Por sus papas los conoceréis: Juicio a un papa muerto
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En la historia del Vaticano como Sede Papal, se han sucedido hechos insólitos, intrigantes y misteriosos, y qué duda cabe uno de ellos fue el que vamos a narrar. Los incidentes se produjeron sobre el año 897, siendo entonces Papa Esteban VII, que acababa de suceder a Bonifacio VI, que sólo estuvo como Papa apenas 15 días, falleciendo nada mas habiendo accedido al Papado. Anteriormente había ocupado el trono papal, Formoso, nacido en Ostia y elegido como Papa de la Iglesia Católica, el 6 de Octubre del año 891. Su papado duró apenas 6 años, ya que falleció el 4 de Abril del 896. Toda su carrera religiosa estuvo plagada de incidentes y se tiene constancia, que siendo ya cardenal había sido excomulgado por el Papa Juan VIII, por haber coronado como Rey de Italia a Arnolfo, que posteriormente llegó a ser Emperador de Alemania. Entre su corta biografía se puede encontrar el detalle que gracias a sus gestiones se logró la conversión del pueblo búlgaro.
Así las cosas, el Papa Esteban VII hizo exhumar el cadáver del Papa Formoso, y por orden papal se revistió al putrefacto cadáver de las ropas pontificias, y se le sentó en un trono papal. Sobre la calavera se colocó una corona y el Cetro del Santo Oficio fue colocado entre los cadavéricos dedos del difunto pontífice.
En la sala del Juicio, inundaba el ambiente el putrefacto hedor del cadáver. El Papa Esteban interrogó al cadáver y al no recibir respuesta, procedió a condenarlo. Se le cortaron los tres dedos de la mano derecha que son los que utilizan los Papas para bendecir, y después de despojar al cadáver de sus sacros ropajes, este fue arrastrado por una carroza papal por las calles de Roma y luego tirado su mutilado cadáver a las aguas del Tíber. Los cargos de que el Papa Formoso fue encontrado culpable eran de “Haber usurpado la Silla de San Pedro”. Eran tiempos que la Sede de San Pedro estaba en poder de los grandes feudatarios de Italia.