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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 19 de marzo de 2010

EL FASCINANTE PODER DE LA RELIGION PARA ENGANAR

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Por Anthony F. Buzzard

¿Qué se puede hacer para que mil millones de personas religiosas, ni más ni menos, tan inteligentes como usted, crean que Jesús es el Mesías, pero no el Hijo de Dios? ¿Que Jesús fue concebido virginalmente, pero no murió en la cruz (Judas murió en su lugar—Dios puso la cara de Jesús a Judas y permitió que fuera asesinado)? Estoy hablando sobre el Islam.

¿Qué se puede hacer para que millones de personas inteligentes crean que Dios era un hombre antes de convertirse en Dios y que Él tiene varias esposas? Sabemos a qué grupo me estoy refiriendo—los Mormones.

¿Qué se puede hacer para que miles de millones de personas crean que el Dios que dice ser una persona, una y otra vez, en realidad sean tres personas?

¿Cómo se puede convencer a la gente para que crean que los muertos están vivos y conscientes cuando la Escritura afirma que, “los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido…Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en la tumba [sepulcro], adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.” (Ecc. 9: 5, 10). Jesús dijo: “Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo… Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.” (Juan 11: 11, 14).

¿Cómo podemos tener millones de feligreses que leen la Biblia y van a la Iglesia creyendo que Jesús puede venir en cualquier momento a arrebatar a los creyentes hacia el cielo antes (pre) de la Gran Tribulación final, mientras que Jesús dice: “inmediatamente después (post) de la tribulación de aquellos días…enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.”? (Mateo 24:29; Marcos 13:27).

Cuando la masa de feligreses abraza ideas que claramente chocan con simples proposiciones, debe ser un milagro de incomprensión. Las ideas falsas parecen tener un efecto generalizado y pernicioso en la forma de pensar de la gente sobre temas importantes, como quién es el verdadero Dios y quién es el verdadero Jesús. ¿Acaso no nos guía a la pregunta urgente sobre qué podemos hacer para reparar esta trágica y confusa situación?

La respuesta es clara: el milagro de la Internet nos ofrece justamente la herramienta que necesitamos para comunicación. La Internet está disponible ahora, se nos dice, a casi dos millones de personas en todo el mundo. La venida del Internet es paralela a la invención de la imprenta. Ya somos capaces de llegar a muchos buscadores de la verdad en todo el mundo—y sin ir a la oficina postal ¡o escribiendo cartas con una máquina de escribir!

Pablo, el apóstol de Jesús, impulsado por la Gran Comisión de predicar el Evangelio del Reino (Hechos 19:8; 20:24-25; 28:23, 31), utilizó los medios disponibles que el tenia para llevar el mensaje. El cabildeaba a las personas en el mercado de su época: “Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que se encontraban por allí.” (Hechos 17:17).

¿Qué es hoy el equivalente de la plaza pública? ¿Quién va a hacer el trabajo de Pablo hoy? Creo que todos podemos. ¿No es obvio que la Gran Comisión nos manda ir por mundo con el Evangelio del Reino (Mateo 24:14)? Los recursos del Internet ya están siendo presionados al servicio del evangelio salvador. ¿No podríamos todos, como individuos o grupo, añadir cada vez más y más peso a la presencia del Evangelio “allá afuera” en el mundo del Internet?

Nada es más agradable que hablar del Reino verdadero del Mesías Jesús a un mundo que claramente ha perdido su rumbo. La doctrina del Reino es algo que nadie, ni un niño con la capacidad de edad escolar, puede perder. Jesús hizo su anuncio clásico cuando le pidieron permanecer en Capernaúm como el valeroso residente rabino. Él respondió: “Me veo obligado por Dios a predicar el Evangelio acerca del Reino a las otras ciudades también. Por eso Dios me a comisionado.” (Lucas 4:43) Después Jesús dijo, “Como Dios me envió, también yo los envío” (Juan 20:21).

Hoy el cuerpo de Cristo es el grupo internacional de los verdaderos creyentes (Gálatas 6:16). Somos llamados a llevar el mensaje de salvación, “el Evangelio del Reino y el nombre de Jesucristo” (Hechos 8:12, 28:23, 31) al mundo y aparentemente, la Internet nos es dada, por la gracia de Dios y Su Providencia, como la herramienta para nuestra actividad en el servicio de Dios y de Jesús para el mundo.

Un error paralizante ha lisiado a gran parte de la teología evangélica de las iglesias. Este es el que le dice a la gente, que el Evangelio en el cual hay que creer es estrictamente que Jesús murió, fue enterrado y resucitó. No hay nada que añadirle a eso. Sin embargo, una gran mentira subyace esa propuesta. Si el Evangelio es los “tres días de trabajo de Jesús” (como dice el famoso evangelista Billy Graham y muchos otros), ¿qué hacía Jesús predicando el Evangelio mucho antes de que ni siquiera mencionara su muerte y resurrección?

Mateo 16:21 marca el primer anuncio de su muerte. Jesús había estado predicando el Evangelio mucho antes. El fue el predicador modelo del Evangelio y la salvación comenzó con él (Heb. 2:3). ¡Pero hasta Mateo 16:21 Jesús no había dicho nada sobre su muerte y resurrección!
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La palabra de Pablo ha sido torcida en 1 Corintios 15:3, donde nos habla de la muerte y resurrección de Jesucristo. Pero éste no es todo el evangelio, sino, más bien, “entre las cosas de primera importancia” (en protois). Pablo mismo fue un incansable predicador del Evangelio del Reino, en obediencia a Jesús (Hechos 20:24-25, 19:8; 28:23, 31). Ni por un momento Pablo se dio por vencido de predicar el Reino como el Evangelio salvador. De hecho, advirtió contra cualquiera que privara al Evangelio de su elemento principal, el Reino de Dios (2 Tim. 3:13 y compare, 2 Juan 9 para una advertencia razonable).

Muchos sistemas teológicos yerran cuando basan el Evangelio sin el Reino. Muchos son felices en citar Hechos 20:24, donde Pablo describe su carrera como la fiel predicación del “Evangelio de la gracia de Dios”. Pero, ¿quién lee el siguiente versículo, donde se define el Evangelio de la gracia? ¡Fue el anuncio del Evangelio del Reino! (Hechos 20:25). Por supuesto, ya que ese era el Evangelio que anunciar por el mandato de Jesús hasta el fin del siglo, cuando regresaría a establecer ese Reino en todo el mundo.

Espero que todos podamos seguir las extensivas exhortaciones de nuestros líderes (a través de muchos años) en hacer todo lo posible para anunciar el Evangelio del Reino. Las herramientas están listas y esperándonos. El Internet es la ventana al mundo, una instalación que nuestros antepasados habrían soñado con tener como un arma, pero no lo tuvieron.

Hechos 8:12 y Mateo 24:14 continúan siendo los textos de los “Abrahámicos” (es decir, aquellos que ven que las promesas hechas a Abraham en Cristo son la base del Evangelio cristiano –Gal. 3:8; Rom. 4:13). Lucas 8:12 (fácil de recordar como otro “8:12” con Hechos 8:12) es una justa advertencia de donde el diablo está activo: tratando de bloquear todos los esfuerzos para que la palabra de Dios sea predicada, el Evangelio del Reino (Lucas 8:11; Mat. 13:19), la semilla vivificante de la vida del siglo venidero que se encuentra solo en Cristo.

“Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio.” (2 Tim. 1:9-10).

Uno se podría imaginar que todo el mundo fuera atraído a estas palabras asombrosas y buscar el secreto de la inmortalidad. Pero el poder pernicioso del engaño ha trabajado sus malos efectos, y muchos se burlan de la idea de que los seres humanos verdaderamente pueden, si obedientemente escuchamos (“la obediencia de la fe”, Rom 1.5; 16.26) a Jesús y a su Evangelio, alcanzar la vida indestructible, literalmente para siempre.