantes del espiritismo es como otro de los “cristos salvadores” que han arribado al mundo en distintas épocas para guiar a los hombres por el “camino de la luz y de la perfección espiritual” (¿?). Ejemplos tenemos a Mahoma, Confucio y Buda. Para los espiritistas Cristo era un experimentado conocedor de toda base espiritista. No hay nada en la Biblia que diga con acierto que Cristo haya sido un “médium del espiritismo”. El Señor Jesucristo no consultaba a espíritus de personas muertas; él oraba a su Padre para una excelente dirección en su vida personal y de enseñanza a los perdidos. La Biblia no reporta que Cristo haya evocado espírtus de personas muertas o “controles” para efectuar sus milagros y portentos. Cristo liberaba a las personas poseídas por los demonios (los que incitan al espiritismo) por el espírtu santo de Dios:
«Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt. 12:28).
Los espiritistas con error archi garrafal niegan las verdades doctrinales que Cristo habló con relación al Pecado, a la Redención, al Infierno, a la Resurrección de los Muertos, al Reino Venidero. Si Cristo fue para los espirtistas el mayor médium de todos los tiempos, ¿porqué reniegan entonces de las doctrinas fundamentales que él predicó. ¡Qué contradictorio y paradójico ha resultado todo esto de parte de los espiritistas! Sin pruebas fehacientes, no es posible creerles a los espirtistas.
Para terminar este sencillo escrito, hemos de concluir diciendo que el espritismo es en «todo» un mover «anticristiano». La Biblia condena la práctica del espirtismo. Si Dios la condena, ¿porqué habría de practicarse tan neciamente aún?
¿Pruebas?
¡A la orden!:
«No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero...» (Dt. 18:10).
«...ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos... » (Dt. 18:11).
«Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti...» (Dt. 18:12).
Dios les bendiga siempre.
Ad adendum:
Es necesario enfatizar que este tipo de práctica es una absolutamente «anticristiana», porque no muy pocos en su ignorancia y desinformación no lo alcanzan a concebir de tal modo. Se me criticó en un foro con tono irrisorio y de mala gana, con un punto de vista que un preescolar puede mejorar astronómicamente, si cuál era la “no imprescindible razón” de comentar qué el catolicismo, por su obviedad, es una situación anticristiana (¡¡!!). Es muy importante decirle a este impreciso individuo, de incapaz conciencia y que ha puesto a custionar con mucha seriedad su discernimiento espirtual, que no está “solito” en este mundo: Qué existen personas que no tienen ni la más mínima idea de lo que es el cristianismo y, qué, desgraciadamente, abrigan doctrinas y creencias que las han condenado potencialmente. Amigo: le felicto que sepa usted que el catolicismo no es cristiano. Mas nunca olvide que “no todos tienen el privilegio de conocer lo que usted ahora conoce pero que una vez no conocía. ¿O ha nacido sabiéndolo todo? Dispénseme que lo dude con seguridad. Si tiene alguna objeción al respecto, con mucho gusto estoy para servirle. Ya sabe en donde hallar mi correo electrónico.
Se lo dejo de tarea . . . Nada personal.
Referencias:
«¿Cuál Camino?» Luisa Jeter de Walker.
«Manual de Teología Bíblica». Dr. Stanton Richardson.
«Diccionario de la Real Academia Española».