Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Después de su gloriosa resurrección, el hijo el Hombre se dedicó al predicar enfáticamente el más importante de los mensajes del Evangelio en su ministerio terreno y que apunta a la consumación de la salvación de los creyentes: El Reino de Dios:
“. . . a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios” (Hechos 1:3).
Cristo por cuarenta días, antes de su ascensión, anunció el Reino de Dios, que se establecerá en la futura Tierra y cuya naturaleza será de orden celestial, según la promesa hecha a Abraham por Dios en un principio, y proclamada por los profetas del vetero testamento:
“En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuando obedeciste a mi voz” (Gé. 22:18).
“Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Is. 35:10).
“Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos” (Amós 9:14).
“Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre” (Zac.14:9).
En la Biblia jamás se menciona dentro de la promesa del Reino Venidero una vida en el Cielo de Jehová o Tercer Cielo por medio de un alma inmortal post mortem. El creyente que ha muerto en Cristo, y el justo que viva cuando regrese el Señor en gloria, serán preparados con cuerpos glorificados para entrar al prometido Reino Teocrático en la Tierra. En el NT, al respecto dice:
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt.25:34).
Habrán de leerse los capítulos 24 y 25 de Mateo para que se entienda que el Reino de Dios será instalado en el mundo y gobernado por Jesucristo cuando venga por segunda vez a pisarlo en poder glorioso. La literalidad en estas partes de las Escrituras, es irrefutable.
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mt.5:5).
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero…” (Ap. 2:26, 27).
Gracias.
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