Por Javier Rivas Martínez (MD)
«Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojo al abismo, metiéndolos en tenebrosas cavernas y reservándolos para el juicio» (2 P. 2:4).
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«Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre» (Ap.19:20).
«Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre» (Ap.19:20).
En la mitología griega, el Tártaro es visto como un lugar del inframundo y también como una deidad. El Tártaro era un lugar mucho más profundo que el Hades. Así como el Tártaro, el Hades Griego fue considerado como una deidad y un lugar en que habitaban las almas de los muertos. Más tarde, con los romanos, que siguieron muchas tradiciones de la mitología helénica, aplicaron el concepto de Tártaro al lugar en la que iban las almas pecadoras. El poeta Virgilio describe el lugar como muy inmenso, rodeado del incandescente rió Flegetonte y de grandes murallas que lo hacían inaccesible para el escape. Los pecadores eran castigados allí por sus obras terrenales. En la Biblia, el apóstol Pedro utiliza la palabra original (en casi todas las diferentes versiones se utiliza la palabra Infierno y Abismo para referirse al Tártaro) tartarosas (estar cautivo en el Tártaro) para nombrar el lugar dónde fueron arrojados los ángeles pecadores. En ninguna versión bíblica conocida se afirma o se insinúa que sea un lugar en que el que habitan supuestas almas humanas torturadas por alguna clase de fuego. En 2 P.2:4, en la versión La Biblia de las Américas, en la RV 1960 y en La Biblia Dios Habla Hoy dice que en el Infierno (Tártaro) los ángeles fueron entregados a prisiones de oscuridad, que se encuentran encadenados en tinieblas, en fosos de tinieblas, respectivamente, para ser reservados para juicio (solo en La Biblia Nueva Versión Internacional se menciona la palabra Abismo por Infierno). En La Biblia Nueva Versión Internacional (NVI) dice que los ángeles malos están en tenebrosas cavernas en el Abismo. Realmente, en el original, la palabra «Infierno» no existe en el versículo de la ocasión. El Texto Griego del Nuevo Testamento de AT. Robertson, hace un comentario interesante con respecto al Tártaro:
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«. . . palabra tardía (de tartaros, vieja palabra que aparece en Homero y Píndaro, La LXX, Job 40:15; 41:23, Filón, e inscripciones, denotando la lúgubre y terrible morada de los muertos malvados, como la Gehena de los judíos), y que se encuentra sólo aquí excepto en un comentario antiguo de Homero. Tartaros se encuentra en Enoc 20:2 como un lugar de castigo de los ángeles caídos, mientras que la Gehena es para los judíos apostatas. . . ».
«. . . palabra tardía (de tartaros, vieja palabra que aparece en Homero y Píndaro, La LXX, Job 40:15; 41:23, Filón, e inscripciones, denotando la lúgubre y terrible morada de los muertos malvados, como la Gehena de los judíos), y que se encuentra sólo aquí excepto en un comentario antiguo de Homero. Tartaros se encuentra en Enoc 20:2 como un lugar de castigo de los ángeles caídos, mientras que la Gehena es para los judíos apostatas. . . ».
Sin duda alguna, el pensamiento griego pagano influenció grandemente en el concepto real del Infierno bíblico para desviarlo y traer confusión. Tal es, que una buena parte de las Biblia, el Tártaro o Abismo, es considerado incorrectamente como Infierno, según el concepto griego.
El Tártaro de 2 P. 2:4 es el mismo que presenta el Evangelio de Lucas, en el cual los demonios no desean ir: «Y le rogaban (a Jesús) que no los mandase ir al abismo» (Lc.8:31). La Biblia da evidencia del lugar exacto en que se encuentra el Abismo o Tártaro, y es por debajo de la superficie de la Tierra, en sus hondas y vastas profundidades. En el próximo texto, miraremos la salida subterránea de las criaturas infernales que castigarán a los hombres impíos en la Gran Tribulación Final, cuando sea abierto el Pozo del Abismo en esa era lúgubre y de maldad extrema universal:
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«El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se le dio poder, como tienen los escorpiones de la tierra» (Ap. 9:1-3).
«El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se le dio poder, como tienen los escorpiones de la tierra» (Ap. 9:1-3).
Es válido inferir, por el humo que sube del Pozo del Abismo, que hay fuego con seguridad allí. Se ha determinado que a 70 Kms. de profundidad terrestre existen temperaturas hasta de 1000 grados C. A 250 Kms. de profundidad, se ha estimado temperaturas que alcanzan hasta 1500 grados C. Aún así, no se justifica que el Abismo sea un lugar de tormentosa adustión para demonios ni para almas humanas de acuerdo a las Escrituras. Si vemos en 2 P. 2:4 no se menciona que los ángeles caídos sean atormentados con fuego. Dice que están reservados en prisiones de oscuridad para el día de su juicio, guardados para ese tiempo escatológico (ver Jud. 6., y 1 Co.6:3). Tampoco hay explicación alguna, ni nada sugiere que las almas de las personas que han muerto en pecado estén sufriendo en dicha parte o lugar.
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Un autor, escribe con acierto así:
Un autor, escribe con acierto así:
«Tártaros. . . no es Seol o Hades. . . adonde van todos los hombres en su muerte. Ni es donde los malos han de ser consumidos y destruidos, que es la Gehenna. . . No es la morada de los hombres en cualquier condición. Se usa sólo aquí, y aquí solamente en relación con los «ángeles que pecaron» (ver Judas 6). Denota los límites o márgenes de este mundo material. . . ».
La Biblia confirma que el mismo Satanás será encerrado por mil años en ese oscuro lugar (Ap.20:21-21). Al término del Reinado Milenario del Señor Jesucristo, el diablo será soltado del Abismo (Ap.20:7), pero será destruido, no en el Abismo, sino en un lugar diferente, en el Lago de Fuego, que es el mismo Infierno de Fuego, el mismo lugar en que serán destruidos los rebeldes e incrédulos que negaron a Dios y a su Cristo (Ap.20:10, 13-15). Importante mencionar además que se desconoce la ubicación del Lago de Fuego; la Biblia no revela nada del asunto, pero sabemos que es posible su existencia, que sería extraterrena, porque Cristo dijo que está «preparado» (Mt.25:41), al menos que haya aplicado en la frase el sentido proléptico.
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La primera vez que aparece en la Biblia el Lago de Fuego, es en el libro de las Revelaciones. Se narra que allí son arrojados vivos la Bestia y el Falso Profeta (Ap.19:20; 20:10), al finalizar la Gran Tribulación Postrera (Mt.24:29). Se le llama tambien Muerte Segunda (Ap. 2:11; 20:14). Más adelante, en la era posmilenaria, cuando el mundo ya no exista y se de después lugar al Juicio del Gran Trono Blanco para la aniquilación de los impíos, al no encontrarse isncritos en el libro de la vida, el Infierno de Fuego o Lago de Fuego reaparece nuevamente (Ap.20:11-15).
La primera vez que aparece en la Biblia el Lago de Fuego, es en el libro de las Revelaciones. Se narra que allí son arrojados vivos la Bestia y el Falso Profeta (Ap.19:20; 20:10), al finalizar la Gran Tribulación Postrera (Mt.24:29). Se le llama tambien Muerte Segunda (Ap. 2:11; 20:14). Más adelante, en la era posmilenaria, cuando el mundo ya no exista y se de después lugar al Juicio del Gran Trono Blanco para la aniquilación de los impíos, al no encontrarse isncritos en el libro de la vida, el Infierno de Fuego o Lago de Fuego reaparece nuevamente (Ap.20:11-15).
El concepto mitológico del Infierno romano, que se originó en un principio con los griegos, se infiltró como lo hizo la doctrina dislocada de la inmortalidad del alma, con mucha astucia y sutileza dentro del cristianismo antiguo para ser aceptado libremente hasta la fecha. Solo hay algunas algunas variaciones: No existen seres míticos como son los gigantes hecatónquiros, terribles personajes quiméricos de cincuenta cabezas y de cien brazos cada uno. Cabe decir, que en las filas cristianas profesantes de ahora, con una actitud sensacionalista, se ha creído que hay demonios que provocan dolorosos tormentos a las «almas» humanas en pecado en un sitio que no deja de ser tan sólo una quimera, una fábula profana, inexistente, introducida por el pensamiento greco-romano en los albores de la Iglesia de Cristo, de la forma que lo concibió Dante Alighieri y lo plasmó en su Divina Comedia.
La Biblia revela en su contenido que el Infierno o Lago de Fuego es un lugar de carácter escatológico, establecido para el futuro Castigo Eterno y no para ahora (entiéndase como eterno, no como el sufrimiento implacable y sostenido de los injustos, sino en el sentido de la exclusión eterna de la presencia bendita de Dios, cuando sean aniquilados para siempre. Ver: 2 Ts.1:9). El Valle de Hinom era un sitio en el que se quemaba basura y los cuerpos de criminales cerca de Jerusalén. Antes de ser un basurero de fuego intermitente (es por eso que Cristo lo menciona como el fuego que nunca se apaga. Ver Mr.9:47-48), era utilizado para el culto idolátrico del dios falso Moloc y comprendía el sacrificio de niños con fuego (ver. 2 Cr. 28:3; 33:6). Cristo menciona el Valle de Hinom y lo aplica como un símil, en el lenguaje figurado, para referirse al Infierno o Lago de Fuego futuro (El Gehena: Mt.10:28; Ap. 20:14-15). En su segunda venida al mundo, Cristo resucitará a unos para vida y otros para condenación. Los que se encarguen en el futuro de arrojar a los agentes impíos humanos en el Infierno o Lago de Fuego serán los ángeles del Señor, los segadores, cuando aparten el la cizaña del trigo para quemarla (Mt. 13:37-42), cuando los peces malos sean apartados de los buenos (Mt.13:47-50).
Nota de suma importancia: Se está creyendo desmesuradamente que las «voces» que se escuchan en un audio que rueda por muchas páginas en la Internet, cristianas y no cristianas, son de supuestas personas que están en un «Infierno de Fuego» actualmente, sufriendo condena quemante en las partes más profundas de la Tierra.
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Amigos, temo decirles que esto es una gran mentira del diablo para seguir haciéndolos creer en la misma mitología antigua del Infierno que los griegos concibieron. No sabemos a ciencia cierta si es un truco publicitario elaborado por las mentes humanas incitadas de modo perverso por el Maligno, o si el mismo diablo se encargado con sobrenaturalidad del asunto. Pero lo que no se sujeta a la Biblia, fatal error es. Tengan cuidado.
«Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego» (Ap.20:15).