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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

sábado, 20 de diciembre de 2008

CELIBATO INMORAL

Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)

La Biblia habla, para ser exactos, en 1 de Tim 4:1, de que algunos en los últimos tiempos «prohibirán casarse». La doctrina pagana de «prohibir casarse», es decir, la del celibato sacerdotal, es muy antigua y proviene de la Babilonia pagana. Los sacerdotes solteros eran parte de un Orden sacerdotal elevado y fue creado por la fornicaria Semiramis, esposa y madre del enajenado Nimrod. Semiramis adhirió a los sacerdotes a una forma de vida célibe, mientras ella, con toda paradoja, llevaba un vivir de lujuria y adulterio. Posteriormente, otras naciones fueron infectadas por este virus de mórbida abstinencia, como se pude ver en las religiones Orientales de China, como por ejemplo en el Tíbet, en Japón, y otros lugares más. A decir verdad, la «pureza» que se exigía estrictamente dentro de la Orden, nunca fue convincente de ningún modo.
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En la Roma pagana, la doctrina de «prohibir casarse» ya era una realidad. La doctrina del celibato sacerdotal fue impuesta en la iglesia católica romanista en los primeros siglos de nuestra era, a pesar de ser contraria a las costumbres de las congregaciones cristianas, donde los obispos y pastores frecuentemente eran casados, ajenos a toda clase de norma especial religiosa, fuera del contexto Escritural. Cuando la iglesia romanista aceptó dicha forma pagana clerical, automáticamente se olvidó de lo que la Biblia enseña acerca de los ministros de Dios, que no necesariamente deberían ser solteros. Podemos ver que los apóstoles del Señor, eran casados (1.Co.9:5). En otro lado, observamos «que el obispo deberá ser irreprensible, marido de una sola mujer» (1 Tim. 3:2). De la misma forma que el celibato sacerdotal de la Roma pagana fue corrupta, en la iglesia romanista católica se ha practicado exactamente la misma forma de perversidad. Conocedor Satanás de la naturaleza humana caída, sabía que a su debido tiempo las manifestaciones aberrantes sexuales o por la «no continencia sexual» aflorarían dentro del celibato sacerdotal de la iglesia infernal papal. Los desmanes sexuales eran notorios ya en el siglo IX, y debido a los excesos, se prohibieron tenerse animales hembras dentro de los monasterios eclesiásticos. En 1447, se realizaban bailes de noche y orgías en los claustros (como en el caso de Kercheim); reporta la historia que eran aún peores los actos allí llevados que en los mismos antros de prostitución.
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Hoy en día, nada ha cambiado con el paso de los siglos. Los diferentes medios informativos frecuentemente hablan de los abusos sexuales en niños y jóvenes que los sacerdotes romanistas realizan a menudo. Era completamente seguro, que el celibato religioso romanista católico traería su negra consecuencia, al dar un resultado inmoral, impúdicamente vergonzoso, porque el ser humano no fue establecido sencillamente para semejante costumbre antinatural.
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Dios instituyó el matrimonio para el hombre (Gn.2:24), y Pablo aconseja, que si no se tiene el don de continencia (él lo tenía), es mejor casarse «que estar quemándose», por la seguridad de caer en fornicación o en adulterio (Leer cap. 7 de 1 de Cor. por favor). Muchos sacerdotes romanistas ya están carbonizados por dentro, poco les falta para incendiarse externamente debido a las pasiones y excesos refrenados por el esfuerzo humano que regularmente falla. Por lo visto, una gran parte de los ministros o sacerdotes que componen la iglesia romanista católica de hoy han visto un refugio en el sistema papal para sus perversiones sexuales que brotarán abruptamente, tarde que temprano, como brota el petróleo cuando es extraído de la tierra, a causa de las desviaciones reprimidas y que no pueden guardarse con naturalidad siempre.
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Con gran necesidad, requieren de conversión por la Palabra del cielo para ser librertados de estas fuertes ataduras que los tienen condenados, para conocer al Dios verdadero y a su Cristo para que se llenen de paz, de amor y de justicia, cosa que jamás lograrán bajo la tutela de la iglesia católica romanista, que diá a día sume a miles de ignorantes y perdidos en el fango de la perversión doctrinal, arrastrándolos sin la menor duda al Infierno de Fuego.
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Dios les bendiga siempre, mis hermanos y amigos.