(TEMA: EL REINO Y LA SALVACIÓN)
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1).-Mario:
Señor Jesús, es para mí un gran honor poder tener esta nueva entrevista privada contigo para continuar dialogando sobre el Reino de Dios y lo que éste significa para el género humano. En la primera entrevista que tuvimos los dos, concluimos que el evangelio es tu maravilloso reino en la tierra, así como tu muerte vicaria y resurrección gloriosa al tercer día. También dijiste que tú restaurarás nuevamente el reino davídico a los Israelitas. Mi pregunta es ésta: ¿Cómo restaurarás el reino a tus conciudadanos si tú mismo les dijiste que tu reino les sería quitado de ellos y dado a gentes que produzca frutos de él, según está registrado en Mat. 21:43?
Jesucristo:
En primer lugar, como ya lo dijo mi apóstol Pablo, algunas ramas del buen olivo (Israel) fueron desgajadas, ¡pero no todas! Estas ramas desgajadas fueron reemplazadas por injertos del olivo silvestre (los gentiles) (Rom. 11:17). Así que cuando yo dije lo que está registrado en Mateo 21:43, me refería a mis paisanos infieles e incrédulos, no a todo Israel. Si fueran a todos, mis apóstoles Judíos no tendrían ninguna opción para heredar el reino davídico y también quedarían fuera de los planes de mi Padre para la salvación. Por eso, con toda verdad Pablo escribió que Dios, Mi Padre, “No ha desechado a su pueblo, al cual desde antes conoció” (Rom. 11:1,2).
2).- Mario:
Señor Jesús, Tú comenzaste tu ministerio predicando el evangelio del Reino de Dios y llamando a la gente a creer en tu mensaje. Te pregunto: ¿Por qué es tan importante creer en tu mensaje del evangelio del reino?
Jesucristo:
Bueno, Mario, ¿has leído con cuidado el diálogo que tuve con el joven rico en Mateo 19:16-25? Pues muchos no se han detenido a pensar en el mensaje contenido en este singular diálogo dónde claramente le hablé al joven rico cómo ganar la vida eterna. El joven rico quería saber cómo ganar la VIDA ETERNA, y yo le dije que guardara los mandamientos y que dejara sus bienes a los pobres y luego que viniera y me siguiera. Pero el joven se fue triste porque era muy rico y no estaba dispuesto a dejarlo todo por mí y mi reino. Entonces yo dije: ¡Cuán difícil es que un rico entre en el REINO DE DIOS! A lo cual mis discípulos replicaron: ¿Quién pues podrá SER SALVO? ¿Entiendes ahora la importancia del reino? El reino es importante porque significará la salvación y la vida eterna para todos los que creen en MI Y MI EVANGELIO.
3).- Mario:
Bueno, Señor, lo que puedo observar de ese diálogo que tuviste con el joven rico es que resaltan tres expresiones cruciales: VIDA ETERNA, REINO DE DIOS, y SER SALVO. Entonces puedo deducir fácilmente que la salvación es la obtención de la vida eterna en el Reino de Dios. ¿Estoy en lo correcto, Señor?
Jesucristo:
Estás en lo correcto. Entrar en el reino es entrar en la salvación con vida eterna. Mi apóstol Pablo fue claro cuando dijo que el evangelio (es decir, mi reino y mi muerte y resurrección al tercer día) es poder de Dios para salvación para todo aquel que cree, al Judío primeramente y también al Griego (Rom. 1:16).
Ahora toma nota que el reino y la salvación vienen juntos en el libro de Apocalipsis 12:10, donde claramente dice: “Entonces oí una voz en el cielo que decía: Ahora ha venido LA SALVACIÓN, el poder, y EL REINO de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo…”
4).- Mario:
¡Qué interesante, Señor! Además, podemos agregar que tu reino y tu autoridad o reinado vienen juntos como dice el pasaje que acabas de citar, aunque algunos erradamente piensan que tú estableciste tu reino en la tierra hace dos milenios, pero que aún no reinas entre las naciones. No obstante, lo cierto es que tú reinarás cuando inaugures tu reino davídico en la tierra, mientras tanto, todavía no. ¿Estoy en lo cierto?
Jesucristo:
Estás en lo cierto, pues yo dije claramente en Mateo 25:31, 34, lo siguiente: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, ENTONCES se sentará en su trono de gloria”. Observa que me sentaré en mi trono de gloria cuando vuelva a la tierra, no en el cielo. Y por supuesto, también mis seguidores tendrán sus tronos de gloria en Jerusalén como lo profetizó mi ancestro David en el Salmos 122:5: “Porque allá (Jerusalén según el contexto) están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David”.
5).- Mario:
Señor Jesús, muchos creen que tu iglesia es el reino que prometiste en tu ministerio. ¿Están en lo cierto los que así piensan?
Jesucristo:
Ya lo dijo muy claramente San Pablo que: “Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (1 Cor. 15:50). Siendo que mi iglesia está compuesta por hombres mortales (o corruptibles) de carne y sangre, es evidente que mi iglesia no puede ser el reino. Además, a mis discípulos les dije: “No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre os ha placido daros el reino” (Lc 12:32). Si mi manada pequeña (mis apóstoles judíos) es parte de mi iglesia, y ésta recibe mi reino, es evidente que mi iglesia no es el reino. Y hay muchos otros pasajes que demuestran claramente que el reino no es mi iglesia, aunque ésta ciertamente es parte de mi reino.
6).- Mario:
Señor Jesús, ¿qué quisiste decir cuando dijiste “mi reino está entre vosotros”? (Luc. 17:20,21). ¿Acaso estabas diciendo que tu reino ya había llegado en el primer siglo y que estaba entre tus conciudadanos?
Jesucristo:
En realidad estas palabras no fueron dirigidas a mis discípulos sino a los fariseos hipócritas. Siendo este el caso, sería difícil creer que mi reino estuviera presente en medio de mis detractores incrédulos, ¿no te parece? Lo que yo quise decirles a los fariseos no era que el reino estaba ya presente, sino que el reino estaba siendo manifestado en mi predicación y en mis obras de sanación y liberación.
7).- Mario:
Lo que tú dices, Señor, me recuerda la figura de dicción llamada Sinecdoque (por la cual un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante alguna conexión, como cuando se toma la parte en lugar del todo y viceversa). Es decir, que tu presencia era la presencia del mismo reino, pues tú eres la parte más importante y representativa del reino de Dios. Sin embargo, Señor Jesús, algunos creen que ya estamos en el reino porque Pablo dijo: “el cual (el Padre) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col. 1:13). ¿No es esta declaración una prueba de que ya estamos en el reino?
Jesucristo:
Toma nota que Pablo habla de hechos futuros como si fueran presentes, es decir, él habla de cosas que no son como si fuesen. Por ejemplo, en Efesios 2:6, 7, el mismísimo Pablo dice así: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo”. Si hemos de tomar al pie de la letra las declaraciones de Pablo en Colosenses 1:13, entonces también lo tendremos que hacer con Efesios 2:6,7 y entonces tendremos que concluir que mis discípulos ya están resucitados y sentados conmigo en la gloria en estos precisos instantes, y esto contradeciría otros pasajes de Pablo que hablan de la reunión y entronización de todos los creyentes vivos y los resucitados, juntos.
8).- Mario:
¿Debo concluir, entonces, que ya estamos resucitados contigo y sentados en tu reino por la fe únicamente?
Jesucristo:
Exactamente. Mis discípulos ya han recibido todo por la fe, aunque todo lo recibirán realmente cuando yo vuelva por segunda vez. Recuerda que también dije que a mis discípulos yo les había dado la gloria cuando dije: “La gloria que me diste yo les he dado” (Juan 17:22). Obviamente esa gloria será para el futuro, aunque yo ya se los di (por fe) hace dos mil años. En esto fue muy claro Pablo cuando escribió: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados en gloria” (Col. 3:4).
9).- Mario:
Señor Jesús, ahora que hablas de la gloria, muchos piensan que se refiere al cielo mismo. Es decir que la gloria es vivir contigo eternamente en el cielo como espíritus. ¿Están errados los que así piensan?
Jesucristo:
Claramente te digo que están errados por semejante convicción. Quiero que tú mismo descubras lo que es la gloria comparando dos pasajes de un mismo suceso, en este caso, sobre la petición que me hizo la madre de los hijos de Zebedeo cuando yo aún estaba cumpliendo mi ministerio entre mis paisanos. Quiero que leas conmigo lo que registró Mateo en su evangelio (20:20,21). Dice así: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos postrándose ante él y pidiéndole algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en TU REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Pero fíjate cómo lo registra el evangelista Marcos: “Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en TU GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” (Marcos 10:35-37). ¿Qué conclusión puedes sacar de estos dos testimonios, Mario?
10).- Mario:
Bueno, Señor, leo que Mateo registra que a ti te pidieron un lugar de honor en tu REINO, mientras que Marcos registra te pidieron un lugar de honor en tu GLORIA. Esto me lleva a concluir que tu gloria va de la mano con el Reino o son sinónimos. Ahora recuerdo que nos mandaste a buscar el reino de Dios y su justicia en Mateo 6:33 y Pablo dijo que los cristianos buscan la gloria en Romanos 2:7. Esto me convence aún más de que el reino y la gloria van de la mano o son sinónimos.
Jesucristo:
Has hablado rectamente, Mario. Además, nota que yo prediqué el evangelio del reino (Marcos 1:1,14,15) y Pablo habló del “evangelio de la gloria de Cristo” en 2 Cor. 4:4. Esto nuevamente confirma el hecho de que las locuciones ‘reino de Cristo’ y ‘gloria de Cristo’ significan lo mismo. También recuerda que Pedro dijo que era participante o copartícipe de la gloria que será revelada (ver 1 Pedro 5:1), en tanto que mi amado apóstol Juan dijo ser copartícipe en el reino (Apo. 1:9). Nuevamente podemos notar que reino y gloria son equivalentes.
11).- Mario:
Muy interesante, Señor Jesús, pero hay quienes dicen que tú viniste a predicar el evangelio del reino a tus paisanos, pero que Pablo predicó otro evangelio para los gentiles llamado “El evangelio de la gracia” ¿Es éste un evangelio distinto y sólo para los gentiles?
Jesucristo:
Ya lo dijo con toda razón mi apóstol Pablo a los Gálatas (1:6-9) de que sólo hay un evangelio para ser predicado a todos los hombres, y no dos o más. El evangelio que Pablo predicó a los gentiles fue el mismo que yo prediqué. Sólo lee Hechos 20:25, que dice: “Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el evangelio del REINO DE DIOS, verá más mi rostro”. Y nota que en el versículo anterior, el 24, el mismo Pablo dice que dio testimonio de la GRACIA DE DIOS”. ¿Qué puedes concluir entonces, Mario?
12).- Mario:
Bueno, Señor Jesús, salta claramente a la vista que Pablo predicó el reino de Dios, o lo que es lo mismo decir, el testimonio de la gracia de Dios. Entonces, con toda seguridad podemos afirmar que el Reino y la gracia van también de la mano. La gracia de Dios es la oferta de un reino extraordinario que traerá la salvación y vida eterna a los hombres. Además, recuerdo que Pablo dijo: “…con mayor razón los que reciben la abundancia de la GRACIA, y el don de la justicia, REINARÁN EN VIDA…” (Rom. 5:17). Así que la gracia y el reinado en el reino de Cristo van de la mano. Y también Pablo hace hincapié en que “la GRACIA de Dios se ha manifestado para SALVACIÓN a todos los hombres” (Tito 2:11). La salvación, que como vimos al comienzo, se relaciona siempre con el reino. Y finalmente Pedro dice: “Mas el Dios de toda GRACIA que nos llamó a su GLORIA eterna…” (1 Ped. 5:10). Esta gloria también se relaciona con tu reino, como vimos antes. Ahora permíteme preguntarte lo siguiente, ¿Cómo sabemos que tú realmente volverás a pisar la tierra?
Jesucristo:
Yo dije: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde YO ESTOY, vosotros también estéis” (Juan 14:2,3). Pues bien, ¿dónde estaba yo cuando prometí regresar? ¿Acaso estaba yo en el cielo? Pues claro que no! Yo estaba aún entre los míos en la tierra. Así que cuando yo les dije a mis seguidores “para que donde yo estoy, vosotros también estéis”, me estaba refiriendo a estar con mis discípulos en esta misma tierra, pero renovada, y más específicamente, en Jerusalén. Por otro lado, mi Padre le dijo a David: “Habrá un justo que gobierne entre (no, “sobre”) los hombres, que gobierne en el temor de Dios” (2 Sam. 23:3). Ciertamente ese justo soy yo, el que gobernará ENTRE los hombres Y EN LA TIERRA.
13).- Mario:
Efectivamente, así lo dijo Jeremías con estas palabras: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David un renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia EN LA TIERRA” (Jer. 23:5). Y recuerdo lo que escribió Pablo a los romanos de que tú serás el heredero del mundo (Rom. 4:13). Sin embargo, hay algunos que todavía persisten en enseñar que si somos buenos cristianos iremos al cielo a vivir contigo para siempre. ¿Qué les dirías, Señor Jesús, a estas personas que creen esto?
Jesucristo:
Yo simplemente les recordaría lo escrito por Salomón en Proverbios 10:30, y que dice: “El justo no será removido jamás; pero los impíos no habitarán la tierra”. Si alguno dice que será removido de la tierra para no morar en ella, entonces tal persona es impía. También mi ancestro Salomón escribió en Proverbios 2:21, así: “Los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella”. Si alguno de mis seguidores no habitará la tierra es sencillamente porque no fue ni recto ni perfecto. También dije: “Los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). Y qué dije yo de mi mismo: “Soy manso y humilde corazón” (Mateo 11:29). Esto significa que heredaré la tierra y moraré entre los hombres.
14).- Mario:
Señor Jesús, la gente dice que tú dejaste señales o signos de tu segunda venida, ¿Qué nos puedes decir al respecto?
Jesucristo:
Si lees Mateo 24:3 encontrarás que los discípulos me preguntaron lo siguiente: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué SEÑAL habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Observa que mis discípulos no me pidieron que les diera señales de mi venida, sino sólo UNA SEÑAL (singular) de mi venida. Por supuesto que yo no me fui por las ramas para darles varias señales y así confundirlos. Ellos me pidieron una señal, y sola una.
15).- Mario:
Pero, Señor Jesús, tus les dijiste a tus discípulos que vendrían hambres, guerras, pestes, terremotos, herejías, anticristos, etc, como preludio de tu venida. ¿En qué quedamos entonces? ¿Les diste una señal o más bien varias señales?
Jesucristo:
No te confundas, Mario. Las supuestas “señales” de mi venida y del fin del mundo no anuncian mi llegada, sino más bien, que estoy cerca para llegar. Estos eventos catastróficos que van en aumento en la tierra, y que comenzaron en mi primera venida, indican que mi venida está cada vez más cerca y punto. Sin embargo, la señal de mi venida es otra cosa. Es la Señal que indicaría a mis seguidores que yo mismo soy (y no otro) el que está volviendo en persona a la tierra. Es la señal que les confirmaría que yo ya estoy apareciendo en persona delante de sus ojos, y no un falso Cristo.
16).- Mario:
Entonces, Señor Jesús, ¿les diste a tus discípulos la ÚNICA y SINGULAR señal que te solicitaron para tu aparición visible y personal para que no estuvieran engañados frente a la amenaza de falsos cristos?
Jesucristo:
Por supuesto que sí, pero pocos se han dado cuenta de esa señal única y verdadera de mi aparición visible y personal. Realmente me sorprendo por tanta ignorancia. ¡Hasta han llegado a decir que volveré en secreto, invisiblemente, o en un platillo volador! Yo jamás di semejantes señales. La verdadera y única SEÑAL que di la pueden todos descubrir si leen con cuidado Mateo 24:29, donde dije: “Entonces aparecerá LA SEÑAL (SINGULAR) del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
17).- Mario:
Entonces, Señor Jesús, ¿Es la singular señal tú mismo viniendo sobre las nubes del cielo, con poder, y gran gloria? Explícanos más sobre esto, por favor.
Jesucristo:
Exactamente! La Señal que me pidieron mis discípulos para mi venida es mi aparición PERSONAL como Hijo de Hombre, de arriba hacia abajo en dirección a la tierra y pasando por las nubes del cielo. Esta señal contrasta con las de los falsos mesías que aparecen “horizontalmente” de los desiertos y aposentos como predije en Mateo 24:26. Estos son todos cristos fraudulentos. Así que la señal de mi venida es mi regreso desde los cielos a la tierra pasando por las nubes del cielo, con poder y gran gloria, y las gentes en vez de recibirme con alegría, harán lamentación por mí.
18).- Mario:
Señor Jesús, ¿qué es lo primero que harás cuando regreses en persona a este mundo?
Jesucristo:
¿No has leído lo que dice Apocalipsis 20:1-3? Allí dice: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años”. Es decir, lo primero que haré es que mi ángel prenda a Satanás y lo ate por mil años y lo encierre para que no siga engañando a las naciones como lo está haciendo hoy en este mundo caótico y perverso. Si yo estuviera ya reinando como algunos suponen, el diablo estaría ya atado, y el mundo no sería engañado por él. Sin embargo, los hechos demuestran que el diablo está muy activo en este mundo como un león rugiente buscando a quien devorar. ¡¡¡Y sí que ha tenido mucho éxito!!!
19).- Mario:
Señor Jesús, ¿Y luego que harás una vez que se haya atado el diablo?
Jesucristo:
Yo dije: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31-34). Es decir, al volver separaré de las naciones a mis ovejas de las cabras, y a mis ovejas les entregaré mi reino para que gobiernen conmigo.
20). Mario:
Señor Jesús, ¿pero qué pasará con las gentes de las naciones que hayan quedado vivas y que deseen rendirse a tu gobierno o reino milenario?
Jesucristo:
Ya lo dijo el profeta Zacarías, cuando escribió lo siguiente: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia” (Zacarías 14:16,17). Estas personas, a diferencia de mis ovejas, no gozarán aún de la inmortalidad.
21).- Mario:
Hoy, como antaño, millones se ríen de tu evangelio del reino y no creen ni quieren que nadie los gobierne, y menos, tú. ¿Tendrás compasión de ellos si no cambian de opinión?
Jesucristo:
En mi parábola de las diez minas de Lucas 19:11-17 yo di una lección muy clara en el sentido de que mis seguidores fieles serán recompensados por sus obras o frutos recibiendo autoridad sobre naciones de la tierra. Sin embargo, para aquellos que no quisieron que yo fuera el rey de sus vidas por su impiedad, ingratitud y soberbia, serán decapitados delante de mí. Así lo dije claramente cuando declaré la parábola en cuestión (en el verso 27).
22).- Mario:
Señor Jesús, quisiera ahora hacerte algunas preguntas adicionales de pasajes de la Escritura donde parece que se nos ofrece un destino celestial, y no un reino aquí en la tierra. He aquí el primer pasaje que te cito de la epístola de Pedro, dónde el apóstol dijo que esta tierra y sus obras serían destruidas por fuego (2 Ped. 3:10-13). Si esto será así, ¿no es lógico concluir que escaparemos al cielo para vivir allá contigo para siempre?
Jesucristo:
Jamás dije que el planeta tierra sería destruido por fuego a tal punto que desapareciera por completo. Por ejemplo, en Génesis 6:3 mi Padre le dijo a Noé: “He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y HE AQUÍ QUE YO LOS DESTRUIRÉ CON LA TIERRA”. Ahora bien, ¿realmente destruyó mi Padre la población ante diluviana y el planeta tierra? Por supuesto que no! La tierra jamás fue destruida a pesar de que mi Padre dijo que lo haría. Es claro que lo dicho por mi Padre ha de entenderse como la severidad y firmeza de su castigo, al erradicar de raíz el mal y a los malos, y también las malas obras de éstos.
23).- Mario:
Interesante tu respuesta, Señor Jesús. Pero hay una declaración de Pedro que confunde a muchos. El apóstol escribió en su primera epístola, capítulo 1 y verso 4, lo siguiente: “Tenemos reservada nosotros una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible EN LOS CIELOS”. ¿Quiere decir esto que iremos al cielo para recibir nuestra herencia que está reservada allá?
Jesucristo:
Yo no creo que Pedro haya dicho que iremos al cielo para recibir nuestra herencia. El simplemente está diciendo que está reservada allá. Es como cuando un patrón guarda el salario de sus obreros en una caja de seguridad. El dinero está reservado allí, pero eso no quiere decir que los obreros tengan que meterse en la caja de seguridad para recibir su pago. Simplemente el patrón retira el dinero de la caja fuerte y procede a pagarles a sus obreros en la oficina de pagos. Recuerda que Salomón escribió: “Ciertamente el justo será recompensado en la tierra…” (Proverbios 11:31).
24).- Mario:
Tienes toda la razón, Señor. ¿Y cómo se explicaría lo que dijo Pablo en el sentido de que nos hemos sentado contigo en los “lugares celestiales”? ¿Significa esto que moraremos en aposentos celestiales y que nos sentaremos en tronos ubicados en el cielo?
Jesucristo:
Siendo que el reino es “de los cielos”, o también “de Dios”, sus lugares son también celestiales o de Dios. Esto, sin embargo, no quiere decir que el reino de los cielos no estará en la tierra. El reino celestial con sus “lugares celestiales” estarán en la tierra. Se puede decir que el Santísimo del santuario que estaba en la tierra era un “lugar celestial” porque era la morada de mi Padre celestial.
25).- Mario:
Efectivamente Señor, hay cosas o seres celestiales que pueden estar en la tierra. Así tenemos que hubo pastores que estaban en el campo, y a quienes se les aparece un ángel del Señor que les anuncia tu nacimiento, y con él, una multitud de “huestes celestiales” que en la tierra alaban al Señor (Lucas 2:8-13). Igualmente, cuando resucitemos y vivamos contigo en tu reino en la tierra, tendremos un “cuerpo celestial”. Y además, tú mismo eres el “pan celestial” que alimenta a los hombres. Ahora bien, sólo una pregunta más, Señor, sobre los textos difíciles. El Apóstol Pablo dijo que: “Nuestra ciudadanía está en los cielos” en Filipenses 3:20. ¿Significa esto que el cielo es nuestro país y nuestro lugar de residencia permanentes?
Jesucristo:
La ciudadanía implica necesariamente una ciudad. En las Escrituras aparece una ciudad o patria celestial, y Pablo escribió con acierto de que ésta está POR VENIR (Heb. 13:14). También Pablo escribió que Abraham esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios, mi Padre (Heb. 11:8-10). Así que, si bien esa ciudad está arriba y es nuestra patria, ésta BAJARÁ A LA TIERRA para que moremos en ella.
26).- Mario:
Señor Jesús, interesante tu explicación realmente. Sin embargo, necesito que me ayudes a entender Hebreos 12:28 donde Pablo dice que “estamos recibiendo un reino inconmovible”. Estaba Pablo sosteniendo que tus seguidores del primer siglo ya habían recibido o heredado tu reino? ¿Se había restaurado tu reino en la tierra en algún momento del primer siglo?
Jesucristo:
Recuerda que Pablo también escribió textualmente en Colosenses 2:6 que los que andan conmigo “han RECIBIDO al Señor Jesucristo”. Ahora te pregunto, ¿es que yo desciendo personalmente cada vez que un individuo opta por seguirme? ¿En qué sentido se recibe el reino y en qué sentido se me recibe a mí? Recuerda que muy bien escribió Pablo en 1 Tesalonicenses 4:17 que mis seguidores me recibirían a mí en mi parusía, y no antes. También quiero recordarte que Pablo escribió a los creyentes de Tesalónica, lo siguiente: “RECIBISTEIS la Palabra de Dios que oísteis de nosotros…” ¿Qué entiendes por “recibir la Palabra”, entonces?
27).- Mario:
Obviamente entiendo que “recibir” significa “creer” o aceptar” algo o a alguien, en este caso, el reino y la Palabra. Ahora entiendo lo que Pablo quiso decir a los corintios (en 1 Cor. 15:1), cuando les escribió lo siguiente: “el evangelio…el cual también RECIBISTEIS”. Obviamente RECIBIR es sinónimo de CREER, pues tú nos llamas a CREER en tu evangelio en Marcos 16:15,16. Pero necesito que me digas, Señor Jesús, qué quiso decir tu apóstol Juan cuando dijo que era “copartícipe del reino” en Apocalipsis 1:9? ¿Quiere decir eso que Juan estaba ya en el reino, participando de él?
Jesucristo:
Sin duda alguna nadie creería que Juan estuviese en mi reino estando exiliado en la isla de Patmos en las peores condiciones que un ser humano pueda soportar. Pues bien, el apóstol Pedro dijo algo semejante cuando escribió lo siguiente: “que también soy participante (o copartícipe) de la gloria (=reino) QUE SERÁ (en el futuro) REVELADA” (1 Pedro 5:1). ¿Cómo se explica, entonces, que Pedro estuviese co-participando del reino que aún no había sido revelado?
Bueno, es obvio que lo co-participaba por la fe y la esperanza como dice Pablo en Romanos 5:2. Bueno, muchas gracias, Señor Jesús, por haberme concedido esta entrevista tan necesaria para que la gente conozca el núcleo de tu mensaje salvador. Esperaré tu retorno con fidelidad para ser digno de heredar tu reino prometido.
Jesucristo:
Así lo espero, Mario. Recuerda lo que dije: “Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con Mi Padre en su trono” (Apo. 2:26). Hasta mi regreso, y bendiciones espirituales para todos mis seguidores en la tierra.
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