Un aspecto obvio de un reino terrenal natural (literal) es un gobierno y autoridad natural (literal). En Mateo 19:23-30, Jesús habla de la dificultad de los hombres ricos para entrar en el reino de Dios. Jesús está hablando acerca de los bienes mundanos y cómo éstos evitan el cambio en los corazones para ser aptos al reino (Juan 3:3). Los discípulos responden diciendo que ellos han dejado todo para seguir a Jesús. A continuación, les dice que “en la restauración de todas las cosas,” cada uno de ellos se sentará en un trono, y gobernará sobre las doce tribus de Israel. ¿Es éste un gobierno natural (literal)?
Teniendo en cuenta el hecho de que los discípulos estaban esperando un reino natural del cielo, no habría que interpretar esto como un reino natural? Sin embargo, este reino natural no es un reino que se encuentra actualmente en este mundo (Juan 18:36). Es un reino natural que entra en el mundo “en la renovación de todas las cosas.” Esta es la correcta interpretación de este versículo, la forma cómo los discípulos seguramente lo habrían entendido: ellos esperaban recibir tronos literales para gobernar en un reino natural o literal. Al combinar el relato de Mateo y el de Marcos sobre este asunto, resulta aún más claro (Marcos 10:23).
El relato de Marcos no menciona los doce tronos. Pero el registro de Marcos deja claro que la vida eterna que Cristo prometió está en “la era venidera.” Entonces los doce tronos también son para “la era por venir.” Siempre debemos interpretar la Escritura sobre la base de la cultura de la época, y en la forma en la audiencia habría entendido naturalmente del orador.