Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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La modernidad está visiblemente estructurada por las tendencias recientes o actuales nacidas del secularismo, del "marketing" y de la tecnología, pero que están llevando al mundo a una sólida y eficaz globalización materialista decadente que sobrepasa las fronteras nacionales en una mercadería lucrativa, frívola, polifacética, y de extensión progresiva y ancha, sin faltar decir, innecesaria, que afecta con desmedido desequilibrio económico a las clases sociales menos pudientes a causa de una sociedad terriblemente consumista que ha sido atrapada por los muy bien estudiados medios psicológicos de comercialización.
Esto no es un problema exclusivo para el mundo seglar. También las iglesias proclamadas como "cristianas" han sido alcanzadas por su influencia terreno-horizontal.
El problema radica en que los líderes que las "comandan" han creído que las estrategias que la modernidad ofrece son efectivas para un mayor abarque en la evangelización para la conversión de las personas no renovadas en Cristo. Pero con seguridad decimos, que no es la manera sensata y correcta para evangelizar y tomar para Cristo a quienes están perdidos en el mundo de las perversidades y mundanalidades: es solo una técnica con "noble apariencia" pero de "ensamble nebuloso", de buena intención pero de nefandos resultados para la salud espiritual, que en realidad, no se apega en el marco blanco de la evangelización que las Escrituras demandan para hacer "discípulos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt.28:19).
Así, que, los arquetipos del comercio secular, eyectados de la "próspera modernidad", han sido tomados en las iglesias que imitan las mismas formas o mecánicas que se aplican en el mundo para la obtención de divisas lucrativas y fructíferas. La diferencia estriba, en el área del juego, lo demás, es igual con exactitud asombrosa.
El proyecto para el surgimiento de las megas iglesias ha sido trazado dentro de los mismos elementos de la modernidad. El esfuerzo humano es un factor primordial para que las mega iglesias de la última parte de la curva parabólica, la descendente, se estén extendiendo con grandiosidad por los cabos del planeta. La fundación de éstas proviene de manera principal a raíz de un sistema de administración ordenado y en las técnicas ideales de mercadotecnia que se utilizan en los negocios o empresas seculares para su curso favorable. El resultado, puede ser tremendo y fabuloso como negocio, y honestamente, en las iglesias donde se auspicia la teología que se relaciona con la prosperidad, lo es con relevancia.
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La modernidad está visiblemente estructurada por las tendencias recientes o actuales nacidas del secularismo, del "marketing" y de la tecnología, pero que están llevando al mundo a una sólida y eficaz globalización materialista decadente que sobrepasa las fronteras nacionales en una mercadería lucrativa, frívola, polifacética, y de extensión progresiva y ancha, sin faltar decir, innecesaria, que afecta con desmedido desequilibrio económico a las clases sociales menos pudientes a causa de una sociedad terriblemente consumista que ha sido atrapada por los muy bien estudiados medios psicológicos de comercialización.
Esto no es un problema exclusivo para el mundo seglar. También las iglesias proclamadas como "cristianas" han sido alcanzadas por su influencia terreno-horizontal.
El problema radica en que los líderes que las "comandan" han creído que las estrategias que la modernidad ofrece son efectivas para un mayor abarque en la evangelización para la conversión de las personas no renovadas en Cristo. Pero con seguridad decimos, que no es la manera sensata y correcta para evangelizar y tomar para Cristo a quienes están perdidos en el mundo de las perversidades y mundanalidades: es solo una técnica con "noble apariencia" pero de "ensamble nebuloso", de buena intención pero de nefandos resultados para la salud espiritual, que en realidad, no se apega en el marco blanco de la evangelización que las Escrituras demandan para hacer "discípulos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt.28:19).
Así, que, los arquetipos del comercio secular, eyectados de la "próspera modernidad", han sido tomados en las iglesias que imitan las mismas formas o mecánicas que se aplican en el mundo para la obtención de divisas lucrativas y fructíferas. La diferencia estriba, en el área del juego, lo demás, es igual con exactitud asombrosa.
El proyecto para el surgimiento de las megas iglesias ha sido trazado dentro de los mismos elementos de la modernidad. El esfuerzo humano es un factor primordial para que las mega iglesias de la última parte de la curva parabólica, la descendente, se estén extendiendo con grandiosidad por los cabos del planeta. La fundación de éstas proviene de manera principal a raíz de un sistema de administración ordenado y en las técnicas ideales de mercadotecnia que se utilizan en los negocios o empresas seculares para su curso favorable. El resultado, puede ser tremendo y fabuloso como negocio, y honestamente, en las iglesias donde se auspicia la teología que se relaciona con la prosperidad, lo es con relevancia.
Un autor comenta:
«. . . las macro iglesias modernas se han edificado siguiendo el modelo filosófico y estructural de los recientes centros comerciales norteamericanos, que, a su vez, hace mucho tiempo se definen como «catedrales del consumo».
A parte de la "ministración" (Esta "ministración" a la que me refiero antes, parte de los estatutos de la teología de la prosperidad, sin dar lugar a una falsa elucubración, ya que la Biblia la ha expuesto como retorcida y que tan de moda está hoy en las iglesias pseudo cristianas de etiqueta carismática como son las pentecostalistas o neo-pentecostalistas, en las que se pregonan doctrinas satánicas que son parte del «engaño religioso» profetizado hace casi dos mil años por el Señor Jesucristo y sus santos apóstoles, como lo hemos dicho tantas veces en otros escritos) de los supuestos convertidos y de los espectáculos "espirituales" que se dejan ver en estos lujosos lugares que contradicen al Hijo de Dios cuando dijo una vez «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Mt.8:20) y que ofrecen, increíblemente, servicios de cine, de gimnasios para desarrollo muscular, de pistas para patinaje, para jugar tenis, de baños saunas y de albercas para natación. Se podrá encontrar con facilidad en sus edificios además librerías donde existen una gran cantidad de libros de "éxito" que hablan con gustoso y feliz apruebo de la auto estima cristianizada, de motivación psicológica cuyo fin es hinchar el ego humano como globo aerostático, de la Súper Fe, de las visualizaciones chamánicas, de la incubación mental ocultista, de la confesión positiva, sitios ostentosos que no tienen que envidiarle para nada a una de las empresas turísticas de ancho triunfo para recreación mundana, entre otras, como es la de "Disney".
Los incentivos son "algo demasiado bueno" para los organizadores. EL truco "espiritualizado" ruin se torna demasiado efectivo para llenar de "doblones" y de "dracmas" los cofres y las arcas de las cabezas "cristianas" en los bancos en que depositan el producto negro de su letal ambición; el efecto por tal caso, es una "cornucopia" ilícita que injuria y denigra la ordenanza que Dios demanda al cristiano y que se esfuerza con amor para sujetarse a ellas para agrado del "Invisible Celeste".
Es bien sabido, por lo que comenta un autor cristiano serio, qué, cuando una mega iglesia ha alcanzado la cifra de 1000 miembros, el poder financiero no se detendrá; avanzará como una titánica avalancha.
La diestra y astuta promoción administrativa dentro de dicha iglesia de bárbaro potencial para crecer, será eficaz, y sus miembros podrán obtener lo mismo que obtienen las personas no convertidas y apegadas a los sistema del mundo, cuando son atraídas como moscas a la miel por los seductores e irresistibles productos que las llevan a un banal consumismo, de corrupta y falsa apariencia y de merma espiritual.
Así que, las iglesias de esta clase, han desplazado la autoridad divina para fincarse en la misma búsqueda de lujos y comodidades que gustan también los incrédulos y que con profanidad enraíza en una vida de pompa y elitismo social por el caminar bíblico correcto, santo, absolutamente espiritual, humilde, en mansedumbre, no cohesionado con lo perecedero del mundo, inconsecuente y tentador para el cristiano fiel y verdadero.
Pablo anima a un andar por la senda de las cosas espirituales y no de las materiales:
« Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios» (Col.3:1-3).
En otra parte, el apóstol advierte de las consecuencias nefastas por el amor al dinero:
«Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores» (1 Tim. 6:10).
La modernidad ha expulsado o parido los elementos de producción que definen las riquezas y todo tipo de adquisiciones (capitalismo) dadas por las poderosas industrias e imperios comerciales, de superlativa escala, por las telecomunicaciones, por la tecnología avanzada, por la cibernética y la ciencia en sus más diversas y exitosas ramas.
La modernidad es una fuente de poder marcadamente llamativa: un reacio gancho que atrapa y difícilmente suelta; una proposición que está sobre otras; una asombrosa "deidad" capaz de satisfacer cualquier capricho del corazón del hombre; el más importante "principio" de la humanidad, porque en ella se envuelve, porque ha probado con deleite su "benévola y admirable gloria terrenal" que se identifica a la perfección con la naturaleza fallida y corrupta de ser humano. "La oscuridad no puede dar luz, debe de haber luz para aclararla". Es justo pensarlo así.
La modernidad acentúa la crisis de identidad.
Los valores individuales del hombre son depuestos por una identidad hueca y existencialista, mecánica e irracional, y como consecuencia, los valores espirituales se achican poco a poco hasta no quedar ni una pizca de ellos. Se advierte, que esta última situación pude experimentarla el hombre convertido, cuando ha ido atrás siguiendo el condenable y mortal rastro de la modernidad que ha sido engendrada en el mundo, y sabemos, que, «los que aman al mundo son enemigos del Dios:
« ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios » (Stg.4:4).
La modernidad en las súper iglesias debilita la capacidad de los miembros para comprender y predicar el verdadero evangelio del Reino de Dios a un mundo que se deshace, con ellos, en el pecado y la impiedad, ofreciendo uno espurio, altamente tergiversado.
El evangelismo de las súper iglesias conlleva a jugosos beneficios individuales para sus líderes y estrechos allegados que están involucrados en el negocio próspero además (porque los inocentes miembros de estos "antros" religiosos, por toda la vida, esperarán eternamente el utópico cumplimiento de la "promesa milagrosa" de hacerse "muy solventes", materialmente hablando, mientras las "cabezas licantrópicas" que las pastorean se hacen ricas a expensas de ellos) mediante una fe intermediara que no es teológicamente la bíblica, pero sí de la voluntad humana y que rompe con la Soberanía de Dios entronizándose la del hombre.
En las súper iglesias de la modernidad, los métodos cambian y por lo tanto, la Palabra de Dios es obsoleta; viene a ser algo así como una máquina de vapor decimonónica de la Revolución Industrial pero utilizada en las megas iglesias en forma ridícula, aplicada de manera volátil y obtusa por "no quedar". En estos tiempos de increíble evolución electrónica, las imágenes sustituyen la Palabra del Santo Dios. Una gran variedad de proyecciones se aprovechan para apoyar una evangelización barata y desdorada en los "campos exteriores terrenales", en apoyo para predicar dentro de los templos, en el tiempo de alabanza y adoración instrumental. No es raro ver en las mega o súper iglesias potentes y cegadores destellos que provienen de lámparas especiales, de esas que se utilizan en los conciertos de rock mundano, en el teatro y en el circo, etc.
Las súper iglesias de esta época están fondeadas en la ostentación y la vanagloria que las riquezas engendran. Muchos templos (¿¿cristianos??) parecen palacios de ricos Rajás, de soberanos índicos que viven en la opulencia y en lujos extravagantes. ¿Ha buscado usted en la Biblia amado lector, si el Señor Jesucristo y sus apóstoles animaron alguna vez a construir edificios de tanta magnificencia, suntuosidad y de grande pompa? ¿Logramos visualizar en la Biblia algún vestigio positivo que lo sugiera de tal aspecto?
Conocemos que la iglesia no ha experimentado un avivamiento real en esta época por causa de las expectativas terrenales dominantes que se han impuesto dentro de ella. Las comodidades, el lujo, el impacto visual que agradan a los sentidos, es confundido por el verdadero avivamiento que Dios obliga para el fiel creyente. «El avivamiento bíblico genuino» se caracteriza por la búsqueda de la Palabra de Dios para el crecimiento espiritual y que se aprecia o manifiesta en el creyente en un andar en sujeción a las ordenanzas célicas, en una vida práctica y sencilla, en mansedumbre, como Cristo mismo la llevó. La Palabra de Dios nos manda a ser imitadores de Cristo, porque dice que «debemos andar como él anduvo» (1 Jun.2:6).
Lejos de esto, los líderes de la las súper iglesias se enfocan, y no en demasía, sino enteramente, en la búsqueda de lo terrenal por lo espiritual. Lejos de imitar a Cristo, emulan la conducta de Judas, que a pesar de haber sido uno de los doce escogidos, no dejó de ser un impío y codicioso ladrón mundano que jamás se sujetó al Señor y qué instigado por su gran ambición y extrema codicia sustraía con deliberación maligna de la bolsa el dinero que estaba confinado a las gentes pobres (Jn.12:6), como de tal manera los líderes tiranos y corruptos de las mega iglesias lo hacen con los creyentes aletargados en una profunda "hibernación" espiritual provocada por el poco conocimiento de las Escrituras, por razón del gran conformismo y desinterés de la Palabra de Dios que corrige, que enseña, que instruye para justicia, que redarguye, y que despierta los sentidos del discernimiento espiritual del creyente para advertirlo y protegerlo de las trampas y mentiras del diablo, aunque éstas sean extremadamente sutiles y falsamente "esplendorosas" (2 Tim. 3:16).
Los creyentes que componen las mega iglesias, anhelan todo lo material pero no desean Palabra de Dios, teniendo «comezón de oír» solo lo que les interesa y encanta, y no lo que Dios les manda; eso sí, piden "en el nombre del Señor", pero que con seguridad y certeza es "Mammón", el "dios de las riquezas", al que veneran con mente y corazón, como los hombres que son mundanos y gruesos en codicia:
«Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero» (Mt.6:24).
La modernidad también fue parte de los imperios antiguos ya desaparecidos que no conciliaron nunca jamás con el carácter de Dios y que los hombres fieles al Divino de toda época, como fueron los profetas y videntes, reprendieron con conducta justa y santa.
Hombres y mujeres amantes de Dios y de su Palabra Piadosa que negaron adorar al César romano como "divinidad"; pero ahora, el "dios modernidad", este "César", es adorado en sus múltiples facetas en las Súper iglesias, sin que se detengan a investigar quienes las integran, con inteligencia y lucidez espiritual que ha sido generada por un estudio bíblico concienzudo e interesado, si aquello que han tomado como "bueno" es de "arriba" o es de "abajo", si ofende o no a Dios. Así, vienen a ser esclavos robotizados, unas marionetas arrastradas por las narices al cautiverio como lo hicieron los poderosos pueblos paganos que dominaron el mundo antiguo cada uno en su tiempo (pueblos, que en su momento, fueron modernos) con el pueblo de Israel, cautiverio, que fue motivado por su rebeldía, por su idolatría profana, por su arrogancia ante Dios, por su desobediencia e insensatez, por su visión terrenal y no celestial (Hoy, Mt.6:33, es un oscuro espejo invertido por los tiranos-pastores de las mega iglesias a causa de intereses personales).
El auge en las cuestiones materiales de las súper iglesias está determinado por los estilos seculares implementados en la base de su organización. La autoridad de la Palabra ya no es un fundamento ni un requisito necesario primero para la vida de los creyentes que en ellas asisten. La Palabra de Dios es solo un tenue complemento mal empleado que se utiliza con deshonestidad para etiquetar estas "unidades comerciales" como si fueran de Cristo, para establecer doctrinas tradicionalistas fuera de la realidad y el propósito de Dios por uno material en lo absoluto.
Los creyentes de hoy en día tienen que entender que el mundo y sus deseos, sus vanguardias, el producto de la tecnología y de la ciencia más avanzada y la vanagloria de la vida que proceden también de él, un día, un día, otra vez, desparecerán como los bólidos que son deshechos al friccionarse en la atmósfera terrestre, cuando pretenden cruzarla para entrar en la Tierra. El resultado: un montón de polvo que se esparcirá en cualquier inmenso océano para no quedar nada en lo más mínimo.
La Sagradas Escrituras se centran en las búsquedas de las cosas espirituales y no materiales:
« Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra.Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios» (Col.3:1-3).
Por la misericordia de Dios hemos sido remidamos de la condenación eterna por medio del sacrificio expiatorio y sangriento del Hijo de Dios. Por la Gracia de Dios fuimos rescatados del Infierno de Fuego que merecíamos con seguridad por la seriedad del pecado inherente en nosotros.
Todos estábamos destituidos de la gloria de Dios y merecíamos morir (Ro.6:22-23), justamente, era así, pero Dios, en su misericordia, aún siendo pecadores, dio a Jesucristo para morir por nosotros (Ro.5:8).
Dios no nos salvó para erguir súper iglesias y hacer de ellas "garitos" de ganancias deshonestas, ni lucrativos súper mercados y comercios que caracterizan a este mundo económicamente globalizado y que va a la inexorable quiebra, ni para engañar a los creyentes con ridículas doctrinas que los presionan a entregar lo poco que logran obtener de sus sacrificados y arduos trabajos a los abusivos "maeses" y amadores de los "peniques y de los billetes abundantes". No, para nada es así. Dios nos salvó para llevar una vida humilde, piadosa, sujeta a él, sencilla, apartada del mal, del mundo, de las riquezas materiales que van en contra de su enseñanza santa y espiritual y que destruyen a quienes las ambicionan y las rastrean con avidez enferma:
«Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición» (1 Tim 6:9).
Es una gran mentira que la manera sencilla de predicar que enseña la Biblia se encuentra en la actualidad en una posición obsoleta. La Biblia nunca menciona que por medio de las "bendiciones" que han surgido de la modernidad, es decir, con las técnicas sistematizadas del mundo aunadas a la predicación bíblica verdadera, se alcanzará con efectividad a miles y miles de perdidos para su conversión a Cristo («¿el fin justifica los medios?»: Muy retórica la cuestión). Solo se trata de una estúpida e infundada justificación de parte de los líderes espirituales para engrandecer sus templos y hacerse ricos a expensas de la gran cantidad de miembros atraídos que les darán a ganar mucho dinero bajo la normativa comercial espiritualizada en función. Un crecimiento aritmético exorbitado que garantiza una vida de "noble" en el mundo para el líder religioso y estreha compañía, pero también una vida guardada para ira en el día de la ira y del justo juicio de Dios (Ro. 2:5-6). No se salvarán, si no se arrepienten del su mortal error.
Un ejemplo claro de que no se requiere hoy de las técnicas modernas para llegar a los perdidos con buen éxito, en base a una adecuada y ortodoxa predicación bíblica, lo vemos con claridad hace casi veinte centurias en el discurso de Pedro, dónde no existía ni el menor esbozo de la tecnología actual y que a pesar de esto pudo atraer a Cristo la tremenda e increíble suma de casi tres mil personas en un momento nada largo:
«Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros: "¿Qué significa esto? Otros en cambio decían riéndose: "¡Están llenos de mosto!" Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: "Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras:No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta: = Sucederá = en los últimos días, dice Dios: = Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, = y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. == Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu. = = Haré prodigios = arriba = en el cielo = y señales abajo = en la tierra. = = El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que llegue el Día grande del Señor. = = Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. = "Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazareo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio; porque dice de él David: = Veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha, para que no vacile. = = Por eso se ha alegrado mi corazón y se ha alborozado mi lengua, y hasta mi carne reposará en la esperanza = = de que no abandonarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu santo experimente la corrupción. = = Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con tu rostro. = "Hermanos, permitidme que os diga con toda libertad cómo el patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros hasta el presente. Pero como él era profeta y sabía que Dios = le había asegurado = con juramento = que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre, = vio a lo lejos y habló de la resurrección de Cristo, que = ni fue abandonado en el Hades = ni su carne = experimentó la corrupción. = A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos. Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís. Pues David no subió a los cielos y sin embargo dice: = Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra = = hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. = "Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado."Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué hemos de hacer, hermanos?"Pedro les contestó: "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo;pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y = para = todos = los que están lejos, = para cuantos = llame el Señor = Dios nuestro."Con otras muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: "Salvaos de esta generación perversa."Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas» (Hech. 2:12-41).
Los líderes de las súper iglesias poseen una expectativa pueril y trastornada apoyada en la modernidad para el enriquecimiento personal, para el crecimiento eclesial de sus "negocios" que les dejarán más dividendos. Pero esta forma equivocada no está muy retirada por su similitud de los ejemplos que aparecen en la Biblia, como fue la conducta incorrecta de llevar el arca del pacto a Jerusalén, dónde murió Uza y el rey David fue juzgado (2 Sam.6:7), de la manera en que David confió en el gran número de soldados cuando ordenó aquel censo que le trajo terrible sufrimiento por su desobediencia, no solo a él, sino además al pueblo de Israel (1 Cr. Caps. 21, 27).
Para terminar con broche de oro, les dejo con oportunas palabras de un autor que hablan de lo concerniente:
La modernidad es un arma de doble filo para los seguidores de Cristo:
«La modernidad representa el "quid" del desafió contemporáneo del evangelio, porque se trata de la mayor oportunidad y el mayor desafío asilados a los que se ha enfrentado la iglesia desde la época de los apóstoles. En el primer caso, es equivalente a las calzadas romanas del siglo I, y a las imprentas del XVI. En segundo, es nuestro equivalente de los retos de la persecución y el gnosticismo, todo en uno».
Dios les bendiga siempre, hermanos y amigos que nos visitan con gusto y con deseo de aprender.
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