EL ÚNICO DIOS VERDADERO EN LA BIBLIA
Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
«Abraham vuestro padre se gozo de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozo» (Jn.8:55).
Demos inicio a nuestro corto pero sustancial estudio bíblico:
« Dios dijo a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros» (Ex.3:14).
«YO SOY EL QUE SOY» es una traducción literalmente fiel del texto hebreo antiguo. Manifiesta a Dios como un Ser real, auto existente, sin causa o principio que lo haya creado, infinito, perfecto, sin comienzo ni fin, por quien todas las cosas son, principio creador existente de la sustancia que compone el universo visible e invisible, de la Eternidad en la que habita y de los seres espirituales que en ella hay. En cambio, el Señor Jesucristo usa la expresión Yo soy (que es el verbo ser conjugado en primera persona del singular en el presente activo: ego eimi, en griego) para mostrar los adjetivos afines con seguridad a su única naturaleza, que es la humana, y con su carácter mesiánico relacionado con la consumación de la salvación que se traduce en la herencia del Reino Venidero Terrenal para los creyentes fieles al Dios Padre y que han creído en el nombre de su Hijo Jesucristo (1 P.1:4-5, 9; 2 P.2:11; 3:15; Ap.20:4, 6. Ver también mi escrito anterior: ¿Es Cristo Dios?).
Textos bíblicos que se relacionan con la naturaleza puramente humana de Cristo, con respecto a su Yo soy:
1. Yo soy, el que habla contigo (Jn.4:26).
2. Yo soy; no temáis (Jn.6:20).
3. Yo soy el que doy testimonio de mi mismo… (Jn.8:18).
4. Porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis (Jn.8:24).
5. Cuando hayas levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy… (Jn.8:28).
6. Antes que Abraham fuese, yo soy (Jn.8:58).
7. …para que cuando suceda, creáis que yo soy (Jn.13:19).
8. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra (Jn.18:6).
9. Os he dicho que yo soy… (Jn.18:8).
Textos bíblicos que relacionan el Yo soy de Cristo con su carácter mesiánico:
1. Yo soy el pan de vida (Jn.6:35, 41, 48, 51).
2. Yo soy la luz del mundo (Jn.8:12).
3. Yo soy la puerta de las ovejas (Jn.10:7, 9).
4. Yo soy el buen pastor (Jn.10:4, 14).
5. Yo soy la resurrección y la vida (Jn.14:6).
6. Yo soy la vid verdadera (Jn.15:1, 5).
El problema de Jn.8:58.
«…Antes que Abraham fuese, yo soy».
Realmente, este texto no tiene que ver para nada con una supuesta preencarnación de Cristo que lo haría obligadamente eterno como Dios. El texto indica que antes del nacimiento de Abraham, Jesús había sido ya profetizado dándose a conocer como el Mesías de Dios que traería salvación con su muerte y vendría con sus ángeles de poder a juzgar y reinar en la tierra. La primera profecía mesiánica que habla de Cristo como la simiente de la mujer y del la derrota absoluta del diablo por él con sus muerte y resurrección (herido en el talón), mucho antes de que Abraham apareciera en la escena bíblica histórica, se encuentra en el libro del Génesis, y el mismo Dios glorioso se encarga directamente de darla a la Serpiente Antigua, que es el diablo y Satanás (Ap.20:2):
«Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su descendencia; ésta te reirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón» (Gén.3:15).
Enoc fue un hombre que vivió antes que el patriarca Abraham naciera en la Ur de los caldeos (Gén.11:28), lugar de donde salió con dirección a la tierra de Canaán por mandato divino (Gén.11:31). Enoc, hijo de Jared (Gén.5:18), profetizó la segunda venida de Cristo en gloria con sus ángeles de poder y su juicio contra los impíos antes de que Abraham diese su primer respiro humano y fuese tomado en cuenta dentro de obra del Santísimo Dios:
«De éstos también profetizo Enoc, séptimo de Adán, diciendo: he aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él» (Jud.14-15).
Habrá de hacerse una observación necesaria de los textos de anteriores, que demuestra su inspiración divina:
«La mayoría de los eruditos sostiene que Judas dos veces cita libros pseudoepigráficos: Asunción de Moisés (en v.9) y Apocalipsis de 1 de Enoc (en v.14). Si bien es cierto que ambos versículos contienen información que no se encuentra en ninguna otra parte de la Biblia, hay una tradición verbal que autentica la información que proporciona Judas. Más todavía, cabría que la fuente de información para los autores de dichos libros, para esas alusiones, haya sido la Epístola de Judas, dado que la prueba para fijar la fecha temprana de aquellos libros no es definitiva. . . En este caso, concluimos que Enoc (o sea el personaje mencionado en Gén. 5:18, 24; comp. Heb. 11:5) había profetizado la venida del Señor con decenas de millares de sus santos con el fin de juzgar». (Biblia de Estudio, SXXI, RV 1909).
¿Dudas? Creo que no habrá quedado alguna en tan sencillo y llano escrito. Tan diáfano y límpido es, cómo el diamante más puro que se ha tallado con gran delicadeza.
Dios les bendiga hermanos y amigos que nos visitan siempre, con la buena intención de aprender de sus humildes servidores que les preocupa con demasía su salud espiritual.
Tengan en cuenta que solamente hay un Dios verdadero, y Jesucristo, el Hijo de Dios, el testigo fiel (Ap.1:5), vino al mundo a darlo a conocer:
«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, quien has enviado» (Jn.17:3).