A R M A G E D Ó N
Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
«Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón» (Ap.16:16).
El valle de Armagedón está situado en las planicies de Esdraelón, y allí se han entablado importantes confrontamientos bélicos durante toda la historia de Israel.
En dicho lugar, Barac derrotó al rey de Hazor (Jue. 4:15), Gedeón hizo sucumbir a los madianitas, y la muerte del rey Ocosías también fue en es ese sitio a manos de Jehú (2 R. 9:27-29). Pero llegará el día, que el mayor enfrentamiento de todos, entre las fuerzas de reino del mal y el reino de luz, se lleve cabo en este lugar, para que el Guerrero del cielo, Cristo el Mesías, en un santiamén, destruya de una vez por siempre a sus enemigos con furor terrible (2 Ts.1:7, 8).
Cristo habló de su regreso en gloria y poder para reinar la tierra como el Mesías de Dios (Lc.21:27; Is. 9:7). Su reino, será uno de gran luz, de amor y de justicia (Is.cap 11), y sus fieles siervos reinarán con Él por mil años en la tierra (Ap.cap. 20). Pero antes de que así acontezca, Cristo deberá ajustar primero a los inicuos que se revelaron contra su Dios, a los que no obedecieron sus decretos, pero que se complacieron en la maldad y en la injusticia (2 Ts. 2:12): El valle de Esdraelón será testigo de cruenta mascare provocada por el Rey de reyes al descender del cielo en ira santa (Ap. cap. 19).
«Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a maneras de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso» (Ap.16: 13, 14, 15).
Casi al terminar la Gran Tribulación de los postreros tiempos, el Anticristo y su consorte religioso, es decir, el falso profeta, y los demonios de Satanás, engañaran a los que gobiernen la tierra en ese tiempo de horrenda oscuridad, para juntar sus poderosos ejércitos, que sin duda alguna, habrán de poseer un tremendo armamento nuclear para enfrentar al Mesías Guerrero que desciende airado. Insolentemente, sin medir las consecuencias, enfrentarán al Mesías deliberadamente, pero el resultado lógico del enfrentamiento, es mortalmente tétrico para los hombres terrenos:
«Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque el es Señor de Señores y rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles» (Ap.17:14).
Cristo destruirá a sus enemigos con la espada que sale de su boca (Ap.19:15), y trescientos kilómetros de área terrestre se llenarán de sangre que llegará hasta los frenos de los caballos (Ap.14:20). Así terminará el último reinado gentil en el mundo, y Cristo se sentará en el trono de David su padre (Lc. 1:32, 33), para reinar con vara de hierro las naciones (Sal. 2), conforme a la promesa de Dios hecha a quienes han sido parte de su pueblo santo (2 de P. 3:13).
¡Amén!