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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

sábado, 13 de diciembre de 2008

SIEMPRE HUMANOS

Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)
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Un ser humano es tal, en el momento de la unión de un espermatozoide con un óvulo. Las características morfológicas de una persona, se determinarán definitivamente al futuro, pero todo lleva un paso evolutivo y esencial para el desarrollo completo del individuo recientemente fecundado. Desgraciadamente, los que apoyan el aborto, y muchos por ganancias deshonestas, justifican denigrando al ser humano a una situación puramente biológica, y su real esencia ha sido pasada por alto, no lejos de lo que es una planta o un animal cualquiera. Un miembro de la sociedad italiana de bioética, en un estudio establece que el número de abortos fue 38.896.000 en todo el mundo, con un número diario de 110.000. El aborto se define como la expulsión del feto, provocada o inducida, cuando éste no es viable para la vida fuera del útero materno. El aborto puede ser provocado o inducido. El primero, se debe a muerte intrauterina del feto, y naturalmente, el feto se hace insostenible en la cavidad del útero, que será arrojado fuera de él naturalmente. El segundo, es inducido artificialmente con métodos diversos. Entre estos métodos esta: el envenenamiento salino, que se caracteriza por introducir solución salina a la bolsa amniótica por medio de una guja y que el feto humano tragará muriendo a las doce horas después de pasarla a la fina y delicada cámara gástrica. Por succión, que se caracteriza por introducir un tubo hueco que succionará al pequeñito ser, despedazándolo. En la forma más usada en todo el mundo para este acto completamente desquiciado y bestial. Por dilatación y curetaje, que se caracteriza por dilatar el cuello uterino e introducir una legra que arrancará en trozos al pequeño humano del útero. Entre el segundo y tercer trimestre del embarazo, el pequeño ser humano es muy grande para someterlo a técnica de succión. Esta alternativa es segura para la evacuación de pequeñitos de esa edad, que es muy usada en todas partes del planeta. El -D & X -, una técnica terrible que se caracteriza por matar al niño ya formado en la cavidad uterina. Uno días antes de su nacimiento, se dilata el cuello uterino, luego, el abortista, por medio de ultrasonografía, saca las piernas del niño primero, el cuerpo, los brazos y los hombros posteriormente. Dejando la cabeza adentro del útero, procede a cortar la base del cráneo del pequeño que está vivo, y con un aparato de succión se procede a extraer el cerebro que consecuenta, por este hecho, el colapso total de los huesos de la cabeza, y obviamente, la muerte se hace presente en la criatura. Por cesárea, dejándose morir al pequeño al extraerse quirúrgicamente. Otra forma es por medio de prostaglandinas, que son sustancias farmacológicas que dilatan el cuello, usándose criminalmente a la mitad del embarazo, antes del nacimiento ideal, provocando la muerte del producto humano. Los seres humanos somos desde la formación del huevo cigoto, al unirse el gameto femenino con el masculino. No es real que seamos una entidad puramente biológica en el momento de la concepción, como son los vivientes del reino protista o los más complejos. El rey David se refiere a sí mismo como una persona cuando fue creado («me formaste»), y no se aprecia, por la descripción de sus palabras, haber sido una semilla o algo parecido que habría de ser más tarde un ser humano hecho y derecho, conforme a una secuencia y etapa evolutiva que lo definiría como una persona. David nunca dijo o dio entender algo semejante como esto:
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«Antes de que fuera formado hombre fui un grano de vida solamente».
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Él dijo con certeza:
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«Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre» (Sal.139:13).
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Así, que, en tan solo un instante, llegamos a ser un pequeño embrión humano, con características únicas, y me refiero a las psíquicas, somáticas y espirituales, que nos hacen completamente diferentes de los demás embriones no humanos del planeta tierra. Nuestra suma de valores individuales, que son incalculables, quedaron establecidas en el momento de la concepción. Nadie tiene derecho de violarlos con la muerte inducida, llámese profiláctica o no.Cualquiera que sea el método médico para provocar el aborto, o regla jurídica, pensamiento activista, aprobación política, o forma moralista que quebrante ideológicamente el derecho de vida del embrión humano, será considerado, por ley divina, homicida. Lejos de ser una forma primitiva que genera hasta alcanzar el punto exacto para llamarse humana, Dios nos ha conocido como personas antes de ser estructurados en el vientre de nuestra madre. ¡Qué decir cuando somos concebidos como tales! La explicación, sale sobrando por su racional lógica espiritual, donde el pensamiento humano y racionalista, muchas veces, es inepto para comprender lo antes dicho:
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«Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes de que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones » (Jer.1:5).
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Dios les bendiga.