Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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Muchos cristianos parecen haber olvidado que nuestro Señor Jesucristo vino al mundo hace dos milenios para formar un cuerpo y no una organización empresarial que tiene su organigrama (o jerarquía). Así, pues, millones de cristianos se enrolan en organizaciones religiosas las cuales Jesús jamás pudo haber fundado y que poco o nada tienen de bíblicas, pues carecen de ese espíritu de santidad que su fundador quiso imprimir a su movimiento. Las más de las organizaciones religiosas tienen como finalidad primordial captar adherentes para que las apoyen financieramente y también con sus servicios voluntarios y de esa manera volverse muy influyentes y poderosas en el mundo.
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Muchos cristianos parecen haber olvidado que nuestro Señor Jesucristo vino al mundo hace dos milenios para formar un cuerpo y no una organización empresarial que tiene su organigrama (o jerarquía). Así, pues, millones de cristianos se enrolan en organizaciones religiosas las cuales Jesús jamás pudo haber fundado y que poco o nada tienen de bíblicas, pues carecen de ese espíritu de santidad que su fundador quiso imprimir a su movimiento. Las más de las organizaciones religiosas tienen como finalidad primordial captar adherentes para que las apoyen financieramente y también con sus servicios voluntarios y de esa manera volverse muy influyentes y poderosas en el mundo.
Si aún mantenemos la idea de que la iglesia es una organización visible, con una sede central y sucursales en todo el mundo, entonces se nos hará menos fácil renunciar a nuestra “iglesia organizada”. Es menester que entendamos que una iglesia y una organización no es lo mismo. Jesús no vino a edificar edificios, ni una sede central o “headquarters” para el buen funcionamiento de su “obra mundial”. En ningún lugar él dijo que haría una jerarquía de hombres que finalmente darían cuenta a la cabeza visible o “Cuerpo Gobernante” en su sede central.
¿Instituyó Jesús una Jerarquía para su Iglesia?
Ahora bien, algunos nos dirán: ¿acaso el Señor no constituyó a algunos para ser apóstoles; a otros, para ser profetas; a otros, para ser ancianos; a otros, para ser evangelistas; a otros, para ser maestros, y así por el estilo? Cierto! Pero veamos qué dice Pablo al respecto de manera ordenada: Y él mismo dio unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores” (Efe.4:11). Ahora bien, Pablo parece estar hablando de “cargos” o funciones, pero no está diciendo que estos componen una jerarquía, pues si este fuera el caso, los pastores estarían por debajo de los evangelistas, y esto difícilmente lo aceptaría cualquier pastor tradicional de cualquier iglesia organizada. Sin embargo, siendo que el Señor constituyó un cuerpo místico o iglesia, éste tiene sólo una cabeza directriz, que es él mismo. Dice Pablo: Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo. Todos los demás son llamados hermanos entre sí cumpliendo cada uno con el don que le fue conferido.
Miembros del cuerpo de Cristo
Todos los seguidores verdaderos de Jesús conforman su cuerpo, el cual está constituido de muchos miembros. Sabemos que un cuerpo humano tiene “miembros superiores” y “miembros inferiores”, pero no porque las piernas y pies sean los “miembros inferiores” significa que realmente son “inferiores” con respecto a los “miembros superiores”. Simplemente son inferiores porque están debajo de los miembros superiores. Sin embargo, las piernas y pies son tan útiles como los brazos y las manos. Jamás nadie pensará que las manos son más necesarias que los pies y viceversa. Todos sabemos que hasta un pequeño hueso u órgano defectuoso crea problemas serios a todo nuestro cuerpo. Hay aviones que se han estrellado matando a todos sus ocupantes, sólo porque un perno estuvo defectuoso. Pablo por eso dice: “Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son necesarios” (1 Cor. 12:22).
Todos pertenecemos a un solo cuerpo
Es muy interesante lo que dice Pablo a los corintios en su primera epístola, capítulo 12, ya que claramente enfoca el tema del cuerpo del Señor, no como una organización con miembros jerarquizados, sino como un organismo que tiene miembros, considerando las partes menos estimadas como recibiendo mayor honor para que no haya desunión en el cuerpo.
12 El cuerpo humano, aunque está formado por muchas partes, es un solo cuerpo. Así también Cristo.m 13 De la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu.n 14 Un cuerpo no se compone de una sola parte, sino de muchas. 15 Si el pie dijera: “Como no soy mano, no soy del cuerpo”, no por eso dejaría de ser del cuerpo. 16 Y si dijese la oreja: “Como no soy ojo, no soy del cuerpo”, no por eso dejaría de ser del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo no podríamos oir, y si todo el cuerpo fuera oído no podríamos oler. 18 Pero Dios ha puesto cada parte del cuerpo en el sitio que mejor le pareció. 19 Si todo fuera una sola parte, no habría cuerpo; 20 pero lo cierto es que las partes son muchas, aunque el cuerpo solo es uno. 21 El ojo no puede decirle a la mano: “No te necesito”, ni la cabeza puede decir a los pies: “No os necesito.” 22 Al contrario, las partes del cuerpo que parecen más débiles son las que más se necesitan, 23 y las partes del cuerpo que menos estimamos son las que vestimos con más cuidado. Y las que consideramos menos presentables son las que tratamos con mayor recato, 24 del cual no tienen necesidad las más presentables. Y es que Dios dispuso el cuerpo de tal manera que las partes menos estimadas reciban mayor honor, 25 para que no haya desunión en el cuerpo, sino que cada parte del cuerpo se preocupe de las otras. 26 Si una parte del cuerpo sufre, todas las demás sufren también; y si una parte recibe atención especial, todas las demás comparten su alegría. 27 Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno de vosotros es una parte de él, con su propia función. 28 Dios ha querido que en la iglesia haya, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros;ñ luego personas que hacen milagros y personas con poder para sanar enfermos, o que ayudan, o dirigen, o hablan en lenguas.o 29 No todos son apóstoles ni todos son profetas. No todos son maestros ni todos hacen milagros 30 ni todos tienen poder para sanar enfermos. Tampoco hablan todos en lenguas ni todos saben interpretarlas. 31 Vosotros debéis ambicionar los mejores dones.
La enseñanza central acá es que si bien hay mejores dones, eso no significa que los que los tienen sean mejores y dignos de mayor honor que los que no los tienen. Al contrario, el apóstol recalca que las partes menos estimadas reciban mayor honor.
Si aceptamos que nuestro Señor es la única cabeza del cuerpo, y que nosotros TODOS somos su cuerpo, entonces nos daremos cuenta que cualquier organización religiosa jerarquizada no tiene sentido, y por tanto son totalmente innecesarias. Las congregaciones de los primeros siglos no tuvieron que estar reportando a ningún Papa, Presidente de Obispos, o Cuerpo Gobernante en alguna sede central del Medio Oriente. Y si eventualmente la Iglesia de Jerusalén (que no era una sede central propiamente dicho) ejerció importante influencia en la vida de la naciente iglesia, era porque esa iglesia era la más grande y poderosa de entonces, pues fue la primera que se fundó, atrayendo a miles de miembros en su seno. Sin embargo, esta misma iglesia tuvo que ser perseguida (Hechos 9:1) para que sus miembros se despabilaran y salieran a hacer discípulos en otras regiones, “gracias” a la dura persecución que sufrió a manos de Saulo.
Hermanos Testigos de Jehová, ustedes pueden ser verdaderos discípulos del Señor sin tener que estar atados a ninguna organización jerarquizada humana que pretende controlar todos los actos de vuestras vidas y de sus allegados. Ustedes fueron llamados a ser libres, y esa libertad viene con el conocimiento de la verdad que es Cristo y Su palabra. No hay derecho que otros piensen e interpreten las Escrituras por ustedes con el pretexto de que ellos son el “único canal escogido por Dios” para esa tarea. Ese cuento lo inventaron los Papas y sus obispos, y la verdad es que esas épocas de oscurantismo no deben repetirse. No dejen que Satanás oscurezca vuestro entendimiento para ver el evangelio de la gloria de Cristo. El diablo ha engañado al mundo con falsas religiones cristianas (y no cristianas) y organizaciones filantrópicas humanistas que viven engañadas y engañando a otros con sus raras doctrinas y filosofías que la Biblia llama “de demonios”. Recuerden que el Señor está donde dos o más se reúnen en su nombre. Esto significa que su casa puede ser una iglesia del Señor, tal como lo dijo Pablo de la casa de Filemón en Filemón 2. No dé su dinero a una secta peligrosa y contradictoria…si quiere hacer un bien con su dinero, vaya a los pobres que conoce, y comparta sus bienes con ellos, que su dinero será bien invertido en gente que en verdad lo necesita. No permita que algunos zánganos que se proclaman “siervos fieles y prudentes” vivan de su sudor con el cuento de un mundo mejor si es que es fiel a la organización que ellos dirigen. Ya es hora que el “imperialismo religioso materialista” desaparezca de nuestros países, pues se ha convertido en una seria afrenta a Dios y un mal testimonio para los que nos ven en otros países que no son cristianos. ´