Por Juan P. Valles
La sangre es, como todos sabemos, una sustancia que circula por nuestro organismo y que es esencial para la vida. Los testigos han dicho y aceptado, además de sus muchas herejías, el de no aceptar ni ofrecer transfusiones de sangre, esto debido a una mala comprensión de las Escrituras.
En una publicación titulada “¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?”, la organización Watchtower cita algunos pasajes aduciendo que éstos se refieren al comer sangre. Dicen:
“En la Ley se declaró vez tras vez la prohibición del Creador sobre el ingerir sangre para sostenerse la vida. La sangre es la vida; así que no deben comer la vida junto con la carne. Lo que deben hacer es derramarla en la tierra como agua. No la coman, y les irá bien a ustedes y a sus hijos por hacer lo recto. (Deuteronomio 12:23-35, VP; 15:23; Levítico 7:26, 27; Ezequiel 33:25)”[i]
La razón por la cual los testigos de Jehová no aceptan las transfusiones es que aducen que recibir sangre es como ingerirla, comerla. Y como ciertamente existen versículos que expresan que comer sangre es comer la vida o el alma, ellos creen tener motivo para no aceptar estas prácticas.
Ahora bien, ¿qué dice la Escritura exactamente?
En Levítico 17:10 se nos declara: "Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo". Y en el capítulo tres, verso diecisiete del mismo libro dice: “Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.”
Ahora bien, pudiéramos seguir citando versos aquí que hablen de la sangre y encontraremos que todos hablan de lo mismo: no comer sangre. Si el testigo de Jehová señala que la prohibición es porque no puede beberse la sangre, habrá que especificarle que la Biblia nada habla al respecto. ¿Dice la Biblia que no se beba sangre? En lo absoluto. En las prohibiciones que hay respecto a la sangre lo que se nos dice es que no comamos la sangre, queriendo especificar con ello que no comamos carne con sangre:
Dice la Palabra de Dios: "... decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre". (1Samuel 14:34) En otro texto dice: “No comeréis cosa alguna con sangre.” (Lev 19:26) Y en Deuteronomio habla: “Solamente que no comas su sangre; sobre la tierra la derramarás como agua.” (15:23)
Es común que el testigo cite el Nuevo Testamento para apoyar su teoría con respecto a la sangre, y específicamente citará hechos 15:28 y 29. Como ya se dijo antes, el capítulo 15 de hechos presenta a los principales líderes de la iglesia primitiva acordando sobre las leyes judías y los gentiles. Ahora bien, qué dice exactamente el texto?
“que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.” (Hechos 15:29)
Este verso, como muchos otros más, no habla de beber sangre como puede querer inferir el testigo, sino de “comer” la carne con la sangre. Tal prohibición se recalcó el concilio de Jerusalén. Lo que no se explica es qué relación pueda tener todas estas cosas con las transfusiones, y puede verse que ninguna. Tal vez por razones de salud Dios quiso que así fuera, pero no habla nada de las transfusiones.
La Biblia admite en un pasaje muy bien conocido el hecho de beber sangre, y aunque no lo establezca de manera literal, ¿permitirá el Señor alguna contradicción en su Palabra?
“…Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto…” (Mateo 26: 27,28)
De por sí, Dios no nos acepta por lo que comamos, como dice: “Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.” (1Corintios 8:8).
De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. (1Corintios 10:25-27)
¿Es cuestión de interpretación? Evidentemente. Aunque el texto no infiere nada de eso, el testigo de Jehová no salvará la vida a alguien que la necesite por cuestiones de interpretación bíblica. Jesús estuvo contra gente de esta clase:
"Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" (Lucas 13:10-16).
En este caso no se toca el tema de la sangre, pero es semejante, ya que por cuestiones de interpretación y legalismo unas personas no permitían que se sanara a otra que estaba enferma. Nadie puede utilizar la Ley de Dios para dañar a otra persona; ese no es el ejemplo dado por el Señor que pidió que nos amáramos los unos a los otros. Y si alguien quiere tocar el tema de la Ley no quedará más que decir con el apóstol:
"Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14). Así que si alguien necesita de sangre para sanar, ¿por qué no ayudarle? O, como dijera el Señor Jesús: “Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?" (Lucas 6:9). “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13)