La referencias bibliográfica más antigua sobre materiales carbonosos se encuentra en la Biblia. Concretamente en Génesis 6:14, donde se relata la construcción del arca de Noe. En ella Jehová dice a Noe: “Haz compartimentos al arca, y cúbrela con brea por dentro y por fuera”. El calafateo, que es como se denomina a esta operación, sirve para impermeabilizar las embarcaciones hechas de madera y ha llegado hasta nuestros días con pocas variaciones. Otro ejemplo de calafateo lo encontramos también en Éxodo 2:3 cuando se describe como Moisés es arrojado al Nilo en una cesta que también se impermeabiliza con brea: “No pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la recubrió con asfalto y brea”. La brea no solamente era utilizada para estos menesteres; su uso como material de construcción está también descrito en la Biblia. Así, en Génesis 11:3 y haciendo referencia a la construcción de la Torre de Babel, se menciona: “Entonces se dijeron unos a otros: Venid, hagamos adobes y quemémoslos con fuego. Así empezaron a usar ladrillo en lugar de piedra, y brea en lugar de mortero”, en lo que parece la fabricación de un primitivo “composite”. Vemos pues la importancia de la brea en la antigüedad, la cual debía ser muy abundante en ciertos sitios como por ejemplo Sodoma y Gomorra: “El valle de Sidim estaba lleno de pozos de brea. Y al huir los reyes de Sodoma y de Gomorra, cayeron en ellos” (Génesis 14:10). La brea no es el único material carbonoso que se cita en la Biblia. Así, el negro de carbón en su versión más arcaica, es decir el hollín, es utilizado por Moisés, a instancias del mismo Jehová, como “arma química”: “Tomad puñados de hollín de un horno, y que Moisés lo esparza hacia el cielo, en presencia del faraón. Este se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Egipto, y ocasionará sarpullido que producirá úlceras, tanto en los hombres como en los animales, en toda la tierra de Egipto.” (Éxodo 9:8 y 9). Muy inquietantes resultan también algunas de las referencias que en la Biblia se hacen al carbón, como por ejemplo: “Humo subió de su nariz; de su boca salió fuego consumidor, y carbones encendidos saltaban de él” (Salmos 18:8), refiriéndose a Jehová. Sin embargo el carbón también ha servido para ilustrar buenos consejos en forma de proverbios “El carbón es para las brasas; la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para provocar peleas” (Proverbios 26:21).