Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
El avivamiento verdadero se concreta en la obedicenca a Dios y en su búsqueda, y no es producto de un estado emocional fugaz, como lo vemos hoy en día en las iglesias que dicen ser de Cristo (ojo pentecostal, que lees el escrito).
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Veamos a continuación, verdaderos avivamientos que se han suscitado en la historia del pueblo de Dios:
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Moisés aceptó las leyes y construyó el tabernáculo (Ex.32.33).
Samuel prometió a Dios el primer lugar de su vida al destruir los ídolos de la casa de Israel (1 Samuel 7:2-13).
David llevó el arca del pacto a Jerusalén y alabó a Dios con instrumentos musicales (2 Samuel cap.6).
Josafat decidió confiar en que solo Dios podía ayudarlo, y su desaliento se torno en gozo (2 Crónicas 20).
Ezequías purificó el templo. Quitó los ídolos, llevó sus diezmos a la casa de Dios (2 Crónicas 29-31).
Josías hizo compromiso para obedecer la Palabra Divina y retirarse del pecado (2 Crónicas 34, 35).
Esdras detuvo la asociación con aquellos que hacían que comprometiera su fe. Renovó el compromiso con los mandatos de Dios y empezó a construir el templo (Esdras y Hageo caps. 9, 10; cap 1, respectivamente).
Nehemías ayunó, confesó sus pecados, leyó públicamente la Palabra de Dios y prometió en forma escrita servir a Dios con todo corazón (Nehemias 8-10).
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Lo que es llamado avivamiento en este tiempo actual por los creyentes medios crudos y verdes, dista anchamente del carácter del que es cierto, como el caso de los ejemplos de avivamiento antes vistos, que muestran una íntima comunión y un encuentro humilde y genuino con Dios. El máximo desorden (la ruidosa música terrena, sobre todo el Rock, los espectáculos cristianizados que tienen luces destellantes y densos humos para espectáculos seculares, etc.) acapara las iglesias, y con error se le ha llamado avivamiento, que es momentáneo, fugaz, por ser cien por ciento emotivo. Una soberana desgracia muy ajena a la voluntad de Dios encontrada en las Escrituras. Dios es desplazado por la mundanalidad que ha entrado burlona y grotescamente en las iglesias profesantes, y la pasión a la oración, a la lectura bíblica, el estar sujetos a la voluntad de Dios en un caminar santo, que es el verdadero avivamiento, se han vuelto un fósil olvidado en el pasado para el creyente promedio y engañado: Un antagonismo bíblico, visceral y espurio, de condenación entera y abominable.
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Hermanos: volvámonos a Dios con cordura e interés. Escrutemos con entrega su Palabra y dejemos el doble ánimo por un lado el cual no trasciende para crecimiento y edificación espiritual pero que conduce a un falso avivamiento que Dios juzgará de mala gana en el día en que revele los pecados de los cristianos carnales y perversos que creyeron servirle bien.
Dios los guarde siempre, y que sea este acápite de amor, bendición para todos ustedes que nos visitan con agrado.