Más de un estudiante bíblico ha dicho un cordial ‘amén’ a las palabras del apóstol Pedro cuando escribió: "Nuestro amado hermano Pablo... en todas sus epístolas... entre las cuales hay algunas [cosas] difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición" (2 P. 3:15,16). En el comentario de Pablo acerca de Melquisedec, que se consigna en Hebreos, él mismo admitió que estaba profundizando, hablando de cosas que podrían ser captadas sólo por los creyentes muy maduros (He. 5:10,11,14. Por lo tanto, no es sabio basar una doctrina fundamental en la enseñanza de tales versículos; ni los pasajes acerca de Melquisedec deberían tener tanta importancia en la mente de aquellos que aún están aprendiendo las doctrinas básicas de la Escritura.
"Este Melquisedec, rey de Salem [Jerusalén], sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo" se menciona que es "sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios" (He. 7:1,3). Por este pasaje algunos sostienen que Jesús existió literalmente antes de su nacimiento, y por lo tanto no tuvo padres humanos.
Jesús tuvo un Padre (Dios) y una madre (María) y una genealogía (véase Mateo 1, Lucas 3, y compárese con Juan 7:27). Por lo tanto, ‘Melquisedec’ no puede referirse a él personalmente. Además, Melquisedec fue "hecho SEMEJANTE al Hijo de Dios" (He. 7:3); él no era Jesús mismo, pero tenía ciertas similitudes con él, las cuales el escritor usó para propósitos didácticos.
"A semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto", que es Jesús (He. 7:15), quien fue ordenado sacerdote "según el orden de Melquisedec" He. 5:5,6).
El lenguaje de Hebreos acerca de Melquisedec no puede tomarse literalmente. Si Melquisedec literalmente no tenía padre ni madre, entonces la única persona que él podría haber sido era Dios mismo; él es la única persona sin principio (1Ti. 6:16; Sal. 90:2). Pero esto está vetado por Hebreos 7:4: "Considerad, pues, cuán grande era éste", y también por el hecho de que fue visto por los hombres (lo cual no puede ser con Dios) y él ofreció sacrificios a Dios. Si a él se le llama hombre, entonces debe haber tenido padres literales. Que él sea "sin padre, sin madre, sin genealogía" debe referirse por lo tanto al hecho de que su genealogía y sus padres no están anotados. Los padres de la reina Ester no están registrados, y así sus antecedentes se describen de manera similar. Mardoqueo "había criado a... Ester, hija de su tío, porque era huérfana... Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya" (Ester 2:7).
Este libro de Génesis por lo general entra en muchos detalles para presentar los antecedentes familiares de todos los personajes que nos da a conocer. Pero Melquisedec aparece en escena sin previo aviso, sin datos de sus padres, y desaparece del relato con igual brusquedad. No obstante, no puede haber duda de que él era digno de un respeto muy grande; incluso el gran Abraham le pagó diezmos, y él le bendijo, mostrando claramente la superioridad de Melquisedec sobre Abraham (He. 7:2,7).
Pablo no está tan sólo haciendo gimnasia mental con la Escritura. En el primer siglo había un problema muy real, que el argumento de Melquisedec podía resolver. Los judíos razonaban así:
‘Uds. los cristianos, nos dicen que este Jesús puede ser ahora nuestro sumo sacerdote, que ofrece nuestras oraciones y obras a Dios. Pero un sacerdote tiene que tener una genealogía conocida que demuestre que es de la tribu de Leví. Y en cambio Uds. admiten que Jesús era de la tribu de Judá (He. 7:14). Disculpen, pero para nosotros Abraham es nuestro líder y ejemplo supremo (Jn. 8:33,39), y no queremos honrar a este Jesús’.
A lo cual Pablo responde:
‘Pero recuerden a Melquisedec. El relato del Génesis está diseñado para mostrar que un sacerdote tan grande no tenía genealogía, y el Mesías ha de ser tanto rey como sacerdote, cuyo sacerdocio es según el modelo de Melquisedec (He. 5:6 compárese con Sal. 110:4). Abraham era inferior a Melquisedec, así que Uds. deberían desviar su énfasis de Abraham a Jesús, y dejar de darle tanta importancia al asunto de las genealogías (véase 1 Ti. 1:4). Si ustedes meditan en cuánto es Melquisedec un tipo de Jesús (es decir, los detalles de su vida apuntaban hacia él), entonces Uds. tendrían un mayor entendimiento de la obra de Cristo’.
Y podemos aplicar esta lección a nosotros mismos.
www.unitario.bloghostal.com
"Este Melquisedec, rey de Salem [Jerusalén], sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo" se menciona que es "sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios" (He. 7:1,3). Por este pasaje algunos sostienen que Jesús existió literalmente antes de su nacimiento, y por lo tanto no tuvo padres humanos.
Jesús tuvo un Padre (Dios) y una madre (María) y una genealogía (véase Mateo 1, Lucas 3, y compárese con Juan 7:27). Por lo tanto, ‘Melquisedec’ no puede referirse a él personalmente. Además, Melquisedec fue "hecho SEMEJANTE al Hijo de Dios" (He. 7:3); él no era Jesús mismo, pero tenía ciertas similitudes con él, las cuales el escritor usó para propósitos didácticos.
"A semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto", que es Jesús (He. 7:15), quien fue ordenado sacerdote "según el orden de Melquisedec" He. 5:5,6).
El lenguaje de Hebreos acerca de Melquisedec no puede tomarse literalmente. Si Melquisedec literalmente no tenía padre ni madre, entonces la única persona que él podría haber sido era Dios mismo; él es la única persona sin principio (1Ti. 6:16; Sal. 90:2). Pero esto está vetado por Hebreos 7:4: "Considerad, pues, cuán grande era éste", y también por el hecho de que fue visto por los hombres (lo cual no puede ser con Dios) y él ofreció sacrificios a Dios. Si a él se le llama hombre, entonces debe haber tenido padres literales. Que él sea "sin padre, sin madre, sin genealogía" debe referirse por lo tanto al hecho de que su genealogía y sus padres no están anotados. Los padres de la reina Ester no están registrados, y así sus antecedentes se describen de manera similar. Mardoqueo "había criado a... Ester, hija de su tío, porque era huérfana... Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya" (Ester 2:7).
Este libro de Génesis por lo general entra en muchos detalles para presentar los antecedentes familiares de todos los personajes que nos da a conocer. Pero Melquisedec aparece en escena sin previo aviso, sin datos de sus padres, y desaparece del relato con igual brusquedad. No obstante, no puede haber duda de que él era digno de un respeto muy grande; incluso el gran Abraham le pagó diezmos, y él le bendijo, mostrando claramente la superioridad de Melquisedec sobre Abraham (He. 7:2,7).
Pablo no está tan sólo haciendo gimnasia mental con la Escritura. En el primer siglo había un problema muy real, que el argumento de Melquisedec podía resolver. Los judíos razonaban así:
‘Uds. los cristianos, nos dicen que este Jesús puede ser ahora nuestro sumo sacerdote, que ofrece nuestras oraciones y obras a Dios. Pero un sacerdote tiene que tener una genealogía conocida que demuestre que es de la tribu de Leví. Y en cambio Uds. admiten que Jesús era de la tribu de Judá (He. 7:14). Disculpen, pero para nosotros Abraham es nuestro líder y ejemplo supremo (Jn. 8:33,39), y no queremos honrar a este Jesús’.
A lo cual Pablo responde:
‘Pero recuerden a Melquisedec. El relato del Génesis está diseñado para mostrar que un sacerdote tan grande no tenía genealogía, y el Mesías ha de ser tanto rey como sacerdote, cuyo sacerdocio es según el modelo de Melquisedec (He. 5:6 compárese con Sal. 110:4). Abraham era inferior a Melquisedec, así que Uds. deberían desviar su énfasis de Abraham a Jesús, y dejar de darle tanta importancia al asunto de las genealogías (véase 1 Ti. 1:4). Si ustedes meditan en cuánto es Melquisedec un tipo de Jesús (es decir, los detalles de su vida apuntaban hacia él), entonces Uds. tendrían un mayor entendimiento de la obra de Cristo’.
Y podemos aplicar esta lección a nosotros mismos.
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