Por Mario Olcese Sanguineti (Apologista)
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La Palabra “Paraíso” aparece en sólo 5 pasajes de la Biblia: 2 en el Antiguo Testamento, y 3 en el Nuevo. Los más importantes y significativos son los que aparecen en el Nuevo Testamento, pues tienen, además, un significado “supramundano” o “extraterreno”. Millones de cristianos han leído el diálogo que sostuvo nuestro Señor Jesucristo con el llamado “buen ladrón” del Gólgota. Recordemos aquel diálogo leyendo Lucas 23:42, y que dice:
“Y dijo a Jesús: Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso.”
No obstante, para muchos estudiantes de la Biblia se les hace difícil comprender qué fue lo que Jesús quiso decir con la palabra “paraíso”. Para muchos cristianos el paraíso es sinónimo de CIELO. Entonces se supone que Cristo le prometió al “buen ladrón” que estaría con él en el cielo---en ese mismo día (“hoy”). Pero Jesús no usó la palabra cielo sino paraíso. Además, Jesús no ascendió al Padre en ese mismo día de su muerte, ni en el siguiente, ni en el día de su resurrección (al tercer día), sino 40 días después de su resurrección. A María le dijo: “...no me toques, porque aún no he subido a mi Padre” (Juan 20:17). ¡Y esto se lo dice ¡después de resucitar! En Hechos 1:3 leemos que Cristo permaneció ---después de resucitar--- 40 días más con sus discípulos para hablarles acerca del reino de Dios. Entonces, ¿cómo podría haber cumplido Jesús su promesa al “ladrón bueno” si verdaderamente Jesús no subió al cielo sino después de 43 días de su muerte? ¡He aquí un dilema que requiere una explicación!
Otro grupo de cristianos sostiene---y con razón--- que al no existir signos de puntuación en el Griego Neo Testamentario (Recuérdese que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en el idioma Griego mayormente), el pasaje puede transcribirse de esta forma:
“Y dijo a Jesús: Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso.”
Si uno compara esta forma de transcribir el texto griego al español con el mismo texto que aparece al comienzo de este estudio, verá que la “coma” está en diferente sitio. En el primer caso, la “coma” está inmediatamente antes de la palabra “hoy”; y en el segundo caso, la “coma” está después de “hoy”. Este pequeño cambio de posición de la “coma” ¡CAMBIA RADICALMENTE EL SENTIDO DEL TEXTO!
En la primera trascripción del pasaje de Lucas 23:42, que aparece al inicio de este estudio, Jesús le estaría prometiendo al “buen ladrón” el paraíso para ese mismo día de su crucifixión (“De cierto te digo, HOY ESTARÁS conmigo en el paraíso”). En cambio, en el segunda trascripción, Jesús le estaría prometiendo al “ladrón bueno” el paraíso para un futuro indeterminado o indefinido (“De cierto te digo hoy, ESTARÁS conmigo en el paraíso”). Además, Jesús supuestamente le estaría enfatizando y certificando su promesa cuando dijo: “De cierto te digo hoy”. Sin embargo, para hacer honor a la verdad, esta segunda trascripción parece incorrecta y forzada, pues Jesús jamás hablaba así cuando prometía o enseñaba algo a sus discípulos. Veamos algunos ejemplos sólo en el capítulo 5 de Mateo: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje...”(Mateo 5:22). “De cierto te digo que no saldrás de allí...” (Mateo 5:26). “Pero yo os digo que cualquiera que mira...” (Mateo 5:28). “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer...” (Mateo 5:31). “Pero yo os digo: No juréis...” (Mateo 5:34). “Pero yo os digo: “No resistáis al que es malo” (Mateo 5:39). “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos...” (Mateo 5:44). Es claro que no era el estilo de Jesús decir algo así como: “De cierto te digo hoy” (comparar también con Mateo 5:26; Mateo 10:15; Mateo 11:11,22; Mateo 12:6,31; Mateo 16:28; Mateo 19:9,24).
Otros estudiosos de la Biblia han afirmado que el paraíso no tiene que ver ni con el cielo, ni con ningún otro lugar supramundano. Para estos estudiosos, la palabra “Paraíso” (Gr. “Paradeisos”, y en Heb. “Gan”), es de origen Persa que quiere decir Jardín y Huerto. Se afirma, con verdad, que había muchos jardines y huertos fuera de las murallas de Jerusalén. En esos lugares preparaban sus sepulcros las familias (2 Reyes 21:26; Juan 19:41). Entonces, este grupo de cristianos sostiene que, cuando Jesús dijo: “De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”, quiso decir:
“hoy estarás conmigo en el SEPULCRO (del Jardín o Paraíso).” Y para probarlo citan Juan 19:41-42, que dice: “Y en el lugar donde le crucificaron había un huerto(“paraíso”) y un sepulcro nuevo...y pusieron allí el cuerpo de Jesús.” No obstante, el único problema de esta interesante tesis es que no se dice que el “buen ladrón” haya sido enterrado con Jesús en ese jardín o en otro. Recordemos que en el jardín o huerto Jesús fue sepultado sólo, según nos lo narran los evangelistas, pero nada se dice del “ladrón bueno”. Generalmente los cadáveres de delincuentes eran arrojados fuera de los muros de la ciudad, en un lugar llamado “Gehenna” (lugar donde había fuego y en donde se quemaban los cuerpos de los delincuentes).
El Paraíso y el Tercer Cielo
Para poder saber qué es en verdad aquel paraíso que Jesús le ofreció al “buen ladrón”, será necesario examinar los 3 pasajes bíblicos que hablan sobre él en el Nuevo Testamento. Uno de ellos, el de Lucas 23:42, ya lo hemos examinado. Ahora Vamos a examinar 2 Corintios 12:2-4. En Este texto San Pablo dice:
“Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el TERCER CIELO. Y conozco al tal hombre...que fue arrebatado al PARAÍSO, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre ex presar.”
Aquí Pablo está hablando de que el paraíso puede ser el tercer cielo. Nótese que dice que fue “arrebatado al tercer cielo” y “arrebatado al paraíso” en el mismo versículo. Nuevamente aquí tenemos que reflexionar en lo siguiente: ¿Fue arrebatado Pablo al “tercer cielo”, y desde allí, nuevamente “arrebatado al paraíso”? ¿ O es más bien que “paraíso” y “tercer cielo” significan lo mismo? Personalmente creo que “paraíso” y “tercer cielo” significan lo mismo. Entonces el “tercer cielo” es el “paraíso” en este versículo.
También es interesante de que Pablo habla de que ese arrebatamiento pudo haber ocurrido “en el cuerpo” o “fuera del cuerpo”. ¿Qué se entiende por “fuera del cuerpo”? No lo sabemos exactamente. Tal vez “fuera del cuerpo” quiera decir, “en éxtasis”, o “en visión” (verso 1). Pero lo cierto es que esta persona arrebatada (muy probable Pablo mismo) oyó palabras inefables que no se pueden explicar.
Paraíso y el Árbol de la Vida
El tercer pasaje que nos habla del paraíso lo encontramos en Apocalipsis 2:7, que dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré de comer del ÁRBOL DE LA VIDA, el cual está en medio del PARAÍSO DE DIOS.”
Ahora, obsérvese que EN MEDIO del llamado PARAÍSO está EL ÁRBOL DE LA VIDA. Este detalle, del “árbol de la vida”---en medio---del “paraíso”, es clave para entender qué es el paraíso ofrecido por Jesús al “buen ladrón” de la cruz. De manera que hay que averiguar en qué otros pasajes del Nuevo Testamento encontramos ese misterioso “árbol de la vida”. Pues bien, gracias a Dios que tenemos otros versículos en Apocalipsis 22:2 y14, que dicen:
“EN MEDIO de la calle de la CIUDAD, y a uno y otro lado del río, estaba el ÁRBOL DE LA VIDA...bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la CIUDAD.”
Ahora comparemos con atención los textos de Apocalipsis 2:7 y Apocalipsis 22:2,14, porque ambos textos nos dan mucha luz sobre el llamado “Paraíso de Dios”. He aquí 4 puntos:
1.- El árbol de la vida está en medio del Paraíso de Dios (Apo. 2:7).
2.- El árbol de la vida está en medio de la calle de la Ciudad (Apo. 22:2).
3.- El Paraíso es una Ciudad, puesto que se nos dice que el árbol de la vida está en medio del Paraíso y de la calle de la Ciudad. (ver n°.s 1 y 2).
4.- Los cristianos verdaderos están llamados a entrar por las puertas de dicha Ciudad Celestial donde está el árbol de la vida.
El Paraíso y La Ciudad
Queda demostrado que el paraíso está estrechamente ligado a la ciudad celestial (“tercer cielo”). Nosotros, como cristianos, somos ciudadanos de esa ciudad celestial. Pablo afirma que “nuestra ciudadanía está en los cielos...” (Filipenses 3:20). Obviamente la palabra ciudadanía tiene que ver con una Ciudad. En nuestro caso, somos ciudadanos de la “Ciudad”, “Paraíso”, o “Tercer Cielo”.
El Paraíso Bajará a la Tierra
Lo siguiente es crucial y clave para entender la promesa de Jesús al ladrón de la cruz: ¿Subiremos al cielo para entrar por las puertas de la Ciudad o Paraíso?¿Prometió Jesús a sus seguidores llevarlos al cielo para entrar al Paraíso o Ciudad Santa? ¡Esta es otra historia! En Apocalipsis 21:2 leemos algo interesante:
“Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, DESCENDER del CIELO, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.”
El apóstol Pablo también escribió:
“Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamo LA POR VENIR.” (Hebreos 13:14).
Del Patriarca Abraham, se dijo:
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba...porque ESPERABA LA CIUDAD que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11:8,10).
Aquí vemos que Abraham esperaba la ciudad (no dice, “esperaba ir a la ciudad”), a la cual se la llama también: “una patria” (Hebreos 11:14). Leer también Hebreos 11:13-16.
La Casa de Dios
Todo lo dicho hasta ahora tiene que ver con “La Casa de Dios”. Nuestro Padre celestial nos hizo a Su “imagen y semejanza” (Génesis 1:26). Es decir, Dios es un Padre de Familia (Leer Efesios 2:19). Así también los hombres forman familias y se convierten en padres. Dios tiene su Casa Propia en donde vive (Salmo 26:8). Así también el hombre edifica una casa en donde vive con su familia (Leer Isaías 65:21). Recordemos que Jesús habló de “la Casa de mi Padre” en Juan 14:2,3.
En 2 Corintios 5:1 Pablo dice: “...tenemos de Dios un edificio, UNA CASA no hecha de manos, eterna, en los cielos.” Por otro lado, es interesante lo que Pablo dice a los Hebreos (9:23,24) con las siguientes palabras: “Fue, pues, necesario que las FIGURAS DE LAS COSAS CELESTIALES fuesen purificadas así; pero las COSAS CELESTIALES MISMAS, con mejores sacrificios que éstos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano FIGURA DEL VERDADERO, sino en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios.”
Lo que Pablo revela es que en el cielo hay unas COSAS, como por ejemplo, un santuario verdadero. En Hebreos 8:1,2 nos habla del tabernáculo que Dios levantó en el cielo, y no el hombre. Igual ocurre con la ciudad celestial, “cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Si amigos, en el cielo HAY COSAS REALES o VERDADERAS hechas por la mano de Dios. Ese tabernáculo de Dios, donde Él mora, bajará a la tierra y “Dios estará con los hombres, y él morará con ellos.” (Apocalipsis 21:2,3).
Es evidente que los justos permanecerán en esta tierra (Proverbios 2:21), y Dios vendrá con su Ciudad Santa, Paraíso, o “Tercer Cielo” a la tierra. Entonces los justos entrarán a la Ciudad o Paraíso---¡en la tierra!. (Proverbios 11:31).
Conclusión
El “buen ladrón” recibió una promesa de Jesús que bien pudo haberse cumplido en ese mismo día, a través de una visión o éxtasis; o bien en un futuro, cuando sea resucitado él junto con todos los creyentes, y cuando haya descendido la Ciudad o Paraíso a la tierra. Recordemos que Salomón dijo que el justo será recompensado en la tierra (Proverbios 11:31)---¡No en el cielo!
Los que afirman que el “buen ladrón” efectivamente subió al cielo con Cristo cuando ambos murieron en ese mismo día, se encuentran con el problema de que Cristo aún no había subido al Padre cuando resucitó al tercer día. ¡Claramente se lo dijo Jesús a María en Juan 20:17!
Lo que si está claro es que el Paraíso tiene que ver con una CIUDAD celestial, llamada también “Tercer Cielo”, “Casa de Dios”, “Patria”, etc. Y también es claro que este Paraíso o Ciudad celestial bajará a la tierra para que los salvos puedan entrar en él y morar con Dios. No hay texto alguno que diga que escaparemos de la tierra, en dirección al espacio sideral, para ingresar al Paraíso o Ciudad celestial con nuestras “almas inmortales”, una vez muertos. La ‘oración del Padrenuestro’, y en especial, la parte que pedimos “VENGA TU REINO”, comprende todo esto que explicamos en este estudio.
“Y dijo a Jesús: Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso.”
No obstante, para muchos estudiantes de la Biblia se les hace difícil comprender qué fue lo que Jesús quiso decir con la palabra “paraíso”. Para muchos cristianos el paraíso es sinónimo de CIELO. Entonces se supone que Cristo le prometió al “buen ladrón” que estaría con él en el cielo---en ese mismo día (“hoy”). Pero Jesús no usó la palabra cielo sino paraíso. Además, Jesús no ascendió al Padre en ese mismo día de su muerte, ni en el siguiente, ni en el día de su resurrección (al tercer día), sino 40 días después de su resurrección. A María le dijo: “...no me toques, porque aún no he subido a mi Padre” (Juan 20:17). ¡Y esto se lo dice ¡después de resucitar! En Hechos 1:3 leemos que Cristo permaneció ---después de resucitar--- 40 días más con sus discípulos para hablarles acerca del reino de Dios. Entonces, ¿cómo podría haber cumplido Jesús su promesa al “ladrón bueno” si verdaderamente Jesús no subió al cielo sino después de 43 días de su muerte? ¡He aquí un dilema que requiere una explicación!
Otro grupo de cristianos sostiene---y con razón--- que al no existir signos de puntuación en el Griego Neo Testamentario (Recuérdese que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en el idioma Griego mayormente), el pasaje puede transcribirse de esta forma:
“Y dijo a Jesús: Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso.”
Si uno compara esta forma de transcribir el texto griego al español con el mismo texto que aparece al comienzo de este estudio, verá que la “coma” está en diferente sitio. En el primer caso, la “coma” está inmediatamente antes de la palabra “hoy”; y en el segundo caso, la “coma” está después de “hoy”. Este pequeño cambio de posición de la “coma” ¡CAMBIA RADICALMENTE EL SENTIDO DEL TEXTO!
En la primera trascripción del pasaje de Lucas 23:42, que aparece al inicio de este estudio, Jesús le estaría prometiendo al “buen ladrón” el paraíso para ese mismo día de su crucifixión (“De cierto te digo, HOY ESTARÁS conmigo en el paraíso”). En cambio, en el segunda trascripción, Jesús le estaría prometiendo al “ladrón bueno” el paraíso para un futuro indeterminado o indefinido (“De cierto te digo hoy, ESTARÁS conmigo en el paraíso”). Además, Jesús supuestamente le estaría enfatizando y certificando su promesa cuando dijo: “De cierto te digo hoy”. Sin embargo, para hacer honor a la verdad, esta segunda trascripción parece incorrecta y forzada, pues Jesús jamás hablaba así cuando prometía o enseñaba algo a sus discípulos. Veamos algunos ejemplos sólo en el capítulo 5 de Mateo: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje...”(Mateo 5:22). “De cierto te digo que no saldrás de allí...” (Mateo 5:26). “Pero yo os digo que cualquiera que mira...” (Mateo 5:28). “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer...” (Mateo 5:31). “Pero yo os digo: No juréis...” (Mateo 5:34). “Pero yo os digo: “No resistáis al que es malo” (Mateo 5:39). “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos...” (Mateo 5:44). Es claro que no era el estilo de Jesús decir algo así como: “De cierto te digo hoy” (comparar también con Mateo 5:26; Mateo 10:15; Mateo 11:11,22; Mateo 12:6,31; Mateo 16:28; Mateo 19:9,24).
Otros estudiosos de la Biblia han afirmado que el paraíso no tiene que ver ni con el cielo, ni con ningún otro lugar supramundano. Para estos estudiosos, la palabra “Paraíso” (Gr. “Paradeisos”, y en Heb. “Gan”), es de origen Persa que quiere decir Jardín y Huerto. Se afirma, con verdad, que había muchos jardines y huertos fuera de las murallas de Jerusalén. En esos lugares preparaban sus sepulcros las familias (2 Reyes 21:26; Juan 19:41). Entonces, este grupo de cristianos sostiene que, cuando Jesús dijo: “De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”, quiso decir:
“hoy estarás conmigo en el SEPULCRO (del Jardín o Paraíso).” Y para probarlo citan Juan 19:41-42, que dice: “Y en el lugar donde le crucificaron había un huerto(“paraíso”) y un sepulcro nuevo...y pusieron allí el cuerpo de Jesús.” No obstante, el único problema de esta interesante tesis es que no se dice que el “buen ladrón” haya sido enterrado con Jesús en ese jardín o en otro. Recordemos que en el jardín o huerto Jesús fue sepultado sólo, según nos lo narran los evangelistas, pero nada se dice del “ladrón bueno”. Generalmente los cadáveres de delincuentes eran arrojados fuera de los muros de la ciudad, en un lugar llamado “Gehenna” (lugar donde había fuego y en donde se quemaban los cuerpos de los delincuentes).
El Paraíso y el Tercer Cielo
Para poder saber qué es en verdad aquel paraíso que Jesús le ofreció al “buen ladrón”, será necesario examinar los 3 pasajes bíblicos que hablan sobre él en el Nuevo Testamento. Uno de ellos, el de Lucas 23:42, ya lo hemos examinado. Ahora Vamos a examinar 2 Corintios 12:2-4. En Este texto San Pablo dice:
“Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el TERCER CIELO. Y conozco al tal hombre...que fue arrebatado al PARAÍSO, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre ex presar.”
Aquí Pablo está hablando de que el paraíso puede ser el tercer cielo. Nótese que dice que fue “arrebatado al tercer cielo” y “arrebatado al paraíso” en el mismo versículo. Nuevamente aquí tenemos que reflexionar en lo siguiente: ¿Fue arrebatado Pablo al “tercer cielo”, y desde allí, nuevamente “arrebatado al paraíso”? ¿ O es más bien que “paraíso” y “tercer cielo” significan lo mismo? Personalmente creo que “paraíso” y “tercer cielo” significan lo mismo. Entonces el “tercer cielo” es el “paraíso” en este versículo.
También es interesante de que Pablo habla de que ese arrebatamiento pudo haber ocurrido “en el cuerpo” o “fuera del cuerpo”. ¿Qué se entiende por “fuera del cuerpo”? No lo sabemos exactamente. Tal vez “fuera del cuerpo” quiera decir, “en éxtasis”, o “en visión” (verso 1). Pero lo cierto es que esta persona arrebatada (muy probable Pablo mismo) oyó palabras inefables que no se pueden explicar.
Paraíso y el Árbol de la Vida
El tercer pasaje que nos habla del paraíso lo encontramos en Apocalipsis 2:7, que dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré de comer del ÁRBOL DE LA VIDA, el cual está en medio del PARAÍSO DE DIOS.”
Ahora, obsérvese que EN MEDIO del llamado PARAÍSO está EL ÁRBOL DE LA VIDA. Este detalle, del “árbol de la vida”---en medio---del “paraíso”, es clave para entender qué es el paraíso ofrecido por Jesús al “buen ladrón” de la cruz. De manera que hay que averiguar en qué otros pasajes del Nuevo Testamento encontramos ese misterioso “árbol de la vida”. Pues bien, gracias a Dios que tenemos otros versículos en Apocalipsis 22:2 y14, que dicen:
“EN MEDIO de la calle de la CIUDAD, y a uno y otro lado del río, estaba el ÁRBOL DE LA VIDA...bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la CIUDAD.”
Ahora comparemos con atención los textos de Apocalipsis 2:7 y Apocalipsis 22:2,14, porque ambos textos nos dan mucha luz sobre el llamado “Paraíso de Dios”. He aquí 4 puntos:
1.- El árbol de la vida está en medio del Paraíso de Dios (Apo. 2:7).
2.- El árbol de la vida está en medio de la calle de la Ciudad (Apo. 22:2).
3.- El Paraíso es una Ciudad, puesto que se nos dice que el árbol de la vida está en medio del Paraíso y de la calle de la Ciudad. (ver n°.s 1 y 2).
4.- Los cristianos verdaderos están llamados a entrar por las puertas de dicha Ciudad Celestial donde está el árbol de la vida.
El Paraíso y La Ciudad
Queda demostrado que el paraíso está estrechamente ligado a la ciudad celestial (“tercer cielo”). Nosotros, como cristianos, somos ciudadanos de esa ciudad celestial. Pablo afirma que “nuestra ciudadanía está en los cielos...” (Filipenses 3:20). Obviamente la palabra ciudadanía tiene que ver con una Ciudad. En nuestro caso, somos ciudadanos de la “Ciudad”, “Paraíso”, o “Tercer Cielo”.
El Paraíso Bajará a la Tierra
Lo siguiente es crucial y clave para entender la promesa de Jesús al ladrón de la cruz: ¿Subiremos al cielo para entrar por las puertas de la Ciudad o Paraíso?¿Prometió Jesús a sus seguidores llevarlos al cielo para entrar al Paraíso o Ciudad Santa? ¡Esta es otra historia! En Apocalipsis 21:2 leemos algo interesante:
“Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, DESCENDER del CIELO, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.”
El apóstol Pablo también escribió:
“Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamo LA POR VENIR.” (Hebreos 13:14).
Del Patriarca Abraham, se dijo:
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba...porque ESPERABA LA CIUDAD que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11:8,10).
Aquí vemos que Abraham esperaba la ciudad (no dice, “esperaba ir a la ciudad”), a la cual se la llama también: “una patria” (Hebreos 11:14). Leer también Hebreos 11:13-16.
La Casa de Dios
Todo lo dicho hasta ahora tiene que ver con “La Casa de Dios”. Nuestro Padre celestial nos hizo a Su “imagen y semejanza” (Génesis 1:26). Es decir, Dios es un Padre de Familia (Leer Efesios 2:19). Así también los hombres forman familias y se convierten en padres. Dios tiene su Casa Propia en donde vive (Salmo 26:8). Así también el hombre edifica una casa en donde vive con su familia (Leer Isaías 65:21). Recordemos que Jesús habló de “la Casa de mi Padre” en Juan 14:2,3.
En 2 Corintios 5:1 Pablo dice: “...tenemos de Dios un edificio, UNA CASA no hecha de manos, eterna, en los cielos.” Por otro lado, es interesante lo que Pablo dice a los Hebreos (9:23,24) con las siguientes palabras: “Fue, pues, necesario que las FIGURAS DE LAS COSAS CELESTIALES fuesen purificadas así; pero las COSAS CELESTIALES MISMAS, con mejores sacrificios que éstos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano FIGURA DEL VERDADERO, sino en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios.”
Lo que Pablo revela es que en el cielo hay unas COSAS, como por ejemplo, un santuario verdadero. En Hebreos 8:1,2 nos habla del tabernáculo que Dios levantó en el cielo, y no el hombre. Igual ocurre con la ciudad celestial, “cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Si amigos, en el cielo HAY COSAS REALES o VERDADERAS hechas por la mano de Dios. Ese tabernáculo de Dios, donde Él mora, bajará a la tierra y “Dios estará con los hombres, y él morará con ellos.” (Apocalipsis 21:2,3).
Es evidente que los justos permanecerán en esta tierra (Proverbios 2:21), y Dios vendrá con su Ciudad Santa, Paraíso, o “Tercer Cielo” a la tierra. Entonces los justos entrarán a la Ciudad o Paraíso---¡en la tierra!. (Proverbios 11:31).
Conclusión
El “buen ladrón” recibió una promesa de Jesús que bien pudo haberse cumplido en ese mismo día, a través de una visión o éxtasis; o bien en un futuro, cuando sea resucitado él junto con todos los creyentes, y cuando haya descendido la Ciudad o Paraíso a la tierra. Recordemos que Salomón dijo que el justo será recompensado en la tierra (Proverbios 11:31)---¡No en el cielo!
Los que afirman que el “buen ladrón” efectivamente subió al cielo con Cristo cuando ambos murieron en ese mismo día, se encuentran con el problema de que Cristo aún no había subido al Padre cuando resucitó al tercer día. ¡Claramente se lo dijo Jesús a María en Juan 20:17!
Lo que si está claro es que el Paraíso tiene que ver con una CIUDAD celestial, llamada también “Tercer Cielo”, “Casa de Dios”, “Patria”, etc. Y también es claro que este Paraíso o Ciudad celestial bajará a la tierra para que los salvos puedan entrar en él y morar con Dios. No hay texto alguno que diga que escaparemos de la tierra, en dirección al espacio sideral, para ingresar al Paraíso o Ciudad celestial con nuestras “almas inmortales”, una vez muertos. La ‘oración del Padrenuestro’, y en especial, la parte que pedimos “VENGA TU REINO”, comprende todo esto que explicamos en este estudio.