Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Uno de los argumentos de los “Trinotercos” es que Cristo es el gran Yo Soy de Exodo 3:13,14 (Comparar con Juan 8:58), aduciendo que el mismo Hijo de Dios preexistente le habló a Moisés a través de la zarza ardiente para decirle: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”. Pero si esta conclusión es cierta, yo me pregunto: ¿por qué Jesús no lo reveló así cuando tuvo ocasión de hacerlo en el momento preciso que platicaba con los saduceos sobre la resurrección de los muertos en Marcos 12? Fíjense ustedes especialmente los versos 25 y 26, que dicen: “Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?”. Aquí Jesús hace referencia al “Yo Soy” que habló con Moisés y lo llama Dios, pero en tercera persona (“como le habló Dios”). Aquí yo hubiera esperado que Jesús dijera: “¿no habéis leído en el libro de Moisés como le hablé yo a Moisés en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, etc, o como le habló el Hijo de Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, etc?
Sinceramente cuando leo estos versos, y en particular el 26, me sabe muy extraño que Jesús hablara de un Dios en tercera persona, cuando supuestamente fue él mismo, en su preexistencia, quien habló tras la zarza ardiente. Aquí claramente Jesús hace un claro deslinde entre el único Dios que habló con Moisés y él. Pero esto no es para extrañarse, puesto que Pablo después revelaría que el Dios que habló en el AT por su ángel o sus profetas, ahora en esta “dispensación de la gracia” lo que hecho a través del Hijo (Hebreos 1:1,2). Con esto Pablo descarta la idea de que Cristo en su supuesta preexistencia habló con Moisés en la zarza ardiente.
Algunos alegan, sin embargo, que la frase peculiar “Yo soy” (Ego Eimi) de Jesús es una clara alusión a Yahweh, quien es el gran “Yo Soy” del AT. ESto, sin embargo, haría dos personas que se llaman “Yahweh”, y eso se descarta totalmente leyendo el Salmo 110:1. Pero Jesús no es el único que usó la locución “ego eimi” (“yo soy”). En Juan 9:1-9 tenemos la historia del ciego de nacimiento. La historia es como sigue: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: YO SOY (“Ego Eimi”). ¿Dirá alguno entonces que el ciego de nacimiento es también Dios, o el Yahweh del AT? No lo creo!
Todo apunta al hecho de que Jesús no es el Gran Yo soy del Exodo 3:13,14, aunque ambos usen esa misma locución “Yo Soy” pero en distintas circunstancias.
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Uno de los argumentos de los “Trinotercos” es que Cristo es el gran Yo Soy de Exodo 3:13,14 (Comparar con Juan 8:58), aduciendo que el mismo Hijo de Dios preexistente le habló a Moisés a través de la zarza ardiente para decirle: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”. Pero si esta conclusión es cierta, yo me pregunto: ¿por qué Jesús no lo reveló así cuando tuvo ocasión de hacerlo en el momento preciso que platicaba con los saduceos sobre la resurrección de los muertos en Marcos 12? Fíjense ustedes especialmente los versos 25 y 26, que dicen: “Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?”. Aquí Jesús hace referencia al “Yo Soy” que habló con Moisés y lo llama Dios, pero en tercera persona (“como le habló Dios”). Aquí yo hubiera esperado que Jesús dijera: “¿no habéis leído en el libro de Moisés como le hablé yo a Moisés en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, etc, o como le habló el Hijo de Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, etc?
Sinceramente cuando leo estos versos, y en particular el 26, me sabe muy extraño que Jesús hablara de un Dios en tercera persona, cuando supuestamente fue él mismo, en su preexistencia, quien habló tras la zarza ardiente. Aquí claramente Jesús hace un claro deslinde entre el único Dios que habló con Moisés y él. Pero esto no es para extrañarse, puesto que Pablo después revelaría que el Dios que habló en el AT por su ángel o sus profetas, ahora en esta “dispensación de la gracia” lo que hecho a través del Hijo (Hebreos 1:1,2). Con esto Pablo descarta la idea de que Cristo en su supuesta preexistencia habló con Moisés en la zarza ardiente.
Algunos alegan, sin embargo, que la frase peculiar “Yo soy” (Ego Eimi) de Jesús es una clara alusión a Yahweh, quien es el gran “Yo Soy” del AT. ESto, sin embargo, haría dos personas que se llaman “Yahweh”, y eso se descarta totalmente leyendo el Salmo 110:1. Pero Jesús no es el único que usó la locución “ego eimi” (“yo soy”). En Juan 9:1-9 tenemos la historia del ciego de nacimiento. La historia es como sigue: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: YO SOY (“Ego Eimi”). ¿Dirá alguno entonces que el ciego de nacimiento es también Dios, o el Yahweh del AT? No lo creo!
Todo apunta al hecho de que Jesús no es el Gran Yo soy del Exodo 3:13,14, aunque ambos usen esa misma locución “Yo Soy” pero en distintas circunstancias.
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